Llego a mi trabajo y me siento en mi despacho. No bajo a desayunar, no voy a la máquina de café, no salgo a fumar. Estoy sentada delante de mi ordenador hasta que bajo a por el rancho hacia las 3. Es lo que quiere mi jefe, para eso me paga y además si no estoy se pone muy nervioso. Si por casualidad me llama y en vez de estar sentada estoy de pié guardando algo en un archivador y tardo 3 tonos en cogerlo, al descolgar oigo:
- ¿ Dónde estabas?
- Sujetando un archivador antes de que se me cayera y me destrozará el pie.
- Ah vale.
Si por ejemplo he ido a la fotocopiadora que está exactamente a 20 metros de mi despacho y me llama desde su mesa, si no lo cojo a la tercera llamada..oigo como cuelga y sale andando de su despacho, asoma la cabeza para ver dónde estoy.
Hace poco le dí a elegir entre sondarme o avisarle cuando voy al baño para evitarle una crisis de ansiedad. Gracias a Dios eligió el aviso.
Bien, es evidente que mi sitio está en mi despacho. No me puedo mover de aquí y para eso me pagan. Hay gente que no lo entiende, por ejemplo las tías de “ control de accesos”, es decir, las recepcionistas de toda la vida que ahora son controladoras de accesos. Supongo que es para darse importancia, controlan los accesos cómo si hubiera peligro de invasión por parte de gente deseosa de ver una empresa de colocación de libros por colores o espías industriales que quisieran conocer nuestros secretos.
Me llaman:
- Hola guapa
- ¿ Perdón?
- Te llamo de control de accesos.
- Ah si, las de la portería.
- No, perdona, control de accesos.
- Vale, si, las de amarillo detrás del mostrador. Dime
- Que ha llegado un paquete.
- Vale
- Tienes que bajar a buscarlo.
- Jajajajajajajaja ¿ perdona?
- Tienes que bajar a buscarlo porque no podemos tenerlo aquí.
- Pues subídmelo.
- No es mi trabajo
- Mira controladora de accesos, la importancia de nuestro trabajo es directamente proporcional a la distancia que hay desde nuestro puesto de trabajo al despacho del jefe supremo y mira tú por donde yo le tengo aquí delante mirándome y tú no.
- Vale, ahora te lo subimos.
Por supuesto me odian, pero es que coño, le das a alguien un uniforme, un ordenador y un tarjeta identificativa y se creen los amos del calabozo.
La semana pasada tuve otra bronca con ellas que está teniendo desagradables repercusiones en mi entorno laboral. Me llama mi jefe hecho una furia:
- ¿ Porqué no me has avisado de que me había llegado un paquete? He quedado fatal con un tío
- Aquí no te ha llegado nada.
Llamo a las controladoras de accesos y con voz dulce pregunto:
- ¿Ha llegado algo para el Jefe Supremo?
- No, no ha llegado nada, te habríamos avisado.
- ¿ seguro?
- Si, si seguro. Aquí no hay nada y no hay nada apuntado.
- Vale, pues cuando llegue sea la hora que sea ( era viernes y yo iba en el coche ) me llamáis, a la hora que sea.
- Vale, vale.
A los 10 minutos me llaman.
- Oye, que si hay un paquete, que llegó antes de ayer.
- ¡PERDONA?
- Si, es que es muy pequeño.
- ¡ MUY PEQUEÑO? No he hablado contigo hace 10 minutos y me has dicho que no había nada y que no había nada apuntado?
- Te avisamos el otro día.
- MENTIRA. Y LO SABES.
Llamo a mi jefe:
- El paquete llegó hace dos días pero no me habían avisado
MI jefe suelta todo tipo de exabruptos malsonantes y sé que si tuviera a las controladoras a mano las fulminaba.
- ¡¡ voy a llamar a su jefe!
El jefe de las controladoras es a su vez mi archienemigo el jefe de mantenimiento al que por supuesto le ardió el pelo de la bronca que le cayó sin comerlo ni beberlo. El lunes siguiente vino a verme para ver qué problema había habido, o a ver cómo con una maniobra de arabesco lateral conseguía que la metedura de gamba de sus chicas fuera mía. Discutimos mucho y gane yo pero en venganza ha bajado la temperatura del comedor a 15 grados y me mira con odio cuando entro a comer.
Lo que no sabe es que estoy maquinando mi venganza. Hoy bajaré a comer con mi jefe y le pediré que me deje su chaqueta del frío que tengo. Pareceré un pingüino pero le daré pena y cuando suba dira: llama al de mantenimiento y le echará otra bronca porque la gente pasa frío en el comedor y estamos gastando mucho en aire sin necesidad.
La venganza es un plato que se toma frío y nunca mejor dicho.
10 comentarios:
Los de mantenimiento suelen ser un enemigo duro, pero saldrás airosa, seguro.
Lo del control de accesos es que me hace una gracia... tanto eufemismo y tanta tontería me ponen mala. A ver qué pondrá en su contrato: "portera", "recepcionista", "controladora de accesos???"...
En fin, suerte en la batalla.
Si quieres, te puedo buscar informes sobre la importancia de no bajar la temperatura de los despachos de 20 grados en verano y el consiguiente ahorro energético. Lo digo porque en mi oficina tenemos la obligación de llevarlo a rajatabla (yo creo que han contratado a alguien para que lo compruebe a lo largo del día y en varios lugares...). Inundas de informes al de mantenimiento hasta que le dé un ataque de ansiedad y pida la baja....
Respecto al "control de accesos", sin comentarios....
Joder, ahora me entero de que la culpa de que desde hace unos días nos muramos todos de frío en el comedor la tiene "el pequeño paquete del jefe supremo".
Ji, ji, ji......
MALVALOCA.
eres más perra que niebla
Pa mi que meterse con el de mantenimiento es derrota asegurada, pero allá tu...
Ay, Molinos, dime que me consideras amigo, que tengo aún una pequeña posibilidad de salir con vida, que no me tienes guardada una buena...
Empiezo a tenerte miedo!!
He visto tu blog recomendado en el de JuanRa Diablo y me he dejado caer por aquí. Me he reído muchísimo. Tienes gracia para contar las cosas. FRAN.
No me gustaría tenerte como enemigo, pero tienes razón, a veces sólo te hacen caso cuando sacas las uñas.
Un saludo
Doy fe de las " controladoras de acceso" temen una invasión. Te piden todo tipo de documentación, a donde vas y a ver a quien en la fabrica de colocar libros por colores.
De trabajar contigo yo también te odiaría Moli (jajaja)
Vengativa, manipuladora y rencorosa.
¿No te dio pena el de mantenimiento? No estaba avisado. Pásale una tarjeta con la dirección del blog...
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