martes, 23 de diciembre de 2008

LOS CUTRES

No puedo con los cutres. Me revientan.

Los cutres son ratas con excusa.

Si eres un rata y un avaro aprende de Mr. Scrooge y llévalo con orgullo. Proclama a los cuatro vientos que eres un rata ,un agarrado y un avaro, con dos cojones. Tú dinero es tuyo y no te lo quieres gastar, prefieres tenerlo guardadito para ser el más rico del cementerio, pues me parece muy bien. Ya sé con quien me las gasto.

Los cutres son otra cosa. Los cutres son ratas camufladas. Son gente que no reconoce que es avara, me ponen de los nervios. Cualquier gasto supone un trauma, “ mi dinero..mi tesoro”.Todo les parece caro y excesivo, sobre todo si es para los demás.

En Navidad los cutres salen de sus escondites para desarrollar todas sus artimañas de cutrerio y avaricia dignificadas.

Comienzan con las cenas de navidad, los cutres son los máximos defensores de fijar un menú en los ágapes. Quieren saber lo que se van a gastar pero la razón fundamental es que les repatea pensar que alguien vaya a pedir solomillo y ellos pollo y haya que pagar a escote. Los cutres no disfrutan de la comida, están mirando a ver si el de al lado come más entrantes o bebe demasiado ( porque la bebida no está incluida en el menú).

Los cutres profesionales son esos que en una cena multitudinaria cuando llega la hora de pagar y se dice “ tocamos a 32”, no pagan..pero como nadie se ha fijado, cuando falta dinero, dicen “ yo he puesto”. Y no es broma, conozco a varios que lo han hecho. Claro que el último que lo intentó conmigo….todavía se está arrepintiendo.

Los cutres consideran que las propinas aunque sean de 50 céntimos son excesivas.

Los cutres son los que en una cena, cuando te levantas de la mesa, se llevan la botella de vino con el culín que ha quedado porque “ para eso la hemos pagado”.

Los cutres son felices con el amigo invisible, y si hay un tope de dinero mejor. Ellos buscarán lo más barato que encuentren para regalar..pero por supuesto esperan que el que les regala a ellos se gaste hasta el último céntimo del presupuesto asignado. Un cutre además es rata con su tiempo también, así que si el amigo invisible es familiar, es capaz de llamar y decirle: he pensado que te doy el dinero y te lo compras tú.

Los cutres cuando van a las máquinas de café y preguntan con la boca muy pequeña: ¿queréis algo?...si te dignas a contestar que una botella de agua…vienen y te dicen..” vale, dame los 35 céntimos”. A mi me dan ganas de coger la botella y echársela por la cabeza…¡ qué 35 céntimos más bien gastados serían!.

Los cutres vienen a tu casa y siempre siempre tienen que hacer una llamada. Los cutres son los que te llaman al móvil y cuelgan para que les llames tú o peor cuando descuelgas te dicen: “ llámeme tú”.

Los cutres son además muy envidiosos. Les jode que tú hagas cosas, que vivas bien. Y no es que ellos no se lo puedan permitir, es que sólo piensan en las cosas por lo que cuestan o dejan de costar.

Los cutres siempre están pendientes de lo que hacen los demás, lo que gastan, lo que compran, lo que regalan. Son gente que se pega por algo si es gratis, aunque sea un mechero de un sindicato…si es gratis tienen que cogerlo y no porque lo quieran sino porque los demás lo han cogido….

Los cutres me dan pena. Son tristes con avaricia.

lunes, 22 de diciembre de 2008

MATERNITY (IX): El baño…ese dulce momento..o no.

Bañar a los niños es una pesadilla

El baño está al final de la jornada, marca el sprint final de tu día maternal, estás agotado y vislumbras la meta, pero como en todas las buenas carreras el final es lo más duro y de fuerzas andas justo justo y de paciencia ni te cuento.

Cuando el bebé es recién nacido, el baño supone un stress y además por increíble que parezca se necesitan al menos 2 adultos al borde del ataque de nervios para bañar una cosa de 3 kilos en una bañerita con un fondo de agua. Que uno solo le bañe no se contempla, es más la sola sugerencia de esa posibilidad provoca cara de pánico y algo del tipo:

- PERO CÓMO VOY A BAÑARLE YO SOLA?? ¿ESTÁS TONTO? ES IMPOSIBLE.

La infraestructura necesaria para tan sencilla operación involucra tal cantidad de elementos: toalla, esponja natural, jabón especial, termómetro, agua a la debida temperatura, pañal, body, crema, limpia oídos, limpia mocos, tijeras para las uñas…que la preparación lleva ya media hora larga.

El bebé además suele ser cabrón y así como en todo el día no se mueve..le sumerjes en el agua y empieza a berrear, dar cabezazos, patalear, cerrar los puños…en fin..que acabas empapado, con una contractura muscular y gritándote como verduleras cosas como: ALCÁNZAME LA TOALLA., ASÍ NO, QUE LE VAS SA HACER DAÑO, EL AGUA ESTÁ DEMASIADO CALIENTE, PUES HAZLO TÚ.

Cuando ya son más mayores, a partir de los 2 años, te relajas y piensas que ya está todo hecho. JA. Ahora resulta que o no se quieren meter en la bañera o no hay manera de sacarlos.

Por supuesto que además has caído en la trampa de los anuncios y crees que ya con 3 ó 4 años los metes en la bañera y puedes desentenderte 3 minutos, lo justo para ir a buscar el pijama y las zapatillas. En mi caso, las dejo dentro, el agua a la temperatura adecuada, los juguetes y les digo:

- Ahora mismo vuelvo.

Me miran con cara angelical y me voy confiada.

Cuando vuelvo, aquello es un aquapark con actuación incluida. Mi hija C. decide siempre que el agua está mucho mejor en el suelo del baño y saliendo hacia el pasillo que dentro de la bañera y además se cree Esther Williams. Ya me la he encontrado 2 veces subida al mueble del lavabo para hacer un doble mortal carpado y zambullirse en la bañera.

Me cabreo como una bestia y decido terminar con la diversión. Las fregoteo, les lavo el pelo inmune a sus gritos de “mamaaa, me pica” y las saco de la bañera. Y entonces empieza otra etapa, perseguirlas para ponerles el pijama, la bata, las zapatillas y peinarlas, a ser posible antes de que se me haga de día. ( estoy pensando que en esos momentos la banda sonora de mi vida debería ser la sintonía de Benny Hill).

Cuando termino estoy sudando, empapada, con el pelo revuelto y afónica de gritar.

Exhausta las miro para disfrutar de mis hijas limpias y descubro que C. se acaba de tirar la sopa de la cena por encima.

¿A qué edad se duchan solos?

sábado, 20 de diciembre de 2008

EL PLACER DE LA ESCRITURA

Me gusta escribir.

Me gusta escribir y no me refiero a este blog, que yo no considero escritura. Me refiero al acto físico de escribir a mano.

Me gusta coger mi pluma, abrir mi cuaderno y escribir. Me gusta ver como la tinta sale del plumín y según sea mi estado de ánimo mi letra va cambiando. No tengo una letra bonita, es una mezcla de caligrafía de niña de cole de monjas y prisa. Cuando escribo a mano siempre tengo prisa. Me da vergüenza y quiero terminar deprisa. Con el blog no me pasa, no es mi letra y no me reconozco, así que no me da vergüenza.


Tengo manías para escribir. Siempre con pluma. Ahora mismo tengo tres al uso. Una rottring pequeña, plateada, que llevo en el bolso en un estuche cilíndrico y que uso en el curro. En mi mesa de despacho tengo un cuaderno grande, tamaño folio y cuadriculado. A pesar de que para hacer mi trabajo podría hacerlo todo en el ordenador y no escribir nada, no me gusta. Además tengo memoria (para todo) fotográfica cuando escribo algo y es imposible que se me olvide donde lo he escrito. Si lo escribo está todo bajo control.

En casa tengo una pluma que me regaló G. y que utilizo con una tinta burdeos para escribir en el cuaderno de lecturas. Siempre con esa pluma y siempre con esa tinta. El cuaderno es rayado, tamaño cuartilla, con una solapa para guardar recortes.

Tengo otra pluma Montblanc preciosa que me regaló un amigo y que ahora está a la espera de que compre cartuchos. La llevo siempre encima.

No me gusta escribir ni en hojas sueltas, ni en tamaño folio, ni en hojas en blanco, prefiero rayado y si no puede ser cuadriculado. Si es en blanco me concentro en no torcerme y el resultado suele ser nefasto, renglones absurdos en un ángulo de inclinación rozando la verticalidad.

No me gustan los cuadernos que no se abren del todo.

El espacio físico para escribir me da igual. Puedo escribir en una mesa, tumbada en la cama, en mi sillón de leer o en un banco del parque, para eso no tengo manías.

Si alguien recibe una nota mía manuscrita que sepa, desde ahora mismo, que habré hecho 3 ó 4 versiones distintas de esa nota. El texto estará desde la primera prueba cristalino en mi mente, pero la forma me estresa, no habré compuesto la línea como quería, me horrorizará mi letra o me habré torcido como una niña de 6 años.

Me da vergüenza escribir a mano porque ves lo que sale de tus manos directamente. Y además cuando te relees, en el trazo, la presión y el espacio entre las letras ves reflejado tu estado de ánimo. Tengo un cuaderno de hace 10 años que es todo un espectáculo. Páginas y páginas de letra apiñada seguidas de dos párrafos de letra casi ilegible escritos de madrugada después de salir de copas. Me da vergüenza, pero al fín y al cabo esa soy yo..o por lo menos era.

Me encanta escribir cartas, ahora ya nadie escribe cartas pero yo tengo cientos de ellas guardadas. Lo malo de las cartas es que frente al mail tardan una eternidad en llegar..y en este caso mi ansiedad y compulsividad por la respuesta o no respuesta ganan a mi gusto estético por la carta manuscrita. Es cuestión de prioridades, pero cuando quiero escribir algo verdaderamente importante, siempre siempre lo escribo a mano.

Supongo entonces, que este blog no es importante, pero me lo paso en grande escribíendolo y por ahora no me da vergüenza.


viernes, 19 de diciembre de 2008

MATERNITY (VIII): Regresiones

Cuando tienes hijos te haces mayor, se supone que eres adulto y eres responsable. Es mucho suponer pero en fín..es más o menos así. Lo bueno es que a la vez que te haces una persona mayor vuelves a hacer cosas de cuando eras pequeño.

Primero de todo los horarios, nada de vivir en un desenfreno de horas..en que todo da igual..no, no..te levantas a las 8 y a las 10 y media estás que te caes de sueño.

Te levantas por la mañana el sábado y en vez de sentarte a tomarte el café tranquilamente mientras te lees la prensa, enciendes la tele y ves “Pocoyó”. No es un mal cambio advierto, en vez de cabrearte con la chusma que forman los políticos y los periodistas, te echas unas risas con el niño de azul y sus amigos. ¡¡Me pido Pato!!.

Recuperas buenos hábitos alimenticios. De “joven pareja”, la hora de la comida comprendía una franja horaria bastante amplia que iba desde las 2 hasta las 5. El momento de sentarse a la mesa dependía de a la hora que te hubieras levantado, el desayuno que te hubieras metido entre pecho y espalda y si había planes por la tarde. Ahora no, ahora se come entre 2 y 3 de la tarde como mucho…o te comen por los pies los churumbeles.

Si tienes mala suerte, puedes con 37 pasar la varicela, el sarampión, unas anginas de caballo o la tosferina. Si, si, es una putada..pero puede pasar.

Después de comer ya no te sientas a leer la prensa (que no has podido leer en el desayuno), te sientas en el sofá y recuperas pelis de tu infancia: Mary Poppins, La Bruja Novata, Los Robinsones de los Mares del Sur, Chitty Chitty Bang Bang…y os digo que hay algunas geniales.

Recuperas series de dibujos de cuando eras cani y le ves nuevos significados: Heidi, que es insoportable y te das cuenta de que el abuelo en su juventud había sido malísimo y purga sus culpas soportando esa niña tan cargante. Vicky el Vikingo…pero ahora ya sabes que se ponía en la nariz cuando hacía el gesto ese en el que se le ocurrían todas las buenas ideas, Willy Fog que es un carajippi con pasta…en fin…que te lo pasas en grande.

Vuelves a fijarte en los anuncios de juguetes. Desde que tenías 14 años no les habías prestado atención, pero ahora con 35 necesitas verlos porque ¿como coño vas a saber si no que es el “happy hospital de los micropuppets de Mattel”? o ¿ el coche de cars que con mando que se convierte en grua de los micromachines??

Por otro lado si tienes suerte, puedes jugar con juguetes que a ti nunca te regalaron. Por ejemplo, yo me pasé años pidiendo la Peluquería de Play Doll..y nunca me la trajeron…pero ahora M. la tiene y me fascina meter la plastilina, darle a la palanca y que le salgan los pelos azules al muñeco. Un trauma menos que acumulo.

Cuando tienes más de 30 hay cosas que en teoría es mejor no comer y en la práctica engordan que te cagas, pero misteriosamente con menos de 10 esas cosas son saludables. Tu nevera vuelve a estar llena de embutido y en la despensa hay galletas y lo que es mejor de todo…NOCILLA!!!!!... ¿Cómo no caer en la tentación de un sándwich de nocilla??...joder..si con 5 años les sienta bien, a mi, muy mal no me va a sentar. Las patatas fritas vuelven a ser un acompañamiento genial del pollo…¡¡fuera la ensalada!!!!.

Todo esto se me ha ocurrido hoy, porque ayer en un ataque de ansiedad me comí un padrastro, y me duele el dedo muchísimo. He ido al armario de las medicinas para ponerme algo…y ¡¡LLEVO UNA TIRITA ROJA DE DUMBO!!!!... mi madre jamás compró esas tiritas…y yo por fin.con 35 llevo una tirita de Disney!!!!!...

¿No son geniales las regresiones??.