jueves, 10 de marzo de 2016

Lecturas encadenadas. Febrero

http://natalie-andrewson.com/
A pesar de tener un día más, febrero ha sido un mes escaso en cuanto a lecturas. Sólo he terminado dos libros en este mes. No tengo sensación de haber leído poco pero sí de haber leído despacio.

Un puente sobre el Drina de Ivo Andric. No conocía a Ivo Andric de nada y resulta que fue Premio Nobel en 1961. Era un escritor de ascendencia bosnia y me ha recordado muchísimo a Zweig, a Marai y a Von Rezzari. Los cuatro comparten el mismo tono de ser conscientes del fin de una época. Saben y sienten que cuando mueran, todo lo que no hayan dejado por escrito, todo lo que no hayan anotado, se perderá. Saben que las realidades cotidianas que ellos plasman en sus textos se convertirán en leyendas para la generación que venga justo detrás de ellos.

Todas las generaciones piensan que lo que les cuentan sus padres, sus abuelos es increíble pero en el caso de los escritores nacidos para asistir a la conmoción de las dos Guerras Mundiales, su mundo sencillamente dejó de existir. Todo lo que habían conocido desapareció bajo un nuevo orden geográfico, político, social, económico, artístico y hasta histórico.

El tono de Andric es pausado y está cargado de melancolía. La historia del puente construido en una pequeña ciudad bosnia, se acelera a ratos y en otros casi desaparece, casi como si fuera el caudal del río que a veces corre sin control y otros se remansa hasta casi secarse. Es un libro calmado que recorre 5 siglos de historia de un puente y de cómo ese puente se convierte en escenario de todo lo que ocurre en la ciudad. Cuando desaparece... arrastra con él toda la historia anterior que se pierde en la corriente de la historia, del río que corre. Es un libro que hay que leer con calma y tranquilidad. 

Andric es muy sabio.
"Las personas que no trabajan y que no emprenden nada en la vida pierden con facilidad la paciencia y cometen errores cuando juzgan el trabajo de los demás".
Y esto sobre cómo se leían los periódicos hacia 1910 se puede aplica,r tal cual, a nuestros días.
"Se leían los periódicos con avidez, pero al vuelo, de paso. Cada cual buscaba únicamente los diarios que exhibían en primera página titulares sensacionalistas impresos en grandes caracteres. Los artículos que aparecían en los rincones, escritos con letra pequeña, no tenían lectores. Todo lo que pasaba iba acompañado por el ruido y el resplandor de las palabras aparatosas".
Juegos Reunidos  de Marcos Ordóñez. El año pasado, casi por estas mismas fechas, leí "Un jardín abandonado por los pájaros" mientras me moría de dolor con una sinusitis que casi acaba conmigo y tengo un cariño especial por Ordóñez, por haberme acompañado en aquellos días espantosos de dolor supremo e insoportable.

Juegos reunidos recupera la idea mental de El Jardín pero no el espíritu. En la primera entrega de sus memorias o de sus recuerdos todo fluía con calma, con parsimonia, sin prisas. Con pausas infinitas y detalles mínimos. Los detalles que parecen insignificantes cuando los vivimos y que, sin embargo, cuando nos ponemos a reconstruir nuestros recuerdos se convierten en los pilares sobre los que construimos la estructura completa de nuestra memoria. Puede ser un día concreto que en su momento pareció una tontería, un objeto insignificante, una persona que sólo vimos una vez, un sabor... Ordóñez, en El Jardín construía sus recuerdos así.

En Juegos Reunidos la premisa es al revés. Sobre una anécdota, un motivo o un personaje se construye el artículo. Probablemente el hecho de que sea una recopilación de artículos, columnas y pequeñas piezas condicione que el ritmo sea mucho más rápido y precipitado. Casi todas las historias son "hacia fuera", encuentros con escritores, con actores, con músicos. Las historias que más me han gustado son las que tienen más desarrollo y un ritmo más lento.

He doblado un montón de esquinas.
"Lo difícil es contar historias sobre gente como cualquiera de nosotros, gente que canta o ríe o grita o llora o se aburre cuando por ahí le da, gente para la que no sirven los adjetivos definitorios ni las denominaciones de origen, porque nadie es común cuando se le mira detenidamente."
"Pasolini entendía que la vitalidad no es una cualidad inmutable del ánimo, sino que hay una vitalidad luminosa y una vitalidad oscura, y que ambas suelen brotar bajo presión, por hartazgo, de miseria e impulso de supervivencia."
"La exageración era el principal rasgo de su carácter. El segundo era el entusiasmo. El tercero, la duda que hiere. Los tres formaban una perfecta combinación alquímica."
Ordóñez termina el libro con un capítulo / poema titulado Quiero.  Unos cuantos "quiero"  me han gustado:

"Quiero
    - que en las ceremonias realmente importantes suene siempre Caravan de Van Morrison.
    - una nevada anual y que el calor del verano no sobrepase los veintitres grados. Y sin temperatura     de bochorno.   
 - quiero poder decir "A lo mejor no es tan difícil" pero creyéndomelo."

"Quiero

   -algo que no diré aquí." 

Dos lecturas, dos hombres y mucho que aprender. Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados de marzo.


8 comentarios:

MG dijo...

El primero me llama la atención por las semejanzas que mencionas. Pero creo que no me va a gustar.

Marcos Ordóñez creo que me lo apunto.

Nisi dijo...

Leí "Un puente sobre el Drina" hace un montón de años, de muy jovencita. Lo que recuerdo es la calma que tú mencionas y esa necesidad de leerlo despacio. También recuerdo haber copiado un montón de frases chulas. Es curioso, recuerdo poco de la historia, pero mucho de las sensaciones que me transmitió.

Alberto Secades dijo...

Se te ha escapado un inicio alternativo: "A pesar de tener un día más, febrero ha seguido teniendo un día menos".
Alguien tenía que decirlo.

Gracias.

Oswaldo dijo...

¡Qué requetebién lo haces Moli!
¡Eres una pluma fina de alta calidad!

Normalmente lo haces muy bien. Tanto en el FONDO cómo en la FORMA. Creo que por tal buena combinación los que te leemos nos quedamos por aquí.

Hoy, a pesar que me gustaron MUCHÍSIMO tus "esquinas" seleccionadas, prefiero comentar sobre la fácil fluidez (Fácil para leer, no sé si para escribir) con la que transmites tus ideas, logrando a la vez una gran precisión. Eso, en cuanto a la forma.

En cuanto al fondo, en el párrafo que comienza con "Juegos reunidos recupera..." cuando hablas acerca de los pilares construidos sobre detalles insignificantes para armar la estructura de nuestra memoria, sencillamente "te pasaste".

Magnífico escrito, Moli.

Albert dijo...

Me apunto el de Un puente...Has dicho Zweig y Europa desaparecida y son dos elementos que me fascinan. Por cierto, si tienes ocasión, échale un ojo a Reinos desaparecidos, de Norman Davies. Le da (al menos a mí me las dio)nuevas perspectivas a, por ejemplo, Tierras de sangre.
Los de Ordóñez no necesito apuntármelos, los tengo en cola ;-)
Este verano leí de él Comedia con fantasmas, que me encantó.
Por una vez, creo que te gano en lecturas mensuales.

cristina dijo...

Moli, te recomiendo ""Los susurros de la guerra", de Masood Khalili.
El es el embajador de Afganistán en España,y el libro te cambia totalmente la visión que tenemos de ese país, además de estar escrito con una prosa que engancha.

Pep dijo...

Bellísima la cita de Andric. Acabo de comprar el libro.

Albert dijo...

Pues ya leí Un puente sobre el Drina. No recordaba tus comentarios, pero coincidí en la sensación de fluir. Toda la historia pasando bajo el puente tranquila, caudalosa o salvaje. Hubo un momento, al principio, que me descompuso literalmente: la detallada descripción del empalamiento. Y en otros momentos, los paralelismos con la actualidad eran impresionantes. Las discusiones entre los nacionalistas y los revolucionarios parecían las mismas que, ahora en twitter o los medios digitales, ves entre ciertos indepes catalanes y sus adversarios/enemigos.
Me ha gustado muchísimo y me ha entristecido saber que Visegrad sufrió una tremenda limpieza étnica durante la guerra de Bosnia, que en el puente se volvió a asesinar, que quedó como parte de la República Srpska serbo-bosnia