En mi vida he tenido dos experiencias con incendios, ambas acorde con mi esencia, es decir absurdas.
La primera de ellas fue con 14 años o así. Mis padres salieron a cenar con sus amigos y me dejaron al cargo de mis hermanos que tenían 14, 11 y 4. Con dos cojones, eran otros tiempos. Nos apetecían patatas fritas, así que encendimos la superfreidora que mi madre había puesto en Los Molinos ( de esas grandotas) y nos fuimos a ver una peli de Paco Martínez Soria en lo que el aceite se calentaba. Y vaya si se calentó, cuando volví las llamas llegaban al techo, imbuida del espíritu de los Hombres de Harrison, les dije a mis hermanos que salieran al jardín y después impartí instrucciones.
- E. quédate aquí cuidando de G.
- B. sube a casa del vecino e intenta llamar a casa de los abuelos para que venga alguien.
En casa no teníamos teléfono porque a mi padre le parecía innecesario, pero esa es otra historia.
Mientras tanto y armada con mis conocimientos sobre incendios adquiridos en pelis, comics y documentales de la tele intenté enfrentarme al fuego. En algún sitio había oído que no se debía echar agua al aceite y que era mejor echar una manta o algo que “ahogara” el fuego. Era verano y no sabía donde estaban las mantas así que arramplé con las toallas de la piscina y desde una distancia prudencial las arrojé al fuego.
Ardieron como papel.
A todo esto había llegado mi hermano que carecía de mi débil pátina de conocimiento sobre incendios y decidió enchufar al fuego con la manguera desde la ventana….le dejé probar y montamos un cirio del 15. Ya ardía la campana extractora y todo.
Cuando parecía que todo estaba perdido y nos veíamos ya negros y tapados con mantas de esas de las pelis mientras veíamos arder nuestra casa y tratábamos de explicárselo a nuestros padres, se me encendió una luz y me acordé de una cosa que había visto en la tele: los helicópteros echaban tierra en los incendios. Cogí la pala, la llene de arena y me acerqué a la freidora para intentar echar ahí la arena, en el foco del fuego. Funcionó y las llamas se apagaron.
La segunda parte de esta historia es la bronca que nos cayó por hacer patatas sin permiso, por haber dejado la cocina sin vigilancia y por haber quemados las toallas..pero eso no viene al caso.
Mi segunda experiencia con el fuego ya la conté aquí y es tan absolutamente surrealista que me da hasta vergüenza.
Considero que con estas dos experiencias tengo un bajage suficiente como para saber enfrentarme a las llamas. Es una lástima que el Director de RRHH de mi empresa de colocación de libros no lo vea así y me acabe de llamar para echarme la bronca por fumarme la charla de una hora de duración sobre cómo actuar en caso de incendio.
- No te he visto en la charla.
- No me extraña, no he ido.
- Pues tienes que ir porque además te voy a nombrar J. E. de tu área.
- ¿ Qué es J.E? ¿ Me pagan más? Responde primero a la segunda pregunta.
- Es Jefe de Emergencias de tu área.
- Pues menos mal que no he ido, porque paso de ser J.E.
- Tienes que ser tú porque cuando gritas la gente te hace caso y organizarías a todos en caso de incendio.
- Sinceramente si hay un incendio en el edificio yo salgo corriendo y paso de los demás.
- ¿ Y si hay fuego en el despacho del Jefe Supremo? Si vas al curso aprenderás donde tienes que poner la mano en la puerta para saber si hay mucho fuego o poco.
- Jajajajaja..¿ me lo estás diciendo en serio? De verdad te crees que si pensara que hay fuego en el despacho del J.Supremo iba a hacerme la heroína e intentar entrar? No me conoces en absoluto. Yo salgo y que vengan los bomberos.
- ¿ Y dejarías ahí a tu jefe?
- Si las posibilidades de mi jefe de salir indemne de un fuego dependen de que yo entre a salvarle…se puede dar por asado. Dejando de lado el hecho de que yo mido 1, 60 y él 1,90 y sería completamente imposible para mi hacer nada.
- Pues tienes que ir.
- Pues no voy a ir. Ya sé de incendios todo lo que tengo que saber.
A lo mejor si le mando este post ve que estoy preparada.
La primera de ellas fue con 14 años o así. Mis padres salieron a cenar con sus amigos y me dejaron al cargo de mis hermanos que tenían 14, 11 y 4. Con dos cojones, eran otros tiempos. Nos apetecían patatas fritas, así que encendimos la superfreidora que mi madre había puesto en Los Molinos ( de esas grandotas) y nos fuimos a ver una peli de Paco Martínez Soria en lo que el aceite se calentaba. Y vaya si se calentó, cuando volví las llamas llegaban al techo, imbuida del espíritu de los Hombres de Harrison, les dije a mis hermanos que salieran al jardín y después impartí instrucciones.
- E. quédate aquí cuidando de G.
- B. sube a casa del vecino e intenta llamar a casa de los abuelos para que venga alguien.
En casa no teníamos teléfono porque a mi padre le parecía innecesario, pero esa es otra historia.
Mientras tanto y armada con mis conocimientos sobre incendios adquiridos en pelis, comics y documentales de la tele intenté enfrentarme al fuego. En algún sitio había oído que no se debía echar agua al aceite y que era mejor echar una manta o algo que “ahogara” el fuego. Era verano y no sabía donde estaban las mantas así que arramplé con las toallas de la piscina y desde una distancia prudencial las arrojé al fuego.
Ardieron como papel.
A todo esto había llegado mi hermano que carecía de mi débil pátina de conocimiento sobre incendios y decidió enchufar al fuego con la manguera desde la ventana….le dejé probar y montamos un cirio del 15. Ya ardía la campana extractora y todo.
Cuando parecía que todo estaba perdido y nos veíamos ya negros y tapados con mantas de esas de las pelis mientras veíamos arder nuestra casa y tratábamos de explicárselo a nuestros padres, se me encendió una luz y me acordé de una cosa que había visto en la tele: los helicópteros echaban tierra en los incendios. Cogí la pala, la llene de arena y me acerqué a la freidora para intentar echar ahí la arena, en el foco del fuego. Funcionó y las llamas se apagaron.
La segunda parte de esta historia es la bronca que nos cayó por hacer patatas sin permiso, por haber dejado la cocina sin vigilancia y por haber quemados las toallas..pero eso no viene al caso.
Mi segunda experiencia con el fuego ya la conté aquí y es tan absolutamente surrealista que me da hasta vergüenza.
Considero que con estas dos experiencias tengo un bajage suficiente como para saber enfrentarme a las llamas. Es una lástima que el Director de RRHH de mi empresa de colocación de libros no lo vea así y me acabe de llamar para echarme la bronca por fumarme la charla de una hora de duración sobre cómo actuar en caso de incendio.
- No te he visto en la charla.
- No me extraña, no he ido.
- Pues tienes que ir porque además te voy a nombrar J. E. de tu área.
- ¿ Qué es J.E? ¿ Me pagan más? Responde primero a la segunda pregunta.
- Es Jefe de Emergencias de tu área.
- Pues menos mal que no he ido, porque paso de ser J.E.
- Tienes que ser tú porque cuando gritas la gente te hace caso y organizarías a todos en caso de incendio.
- Sinceramente si hay un incendio en el edificio yo salgo corriendo y paso de los demás.
- ¿ Y si hay fuego en el despacho del Jefe Supremo? Si vas al curso aprenderás donde tienes que poner la mano en la puerta para saber si hay mucho fuego o poco.
- Jajajajaja..¿ me lo estás diciendo en serio? De verdad te crees que si pensara que hay fuego en el despacho del J.Supremo iba a hacerme la heroína e intentar entrar? No me conoces en absoluto. Yo salgo y que vengan los bomberos.
- ¿ Y dejarías ahí a tu jefe?
- Si las posibilidades de mi jefe de salir indemne de un fuego dependen de que yo entre a salvarle…se puede dar por asado. Dejando de lado el hecho de que yo mido 1, 60 y él 1,90 y sería completamente imposible para mi hacer nada.
- Pues tienes que ir.
- Pues no voy a ir. Ya sé de incendios todo lo que tengo que saber.
A lo mejor si le mando este post ve que estoy preparada.
7 comentarios:
Se han fijado en ti los de RRHH, pasas a ser pringada. Es dificil resistirse pero ¡LUCHA!
Gonzalo..no me subestimes. Al final ha claudicado, me ha dicho: por lo menos baja y firma la hoja como si hubieras ido.
Molinos... Estoy intentando recuperarme del primer fuego (el de la urraca). En cuanto a lo de prevención de incendios, es un coñazo. Y da igual que te nombren Jefe de Emergencias, porque en caso de incendio, nadie iba a seguir el plan de evacuación...
jjajajajajjajaaaaa...vuelvo otra vez a reirme sin poder parar con la historia del pajarraco...jajajajaaaa
Ay, se me olvidó comentarte que había leído tu entrada sobre el fuego surrealista de Los Molinos. Me quedé a cuadros y me reí muchísimo.
Por otra parte lo del teléfono y Los Molinos se ve que en el ambiente había algo que lo hacía innecesario porque nosotros estuvimos incomunicados hasta los últimos tiempos allí, o sea, bien entrados los noventa (!!).
Pero qué casualidad! ¿Es que se ponen de acuerdo para dar las charlas por las mismas fechas? El pasado martes tuve yo la mía. Y como yo trabajo por las tardes y coincido sólo una hora con resto de personal, en caso de incendio yo sería Jefe de Emergencias y Jefe de Intervención. Un pluriempleado entre llamas, ya ves.
Me quedo con eso de "Eran otros tiempos" Hoy se enteran de que unos padres han dejado solos a sus hijos y hasta son capaces de quitárselos y darlos en acogida.
(Por cierto, yo te conocí en la historia del segundo fuego, el de la urraca)
El fuego de la urraca me ha dejado flipada. Les convendría a las urracas más que a tí la prevención de incendios
Aunque yo no tenía casa en Los Molinos en mi urbanización tampoco se estilaba el telefono. Volvíamos a los tiempos primitivos de la civilización: a grito pelado XD
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