
Ir al cine con las princesas es una experiencia de madre soltera desde que G. me desarmó la primera vez que se lo propuse con una excusa tan contundente, eficaz y genial que no pude decir una palabra en contra:
- ¿Qué te parece si vamos al cine esta tarde a ver “Bolt”?
- Yo no, a mi esa película no me apetece.
¿Qué puedes contestar a eso?. Así que nada, me voy yo sola a ver Bolt porque obviamente es la peli que más me apetece del mundo y arrastro a mis hijas que lo mismo preferían "Revolutionary Road".
Como soy muy previsora saco las entradas por Internet, solo hay que recogerlas en la máquina de la entrada. Parece fácil dicho así, pero no. Con una mano sujeto a M. y le digo que le de la mano a C. que por supuesto se niega…con la otra mano sujeto la mochila de las medicinas, e intento sacar la cartera del bolso para coger la tarjeta y pasarla por la máquina. Momentos de tensión…nunca sé si funcionará o no…parece que si….respiro aliviada, me giro y C. sale corriendo en medio de un hall lleno de niños..grito, la persigo..y consigo agarrarla.
Sin aliento, con la mochila colgando, el bolso, una niña de cada mano y las entradas en un bolsillo seguro..entro en el cine.
- ¡¡QUIERO PALOMITAS!!!! ¡¡¡QUIERO PALOMITAS!!!!.
- Que si, que ya vamos a por ellas.
- YO TAMBIÉN QUIERO PALOMITAZZ.
- A ver, poneos aquí, a mi lado.
Bien, consigo un cucurucho de palomitas por el módico precio de 4 euros…y me encamino hacia la sala. Me siento como un malabarista de esos que van sumando cosas mientras las van tirando por los aires: bolso, mochila, 2 niñas, entradas entre los dientes y cubo de palomitas…
Después en la sala, las escaleras. Desde que soy madre he desarrollado un pánico absurdo y desproporcionado a las escaleras…¡¡cuidado!!!..¡¡dame la mano!!!...¡¡no te caigas!!...¡¡mira por donde vas!!!...no lo puedo evitar…entro en una espiral de repetir sandeces de ese estilo y mis hijas me miran en plan..”¿Se puede saber que te pasa??...no nos vamos a caer”…Y es verdad…luego andando en la playa se tropiezan con sus propios pies..pero por las escaleras no se caen.
Llego a los asientos…y de repente mis hijas son superheroínas ( o mejor supervillanas) y los abrigos son como kriptonita…son veneno, les queman la piel, se vuelven locas y empiezan:
- mami quítame el abrigo!!!!
- Mamiii…el abrigooooo!!!...
Asi que mientras entro de medio lado en nuestras butacas con la mochila, el bolso, el cubo de palomitas y las entradas entre los dientes..intento sujetar los abrigos para que no caigan al suelo.
Consigo dejar todo sobre mi butaca sin ponerme histética: ¡ no hay dolor!. Paso a la siguiente etapa que es acomodarlas en sus asientos y aquí tengo que hacer una advertencia a padres/tios/abuelos primerizos que vayan con niños al cine: las butacas de las salas de cine son un arma mortal si pesas menos de 18 kilos. Lo digo por experiencia.
Cojo a C. en brazos, bajo el asiento de su butaca, la siento y me giro para repetir la operación con M. De repente oigo un ruido, miro a C. y su butaca se ha vuelto a cerrar atrapándola a ella…jijiji..solo se ven los pies, las manos y la coronilla..parece Mortadelo atrapado por una cama plegable. La verdad es que me río un poco pasado el susto inicial.
Vuelvo a acomodarla y me doy cuenta de que es un problema de peso, así que la siento y le pongo encima los abrigos, la mochila, mi bolso y las palomitas para que no se cierre la butaca y conseguir sentar a M. que tiene el mismo problema.
En una maniobra increíble por mi parte…mientras C. está sepultada… siento a M. y sin soltar su butaca consigo sentarme…..y entonces apoyo mis dos rodillas en sus butacas para hacer de contrapeso. Comodísimo.
Cuando libero a C. de todo el peso, no está de muy buen humor..¡¡QUIERO MIZ PALOMITAZ!!!, pero empieza la peli y se tranquiliza.
Exhausta, miro la pantalla...y solo pienso en G. disfrutando de la paternidad.