Por fin ha salido el sol y Los Molinos parece un decorado de película alemana de colores sobresaturados. Todo tiene demasiado color: el cielo es demasiado azul, las hierba demasiado verde y las flores son un escándalo de colores (el interruptor del cursilismo sigue en ON). Mi pelo también está de bastantes colorinchis porque sigo, a pesar de la oposición de mis hijas y mis amigos, con mi plan de dejarme el pelo blanco.
–Vas a parecer más vieja.
– No, voy a parecer la edad que tengo. Lo que voy a dejar de parecer es la imagen que nos han hecho creer que tienen las mujeres de casi cincuenta años. Todas sin una cana.
Por ahora y dado las pintas que llevo habitualmente, cuando vuelvo cada tarde del paseo, con un ramo de flores diferente, parezco una hippie trasnochada. Mejor hippie trasnochada que loca de los gatos.
Lo de las flores se me ha ido mucho de las manos. Mejor dicho me ha caído en la cabeza completamente por sorpresa. Yo nunca había sido de flores, exceptuando mi anual romance con las lilas, y siempre había pensando que no tenía sentido estético para colocarlas en un jarrón. Y ahora, de repente, me he convertido en alguien que sale a pasear con tijeras de podar y que incluso cuando sale con el firme propósito de no coger flores vuelve a casa con los brazos llenos. «Mamá, ¿otra vez?» me dicen mis hijas, como si hubiera recaído en las drogas o en algún vicio peligroso.
Sí, otra vez. Cada día pongo flores. Lleno jarrones. Reciclo botes de espárragos y de paté. Rescato jarrones de porcelana que me pido heredar. Me miro las canas en el espejo, quiero que crezcan rápido, quiero verme ya como soy en realidad. Leo a Perec y pienso en la familia que vivió antes en esta casa, hace cuarenta años, y de la que aún ahora guardamos alguna cosa. Sorteo a mi madre que no entiende que el teletrabajo es incompatible con subirme a una escalera para medir el patio y encargar un toldo. Escribo, en inglés, un ensayo sobre las cosas que me cabrean y termino muy rapidamente porque es un tema que me apasiona. Discuto con mis hijas nuestro top 3 de viajes, de películas y de platos de comida española. Veo con ellas The office y con mi madre Halt and catch and fire. Cambio mi rutina de mañana porque como odio tantísimo el deporte que he decidido unirlo a la segunda cosa que más odio que es levantarme por la mañana. Lloro al despertarme y al hacer deporte pero cuando termino y me siento a desayunar, a las ocho y media, tengo por delante todo un día de paz mental y cosas agradables. Discuto con mi madre porque dice que soy un guardia jurado y que no la dejo salir. Me cabreo en una reunión del trabajo.Planto el huerto. Corto la hierba. Me ato un pañuelo a la cabeza. Decido que nada va a perturbarme.
Pues va a ser que sí, que soy una hippie trasnochada de peli alemana de sobremesa.
PS: en el paseo de ayer, en el furor de recoger todo tipo de flores, perdí mis gafas de sol. He recuperado las antiguas, las de guardia civil cabreado.
9 comentarios:
Querida Ana: sigo tu blog hace años, veo tus fotos de instagram a veces y por tanto conozco tu físico.
Por favor dejaté el pelo blanco. No me lo agradecerás lo suficiente.
Yo lo hice hace ya va para dos años, comida por las canas blancas y preciosas que tengo heredadas de mi familia materna y paterna y por el cansancio de teñirme desde los 25 (tengo 50) y te diré que muy pocas decisiones en mi vida de las que esté más contenta.
Lo de parecer más vieja básicamente depende de tu atuendo y de tu actitud que por lo que se conoce desde fuera, no es el caso. Asi que, ni caso a tus allegados.
Yo lo hice a lo bestia, llevo el pelo corto y me lo corté todo lo que pude, me lo decoloraron dos veces en 10 dias porque no habia manera de quitar toda la tintura que llevaba mi pelazo (tengo a borbotones) y luego me dieron un tinte entre gris y platino. Y ya así estaba ideal. No te digo cuando tres o cuatro cortes después ya salieron mis canas blancas como la nieve.
Además, que no te gusta? Pues te vuelves a teñir.
Nada más duro que pasar por este trance en una oficina de una gran empresa del IBEX con amigas guapas, altas y princesiles a tuti plen. Pues te diré que los comentarios mayoritarios son: estás mucho más guapa asi. Pero vamos, que me da igual, que merece la pena que te lo dejes blanco, y luego, pues Dios dirá.
Ale, venga, a no desfallecer, que esto para tí no es reto.
Por cierto soy la anónima a la que hace mucho estomagabas, pero ya no, te he cogido cariño. Nos hacemos mayores.
besos
Las gafas compensan las flores.Yo también te sigo hace la tira de años y vista la evolución desde que no sabíamos ni cómo te llamabas hasta ahora, pronostico un cambio a mejor en cuanto a imagen; canas, id a ella. Te veo rutilante, Moli. Y mola.
¡Qué especializada estás en ti misma! Aburres.
Pobres flores, con lo que bonitas que están vivas en la tierra, y no pudriéndose en tu casa :(
Yo ya te he dicho alguna vez que te veo de rubia platino y con las gafas de poli cabreado a-rra-sas...
Me encantan las flores que pones. Sin tonterías, tal cual. Se te da bien.
Déjate las canas, yo lo hice, algo tarde, y es una liberación. Soy bastante mayor que tú, y me las dejé ya con sesenta años, porque pensé que si lo dejaba para más adelante cada vez sería más difícil. Lo había hecho mi hija de 40 y me sentía ridícula a su lado... A quién quiero engañar. Estoy feliz. Y si, me hacen mayor, de mi edad, pero es la que tengo. Además llega un momento en el que los tintes endurecen las facciones. Uno se hace mayor con tinte o sin el. Ánimo!
Jajaja, esas películas alemanas de sobremesa, llenas de hermosas granjas y casas junto al Báltico donde siempre luce el sol. En casa, como tenemos bastantes experiencias alemanas, nos matamos de risa cada vez que sale una de estas: "Mira, pobres, ¡han tenido que filmarlo todo el único día que no llovía ni estaba nublado!" ¿Por qué no les sugieres que trasladen los exteriores a LM? Verdor, flores y sol a raudales, ¿qué más pueden pedir? (Incluso podrías salir tú de extra, haciendo de hippie un poco canosa.;))
Me parto, te subrayaba entera y te haría comentario de texto.
Por qué no vives de la escritura, es algo que aún no entiendo.
Me vuelven loca las flores también, pero yo soy cursi de fábrica.
Lo de juntar el deporte, con el madrugar y además en AYUNAS,no se como calificarlo, en serio, que castigo!!! Yo lloraría si el pensamiento del café en la cocina no viniera al rescate cada mañana.
Besos
Hola!! yo también te sigo hace mucho y te conocí cuando presentaste tu libro.
Tampoco entiendo porque no te dedicas a escribir profesionalmente...
Y respecto a las canas, lo siento, yo no estoy de acuerdo con el pelo blanco.
Seguro que hay algunas personas a las que les queda bien, seguro! Pero en general envejece, Conozco a un par de mujeres que lo llevan y de lejos parecen mayores, luego te acercas y ya ves la cara joven y entonces, es raro...
yo me tiño en casa sola desde hace años y tampoco es para tanto!!
Y sobre las flores, a mi me encantan. Las flores, las plantas...
Mi gran ilusión sería tener un jardín. tengo una terraza y bueno pero me encanta por ejemplo, el olor a césped recién cortado....
Pilar
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