miércoles, 18 de diciembre de 2013

SOBRE LOS PERIODISTAS.


Lo siento pero no puedo más. Llevo meses mordiéndome la lengua y los dedos pero es que ya no puedo más.

Estoy hasta el moño del lloriqueo periodístico sobre la "profesión", la injusticia de los despidos en medios de comunicación, lo crueles que son los empresarios  y todas esas zarandajas.

Lo siento pero sois unos lloricas. Casi todos. Y además, en vuestro afán por, no sé como llamarlo, justificaros os estáis haciendo unas pajas mentales de flipar encima queréis que empaticemos con vuestro supuesto drama laboral. 

El pasado  lunes en twitter no paré de ver retuiteado por grandes gurús del periodismo venerados por cientos de miles de seguidores como Ana Pastor, un artículo sobre lo que ha hecho Mariano con las ruedas de prensa.

Leí cosas como esta:

"El Periodismo es, entre otras muchas cosas, la profesión por excelencia que alza la voz en favor de los débiles, de los más pobres y de los que apenas tienen quien les escuche. El Periodismo es el canal de expresión de las mayorías pero tiene también la misión de denunciar toda clase de mentiras, abusos, injusticias, errores e ilegalidades. El Periodismo tiene el contrapoder entre sus funciones esenciales. Por algo se le conoce como cuarto poder, porque vigila los excesos del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que supuestamente se controlan entre ellos" 

Sin palabras. ¿Qué tomadura de pelo es esta? ¿Qué tipo de pose a lo Escarlata O´Hara es esta? Seamos un poquito serios y tengamos un poquito de vergüenza.  

Ser periodista está muy bien, está estupendo, es una opción laboral como otra cualquiera, pero en la escala de profesiones prescindibles del planeta está justo por debajo de la de personal shopper, político y  la mía. 

Los periodistas no van a salvar el planeta, ni a la humanidad. Los periodistas no son Robin Hood, ni las tropas rebeldes que van a salvarnos de las fuerzas malvadas del Imperio, no van al rescate de los débiles ni salvando ancianitas de morir atropelladas. Hacer alarde de esos supuestos valores imaginarios para resaltar la importancia de un trabajo que es como otro cualquiera, es sencillamente patético y da muchísima vergüenza ajena. 

El periodismo es una profesión muy respetable pero no es imprescindible. Antes de que hordas de gente me saquen a relucir el derecho a la información, los corresponsales de guerra y los trabajo de investigación y todo eso...me explico. 

Lo siento, pero ser periodista consiste en contar lo que ves, lo que ocurre, cómo ocurre y transmitírselo a un público determinado, ya sea de radio, de tele, de prensa o internet. Contar lo que sucede, tal y como sucede es algo que puede hacer casi cualquiera que sepa hablar o redactar.  

Ser periodista no te hace poseedor de la verdad absoluta. De hecho, cuando sabes de algo, cuando controlas sobre un tema, ya sea medicina, educación, motores, árboles frutales, libros de colores o cualquier otra materia y lees/ves/escuchas una noticia sobre ese tema que dominas, la mayor parte de las veces te llevas un soponcio por la desinformación y algunas te cabreas por el uso interesado y retorcido que se ha hecho de ese tema. 

Ser periodista no te hace más listo, ni más inteligente, ni más culto que ser médico, profesor, administrativo, carnicero, ingeniero o enfermera. 

El periodismo, el hecho de contar algo, debe ser imparcial y debe tener por encima, como objetivo máximo contar la verdad. Y eso, es algo que está al alcance de muy pocos, periodistas y no periodistas. 

Me hace muchísima gracia que esteís ahora rasgandoos las vestiduras con lo de las ruedas de prensa de Mariano. ¿A qué viene esa indignación? ¿ A que viene esa pose de "no respiro" totalmente falsa? Que sí, que está muy mal y es horrible, pero no seáis cínicos.  

Hace unos meses, fue muy jaleado también en las redes este artículo de Manuel Jabois donde explicaba con supuesta gracia, la cantidad de cosas que los periodistas saben y no cuentan. A mí, no me hizo  ninguna gracia. De hecho, me pareció ofensivo. No me he caído de un guindo, se que hay mil cosas que los periodistas sabéis y no contáis, pero hacer alarde de ello me pareció directamente ofensivo.  ¿ A cuántos arreglos llegáis con políticos, empresarios o poderosos para no contar cosas? A muchísimos. Porque os presionan, por pasta, por conveniencia, por órdenes de vuestros jefes o por miedo a perder vuestros curros. Lo entiendo, pero por favor, no seáis cínicos y luego no vayáis de salvadores del planeta. 

Hacéis concesiones por salvar vuestras habichuelas COMO TODOS y los demás las asumimos, pero no tengáis las narices de hacer concesiones, trapicheos y manipulaciones y encima pretender que os debamos la vida, la democracia y el derecho a respirar.  

Los espectadores, lectores u oyentes estamos hartos de asistir a entrevistas que dan vergüenza ajena. Unas veces por el servilismo y la falta de rigor para preguntar, dejando que el invitado de turno se vaya por los cerros de Úbeda contestando o por el contrario por el alarde de personalismo del periodista de turno que se cree que está en un combate de egos y se dedica a atacar frontal y torticeramente. 

Y ¿por qué se hace eso? Porque no es verdad que se busque la verdad, ni siquiera se intenta. Se busca que el invitado acceda a ir al plató sabiendo que dará audiencia su sola presencia aunque se hayan pactado las preguntas y el no ser "inquisitivo", o cuando es al contrario, se ataca frontalmente con actitud beligerante para que dicho periodista consiga una repercusión mediática brutal  haciendo que sus hordas lo jaleen. 

"8.000 periodistas han perdido su trabajo desde 2008 y 70 medios de comunicación han cerrado"

Lo siento por cada uno de los 8.000 periodistas que han perdido su trabajo. Es una putada que los estén despidiendo, pero también lo es que despidan a charcuteros, pescaderos, secretarias, mecánicos, administrativos, profesores y mil cosas más y nadie tiene la desvergüenza de encabezar sus protestas alardeando de la (supuesta) importancia de su profesión. Lo que os jode, como a todos, es que perder el trabajo es una putada, pierdes el dinero, el sustento, la carrera profesional...No vendáis motos de "si me quedo sin curro el poder hará lo que quiera" porque el poder ha hecho lo que ha querido cuando vosotros cobrabais y no estabais tan preocupados. "Sin periodismo no hay democracia", venga por favor. Por supuesto que creo que debe haber periodismo y libertad de información y de expresión, pero seamos serios y no digáis memeces. 

No me dais pena o no me dais más pena que otros colectivos. No me preocupa vuestra situación laboral más que la de otros colectivos, de hecho me preocupa bastante menos. Por suerte o por desgracia para el periodismo tal y como lo hemos conocido hasta ahora, actualmente existe internet y un montón de gente que no son periodistas, escribiendo, hablando y contando lo que pasa y cuando pasa. Sí, se que os molesta, que consideráis que es intrusismo y todas esas cosas...pero el caso es que está ahí, que la información está a nuestro alcance. 

En mi vida, he conocido, tratado y trabajado con muchísimos periodistas. Algunos muy buenos, otros buenos, otros del montón y algunos espantosos. De estos últimos he conocido muchos y los he visto callar, manipular, esconder y hacer un uso interesado de la información, tanto para favorecer como para perjudicar. 

A muchos de los buenos, los he visto callar cosas increíbles porque sus habichuelas, su casa y sus hijos dependían de ellos. Y lo he entendido y lo entiendo.  

Veo las ruedas de prensa de políticos  y me da vergüenza ajena que nadie, a la respuesta del político de turno se ponga de pié y diga: "Eso está muy bien, pero no somos imbéciles, no ha respondido a la pregunta y no ha dicho nada más que obviedades".

He visto a periodistas muy buenos salir de trabajos con una mano delante y otra detrás o quedarse arrinconados en sus trabajos porque no querían plegarse a lo que les mandaba. Y he visto como a esos periodistas muy buenos ningún compañero de profesión los defendía públicamente. Y  no hablo de grandes figuras, hablo de periodistas cojonudos de calle a los que nadie ha defendido y muchos han corrido a ocupar su puesto. 

Entiendo todas esas miserias laborales, las hay en todos los curros.  Hay periodistas cojonudos y periodistas horrorosos, pero ni siquiera los cojonudos son los salvadores de la humanidad.  

Ser periodista consiste o debería consistir en contar lo que pasa, lo que ocurre, la verdad, escuchando las distintas versiones, siendo imparcial y objetivo y hacer todo esto incluso cuando la verdad no es la que a ti te gustaría. Hacer esto aunque tus jefes se cabreen y tu puesto de trabajo peligre. Si no lo haces porque tu sustento depende de eso, lo entiendo perfectamente, pero por favor, no os rasguéis las vestiduras ni emprendáis patéticos lamentos sobre el fin del periodismo que existe para salvar al mundo.  

Ser periodista es un trabajo y lo siento en el alma pero hay mil trabajos más importantes que el vuestro.  

Aunque el mío no lo es. 





martes, 17 de diciembre de 2013

10 AÑOS



Me alucina que ya tengas 10 años. Soy  consciente de cada uno de esos 3650 días que hemos pasado juntas. No se me ha pasado volando ni echo de menos cuando eras más pequeña, ni añoro la época en que eras un bebé o en que hablabas con lengua de trapo. Cada día contigo es el día que más me gustas.

Me pierdo en tus ojos azules. ¿Cómo he podido tener una hija con esos ojos?

Me gusta mirarte mientras duermes. Siempre boca arriba con los brazos encima del cuerpo.

Me cautiva la magia que desprendes y de la que no eres consciente.

Me emocionas cuando cantas mientras te duchas, mientras paseas o mientras juegas, cuando crees que nadie te escucha.

Me sacas de quicio con la ropa. Sacar la ropa del armario y saber que empezarás a protestar. Te pica, te aprieta, se te cae, no puedes mover los brazos, te está largo, te está corto, es rosa, es vestido, es falda...

Me desesperas cuando tengo que repetirte las cosas mil veces porque estás abstraída en tu mundo  y ni siquiera me escuchas.

Me admira  lo valiente que eres, tu valor para enfrentarte a todo y sobre todo que tienes las ideas clarísimas y no te importa que no sean como las de todos los demás.

Me entristeces cuando crees que no te quiero, que te tengo manía, que soy injusta contigo.

Me recuerdas tanto a mí.

Me enfadas cuando lloriqueas por nada, cuando haces los deberes deprisa y corriendo para ponerte a leer o para bajar a jugar al fútbol.

Me haces reír con tu risa. No te ríes mucho, pero cuando lo haces, eres una risa franca, auténtica, cálida y contagiosa que sale de dentro. Cuando eso ocurre, tú no te ríes...eres risa.

Me encanta verte nadar. Dentro del agua, nadando, pareces mayor.

Me desesperas con tus mil y una quejas. "Me pica aquí", "me duele la tripa", "tengo una roncha".

Me ahogo en orgullo maternal cuando te veo jugar al fútbol. No metes muchos goles "mamá, soy defensa" pero sales a jugar concentrada, feliz y tan contenta de estar ahí sin que nada te de miedo que el orgullo me sale por las orejas.  Está muy bien que los padres de tus compañeros te animen más que a sus propios hijos porque así se disimula el hecho de que yo estoy tan emocionada que no puedo ni hablar.

Me sacas de mis casillas con la comida. No puedo soportar la tortura que es verte (no) comer y que la comida te sea completamente indiferente. "Mamá, solo me gusta desayunar". Come algo, por favor y a poder ser antes de que se quede frío.

Me pones histérica con el tema del pelo. ¿Cómo puedes ser tan cabezota?

Me entristeces con tus ojos tristes, con esa mirada que tienes cuando te ha pasado algo y todavía no has decidido si contármelo.

Me rompes el corazón si me miras y veo que estás conteniendo las lágrimas.

Me revuelves el estómago y me haces un nudo dentro cuando te pones enferma, cuando entras en crisis y no puedes respirar , cuando te aparece un dolor nuevo, una roncha inesperada y me miras diciendo "no me encuentro bien".

Me preocupa lo increíblemente sensible que eres, vas a sufrir tanto.

Me flipa verte con los perros, abrazada a ellos, no se quién de los tres está más feliz.

Me provoca nostalgia verte acostada en la que fue mi cama durante 28 años y me muero de la risa cuando descubro que igual que hacia yo, lees con una linterna cuando te apago la luz.

Me maravilla la paciencia que tienes con tu hermana y con tu padre cuando se ponen a hacer el tonto.

Me dejas sin palabras cuando sabes que estoy triste y vienes, me miras y me dices "mamá no te preocupes, lo estás haciendo bien".

Me gusta tu olor.

Me destroza tu sonrisa triste, tan triste que me parte el alma.

Me da la vida tu sonrisa feliz cuando sabes que yo estoy triste.

Me conmueves más que ninguna otra persona en el mundo lo ha hecho ni lo hará jamás.

Me haces feliz.

Feliz cumpleaños de las dos manos para mi princesa de los ojos azules.






viernes, 13 de diciembre de 2013

LEER PORQUE...

Hay muchos motivos por los que leer un libro. Muchísimos. Algunos motivos son idiotas desde el principio, otros no parecen malos y otros parecen estupendo. Todos pueden tener buenos resultados o desastrosos. 

Leer un libro porque está de moda y si "todo el mundo lo lee será por algo". Mal. Aquí es fácil aplicar la máxima de nuestras madres "Si todo el mundo se tira por el puente, ¿tú te vas a tirar?" pues el libro de moda es siempre como tirarse por el puente y es siempre mala idea.  La experiencia dice además que el sujeto conocido como "todo el mundo" tiene un gusto atroz para la lectura...y para casi todo. 

Leer un libro porque es un "clásico que no se puede dejar de leer". Las posibilidades de acierto aquí son un poco mayores que en el caso del puente pero tampoco las tienes todas contigo. Un clásico se supone que es un libro que ha demostrado a lo largo de un periodo de tiempo relativamente largo (hay que huir como de la peste bubónica de cualquier libro que se anuncie como "un nuevo clásico" porque eso no existe) que es una referencia. Eso no quiere decir que tenga que ser una referencia para ti y desde luego "se puede dejar de leer" y no vas a morir entre espasmos ni tu cerebro va a gritar enloquecido por esa carencia. 

Leer un libro porque alguien te dice "Como estás deprimido te va a gustar esto", "Como estás en paro lee esto", "Como no sabes que hacer con tu vida lee esto". Curiosamente casi nadie te dice "Te veo feliz, lee esto".  Aconsejar un libro según el estado de ánimo del otro es un ejercicio de riesgo. Primero exige un nivel de empatía que está fuera del alcance de la mayoría de la gente y segundo ¿cómo sabes lo que quiere el otro para enfrentarse a eso? A lo mejor está deprimido y lo que quiere es seguir chapoteando en sus oleadas de pena para intentar ver que no está tan mal o al contrario, prefiere risas tontas y alocadas que le dejen sin pensar. 

Leer un libro porque le quieres dar otra oportunidad. No te gustó una vez y decides que quieres volver a intentarlo. Te autoconvences de que quizás no fue el momento, no estabas de humor o te faltaban conocimientos para disfrutarlo. Si haces esto, si decides darle otra oportunidad, hay que estar preparado para darte cuenta de que quizás ese libro no es para ti por mucho que tu te empeñes o que nunca serás lo suficientemente listo para él. 

Leer un libro "porque es fácil". ¿Y? Esto es como ligar con alguien porque es fácil. Hay que adecuar las expectativas. Un libro fácil, y hablo de libros de esos de usar y tirar, jamás te darán la satisfacción de otros libros. Con suerte, será un placer momentáneo, fugaz y  que no te dejará  huella. Con mala suerte será algo como ¿en qué estaba pensando yo para perder el tiempo con esto? Si, exactamente igual que con un ligue fácil. 

Leer un libro porque lo leen tus hijos. Esta es una manera muy tonta de enfrentarte a la realidad de que ya no tienes 8, 12 ni 16 años y ya no eres o sólo lo eres en parte, la persona que eras con esa edad. Además, leer las cosas que a tus hijos les están emocionando y darte cuenta de lo inocentes que son es una manera muy tonta de sufrir. Por supuesto, enfrentarte a tu recuerdo de niño inocente emocionándote con la misma lectura (o el mismo tipo) es un ejercicio solo para muy valientes. Existe además el riesgo de que te aburras hasta el infinito con esas lecturas y tengas tentaciones de decirles a tus hijos " ese libro es un rollo". Eso es lo peor que puedes hacer. 

Leer un libro porque te lo regalan. A ver como explico esto, no hay obligación de leer los libros que te regalan. Y si los lees hay que estar preparado para darte cuenta de que tus amigos no te conocen, o que tus amigos te tienen en tan alta consideración lectora que te regalan libros que no eres capaz de leer, o  que, sencillamente, para ellos elegir un libro no es un acto sagrado como para ti. También hay que estar preparado para poder decirle al amigo que te conoce, que conoce tus capacidades lectoras y que ha elegido el libro con todo el interés del mundo que su regalo no te ha gustado. Lo bueno de ese amigo es que está preparado para esa contestación. 

Leer un libro porque te empeñas. ¿Por qué? Si el libro no se deja, pues no se deja. Pasa de él. 

Leer un libro para poder discutir con conocimiento de causa. Este motivo hay que manejarlo con mucho cuidado. Si se trata de una lectura sesuda y complicada hay que valorar si el placer de la discusión posterior compensa el esfuerzo. Si el libro es una bazofia, ¿para qué perder el tiempo documentándote para discutir de memeces?

Leer un libro que te recomienda alguien que puede llegar a gustarte. ¿Y si ese libro hace que te guste muchísimo más? o por el contrario ¿Y si arruina la chispa? 

Leer un libro porque es el favorito de tu pareja y te lo recomienda muchísimo o por el contrario te dice "No lo leas". Esto es un deporte de riesgo. Leer el libro favorito de la persona que quieres es exponerte a conocer algo del otro que a lo mejor no quieres saber, o darte cuenta de que lo que para esa persona es fundamental e intocable a ti no te dice nada. Esto te puede sumir en un mar de dudas. ¿No lo he entendido? ¿Hay algo que no me ha contado? o también...¿este es su libro favorito? pero si es una tontería. Para leer el libro favorito de tu pareja hay que estar muy muy seguro de que quieres conocer aún más (o conocer sin más) a tu pareja y de que podrás encajar lo que descubras o dejes de descubrir. 

Para mí, los libros son los que te encuentran, los que te llaman,. Los libros encuentran el momento adecuado y la persona justa para que te lo regale o te lo recomiende. Los libros son como el amor verdadero, te encuentran en el momento adecuado.

"Qué manera tan rara tienen a veces los libros de llegar a nosotros. Parece que nos esperan sin prisa como concediéndonos el tiempo que nosotros mismos no sabemos que necesitamos. Durante más de 20 años esos volúmentes de Bernhand han estado conmigo, presentes en mi vida sin que yo los leyera, visibles en mi biblioteca, como una casa junto a la que pasa uno todos los días y la mira y se siente atraído pero  no se decide a llamar a la puerta. No sé si lamentar o agradecer que una influencia tan poderosa no me afectara cuando era mucho más joven. Pero a veces, da la impresión de que un azar benévolo nos impone los libros en el momento justo en que necesitamos verlos"  

 Antonio Muñoz Molina lo cuenta mejor que yo. 



miércoles, 11 de diciembre de 2013

RYAN GOSLING. ¿ME GUSTA O O NO ME GUSTA?


En 4 días, por razones que no vienen al caso, me he tragado "Todas las cosas buenas", "Drive" y "Crazy, stupid, love". Tres películas que tienen poco en común más allá de Ryan Gosling y sus pantalones pitillo.  Hace unos meses vi "Los idus de marzo", así que debería tener una opinión fundamentada sobre si Ryan me gusta o no me gusta, pero no la tengo. 

¿Es Ryan un guapo guapo? No. No es Paul, no es George, no es Brad, no es Robert (antes de ser reina madre).  

¿Es guapo simplemente? 

A ratos. Depende. Quizás. Puede que sí, puede que no.

Empecemos por el principio, feo no es. 

Tiene algo, le ves y tienes curiosidad por verle más, por seguir mirándole. Es agradable a la vista pero guapo guapo no. Tiene los ojos pequeños, el ceño fruncido permanentemente como si le molestara la luz y cara de rombo afilado. Tiene esa forma de cara que hacíamos de pequeños para dibujar una pantera rosa a base de rombos y una barbilla puntiaguada con tendencia a llevar barbita de chivo. Tiene mentón que pincha. 

Ryan además tiene pinta de joven, de niño.  Tiene 33 años y soy incapaz de imaginarlo con cara de tío maduro, no me lo imagino envejeciendo y esto es, porque el factor "tener carita de querer un colacao calentito antes de dormir" es muy elevado en él. 

Su pelo, ¿como es el pelo de Ryan? Sin mirar una foto soy incapaz de recordarlo. ¿Es rubio? ¿Es castaño? ¿Lo tiene muy liso tipo lamido de vaca o ligeramente ondulado? ¿rizado? ¿tiene mucho o está empezando a clarear? No lo se. ¿Por qué? Porque Ryan perturba...

Pero perturbar no tiene por qué ser malo. De hecho puede ser muy bueno y ver medio desnudo a Ryan me produce bastante perturbación...por llamarlo de alguna manera.

Bien. Le ves sin camisa y en un rapto hormonal descontrolado dices "me lo pido, lo quiero ya".  Pero luego lo miras más y sí, pero no. Te entran las dudas. 

Ryan tiene mucho torso para poco culo, de hecho está a un paso de ser un socorrista de piscina macarra.  Mucho hombro y mucho brazo para poca cadera. No estoy diciendo que me gusten los tíos con grandes culos o super anchos de caderas...pero es que a Ryan con esa estrechez de culo creo que le debe faltar tracción trasera. 

Visualizo sexo con mucho soporte de brazos, mucha tracción delantera y poco empuje. Tiene la mitad superior del cuerpo ideal para sujetarte contra la pared y la mitad inferior escasa para empotrar. Es tan  pequeño de culo que me veo capaz de rodearlo completamente con las piernas y que sobre sitio... y no me convence. 

Eso sí, tiene una cicatriz bastante sexy, me pregunto si la mía quedará así. 

Si Ryan no es excesivamente guapo y más que gustar perturba. ¿Qué hacemos con él? ¿Podría ser Ryan el nuevo John Cusack? ¿Tiene pinta de tío normal con el que te apetecería desayunar? 

Pues sí, pero no. Ryan tiene cara de tío normal pero una mirada un tanto de psicópata. Parece el típico que está todo el día intentando controlar su trastorno obsesivo compulsivo para que no te des cuenta demasiado pronto de que lo tiene. Te engatusa por la noche, te lleva al catre y sólo te das cuenta de su TOC cuando al levantarte, en la mesa del desayuno, todo está colocado en perfecto ángulo recto y por colores. Él te mira con una sonrisa...rara, con una sonrisa de tío que está disimulando o pensando como matarte. 

¿Tiene pinta de dejarte leer en el sofá sin molestar? Pues sí, pero tampoco. A Ryan le pega vigilarte por encima de su libro o su periódico. Mirarte muy fijamente mientras tú andas absorta en lo que estás leyendo o escribiendo. Cuando percibes esa sensación de "me está mirando" y levantas la vista para comprobarlo, esperando encontrarte con su mirada y a poder ser una sonrisa cómplice...Ryan desvía la vista.

Ryan tiene algo oscuro como que da un poco de yuyu. ¿Eso es malo? Pues depende. Partamos de la base de que no hay que fiarse mucho de nadie, y lo malo es que si tienen pinta de ser muy buenos te confías y caes como una pardilla. Con Ryan no hay ese peligro, tiene ese algo raruno que te hace estar alerta y tratar de no dejar nada desordenado, no vaya a ser que se le cruce un cable y saque la recortada para castigarte porque le has descolocado las camisetas del armario. 

Ryan tiene pinta de que le mole darte sustos...cosa que odio. 

Y Ryan como actor ¿Cómo es? 

Pues tampoco lo tengo claro. En las últimas tres películas que le he visto, en dos de ellas "Todas las cosas buenas" y "Drive" daba bastante pánico y permanecía la mayor parte del metraje completamente imperturbable. En "Crazy, Stupid, Love" sonríe más, pero  sólo consigue que su sonrisa de psicópata sea una sonrisa triste...pero nunca una sonrisa de verdad, una sonrisa que le llene la cara. 

Ryan tiene otra cosa un poco rara, es un tío al que le ves la ropa que lleva puesta. Esto es muy incómodo y me he dado cuenta tras mis visionados de estos días. Cada escena en la que salía yo era perfectamente consciente de la ropa que llevaba puesta, los pantalones, la camisa, los zapatos. ¿Por qué? No lo sé. Es como si la ropa lo llevara a él.  Es algo raro, no puedo explicarlo mejor. Eso sí, hay pocos tíos que puedan permitirse lucir los pantalones pitillo como él. ¿O son los pantalones los que le lucen? 


¿Me gusta o no me gusta Ryan?

Sigo sin decidirme pero creo que me gusta lo suficiente como para querer comprobar, si se diera la oportunidad, si mi teoría sobre la tracción trasera es correcta y  averiguar dónde exactamente termina su cicatriz...aunque por si acaso, jamás me quedaría a desayunar. 



lunes, 9 de diciembre de 2013

El CANDADO Y MIS ZAPATOS FAVORITOS.

Pereza natatoria. No voy.
Voluntad natatoria. Voy.

- ¿Esto es un candado?
- A ver hija...¿ a ti que te parece qué es?
-Muy graciosa.   ¿Lo puedo coger?
- ¿Para qué?
- A ver mamá, ¿a ti  para qué te parece que voy a querer un candado si llevo la bolsa de la piscina en la mano y el bañador puesto?
- Pero ¿vas a ir nadar con el dolor que tienes?
- Sí. Si va a más me ingresáis y ya está.
- No te pongas melodramática. Y ¡no pierdas el candado!
- ¿De dónde es?
- No me acuerdo pero seguro que es importante. No lo pierdas, que te conozco.
- Yonuncapierdonada....Me voy a nadar.


En el coche con Juan.

- Hoy llevo candado.
- Seguro que no es tan chulo como el mío.
- ¿Perdona?
- El mío es laminado y lo compré en San Francisco.
- Vale..no sé que es un candado laminado pero seguro que no está comprado en San Francisco. Tú ganas. ¡Mierda! ¿Dónde lo he metido? ¡Para!
- Joder Moli...
- Vale, vale..lo tengo en el bolsillo del abrigo. Sigue.
- ¿Qué has hecho esta mañana?
- Escribir y el ridículo.
- Paso de lo de escribir. Cuéntame lo otro.
- Me he levantado con un pijama impresentable, me he puesto un jersey impresentable y he bajado a desayunar temprano a la cocina.
- ¿Y qué has hecho? ¿caerte por las escaleras?
- No. A unas horas indecentes han empezado a aparecer amigos de Pobrehermano Mayor por casa.
- ¿Para qué?
- Habían quedado para correr...
- Chusma corredora.
- Exacto. Todos estupendos y yo con mi pelo de gremlin y mi pijama impresentable y mi jersey mugriento. Al principio me he asomado por la ventana pero claro, al final he tenido que abrir y en fin...
- Deberías hacer caso a mi teoría...
- ¿Cuál?
- Siempre hay que estar presentable...nunca se sabe.
- Llevaba la ropa interior conjuntada. De hecho, la llevo siempre.
- Esa es mi chica.
- ¡ el candado!! ¿Dónde lo he puesto?
- Lo tenias en el bolsillo del abrigo.
- ¡No está!
- Lo habrás metido en los vaqueros.
- Ah si..aqui esta.
- ¿Por qué llevas candado hoy?
- Porque llevo mis zapatos favoritos de la suerte.
- Son chulos, son muy tú. 
- Lo sé. Y el otro día contaron una historia en el vestuario de una que le habían robado las botas.
- Tus zapatos no le valen a nadie.
- Me da igual...no me arriesgo. Son mis zapatos favoritos. Ni siquiera los llevo a Mordor para que no se gafen.

En el vestuario.

¿El candado? ¿Dónde lo he puesto? Mierda. No lo encuentro otra vez. Joder...¿en el abrigo? ¿en los vaqueros? ¿en el bolsillo de la bolsa? Aqui está. Lo dejo aqui, con la toalla mientras saco todo lo demás y meto los zapatos de la suerte y la ropa en la taquilla. Ya está. Listo. ¿El candado? Pero si lo había dejado aquí. Joder...el próximo día vengo en chanclas...este nivel de stress por el candado. Vale. Cierro la taquilla. ¡Mierda! El candado es demasiado pequeño...no llega para esta taquilla. Vale, para la de al lado sí. Venga, saca todo y mételo en la de al lado. Bien. Ahora. ¡Mierda! Tampoco llega. Yo soy gilipollas, tenía que haberlo probado antes de cambiarlo todo de sitio. Voy a hacerlo bien esta vez. Voy a probar primero. Bien. Ahora sí. Cambio todo, cierro, cojo las cosas y a la piscina. Estoy agotada y no he empezado a nadar. 

- Has tardado mil años y eso que llevabas el bañador puesto.
- Ha sido por el candado.
- Joder que brasa con el candado. El próximo día te guardo las cosas yo, incluidos los zapatos favoritos.

2 km natatorios después.

- No encuentro las llaves.
- No me jodas. Tienen que estar ahí....no han podido salir corriendo.
- No las veo.
- No te pongas histérica. Están ahí.
- Menos mal...

Entro el vestuario. Las llaves en la mano. Abro la taquilla, todo está allí. Cojo el gel. Mientras me estoy duchando, escucho una historia truculenta que están contando, alguien se está quejando de que se ha despistado un momento y le acaban de robar las botas. Sonrío. Qué lista he sido que he traído candado....Salgo corriendo de la ducha...¡no he cerrado la taquilla! ¡Mis zapatos favoritos! Siguen ahí...respiro.

Vuelvo a casa.

- Moli...¿el candado?
-......
- ¿A qué lo has perdido? Lo sabía. Y mira que te lo había dicho...
- Lo tendrá Juan...


Tendré que ir pensando en robarle el candado laminado de San Francisco.


sábado, 7 de diciembre de 2013

SOBRE EL AMOR PROPIO.



Todo lo que sabemos sobre cómo somos nosotros mismos sugiere que no somos muy buenos conociendo cómo hemos llegado a ser las personas que somos. De hecho muchas veces no sabemos qué tipo de personas somos. Normalmente atribuimos  nuestros propios fallos a las circunstancias y los fallos de los demás, a su mal carácter. Pero no puede ser que todos seamos excepciones a la regla (suponiendo que sea una regla) de que todo aquel que hace algo malo es porque es malo."  



"Una vez, en plena mala racha, escribí con letras enormes en una doble página de un cuaderno que la inocencia se termina cuando a uno le roban la ilusión de que se cae bien a sí mismo." Así comienza  el capítulo titulado "Sobre el amor propio" del libro de Joan Didion "Los que sueñan el sueño dorado". 

Estas dos reflexiones se han conectado en mi cabeza esta semana. ¿No sabemos cómo somos? O ¿no queremos saber cómo somos? O ¿sabemos cómo somos pero hacemos como que no?  ¿Lo sabemos pero preferiríamos no saberlo? 

Didion, en ese maravilloso capítulo que te golpea y deja sin aliento, escribe a mi juicio unas cuantas reflexiones bastante acertadas... pero incómodas, muy incómodas. 

Toda mi vida había pensando en el "amor propio" como algo ligeramente  negativo, una especie de orgullo personal injustificado que te hace ser susceptible y vulnerable a la vez. "Tiene mucho amor propio", me parecía una frase un tanto acusadora, un poco insultante, como si tener "amor propio" fuera algo malo. (Solo en el caso deportivo tenia una connotación positiva "menganito tiene mucho amor propio, lucha mucho") 

Después de leer a Didion me he dado cuenta de que el amor propio no tiene nada de negativo, de hecho creo que es fundamental tener amor propio, pero para tenerlo, como explica Didion en el comienzo de su capítulo, hay que perder primero la ilusión de que te caes bien a ti mismo. Hay que perder esa ilusión primaria de que te caes bien a ti mismo porque sí, sólo porque eres tú, porque eres estupendo. Hay que aprender a caerte bien a ti mismo conociendo el tipo de persona que eres, conociendo quién eres. Y eso no es fácil y no todo el mundo lo consigue. Creo que hay gente que ni siquiera lo intenta, probablemente los que jamás pierden esa primera ilusión.

"Aunque verse obligado a contemplarse a uno mismo es, en el mejor de los casos, un asunto incómodo, casi tanto como intentar cruzar una frontera con documentación prestada, ahora me parece que es la única condición necesaria para sentar las bases de un verdadero amor propio. A pesar de la mayoría de nuestros lugares comunes, el autoengaño sigue siendo el engaño más difícil de vencer. Los trucos que funcionan con los demás no sirven de nada en ese callejón trasero bien iluminado donde uno tiene las citas consigo mismo: aquí no funcionan las sonrisas seductoras, ni tampoco las pulcras listas de buenas intenciones. Uno se limita a barajar sus propias cartas marcadas de forma teatral,  pero en vano: el gesto amable hecho por las razones incorrectas, el triunfo aparente que no costó esfuerzo alguno, el acto aparentemente heroico que uno acabó realizando por vergüenza. Lo más desolador es que el amor propio no tiene nada que ver con la aprobación de los demás, a quienes, a fin de cuentas, no cuesta mucho engañar; y tampoco tiene nada que ver con la reputación, que, como le dijo Rhett Butler a Scarlett O´Hara es algo que la gente con coraje no necesita."

Estoy de acuerdo con Didion en que contemplarse a uno mismo es como poco incómodo. Despertarte por la noche y empezar a dar vueltas sobre ti mismo viendo cosas que no quieres ver o no has querido ver, y dándote cuenta por sorpresa de realidades enormes que sin embargo no habías percibido hasta ese momento, no es agradable, y muchas veces va mucho más lejos de ser incómodo y se convierte en una putada. 

No estoy de acuerdo sin embargo con que el autoengaño no funcione. Conozco mucha gente que parece vivir en un permanente estado de autoengaño con respecto a la realidad que les rodea y su propia realidad. No creo ni por un momento que yo los conozca mejor que ellos mismos pero sí se que no son como ellos creen que son... y lo más fascinante es que no quieren verlo..., son los que se aferran a la ilusión de caerse bien a sí mismos. 

Coincido también con Didion en que el amor propio es independiente de la opinión de los demás. Debes tenerte amor propio aunque los demás tengan una mala opinión de ti y no debes basar tu amor propio en la opinión favorable de los demás. Es fácil engañar a los que te rodean. Y sobre todo, si tu amor propio se basa en lo que opinen los demás de ti... ¿qué pasará si alguna vez "descubren cómo eres" y eso hace que su opinión cambie? 

"Que te falte amor propio, en cambio, equivale a ser el espectador solitario e unitario de un documental interminable que detalla tus propios fracasos, tanto los reales como los imaginarios, con escenas nuevas añadidas a cada pase. "Aquí está el cristal que rompiste en un ataque de rabia, aquí el dolor en la cara de Fulano; fíjate ahora en la siguiente escena, la noche en que Mengano regreso de Houston, mira como la cagaste". Vivir sin amor propio es pasarte la noche en vela, sin que te pueda ayudar ni la leche caliente, ni el fenorbital, ni la mano que descansa sobre la colcha, contando tus pecados por acción y por omisión, las confianzas traicionadas, las promesas sutilmente rotas y los dones irrevocablemente desperdiciados por pereza o cobardía o por dejadez. Por mucho que lo pospongamos, al final siempre acabamos acostados solos en esa cama notoriamente incómoda, la que nos hemos hecho nosotros mismos. El que durmamos o no en ella depende, por supuesto, de si tenemos amor propio o no".

Ya lo he dicho antes, la noche es un momento durísimo para la introspección. Es cómo lo cuenta Didion, el momento en el que no hay escapatoria de esos pensamientos. Durante el día también puedes darle vueltas a tus errores pero siempre habrá algo que te distraiga de ese repaso vital. Por la noche no hay nada más que tú, tu vida, lo que has hecho, lo que no has hecho; y horas para pensarlo. Obviamente cuánto mayor eres más cosas hay para repasar y más amor propio hay que tenerse para poder conciliar el sueño. 

"Alegar que existe una gente harto improbable, una gente que es incapaz de tener amor propio, y que no tiene problema alguno para dormir, es no haber entendido nada, en la misma medida en que no ha entendido nada quien piensa que el amor propio está necesariamente relacionado con el hecho de llevar imperdibles en la ropa interior. Existe la extendida superstición de que el "amor propio" es una especie de encantamiento contra las serpientes, algo que mantiene a quienes lo poseen encerrados en un Edén inmaculado, lejos de las camas de desconocidos, de las conversaciones ambivalentes y de los problemas en general. No es así en absoluto. No tiene nada que ver con el aspecto de las cosas, sino con una paz distinta, un tipo de reconciliación privada". 

Eso es. Creer que el amor propio es algo mágico o, mejor dicho una especie de "virtud superior" con la que se viene de serie es un error. Es una "reconciliación privada"y, como cualquier reconciliación, exige que haya habido primero una pelea, una discusión, una batalla...en este caso contigo mismo. La parte buena es que sólo hay un ganador, tú mismo. 

"Igual que Jordan Baker ( personaje de El gran Gatsby), las personas con amor propio tienen el coraje de equivocarse. Conocen el precio de las cosas. Si deciden cometer adulterio, luego no se van corriendo, con un ataque de mala conciencia, a recibir la absolución del cónyuge traicionado; tampoco se quejan indebidamente de la injusticia ni de la vergüenza inmerecida de que los declaren responsables. En resumen, la gente con amor propio es gente dura, tiene algo así como agallas morales: hace gala de eso que antes se llamaba "carácter", una cualidad que, aunque en abstracto se aprueba, a menudo pierde terreno en favor de otras virtudes de fama más instantánea. (...) Pese a todo,el carácter -la voluntad de aceptar la responsabilidad de la propia vida- es el lugar de donde brota el amor propio.
Esa clase de amor propio es una disciplina, un hábito mental que no se puede fingir, solo se puede desarrollar, adiestrar y obtener por medio de la persuasión". 

Creo que es imposible tener "el coraje de equivocarse", nadie dice "voy a equivocarme y voy a ser un valiente por ello". Más bien es algo como "voy a hacer esto" y, cuando luego te equivocas, decir "bueno, por lo menos lo intenté". Dudo mucho que haya gente con el suficiente valor como para decir "voy a equivocarme a ver qué pasa",  es más bien como pensar "me arriesgo aún sabiendo que puedo cagarla". Si resulta que te equivocas, tener amor propio es  asumir  el error con todo lo que conlleva, sin excusas, sin autoengaño y eso debe ser lo que  permite vivir y seguir adelante. Y sí creo que es una disciplina y un hábito mental y creo que hay que ser muy valiente para adquirirlo pero supongo que tiene algún tipo de recompensa. 

"Nuevamente, la cuestión se reduce a reconocer que cualquier cosa digna de ser poseída tiene un precio. La gente con amor propio está dispuesta a aceptar el riesgo de que los indios vayan a ser hostiles, de que la empresa vaya a entrar en bancarrota, de que la relación pueda no resultar ser de esas en que todos los días son fiesta porque tú estás conmigo. Están dispuestos a invertir algo de sí mismos;  puede que decidan no jugar, pero cuando juegan saben lo que está en juego". 

Con amor propio no se idealiza nada, ni a los demás, ni las situaciones ni a ti mismo. 

"Si tienes ese sentido del valor intrínseco de ti mismo que constituye el amor propio, se puede decir que potencialmente no te falta de nada: ni la capacidad de discernir, ni la de amar ni la de permanecer indiferente. Que te falte, en cambio, equivale a estar encerrado dentro de ti mismo y ser paradójicamente incapaz tanto de mostrar amor como indiferencia". 

Ja. Didion sabe lo importante que es tener un barranco de la indiferencia. Fuera de coñas, el amor propio no es creerte mejor, ni siquiera es creerte bueno, ni medianamente bueno... es conocer "el valor intrínseco de ti mismo". 

"Asignarles a las cartas sin responder su importancia real, liberarnos de las expectativas ajenas y devolvernos a nuestras propias manos: en ello consiste el enorme y singular poder del amor propio. Sin él, uno termina por descubrir la última vuelta de tuerca: que uno se ha escapado para encontrarse a sí mismo y ahora se encuentra la casa vacía". 

Eso es. No tener el valor de tener amor propio es encontrarte la casa vacía.

Volviendo al principio, supongo que todos pensamos que tenemos amor propio y carácter... y manejamos el autoengaño con maestría. 


Joan Didion cumplió el jueves 79 años.


jueves, 5 de diciembre de 2013

MOLIDOCUMENTALES: LA LÁNGUIDA


Cómo detectar a una lánguida: 

- La lánguida no nace, se hace. No hay ningún bebé lánguido ni ninguna niña lánguida...El languidismo es una opción vital. 

- Ser lánguida es un trabajo 24 horas, es como ser bombero, médico de urgencias o ser el tío que le da la ON del Sol. Cuando una tía decide ser lánguida lo es full time. No hay descanso.

- Una lánguida, al contrario de lo que pudiera parecer, nunca se relaja. Para parecer una persona sin sangre en las venas, sin ganas de vivir y sin el más leve atisbo de entusiasmo vital, es fundamental ensayar la pose. Si de verdad no tienes sangre en las venas ni ganas de vivir, no pareces una lánguida, pareces un trapo y das mucha pena. 

- Una lánguida nunca da pena. Da grima. 

- Una lánguida es afectada. Cada movimiento, cada gesto, cada pestañeo está perfectamente estudiado y medido. Una lánguida siempre sabe dónde tiene los brazos, las piernas y cómo da su espalda para la persona que va detrás. 

- Una lánguida puede hacerse la misteriosa...pero no todas las misteriosas son lánguidas. En el universo de las tías que van de misteriosas hay espacio para las salvajes, las agresivas, las locas, las intensas y mil tipos más.  

- Una lánguida es resbaladiza. 

- Una lánguida se te escurre.

- Una lánguida cruje si la abrazas. 

- Una lánguida lleva el pelo largo. No se puede ser lánguida con el pelo de un gremlin y alborotado. 

- Una lánguida lleva  raya en medio. La lánguida no sabe que la raya en medio hace cara de pan en caso de tener mofletes y cara de pájaro en caso de estar escuálida. Una lánguida es feliz con su pelo simétrico cayéndole por los hombros. El look cortinaje retirado de la cara es lo más en el languidismo. 

- Una lánguida lleva el pelo largo y con raya en medio pero si tiene un hijo, éste suele llevar el pelo largo rollo querubin o rollo ¿es niño o niña? 

- Una lánguida lleva botas camperas con vestidos de verano. 

- Una lánguida no tiene porque saber tocar un instrumento, pero si lo toca será la guitarra. Esto es así. 

- Una lánguida lleva gorro de lana de estibador de barcos noruego o de innuit de Laponia . Lo más espectacular es que  cuando se quita el gorro de lana no tiene el pelo electrificado. 

- Una lánguida da frío.

- Una lánguida duerme boca abajo.

- Una lánguida adora a Audrey Hepburn y la saga de El Padrino le parece un rollo.

- Una lánguida tiene siempre una especie de abrigo/cazadora/trenca verde militar que le flipa ponerse con un vestido ligero. La incongruencia de vestuario es un sello distintivo clave para detectar a las lánguidas.

- Una lánguida que prepara su boda siempre dice que quiere algo distinto, personal y con un toque campestre.

- Es imposible imaginar a una lánguida comiendo cochinillo. De hecho es casi imposible imaginarla comiendo casi nada apetecible.

- Una lánguida al llegar el verano se viste de blanco y si puede va descalza.

- Una lánguida se sienta como si estuviera posando para un catálogo de moda.

- Una lánguida tumbada en su sofá provoca una sensación muy rara. La ves y dices.."esa chica no está cómoda ahí"...y eso es porque es dificilísimo parecer lánguida tumbada en un sofá y la chica sufre por ello.

- El sexo con lánguidas es una representación. La lánguida folla como si fuera salvaje...la clave está en el "como si fuera", porque no lo es. Nuevamente está posando y es consciente de dónde tiene cada parte de su cuerpo, y de como suena cada ruido que hace y de como se vería desde fuera cada movimiento de su cuerpo. Es decir, todo lo contrario a lo que debe ser el buen sexo que debe ser  perder el control absolutamente.

- Las lánguidas si beben tienen unas borracheras muy desagradables. Muy de bailo repartiendo caspa con mi pelo ideal y muy de acabo vomitando machando mi pelo ideal. No son divertidas. Con una lánguida nunca acabaras una noche de pedo comiendo un bocadillo en un bar cutre, acabaras recogiendo pota en un vater y pensando en la peste que va a soltar su pelo mañana.

- Ser una lánguida debe ser agotador y un completo aburrimiento.

Por el bien de la humanidad, localicémoslas y evitamos que se dispersen por el mundo extendiendo su aburrimiento vital, su incongruencia estilística y su raya en medio.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

OPINAD, DESCEREBRADOS, OPINAD.


Queridos descerebrados, 

Necesito vuestra ayuda. Tenemos el blog petado. Tenemos que hacer algo.  

Alguien dijo una vez que este blog era como el bar de la esquina, como la tasca dónde vas y ya sabes a lo que vas y qué te vas a encontrar. Es un poco como el bar de Friends o tu bar de confianza. Lo conoces, siempre está igual y te gusta. 

Hace casi seis años, el blog abrió y estaba limpito. Con una decoración sencilla y cutrecilla pero lo importante no era eso. Nunca ha sido un sitio para gente a la que le mole el diseño, de hecho es un horror de blog para alguien al que le guste el diseño. Digamos que el café no está mal pero las tazas son cada una de su padre y de su madre, les falta el asa, están desportilladas o van sin plato.

El bar se nos ha petado de cosas. Al principio, por no haber, no había ni fotos. En los primeros cafés  posts, ni siquiera ponía fotos. Luego se llenó de fotos, una por cada post y a veces alguna más. Luego vinieron las categorías, el archivo del blog, las listas de libros, el "Qué estoy leyendo", la lista de blogs favoritos, Moliradio, Twitter, Facebook, el enlace a Amazon. Una amiga hizo la cabecera de los libros de colores (no siempre ha estado ahí...pero seguro que muchos no lo sabéis).  El bar se nos ha llenado de trofeos, posters y cosas que los clientes  han ido dejando. 

Algunos descerebrados llevan un tiempo dejando caer comentarios quiero pensar que bien intencionados. 

- Podrías modernizarlo un poco. Está muy vintage. 
- No es que esté mal, pero se ve muy naif. 
- Ahora lo que se lleva es otro estilo. 

¿Modernizarlo? ¿Se ve naif? ¿Se lleva otro estilo? 

Puede que tengan razón. Puede que haya que hacer una pequeña reformilla. Nada drástico. 

En una prueba de amor suprema hacia los descerebrados me he puesto a mirar plantillas y ha sido peor que una visita a Ikea, estudiarse un catálogo de vajillas e ir con tu madre compras todo a la vez. El mundo de las plantillas es infinito, agotador y pasadas unas horas provoca risa floja y espamos musculares incontrolados. 

Lo que he sacado en claro tras esa experiencia cercana a la muerte ha sido lo que no quiero (queremos).  

- Nada de plantillas negras con letras blancas. No me gustan. Siempre me parece que son para gente intensa y atormentada con cantidad de vida interior muy aburrida y misteriosa. 
- Nada de plantillas blancas impolutas con menú arriba y que están tan de moda. No queremos parecer un blog de las tres C: Content, Coaching, Cupcakes. 
- Nada dónde las fotos sean muy importantes, porque soy un desastre como fotógrafa ( y en muchísimas otras cosas) y las fotos no pueden condicionar el blog. 
- Nada que sea muy abigarrado. 
- Nada con cosas moviéndose...sé que está de moda, se que queda chulo, pero sinceramente no lo veo. 
- Nada que al entrar no sepas dónde estás. 

Descerebrados, ¿Qué hacemos? ¿Qué opináis si es que opináis algo? Sé que los cambios son duros (llevo los mismos pendientes 7 meses seguidos y mis dos jerseys más favoritos del mundo mundial tienen 26 y 18 años...asi que sé de lo que hablo) pero hay que hacerlo. 

Se que será raro al principio, pero todo es acostumbrarse. Coño, que tenemos 40 años...podemos soportar los cambios y adaptarnos a nuevas cosas. 

Sé que alguno se enfurruñará y dirá "pues no me gusta". Sé que alguno pensará  "me gustaba más antes"....pero hay que hacerlo. Lo sorportaréis, espero. 

Sé lo que quiero.  Quiero algo que al entrar diga: esto es Cosas que (me) pasan, esto es Molinos, esto es mi bar y no un Starbucks. Quiero algo que sea yo. 

Cualquier opinión será bien recibida.

Mil gracias.  Moláis mil. 


lunes, 2 de diciembre de 2013

POR QUÉ NO VOLVERÉ A COMPRAR EN TOY´S R US


Me llega este vídeo por mail.



Me hostilizo hasta el infinito y más allá.

¿Qué mierda de campaña es ésta?

Resumo el anuncio:

Un estafador disfrazado de guardabosques, guía medioambiental o algo así, mete a un montón de niños en un autobús de la "Meet the trees foundation" y nos dice  "Hoy vamos a llevar a los niños a la mejor excursión que podrían desear. Y ellos ni siquiera lo saben".  Les cuenta que van a ir a pasar el día al bosque y van a ir conociendo árboles y la forma de las hojas. Después,  en distintos planos se nos muestra a los niños aburriéndose y bostezando, intentando demostrar que ese plan les parece un rollo, que los niños se aburren.  Entonces el estafador, al más puro estilo Jocker de Batman, se quita el disfraz y les dice que era broma y que lo que van a hacer hoy es pasar el día en su almacén de juguetes y que podrán jugar  con todo lo que quieran. Los niños entran entonces en trance como si estuvieran drogados, se ponen eufóricos, llegan a la tienda, están encantados y juegan con todo en pleno éxtasis al más puro estilo drogatas enganchados... incluso balbucean. Me imagino que los planos de los niños babeando y con la mirada perdida han sido cortados en el montaje final. 

Indignante, asqueroso, manipulador y ofensivo son adjetivos que se quedan muy muy cortos para calificar esta campaña. MIERDA PURA es lo que es.

¿Se puede ser más rastrero? ¿Se puede ser más ruin? ¿Se puede ser más miserable? 

Intento ponerme en la piel del creativo, creativos, director de marketing, director de ventas, director general  y demás seres que hayan participado en esta campaña y pensar qué mensaje es el que tratan de enviar.

- Los niños son idiotas.

- Es buena idea manipular a los niños para conseguir beneficios económicos.

- Es una idea buenísima engañar a los niños.

- La naturaleza es un coñazo que a los niños les aburre. Esto es una mentira tan atroz, tan enorme que me hierve la sangre. A los niños les flipa salir al bosque, al campo y se lo pasan en grande. Me molesta infinito también la contraposición naturaleza versus juguete. ¿Qué estupidez es esa? Los juguetes están bien, son necesarios incluso... y pueden ser y de hecho son complementarios a ir al bosque. Los niños van al bosque cogen palos y construyen una casa para los clics cuando llegan a casa o tienen una lupa de juguete y la usan en el bosque para mirar las plantas. 

- Lo mejor que puedes hacer con los niños es llevarles a una juguetería. Mucho mejor que pasear con ellos por la naturaleza y enseñarles cosas de los árboles, los bosques, las hojas que hay en el suelo, el ruido del viento en las ramas, los sonidos que sólo escucharán si están muy callados y que jamás habrían pensado escuchar y unas dos mil cosas más que se pueden hacer en un bosque.

- Los padres de los niños son unos idiotas lobotomizados que necesitan que una compañía juguetera les indique lo que de verdad gusta a sus hijos  y lo que tienen que hacer con ellos para hacerles felices.

- Los niños son idiotas. Otra vez.

- Lo que hay que hacer con los niños no es educarles, enseñarles el mundo que les rodea, enseñarles a verlo, a percibirlo, a conocerlo y apreciarlo. Lo que hay que hacer es llevarles a una tienda de juguetes y dejarles que caigan en un trance compulsivo consumista comprador que según la compañía va a llevarles al nirvana espiritual.

- Todo lo que un niño necesita para ser feliz es un juguete. No necesita a sus padres, ni amigos. Si te fijas en el anuncio, no salen niños jugando juntos, no hay  niños jugando a algo por equipos, o construyendo algo juntos (un par de niñas miran una casa de muñecas y otras construyen algo) en la mayoría de los casos son niños solos sujetando un juguete con cara de estar poseídos por el poder del anillo único "Mi tesooroooo".

- La compañía juguetera quiere que los niños crean que la felicidad está en los juguetes, en comprar, en poder elegir lo que quieran cuando quieran. La frustración es un invento de padres malignos que quieren privarles de la verdadera felicidad. La frustración no existe y si existe es porque sus padres son malvados.

- El sexismo es bueno. Solo hay que fijarse en los juguetes que eligen unos y otros.

- Las niñas son aún más idiotas que los niños y por eso creen que lo mejor que se puede ser en la vida es una princesa: "Una princesa siempre es leal y nunca se rinde y siempre persigue sus sueños" (a los padres que han permitido que su hija diga esas cosas a cámara... en fin...). Las mujeres tienen que querer ser princesas porque las princesas tienen unos valores fabulosos.

La compañía juguetera quiere niños que desprecien la naturaleza, que la consideren aburrida y prescindible. Quiere niños que prefieran un juguete a sus padres. Quiere niños que no quieran salir al aire libre. Quiere niños que no jueguen con otros niños. Quiere niños que no piensen. Quiere niños que no tengan imaginación. Quiere niños idiotas que en el futuro sean adultos idiotas....

Pero aún es peor. No os perdáis la nota de prensa de la empresa, dónde cuentan que los niños ni siquiera son actores. Son niños de instituciones benéficas.

Qué asco, qué vergüenza, qué gentuza.

Mucho asco. Muchísimo.



viernes, 29 de noviembre de 2013

COSAS QUE (ME) HAN PASADO ESTA SEMANA Y LA HISTORIA DEL BAJO


Me he cambiado de pendientes, me he puesto unos antiguos, los tengo desde hace más de 15 años. He hecho un curso avanzado de Excel, todavía no sé muy bien para qué ni por qué pero ¿por qué no? Me  he enterado de que M juega en el patio con su peonza y un amigo suyo que según C tiene los "ojos tumbaditos" y no es chino. He escuchado a Zapatero decir que él actúo pensando en el país y no en su persona e inexplicablemente ni ha sido fulminado por un rayo, ni se ha muerto de vergüenza  ni nadie le ha escupido por obvio. Estoy leyendo una descripción de una Feria estatal en el medio oeste de David Foser Wallace, que es tan pormenorizada que me están dando ganas de comprar un sombrero vaquero. He ido a la biblioteca y he sacado dos libros. He escrito mil esbozos de posts en mi cuaderno de notas que está a punto de terminarse. Me han regalado un libro. He ido de compras con las princezaz y lo pasamos muy bien. Felicité a un amigo por su 40 cumpleaños y le dí una mala noticia, todo en una misma llamada. He visto una lluvia de hojas desde mi sitio en la pradera. Ha nevado. Me he puesto gorro y guantes. He llorado. Me han dado consejos:  "Si vas a llorar en el coche prueba a ir con las ventanillas abiertas. Quizás se congele el conducto lacrimal y se formen unas bonitas cataratas de hielo cayéndote por la cara. Hazte fotos si pasa, que sería la monda."

He abierto un blog nuevo. He dicho que no a un marrón laboral. "Moli, a partir de ahora vas a dedicarte a esto, ¿Qué te parece? Me parece que NO". He planchado. He discutido con M por unos leotardos, unos zapatos y un jersey y por el fútbol. He soñado que Fede vivía en París y las princezaz y yo íbamos de visita, desde su casa se veía el Sena. He jugado a la Primitiva y todavía no se si me ha tocado. He cambiado la foto del wasap. He pensando en la manera de celebrar el sexto aniversario del blog, si es que llego. He ordenado mi mesa del curro. He discutido por mail sobre libros distraídos, libros divertidos/absorbentes, libros que forman el corpus esencial de la literatura. No me han elegido para una experiencia bloguera en Finlandia. 

Encontré este vídeo, me flipó y lo he traducido a medias con Juan que de este tema controla muchísimo. 

Yo no tengo oído musical. El único instrumento que he tocado en mi vida ha sido la flauta dulce (¿Por qué dulce? ¿hay una amarga?) y eso sólo si aceptamos llenarla de babas como "tocar". Mis conocimientos musicales son escasos pero este vídeo me ha encantado porque me ha parecido una manera genial de contar la historia de la música, en este caso la historia del bajo. No os perdáis el careto del Fact Man y lo muy muy serios que están los que acompañan al bajista.  

La traducción de los cartelitos que lleva el Fact Man está disponible aquí, aunque tampoco es imprescindible.  

Dedicadle 8 minutos. Merece la pena y da muy buen rollo. 





martes, 26 de noviembre de 2013

UNA HISTORIA VERDADERA.


Se llama R. Nos conocemos desde niñas.

Antes de los 9 años, antes de que naciera Pobrehermano Pequeño y Molimadre y mi padre se lanzaran a comprarse una casa en Los Molinos, íbamos siempre a casa de mis abuelos maternos allí, a La Rosaleda. 

La Rosaleda era, y sigue siendo, una casa grande, cuadrada, con un jardín que la rodeaba y que tenía distintas zonas. Con 7 u 8 años a nosotros nos parecía enorme. Había un sauce llorón debajo del que nos encantaba escondernos y agitar las hojas que llegaban hasta el suelo. Lloramos cuando un rayo lo partió y se secó y hubo que arrancarlo. Debajo del sauce había un estanque octogonal que nos resultaba muy misterioso. Le daba la sombra, el agua era muy oscura y estaba lleno de hojas del sauce flotando, nos parecía que si caíamos ahí nos ahogaríamos.  Nos parecía profundo y misterioso, aunque no creo que ni siquiera nos llegara a las rodillas.  Estaba la zona de los rosales que a nosotros nos parecía un rollo, no se podían coger las rosas y además, mi abuela siempre andaba por allí mirando y remirando. Se sentaba con sus amigas en un banquito de baldosines rojos dónde nosotros sólo nos sentábamos cuando no nos veía nadie y queríamos jugar a ser mayores.   Había también una zona de lilos y en el lado derecho del portón del jardín, una zona oscura con cedros grandes donde no íbamos nunca porque nos daba mucho miedo.

Pasábamos horas dando vueltas a la pérgola en bici e intentando que nos dejaran darle a la llave que abría el chorro del otro estanque. Había un palomar encima de una terraza a la que no nos dejaban subir y un parterre de “vinca” que no se podía pisar. ¡No pises la vinca! Era un grito muy habitual.

En el pinar, estaba “El cuartucho”, una casita pequeña, mínima dónde vivíamos nosotros: Molimadre, mi padre, Molihermana, Pobrehermano Mayor y yo. Allí sólo dormíamos y nos bañábamos porque no tenía cocina. Las comidas, desayunos y demás se hacían en la casa grande.

Todo aquel jardín lo cuidaba Félix. Se ocupaba de todo y además con paciencia infinita nos hacía caso a nosotros tres cuando queríamos ayudarle o le importunábamos con un millón de preguntas y tonterías.

Félix era y sigue siendo un hombre no muy alto y no muy grande. Era y debe seguir siendo muy fuerte. Hace 32 años era flaco y tenía el pelo negro y muy rizado. A mí me parecía que no era un pelo de “señor”…pero claro, ahora lo pienso y él debía tener 30 0 35 años por aquel entonces. Tenía la cara grande, redonda y colorada con ojos pequeños y agudos. Sonreía y le brillaban. Tenía y tiene unas manos grandes con dedos romos y ásperos y las uñas negras.  Félix olía a campo, a conejos, a cachorros, a gallinas…y nos contaba mil historias.

Los mejores días, los que esperábamos con ilusión y para los que nos portábamos fenomenal todo el día, eran los días en que nos daban permiso para ir a jugar a casa de Félix.

Su casa estaba justo a la espalda de La Rosaleda, en el prado del Barón. Dabas la vuelta a la tapia de casa de mis abuelos y ya no había  nada más que campo y más campo y teníamos que saltar una tapia de piedra. Nos parecía una aventura.

En el prado del Barón, había una gran casa (que ahora es el club social de una urbanización) a la que nunca nos acercábamos. Félix y su familia vivían en una casa más pequeña, mucho más pequeña a la que se entraba por un portón, creo recordar que verde, que daba acceso a una cuadra y a un patio. Olía a conejos, a cabras, a gallinas. Estaba atestado de trozos de tractores, de aperos misteriosos oxidados que eran un sitio maravilloso para jugar. Recuerdo vagamente la casa, la recuerdo oscura y también muy llena de cosas.

Ir a casa de Félix era aventura y diversión y novedad. Su mujer nos daba de merendar y luego salíamos al patio a jugar con sus dos hijas, R y L,  que a nosotros nos parecían muy mayores porque tenían a su alcance un montón de cosas misteriosas para hacer. Jugaban con nosotros, sacaban los conejos de las jaulas, trataban a las gallinas, que tanto pánico nos daban a nosotros, con total indiferencia , salíamos a explorar el campo y no se porqué extraña razón seguíamos el rastro de las cagadas de las cabras. Corríamos.

Nos encantaba ir allí. Nos encantaba. Me encantaba. Era una especie de miedo y de fascinación que me hacía sentir de alguna manera envidia de aquellas niñas, que siendo sólo un poco mayores que yo, eran menos niñas, hacían más cosas de mayores, más cosas que montar en bici y jugar.

-          Os llevo a casa ya.- nos decía Félix.
-          ¡Nooooo!- gritábamos.
-          La semana que viene os traigo otra vez.- nos decía siempre.

Después todo cambió. Félix y su familia tuvieron un accidente de coche y su mujer murió.  Pensé en sus hijas y en aquella cocina oscura. Dejamos de ir a su casa, nos cambiamos a nuestra casa y nos fuimos haciendo mayores.

*********

-         - Moli, estás tan delgada que te está todo enorme. Vamos ahora mismo a que te arreglen esa trenca.

Es una casa pequeña de piedra, con una galería acristalada. Entramos y allí está ella en su silla de ruedas. Es R. El taller está atestado de cosas, como lo estaba su casa del prado del Barón. Huele a telas y a hilos y plancha. Huele a chimenea…y  yo me siento otra vez como si tuviera 8 años. Me siento otra vez pequeña, a pesar de que ahora sé que sólo me saca 5 años. Me arregla las mangas, los hombros, me corta de todos lados.

-          - Tienes los brazos cortos y no adelgaces más que te vas a consumir.

Salimos al frío de la calle y huelo otra vez a conejos, a cabras, a aquel patio lleno de trastos.  Vuelvo a sentir que ella hace cosas de mayores mientras que yo hago el idiota todo el día.


Ella se llama R y nos conocemos desde niñas.  Jamás hablamos de aquellos recuerdos.  


lunes, 25 de noviembre de 2013

UNOS MAILS, UNA IDEA....UN BLOG: PISANDO CHARCOS


El año pasado estuve de vacaciones en El Carmen, una pequeña aldea muy muy cerca de Ribadesella. Teníamos una preciosa casa con una galería que daba a un jardín con árboles y desde la que se veía una casa indiana gigante en una de cuyas ventanas colgaba una bandera de México. Justo delante de nuestra casa, el chofer de la familia mexicana aparcaba la furgoneta si iba a recoger a los niños para ir a la playa o el Rolls si iba a salir con la que evidentemente era la matriarca de la familia. 

Nos hizo muy buen tiempo y fuimos casi todos los días a la playa. Por las tardes, a la hora de la siesta o por la noche, mientras los demás veían la tele o charlaban me senté muchas tardes a escribir en esa galería acristalada: escribí el post de Weimar que me costó muchísimo y varios mails muy largos con ideas sobre ciencia, literatura, enviando enlaces a cosas que veía por la red. 

Cuando brujuleas mucho por la red, tienes una memoria absurda para todo y además tienes un blog, tu cerebro se programa automáticamente para ir estableciendo conexiones entre unas cosas y otras, enlazando una idea que has visto ahí con otra que has visto aquí. Desarrollando una idea que no sabías que tenías a partir de un post, un video o una foto con un texto. 

¿Qué hacer con todas esas ideas que no encajaban en "Cosas que (me) pasan"? ¿Otro blog? 

Pufff...pensé que no sería capaz de hacerlo, que era mucho trabajo, que no iba a tener tiempo para hacer las dos cosas. 

- Claro que puedes. Claro que puedes.- me animaron. 

En septiembre, se me ocurrió que no tenía porqué hacerlo sola. Conocía a la persona perfecta para montarlo conmigo y además sabía que entendería la idea a la primera: Mª Antonia de Miquel. 

La llamé y se lo conté: 

- Me encanta. ¿Cuándo empezamos?
- Pues yo creo que podríamos empezar en diciembre. 

Obviamente las dos sabíamos lo que queríamos hacer pero no teníamos ni idea de cuánto trabajo nos iba a llevar montarlo, porque aquí estamos...casi en diciembre pero un año después. 

Han sido muchos meses de darle vueltas. 

Mails con listas interminables de nombres intentado encontrar uno que nos gustara, y dijera lo que queríamos que dijera....hasta que a alguien se le ocurrió "Pisando charcos". Encajaba con la idea de ir por la red, entrando en distintos posts que son como charcos y a partir de ellos elaborar un post con ideas cogidas de ahí pero recocinadas por nosotras para "salpicar" a otros lectores que quizás no llegarían de otra manera a los charcos originales. 

Pisando charcos mola, pensamos. 

Después vino la parte técnica y recurrimos a la experiencia, trabajo y paciencia de Pobrehermano Pequeño (@kune_) que se dedica al diseño de páginas web y que nos ha montado todo el chiringuito  y ha solucionado todas nuestras crisis de diseño. 

Podría contar qué es y lo que tiene...pero mola mucho más que si os pica la curiosidad, vayáis a verlo,  brujulear y si os apetece dar vuestra opinión. Si es buena nuestro ego aleteará feliz y si es mala pues bueno...estamos empezando, iremos mejorando. 

Hoy, 25 de noviembre de 2013, un año y cuatro meses desde que de esos mails escritos desde la galería de una casa en Ribadesella surgiera esta idea...aquí esta Pisando Charcos.