viernes, 18 de marzo de 2016

El amigo italiano



A pesar de mi memoria prodigiosa, no consigo acordarme de la primera vez que le vi, ni de la primera vez que alguien me hablo de él. No recuerdo ni el año, ni el mes. Fue hace mucho tiempo, muchísimo. 20 años. 

Si estrujo mi memoria y mis recuerdos recupero una imagen que no sé si es la primera que tuve de él pero que refleja exactamente cómo era, cómo es. 

En Los Molinos. Alto, de perfil, con su importante nariz y el pelo largo, más largo de lo que nunca había conocido en otro hombre. Pantalones, jersey, una chupa bastante andrajosa. No puedo definir qué me llamó la atención de él. Obviamente lo increíblemente guapo que era, pero no fue solo eso. Era mucho más, algo que me cuesta poner en palabras ahora, veinte años después, y que en aquel momento ni siquiera pensé; solo sentí. 

Durante los años que fuimos amigos, pasé de una timidez casi enfermiza que al principio me impedía articular palabra hasta una confianza cómplice y pugilística. Las puyas iban de un lado a otro, él con su acento de guiri que jamás abandonó y yo estrujándome las neuronas para tratar de estar a la altura. Recuerdo perfectamente la sensación que tenía al hablar con él, una especie de miedo, de tensión... de tratar de estar a su altura. Miedo a defraudarle. Una gilipollez; y sé que cuando lea esto me dirá "tú eres tonta". 

¿Qué me producía esa sensación? No lo sé. Él. Todo. Era distinto a todos los hombres que había conocido hasta entonces y con los que me había relacionado. Sí, era el más guapo y el más atractivo, a años luz del siguiente en la lista pero no era eso, o no era solo eso. Era algo intangible pero que te atrapaba en su presencia. 

Hay personas que ves y hay personas que sientes. Así es él, no sólo lo ves. Perturba, cambia, mueve, agita, trastoca, transforma el aire que te rodea y a ti mismo. Él es de esos. Un campo de fuerza. 

El gesto de recogerse el pelo, los brazos en alto, la goma deslizándose desde la muñeca y, alehop, ya tenía la coleta hecha. Ese simple gesto transmitía la sensación de estar completamente a gusto consigo mismo, de ser inconsciente de uno mismo. ¿Cómo lo había hecho?  "Solo si eres increíblemente guapo e increíblemente atractivo puedes llevar coleta", escribí hace muchos años. Pensaba justamente en él. 

Cuando se marchó me enteré tarde y mal. No pude despedirme ni decir banalidades del tipo: nos escribiremos, ya nos veremos, iremos a verte. Se fue y la vida siguió para todos. 

Dieciocho años después le mandé un mensaje "Hey guiri, que vamos a Milán". Incluso por esa cosa tan espantosa que es el chat de Facebook su campo de fuerza funcionó y lo sentí cuando contestó "Ciao Moli, nos vemos seguro". 

Y nos vimos y los 18 años pasaron en un parpadeo. Se esfumaron según se bajo del coche a toda prisa, gritando "¡guiris!", y nos abrazamos. 

Ahí estaba. Igual de alto, con su misma nariz de emperador romano, su mirada astuta, sus gestos imparables y su gran sonrisa guasona iluminándole los ojos claros y la cara entera. Una sonrisa que dice "cómo me alegro de encontrarnos". Una sonrisa que llena. 

Sigue siendo muy guapo pero ya no lleva el pelo largo. Sigue caminando como John Wayne y hablando como si temiera caer muerto en cualquier momento y necesitara contar todo lo que lleva dentro. Sigue siendo divertido, temperamental, efusivo, y sigue gesticulando con todo el cuerpo. 

18 años fulminados con dos frases, un abrazo, mil risas y mil puyas. 

-Ciao Moli, estás igual, el mismo sarcasmo. 

Somos los mismos pero mejores. 

Él está más grande, no más gordo. Mirándole, escrutándole mientras comíamos, le sentí más grande, como si su increíble personalidad hubiera seguido creciendo, como si el hombre que era con 30 años hubiera necesitado expandirse, crecer dentro de él para hacerse más imponente, mejor, más él.

Me sentí feliz y atrapada en su campo de fuerza pero, querido guiri, yo también he crecido y ahora me siento a tu altura. 

Fue un reencuentro increíble. 

18 comentarios:

Bárbara dijo...

Tiene pinta de ser un empotrador...

molinos dijo...

Bárbara, también es un empotrador. :)

m dijo...

Joder Moli,
Un homenaje redondo a las amistades que vuelven a tu vida.

HombreRevenido dijo...

Es curioso cuando te das cuenta de que 18 años no borran algunas sensaciones. Tal vez ni 180 años puedan. Eso es genial. Aunque mejor volver a vivirlo en primera persona.

NáN dijo...

Ci vediamo, Guiri. Sono sicuro.

sonia dijo...

Los reencuentros...

Cabrónidas dijo...

Siempre lo he creído, que si el exterior no nos atrae, el interior no nos importa.

¡Buen fin de semana, Molinos!

Anónimo dijo...

"Hay personas que ves y hay personas que sientes" , no puedo estar más de acuerdo. Y q sensación maravillosa es estar con ellas!!!!
Moli eres genial.
Anónima Laura.

Anónimo dijo...

'El es de esos... Un campo de fuerza' Genial expresado. Muy intenso el post y muy gráfico. Es difícil, cuando se tienen o se conocen estos sentimientos tan absolutos, expresarnos así de bien como tú acabas de hacer. Enhorabuena, por el post y por esa experiencia :)
Enja

Anónimo dijo...

Ya sé porqué Milán es de colores....

Anónimo dijo...

Sin palabras me has dejado,te espero en Turin con calma y no en Milan de prisa...tenemos que recuperar desde aquel april 98 cuando me fui casi sin despedirme.Tu amigo italiano xxx

Key Hunters dijo...

Qué curiosas esas relaciones en las que nos sabemos cómo estar a la altura, como si estuviéramos tomando café con un actor de Hollywood o nuestro escritor favorito o algo por el estilo... es una idiotez y no tiene mucho sentido, pero nos pasa a todos y tiene su encanto :)
¡Saluditos!

Cristina dijo...

Que putada Moli, nos pones una Vespa y nos dejas sin foto de Guiri!!!

Voz en off dijo...

Qué suerte, Moli! Disfruta!

molinos dijo...

A mi amigo italiano, ya lo hemos hablado. Allí estaré. Iré a Turín a recuperar el tiempo perdido y comprobar si de verdad te has quedado sin palabras. :)

A los demás, ya veremos si os lo cuento o no. :)

Anónimo dijo...

...Y nosotros, los que te leemos y comentamos, ahí estaremos para comprobar si de verdad has quedado en Turin con tu amiguisimo

Que no te libras de nosotros y de nuestros comentarios tan fácilmente!!!!! :)

Toy folloso dijo...

Ahí, ahí. Álguien tenía que poner el dedo en la llaga. Que un pavo feo con coleta parece un loro matado a escobazos.

Sara dijo...

Me ha encantado, que frases tan buenas para expresar sentimientos/sensaciones tan absolutas..... Hay personas con las que la conexión es "mágica".
Gracias por ponerlo en palabras, gracias por contarlo.