miércoles, 4 de julio de 2018

La Ley Adolescente de la Perfecta Incompletitud (LAPI)

¿Cómo hace las cosas un adolescente? No las hace ni bien ni mal, ni rápido ni despacio, ni con interés ni con desinterés, ni triste ni entusiasmado. Los adolescentes hacen las cosas buscando la perfecta incompletitud y con el mínimo posible de iniciativa propia siguiendo la Ley Adolescente de la Perfecta Incompletitud (LAPI) cuyo principio fundamental es: hacer las cosas un poco. 

Pasemos a ilustrar esta ley con unos cuantos ejemplos clarificadores. 

«Recoged la ropa tendida» 

Los tiernos adolescentes proceden, entonces, a arrancar la colada de las cuerdas del tendedero sometiendo a las pinzas a un peligroso juego de vida o muerte en el que las más afortunadas consiguen aferrarse a la vida y permanecer cogidas de la cuerda y las más débiles se precipitan al vacío y mueren. Recoger las pinzas a la vez que la ropa es algo que ni se les ocurre. «¿Para qué? Así ya están ahí la próxima vez que tienda». Ni que decir tiene que esa próxima vez ocurrirá tras varios gritos autoritario o por una amenaza velada o por un astuto uso del chantaje emocional o apelación a su supuesta (y falsa) madurez y, en ella, se volverá a repetir todo el proceso. 

La ropa por tanto se destiende pero no se hace nada más. Si quieres que la doblen y la guarden, es necesario especificar con todo lujo de detalles esa información. «Quitad la ropa tendida, dobladla y guardadla» 

La higiene personal es el territorio perfecto para que la LAPI se muestre en todo su esplendor. Se lavan los dientes pero la pasta de dientes nunca se cierra, se peinan pero jamás se limpian los pelos del lavabo, se duchan pero los botes de champú/gel y demás jamás se cierran y, además, se acumulan los vacíos y los llenos en los bordes de la bañera y ducha hasta que te planteas si están intentando organizar partidas de bolos allí. Se secan pero las toallas jamás vuelven a su lugar de procedencia y la alfombrilla de baño se convierte en un felpudo. Una orgía de LAPI.

«Cerrad la puerta del baño y bajad la tapa del vater»

La LAPI impide que estos dos hechos ocurran en el mismo espacio tiempo. Hay que rendirse a las leyes de la física adolescente. 

«Se ha terminado el papel higiénico» 

El adolescente irá a  buscar un nuevo rollo de papel higiénico al lugar en el que sus progenitores lo guarden y que a él o ella, por las razones que sean, le parece inadecuado. Lo cogerá y lo llevará al baño. Jamás, jamás, jamás lo colocará en su sitio. No se ha avistado, por ahora, a ningún adolescente colocando el rollo. Se sospecha que colocarlo en su soporte te hace avanzar veinte casillas en el tablero de la madurez y te conviertes en adulto de golpe. 

«Hay que barrer»

El verbo barrer en adolescente significa que se pasa el cepillo con bastante desanimo por toda superficie que esté libre de obstáculos y cuando digo libre me refiero a que nunca se barre por debajo de nada, sea ese nada una mesa o un calcetín. Los objetos y muebles se rodean con el cepillo pero jamás se barre debajo de ellos. 

«Guardad la comida que ha sobrado»

La comida se guarda en las fuentes, por supuesto. La posibilidad de pasarla a un táper o recipiente adecuado ni se plantea. Las fuerzas de la LAPI impiden siquiera, plantear esa posibilidad. En caso de que la comida ya estuviera en un táper, nunca se cambia a uno más pequeño. Y, en el caso de que la comida se haya terminado en ese táper, si queda una sombra, una migaja, un leve rastro que permita afirmar que «todavía queda», el táper irá a la nevera con tal de no tener que fregarlo. (Acción ésta que, por supuesto, exigiría una formulación de la orden más elaborada: «Guardad la comida que ha sobrado y si no ha sobrado fregad el táper BIEN».

«Hay que quitar la mesa» 

Platos, vasos, cubiertos, alguna servilleta (nunca todas) y la jarra del agua desaparecerán. El mantel permanece siempre. Por alguna extraña razón, en la mente adolescente el mantel no forma parte del conjunto "mesa" y, por tanto siguiendo los principios de la LAPI, jamás se recoge. 

«Quitad la mesa y, por favor, recoged el mantel»

Al haber incluido el mantel en la frase, éste desaparecerá de la mesa pero será posible seguir su rastro hasta el cajón por el reguero de migas que habrán dejado al recogerlo. Eso sí, doblado no va a estar. 

—Quitad la mesa y, por favor, recoged el mantel sin tirar las migas al suelo y dobladlo.
—No sabemos doblar manteles.

La LAPI es infinita, no merece la pena ponerla a prueba. 

¡Ah! Y sí, es la culpa de que la botella de agua fría de la nevera siempre esté casi vacía es de la LAPI.    


16 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja realismo máximo. Mis hijos se ajustan a la LAPI con una precisión científica. Paténtala o regístrala o algo!

Rataflau dijo...

El que recoge la mesa, friega los cacharros... cacharros fregados, pero claro, la sartén de la cena no, porque yo no la he usado, fue mi hermano anoche...

Me frustro, mucho, mucho, mucho...

Rataflau

Miriam dijo...

Suscribo todo.
Y esto no lo hago porque no es mío.

Anónimo dijo...

Jajaja
Totalmente d acuerdo, cortados por el mismo patrón !!!!

Maribel dijo...

Vírgen Santísima, qué agonía de chiquillos...

Por qué será esto? tienen el cerebro a medio formar? se les están conectando las neuronas y no dan para más? sus músculos aún tienen que acabar de engranarse? tiene que haber una explicación científica para este fenómeno...

Anónimo dijo...

Será por las hormonas que les hacen estar todo el día con cansancio, ¡qué vagancia y qué pavazo!
Teka

Anónimo dijo...

Procastinación,vagueza,inconstancia, impaciencia, desidia, pasividad, fatiga, dejadez, distracción... Eso es.(Pero no solamente en adolescentes)

Anónimo dijo...

Si son dos o más veo normal que uno no quiera hacer la tarea del otro porque siempre hay uno que se aprovecha y no da palo al agua.

Socretino dijo...

Bueno, los adolescentes efectivamente están a medio formar, por lo que es normal que dejen todo a medias.
Lo realmente preocupante es tener a una esposa que haga eso inconsciente y continuamente.
Y también es como remar contra la marea: no se puede vencer ni cambiar. Es más, como se lo digas (al igual que los adolescentes) te dirá que eso no es verdad, y que eres tú, que la miras mal y tal y cual y pascual...

Alicia dijo...

jajaja me encanta leerte, porque me siento acompañada, qué sufrimiento, de verdad!!!!!!!!!!!!!

María dijo...

Me he reído a gusto, enhorabuena. Te aviso de que hay casos en que ese estado dura muuucho tiempo. Consejo de madre vieja: si un día se independizan procura no ir a sus casas, por si acaso....

Carmina dijo...

Tengo que reconocer que algo de eso hay.

Mi padre, siempre que yo dejaba algo a medias decía:"La sinfonía incompleta de Schubert". Luego el también cayó, con el tiempo en dejar las cosas a medías y sólo decía "Sinfonía..." y yo tenía que imaginarme lo que quería decir.

Anónimo dijo...

Moli, como siempre has dado en el clavo. Aunque en mi caso, la LAPI es más aplicable a mí marido que a mi hijo. Debe ser por eso que se conserva tan joven. 😂😂😂

Anónimo dijo...

Empecé a leerte con un bebé agarrado a mi teta día y noche a demanda y pensaba que era un futuro lejano para mí eso que contabas de que te sentabas en un banco del parque a leer tranquilamente mientras tus niñas jugaban. Ahora yo me siento en e banco a leer y tiemblo al pensar lo cerca que está la LAPI. Besos. Sagra

g3 dijo...

Me siento totalmente identificado con los LAPI.

Yo hago todo eso y mucho más.

Soy un eterno adolescente vago, vago, vago, y tengo 62 tacos.


Don Mendo

Lore-lore dijo...

Hay cosas peores, créeme. Yo sufro la LAPI de manera brutal y no tengo hijxs, con esto lo digo todo.