Volvimos a casa cruzando El Retiro de noche, bordeando el estanque, El Palacio de Cristal vacio, solitario y precioso y pasando entre las mesas de los chiringuitos cerrados. Íbamos eufóricas.
«María, cariño estás con el mismo subidón que tenías cuando te recogía en el parque de bolas en los cumpleaños». Saltaba, corría, agitaba el paraguas y se reía con esa risa suya que le desborda y que no se puede fingir. Es una risa cantarina que le sale muy de dentro y que me cambia la vida. Y ayer le cambió la vida a ella, a mi hija María, a mi madre y a mí.
Sesenta años hay entre mi madre y mi hija, yo soy el paso intermedio entre ellas, el hilo que las une. Ayer fuimos las tres a Atocha, caminando y nos sumergimos en una marea de gente de todas las edades; miles y miles de personas: chicas jóvenes, niñas, niños, bebés, familias, señoras mayores, señoras tan mayores como mi madre y más, hombres, parejas... era increíble. No se podía caminar, ni dar un paso. Tardamos tres horas en llegar a Cibeles. Aquello fue una fiesta para mi hija y para mi madre, iban leyendo todas las pancartas y decidiendo con cuales estaban de acuerdo y con cuales no y si coincidían en sus preferencias. Mi madre le explicó a María lo que fue la II República y María nos enseñó a hacer un boomerang para instagram con un paraguas en el que se podía leer «Juntas 8M. Paramos». Ni María ni mi madre trabajan. Yo sí pero no hice huelga. Hoy he escuchado en la radio a unos cuantos rancios que el día de ayer no fue un éxito porque no se paró el país ni se van a cambiar las leyes y las cuotas blablabla. Gente sin alma.
No se paró el país ni falta que hizo. No estuvimos allí contra nadie sino por algo, por nosotras. No se parecía a nada que pudieras leer en un periódico, escuchar en una radio o ver en la televisión. La emoción transmitida nunca es como la emoción vivida y por eso no transforma. ni se puede entender por completo. Se mira con escepticismo, como si fuera fingida, impostada, forzada. La sonrisa eufórica de María cuando la dejé en casa, la cara de agotamiento feliz de mi madre esta mañana, mi insomnio brutal de esta noche son cosas que solo podían salir de un momento como el de ayer. La emoción que vivimos nos cambió la vida a mí, a mi madre y a mi hija. Y a otros miles de personas que estaban allí con nosotras.
Para el que se niegue a verlo, se empeñe en ningunearlo o en cubrirlo de cualquier tipo de capa ideológica, solo tengo una respuesta: tú te lo pierdes y ojalá yo supiera contarlo mejor.
¡Chispas!
12 comentarios:
No estuve en Atocha, pero estuve en mi cuidad, y me pasó algo parecido, y eso q iba sola. Esto no es un logro político, aunque algunos lo quieran llevar hacia ese lado, como siempre. Esto es un logro social. Y muy de acuerdo con tu frase 'esto no va contra nadie' aunque algunos lo quieran ver por ese lado, como siempre.
mundOpiruletA
Libertad, Igualdad, Fraternidad/Sororidad.
Me encanta lo de las tres generaciones juntas y felices.
Yo estuve en la de Huesca y, dicho con total sinceridad, no sentí ninguna emoción. Estaba el centro a reventar e imagino que para mucha de esa gente la experiencia sería preciosa, como tú la cuentas. Yo me alegro.
A mí lo que sí me emociona es ver cómo en las últimas décadas ha cambiado la mentalidad general. Ver todos esos logros me hace ser optimista de cara al futuro.
El New York Times saca a mi cuidad Bilbao en portada. Me parece increible, fue una huelgas sin precedentes
La emoción nos desbordó a todas las que estábamos allí, yo con mi madre, era una ocasión para ir todas juntas de la mano.
Ojalá muchos días como el de ayer
Fue muy emocionante. El principio de muchas cosas. El futuro será feminista o no será.
No lo puedes contar mejor de lo que lo has hecho. Yo estuve anoche y es exactamente lo que hubiera escrito si escribiera tan bien como tú
(Chispas)
Yo también estuve en Cibeles y pude sentir esa misma emoción que describes. Fui con mi marido orgullosa de tenerle a mi lado y me habría encantado llevar si tuviera a una hija y mucho más a mí madre si todavía estuviera conmigo.
También me acosté con ese nervio de la emoción vivida y pensaba que algo había cambiado.
Hoy he tenido un día de trabajo horroroso y esa emoción se ha venido abajo.
Me ha encantado leerte. Lo has descrito maravillosamente.
Chispas al cubo!!!!
Yo fui con unas amigas, mi madre fue con mis hermanas, mi hija a 6.000 kilómetros le contaba a su madre americana que todas sus amigas, su madre, sus tías y su abuela estaban allí y porqué ella creía que había que estar...Por cierto, yo fui a mis primeras manis(chispas!) con mi madre y mi hija lo hizo con su madre y con su abuela
Que este día se vaya convirtiendo en una rareza,porque no haga falta celebrarlo.
Ni ningún día del hombre,espero.
Katherine Hepburn no habria ido jamas a esa manifestacion
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