viernes, 18 de enero de 2013

MATERNITY (CXI): LAS PRINCEZAZ SE HACEN MAYORES.

Las princezaz ya son mayores y tengo que manejar el lenguaje con cuidado, de hecho con mucho cuidado, sobre todo con M.

Como todo el mundo sabe, las madres no se pueden poner malas, pero de vez en cuando, muy de vez en cuando y normalmente después de haber estado obviando los síntomas durante días...caen en una enfermedad que las deja llorando de dolor y deseando la muerte. A mí me tocó el día de Reyes. Me levanté como pude, abrí los regalos y luego me arrastré a la cama a pasar el resto del día llorando de autocompasión. Las princezaz disfrutaron de su día y se fueron de merendola, al volver, Molimadre me preguntó:

- Moli hija... ¿cómo estás?
- Pues la verdad es que al borde de la muerte…

Conseguí levantarme para ir a dar un beso de buenas noches a las princezaz...

- Mamá... ¿te vas a morir?
- Pues no está en mis planes morirme hoy ¿Otra vez estamos con esa obsesión con la muerte?
- Es que antes has dicho que estabas al borde de la muerte.
- M, era una manera de hablar... ¿ya estabas preocupada?
- Un poco…
- Vale...pues no te preocupes...
- Mami…
- ¿Qué?
- No me preocupo pero...quítate del borde de la muerte.

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Las princezaz ya son mayores y ya no se duermen en el coche. Esto tiene un lado bueno que es que ya no tengo que cargar con ellas en brazos al llegar a casa y tiene un lado malo para una madre desnaturalizada como yo, y es que ya no tengo paz al volante. Me veo sumida en conversaciones a cual más surrealista.

- Chicas, mirad el mar de nubes que se ve desde aquí arriba mirando hacia Madrid.
- ¡Qué chulo!!
- Mami, ¿así va a ser el fin del mundo?
- ¿Perdona?
- Mis amigos dicen que en el 2024 habrá una erupción volcánica y se acabará el mundo.
- ¡ Cómo en Pompeya!
- Tus amigos dicen muchas tonterías. ¿Te acuerdas el miedo que pasaste con que el mundo se acababa el 21 de diciembre? Y mira...aquí seguimos…
- Bueno...a lo mejor estamos muertos.
- ¿Qué?
- Sí, que a lo mejor estamos muertos y no lo sabemos.
- Claro mami, como en Beetlejuice.

No sé si preocuparme por las consecuencias del cineclub de princezaz…

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Las princezaz ya son mayores y me tienen caladísima. Tenemos además una fabulosa relación de amor pero en la que no necesitamos estar pegadas todo el tiempo.

Cenando. Yo lloro mientras cocino porque llevan 40 minutos para tomarse unas empanadillas y unos guisantes. Ellas se descojonan y charlotean. Yo lloro más mientras recuerdo como eran mis tardes antes de tener hijas…

- Mamá.
- Dime
- ¿Cuál es tu mayor deseo?

Obviamente esta pregunta me saca de mi ensoñación en la que estoy tumbada en un sofá leyendo mientras pienso si cenar sushi, un sándwich guarrero o nada para enfrentarme a mi papel de madre. Me meto en el papel y contesto una absurdez que es para abofetearme hasta la muerte.

- Que vosotras seáis felices y que no os pase nada malo. – Me doy vergüenza ajena a mí misma.
- ¡Mamá, un deseo de verdad!- me parto...me tienen caladísima.
- Pues ahora mismo no lo sé la verdad...- Si lo sé, pero no puedo decírselo.
- Yo sí mamá...yo sí se cual es tu mayor deseo.
- ¿Cuál?
- ¡Qué cenemos bien!
- Jajajaja...la verdad es que eso me haría muy feliz, y probablemente me haría llegar a más vieja. Cada cena con vosotras me resta 6 meses de vida.
- ¿De verdad?? ¿te vas a morir antes porque como mal?
- No, no...tranquila…pero ¡come!
- Yo si sé cuál es mi mayor deseo.
- NO me lo digas. Maquillarte, dejarte el pelo largo y que siempre haya macarrones de comer.
- No...lista.
- ¿Cuál?
- Volar sin alas y vivir en Hogwarts para siempre.
- ¿Y no me verías nunca?- decido hacerme la madre sufridora.
- …mm…si te vas a poner así, vendría algún fin de semana...si me haces macarrones. 

 

Y todavía hay gente que me dice que si echo de menos cuando eran bebés. Esto es mucho más divertido.

jueves, 17 de enero de 2013

ENSAYO SOBRE LA NARANJA

La naranja es un alimento de mayores.

Para empezar, es una fruta difícil de comer. No se puede pelar bien con las manos, tiene una pielecilla blanca que hay que quitar, puede tener pipos y deja rastro entre los dientes. Todo eso sin hablar de comerla partida en dos mitades y chuperretear haciendo el guarro mogollón y terminar con toda la barbilla chorreando zumo.

La naranja es la fruta del amor supremo, del amor verdadero. No, no son las fresas, las fresas son la fruta del sexo y creerte una peli porno y todas esas cosas. Hablo de amor verdadero rollo La Princesa Prometida, Memorias de África o Los Puentes de Madison. Si alguien te quiere hasta el infinito y más allá te pela una naranja y ¡te hace zumo recién exprimido por la mañana!

La naranja también es fruta de amor de madre. En las papillas de frutas,  cuando eres bebe, tu madre siempre se toma la molestia de pelar una naranja y echarla o exprimirla para que la papilla de su “rey de la creación” tenga  el zumo recién hecho. El amor de madre sin embargo se diluye con el tiempo (para esto y otras cosas) y por eso se crearon las mandarinas. Son el sucedáneo de las naranjas para cuando el amor maternal está bajo mínimos o debe emplearse en otras cosas y no en perder el tiempo en pelar cítricos. Cuando tienes 7 u 8 años tu madre tiene que tener tanta paciencia contigo en que te vistas, comas, hagas los deberes o cualquier otra cosa, que no puede emplear esa paciencia en pelar naranjas, así que te calza mandarinas a troche y moche que las puedes comer solo y normalmente sin rechistar. (Yo soy una madre sufridora porque la princeza élfica M es la única persona del planeta a la que una mandarina hace llorar porque le hace “bola” y luego lloro yo).

La naranja hace comida de mayores: mermelada de naranja amarga y pato a la naranja. Son cosas que se comen de adultos. Un niño siempre prefiere mermelada de cualquier otra cosa y considera que el pato a la naranja es una guarrada (yo también, es pájaro y con naranja, una guarrada inncesaria)

La naranja hace películas de mayores: La Naranja Mecánica y Los timadores. Sobre los tíos con el bombín pegando palizas no hay que explicar mucho, obviamente es una peli para mayores si es que es para alguien. ¿Qué tienen que ver los timadores con las Naranjas? En esa fabulosa peli con John Cusack, las naranjas son malvadísimas. Con ese aspecto naranja, inocente y redondito se nos presentan con todo su potencial maligno y adulto. Naranjas envueltas en una toalla para golpear sin dejar marca. Si has visto esa peli, no lo olvidas jamás e incluso fantaseas sobre cómo sería con usarlo de vez en cuando con determinadas personas.

Otra cosa malvada de las naranjas es que ruedan. Se te caen unas fresas al suelo y se te ha jodido la escena de seducción pero no tienes que corretear por todo el supermercado, la calle o tu cocina recogiendo fresas que ruedan, sencillamente se aplastan. Probad con naranjas, acabas desriñonado de agacharte a cogerlas.

Puede parecer que no me gustan las naranjas y no es para nada así. De hecho amo las naranjas. ¿ Por qué? Porque me flipa el zumo de naranja ( y más si es de amor verdadero), me encanta la mermelada de naranja amarga para desayunar y cualquier cosa que tenga que ver con John Cusack tiene mi bendición. Por gustarme, hasta me flipa la papilla de frutas. 

Pero no solo eso, amo las naranjas porque por primera vez en mi vida voy a ser Jurado de algo y eso me hace muchísima ilusión. Poder pasearme con las manos en la espalda y decir: estás eliminado…la ilusión de mi vida.



Así que como lo leéis,   Fontestad me ha elegido con otros blogueros para leer historietas sobre la Personita C y elegir la mejor. Pinchando por aqui llegáis a la aplicación y si os apetece pues contáis vuestra vida y la de la Personita C. Aunque yo os alegre la vida no podéis contar mi historieta..sería muy raro que tuviera que eliminarme a mí misma. El que gane se lleva un camión de naranjas.

Como hay mucha gente bandarra con ganas de trolear  que entrarán a decir memeces del estilo  “ hala..vendida..la publicidad..el dinero..blablablabla”, os informo que a cambio de pasearme y leer historietas sobre gente maja voy a recibir 15 kilos de naranjas y esta mañana El Ingeniero estaba buscando la receta del pato a la naranja….

..con lo fácil que sería hacerme zumo.

martes, 15 de enero de 2013

QUERIDOS CIENTÍFICOS (II): No queremos que os pase lo mismo.

Queridos científicos,

Sé que estáis empezando a desesperaros. Estáis sintiendo el vértigo del vacío. Veis la Nada cada vez más cerca y os parece imposible. Os parece increíble. No concebís lo que os está ocurriendo y realmente no sabéis qué hacer.

Vengo del pasado a intentar ayudaros. Sé que las humanidades y las ciencias no siempre nos hemos llevado bien, de hecho la frase esa de “yo es que soy de letras” “yo es que soy de ciencias” abre una brecha en lo que debería ser un frente común, que ha provocado la situación actual en la que vosotros os encontráis ante ese vértigo y las humanidades estamos ya al fondo del barranco de la indiferencia, en un lugar donde ya casi nunca vemos la luz del sol.

Las humanidades y las ciencias no son tan diferentes. Son ramas del conocimiento, compartimentos artificiales creados por el hombre para diferenciar al que sabe de física del que sabe de latín pero no son tan distintas. Son ganas de aprender y son curiosidad ante lo que nos rodea, nos ha ocurrido, no entendemos y queremos llegar a comprender. Son capacidad para descubrir lo que ni siquiera se buscaba, para reconocer ese conocimiento como algo valioso.

El descrédito, la apatía, la indiferencia absoluta hacia el conocimiento comenzó hace mucho y lo hizo por las humanidades. Hace 20, 30 años estudiar humanidades: historia, arte, filología, literatura se veía como algo absurdo. Para la sociedad era mucho mejor hacer una ingeniería (por supuesto) o biología, medicina, química, física, cursar cualquiera de esas carreras parecía más inteligente, porque además en la facultad de físicas iban a “enseñarte” algo, te iban a “explicar” algo, pero ¿historia? Para eso te coges un libro y te lo lees… - decían.

La gente de letras por aquel entonces intentamos defender nuestra posición, la importancia de su conocimiento, de sus estudios, pero con muy poco éxito. Realmente no supimos defenderlo, nos quedamos anclados en la posición digna de “Esto es importante y ya os daréis cuenta” y todavía estamos esperando. No ayudó la imagen que se transmitía de que eran estudios “rancios”, que casi olían a naftalina y que se explicaban de una manera espesa y ardua para seguir.

No supimos reaccionar. Algunos trataron de hacerse fuertes en la enseñanza cayendo en la trampa del “paraqueismo”. Estudiar humanidades servía para ser profesor, para enseñar… para eso se estudiaban esas carreras.

Las humanidades perdimos la batalla, desaparecimos del interés general. El desprecio, o más bien la total indiferencia, hacia los estudios llamémoslos de letras era y es total. La sociedad en general no tiene curiosidad por estudiar la historia, la literatura o el mundo del arte. No le ve ningún tipo de interés y menos ahora que parece que googleando tienes todo ese conocimiento a tu disposición.

Las ciencias, los científicos, la gente que prefería elegir “ciencias”… asistió al descrédito de las humanidades sin mucho interés sin ningún tipo de preocupación. Eso a ellos no les iba a pasar. Las ciencias eran otra historia, tenían una aplicación práctica, con ellas se podía hacer muchas cosas, no eran solo “saber”. Las ciencias eran “investigar”, tecnología, electrónica, eran avances médicos. Tenían la sensación de estar a salvo, sentían que era una pena que se perdiera el interés por la historia pero que a ellos no les iba a pasar. Se ensanchó la fractura entre las dos partes del saber y se abrió el camino para lo que está pasando ahora.

Habéis tenido unos años más de tregua. Estudiar física, química, biología, geológicas, medicina, etc., era considerado una opción inteligente, algo útil para la sociedad y para el propio individuo porque permitía “hacer” algo.

Sin embargo, esa tregua ha terminado casi diría que bruscamente. Las ciencias están cayendo en el mismo barranco de la indiferencia en el que languidecen las humanidades. Los niños ya no quieren ser astronautas o científicos, ni siquiera quieren ser Indiana Jones, quieren ser Messi o Fernando Alonso o sencillamente salir en la Tv. Y lo que es peor, los padres de esos niños se ven obligados en cierta manera a promover el que sus hijos estudien carreras más “prácticas”, anulando las vocaciones llamémoslas más básicas o fundamentales porque sencillamente no las ven como algo “útil”, no perciben la importancia del conocimiento.

Internet, twitter, los periódicos, los blogs, están ahora mismo llenos de gente de ciencias lloriqueando porque ven cómo el interés hacia la ciencia se desploma, cómo la inversión en ella desaparece y cómo las consecuencias que esa falta de inversión provocará a largo plazo no son percibidas por la sociedad como un drama, como una catástrofe.

La sociedad pasa.

Pero no estáis solos. La gente de letras (si es que esa clasificación tiene algún sentido) estamos con vosotros. No entendemos el Bosón de Higgs, ni sabemos calcular la órbita de Luna, ni probablemente recordemos cómo hacer raíces cuadradas, pero nos da igual, sabemos que conocer todo eso es importante, que es decisivo y que apoyar el conocimiento por el simple hecho de conocer y ampliar horizontes es vital para una sociedad.

Estamos con vosotros, primero para que no os pase como a nosotros y segundo para que aprendáis de lo que nosotros hicimos mal. Básicamente no hicimos nada.

Vosotros estáis a tiempo todavía de reaccionar, de luchar, de defenderos de la desidia, la falta de curiosidad y el pasotismo intelectual y además contáis con la ventaja de internet, de la red y las mil posibilidades de difusión de vuestro mensaje que las redes sociales os dan.

Primero juntaos todos. No hagáis como nosotros, que hicimos trincheritas: la historia es importante, ¡No, el latín!, ¡La filología! ¡La geografía! Juntaos todos y decidid qué queréis defender.

No vale defender la ciencia porque sirve para algo.

El “paraqueismo” es una trampa mortal en la que ya caímos nosotros. Aprended de nosotros de nuestra experiencia y no enarboléis la bandera de la “ciencia cura el cáncer”, “la ciencia manda naves espaciales”, “la ciencia hace sartenes de teflón”. Es obvio que la ciencia, los estudios científicos y sus aplicaciones, tienen mucha presencia en la vida diaria aunque no se perciban, pero si lo fiamos todo, si fiamos la importancia de los estudios científicos al “para qué sirve” estaréis siendo absurdamente limitados y además sería fácil desmontar vuestra venta. Hagámonos todos médicos, carpinteros y electricistas que cuando llegue el trueque será lo más valioso.

Segundo aprended a “venderos”. Sé que es un concepto que suena horrible, que se ve como algo peyorativo, pero eso es ser estrecho de miras. Puedes ser cojonuda, guapísima, listísima y divertida, pero si te quedas en casa en tu sofá (y sin conexión a internet) no lo va a saber nadie, tienes que salir y que te vean.

Eso es lo que tenéis que hacer vosotros. Salir del salón de casa, de los laboratorios, de los centros de listos, de los foros de “y sí, somos lo mejores bueno y qué”, de los artículos de divulgación sólo aptos para gente con un doctorado y enseñarle a la sociedad, a la gente en general lo que moláis. Algo así como comprad comprad mis hermosos jabalíes.

Salid ahí fuera y haced cosas chulas para todos, empapad a la gente, a la sociedad, a los de letras, al panadero, a tu abuela, a mi primo de 3 años de conceptos científicos…no se trata de que aprendan a calcular la aceleración de un protón, sino de qué sepan qué es un protón o ni siquiera eso…pero que conozcan su existencia.

Haced cosas chulas.. ¿Qué fue lo más chulo que hicieron las humanidades?

“Érase una vez el hombre”, eso fue lo mejor que hicimos… y años después Indiana. ¿Han servido de algo? Obviamente el mundo no está lleno de gente peleando por sacarse un doctorado en arqueología o aprender griego clásico, pero quiero creer que hay gente que sabe qué es la arqueología gracias a Indiana y distingue a los griegos de los romanos aunque sólo sea ligeramente. Puede que ese débil destello de conocimiento genere una chispa de curiosidad en alguien y un interés por conocer más.

Aprended de lo que no supimos contar nosotros. Hay que vender la idea de lo que mola conocer. Hay que vender la idea de que tener curiosidad mueve el mundo, mueve la sociedad, hace avanzar a la humanidad. Hay que contarle a la gente, a los niños que están en el colegio… que todo lo que les rodea puede explicarse, puede contarse… y que lo que no sabes explicarles, puede que ellos sean capaces más adelante si lo intentan, si estudian, si investigan.

Hay que empezar por el principio, por generar interés por conocer, por estimular la curiosidad. Así que venga, dejad de lloriquear, de lamentaros, de lameros las heridas de todo lo que habéis estudiado y trabajado y nadie os agradece, aprended qué es lo que hicieron mal los de letras y vended la moto.

Las humanidades no lo hicieron en su momento. No lo supimos contar y nos hundimos, pero no queremos que os pase lo mismo, así que emocionaos , dejad de hablar jerga, bajaos del pedestal , pedidnos ayuda y entusiasmadnos.

..continuará.