En la anterior entrega de esta serie hablamos del Amigo Soltero, circunscribiéndolo a él. El capítulo de hoy está dedicado a ella, La Pánfila. No hay tíos pánfilos, hay tíos sosos, tíos blandengues, tíos sin sangre en las venas...pero no son pánfilos...aunque pensándolo bien todos los tios tienen una étapa pánfila hacia los 16 que gracias a Dios superan para pasar a otra cosa que será buena, malo o regulera...pero nunca será panfilismo.
¿Cómo es una pánfila?
Una pánfila no es una tímida, es una petarda. Los menos observadores y más comprensivos pueden llegar a decir…”déjala...es que es tímida”. No, alguien tímido no saca de quicio. Una pánfila te saca de quicio y provoca que tus nervios se pongan de punta...tan de punta que crees que se te van a salir de la piel...si es una de las buenas hasta te chirrían los dientes.
Una pánfila tampoco es una lánguida. Las lánguidas son un coñazo, parece siempre que se están resbalando y hablan como si se les hubiera dormido la lengua y tuvieran anestesiadas las encias, arrastrando las palabras y siempre en tono bajito.
Una pánfila tiene una voz aflautada con un timbre que va más allá del adjetivo desagradable y un tono siempre muy por encima de lo tolerable por el oído humano. Es un tono que da grima...a mi me provoca lo mismo que rascar con la uña en una pizarra o morder una toalla. Una grima que te cagas. La pánfila además no es consciente de cómo su voz taladra y perturba a los que la rodean y cuando de vez en cuando se crispa por algo, siempre alguna absurdez y majadería, grita. El grito de una pánfila te retrotrae inmediatamente al salvaje oeste, ves una casa de madera, una tía con un vestido de flores pequeñitas, cuello cerrado, delantalito y una campana gritando: a comerrrrrr. Te dan ganas de sacar un rifle y matarla.
Una pánfila anda con pasitos cortos, como si llevara los cordones de los zapatos atados entre sí. Tiki, tiki, tiki, tiki…Donde tú das 4 zancadas, ella da 23 pasitos y tiki, tiki, tiki…la oyes venir por el pasillo y ya estás tenso…abrirá la puerta y dirá: Buenossss díassssss.
Una pánfila siempre es de piel clara, pero clara tirando a traslucida. Un color de piel que se lo ves en la cara y al cometer el error de imaginar la piel del resto del cuerpo acabas con cualquier atisbo de lujuria que vayas a poder tener en los próximos 3 días.
Una pánfila siempre tendrá algo de ropa de color rosa bebe. A ser posible una chaquetita de punto o una blusita con cuellito y manga corta. Una oda al cursilísimo. La pánfila puede ser cursi o no…pero su cursilísimo, en caso de tenerlo siempre tendrá un puntito de horterez.
Una pánfila es indetectable para la mayoría de los radares masculinos. Los tios consiguen no verlas y por eso el nivel de tolerancia hacia el panfilismo es mucho mayor entre el universo masculino que entre las tias. Las mujeres detectamos una pánfila y se nos pone el pelo de punta.
Una pánfila puede tener pareja por supuesto. Es un hecho este inexplicable. Las mujeres podemos entender el atractivo que una lagarta, una leona, una borde, una tímida, una antipática puede tener para el mundo masculino. El atractivo de una pánfila es algo completamente incomprensible. Ni siquiera recurriendo al viejo truco de imaginarla en la cama se explica. Una pánfila en la cama debe ser lo más parecido a chuscarte una almohada.
Una pánfila siempre se sienta en el borde de la silla…si es bajita le colgarán las piernecitas y si es alta...tendrá las manos sobre las rodillas con pinta de no saber qué hacer con ellas. Una pánfila mira fijamente con los ojos muy abiertos, no es capaz de procesar lo que ve correctamente pero mira muy fijamente. Mira como una foca monje.
A una pánfila siempre parece que le pasa algo en el pelo…como si no fuera suyo o no supiera qué hacer con él. Es un efecto difícil de describir pero fácil de captar.
Una pánfila recurre mucho al efecto eco incrédulo. Le comentas algo y automáticamente lo repite como un loro con su voz de pito provocando una reacción brutal en el interlocutor que tiene que seguir la conversación sufriendo ese efecto retardo y conteniendo las ganas de agarrarla de la garganta y golpear su cabeza contra la mesa. La pánfila provoca un nivel de agresividad raramente conseguido por otros especímenes.
Suele ser más simple que un cubo. Todo ha que explicarlo como si estuvieras en Barrio Sésamo. La parte buena es que si a base de repetir y repetir, consigue aprenderlo...no lo olvidará nunca y lo irá repitiendo eternamente.
Por supuesto carece por completo de criterio y espíritu crítico. Esto puede ser bueno si consigues soportarla lo suficiente como para hacerle aprender algo. La parte mala es que si viene con algo aprendido de serie no la apearás de ese burro ni a leches. “Noooo...eso no es así, la tierra no gira alrededor del Sol”.
Una pánfila es mojigata. Otra vez la ves con vestido de flores en la cabaña del oeste…y sabes que antes de decir polla, puta, follar o tirarse un pedo se caerá muerta sobre su mecedora de madera. Cuando oiga esas palabras a su alrededor, el estupor cubrirá su carita de piel blanca y pondrá los ojos en blanco…” Ay qué horror...qué cosas dices”. Una pánfila dice “ Joooo”.. arrastrando mucho la o y poniendo boquita de piñón.
Una pánfila no aporta nunca nada. Sólo crea crispación y tensión ambiental. A una pánfila nunca se la echa de menos…cuando la escuchas marcharse...tiki, tiki, tiki...notas como todo tu cuerpo se relaja y la tensión abandona tus mandíbulas.
Lo peor de una pánfila, lo que más consigue sacar de quicio..es que es inmune a la ironía o el sarcasmo. Le dirás algo tremendamente brillante e irónico y con el culito apoyado en el filo de la silla, la mirada de foca monje y la voz de flautín de afilador te dirá algo como: es que no te he entendidoooooooo.
En ese momento, dejarás volar tu imaginación y pensarás en lo que molaría verla tropezando con sus propios pies bajando por las escaleras y cayendo rodando con su pelo perturbador y su rebequita rosa….mientras desde arriba y con tu mejor sonrisa de psicópata le dices: ¿ te has hecho dañoooooooo?
Huid de ellas o compraos unos tapones.