domingo, 18 de diciembre de 2016

Cuatro semanas para ser padre

Cuando nació nuestra primera hija, hace justo 13 años, El Ingeniero disfrutó de los 4 días de baja por nacimiento que le correspondían y de dos semanas de vacaciones que se había guardado para estar con ella y conmigo. Cuando nació nuestra segunda hija, en agosto de 2005, se reservó su mes de vacaciones para pegarlo a los 4 días que le correspondían y que como eran naturales y el nacimiento fue un viernes, fueron en realidad 1. 

Siempre he defendido que una medida que igualaría a hombres y mujeres a la hora de conseguir un trabajo o promocionar a un puesto mejor es la obligatoriedad de la baja de paternidad exactamente igual que la baja maternal. 12 semanas obligatorias de baja desde el día del nacimiento. Las otras 4 semanas podrían ser para cualquiera de los padres. 

Sinceramente no creo que viva para llegar a ver esta medida pero, mientras tanto, cualquier paso que se dé en esa dirección me parece fabuloso. Las 4 semanas que se han aprobado me parecen mejor que los 15 días que había antes y los 15 días me parecen un adelanto con respecto a los 4 días a los que tuvo derecho el padre de mis hijas. 

En mi ingenuidad creía que la ampliación a  4 semanas del permiso de paternidad sería una medida celebrada por todos, especialmente por los hombres que van a poder disfrutar de un tiempo valioso y de calidad con sus hijos recién nacidos y sus mujeres recién llegadas (o no) a la maternidad. Un tiempo de cambios e inquietudes en las que conviene estar juntos porque es una época dura. 

Pues no. Resulta que el viernes por la noche tuve que escuchar en la radio (me topé con ello por casualidad) frases como éstas que transcribo aquí (la transcripción completa está aquí y se puede escuchar aquí

"Pienso por ejemplo que sería fantástico, me parece muy bien que haya un permiso de paternidad pagado por el Estado por lo que el impacto sobre las empresas será menor lo que puede ser un impacto (sic) pero es que es tan poco tiempo. Un impacto sobre la carrera profesional no es comparable al que tiene sobre la carrera profesional de una mujer los nueve meses de embarazo y todo el tiempo que le dedica o le sustrae o se ve obligada a dedicar de su tarea para dedicarse al cuidado de los suyos, pero me parece un avance pero hay cosas más prácticas que podíamos hacer. Por ejemplo las guarderías 24 horas que tienen en Francia me parece una conquista y creo que realmente dotan de una gran flexibilidad. No todas las mujeres tienen horarios diurnos de trabajo, hay limpiadoras, personas que necesitan trabajar en turnos de noche, en turnos complicados y, a veces, esas personas necesitan un apoyo para que puedan tener hijos por si quieren tenerlos". 
"Hay un aspecto old fashion en las medidas, habría a lo mejor que pensar en cosas un poquito distintas".
"no creo que sea introduciendo penalización a la carrera profesional de los hombres..."
"lo que no puedes hacer es buscar la igualación por abajo evidentemente, lo que no puedes hacer es quitarle el skateboard a los que van más rápido".

Todo esto lo dijo un hombre, un hombre que hace unos meses opinaba que tener mujeres en los consejos de administración no sirve para nada porque o no aportan nada o si aportan algo es porque se comportan como hombres. Curiosamente en la intervención del otro día, metió una cuña sobre los consejos de administración porque parece que ahora sí le parece interesante que haya mujeres. Dudo mucho que haya cambiado de opinión, simplemente resultó que, en su minúsculo cerebro de  neanderthal,  la problemática de las mujeres consejeras había pasado a ser algo insignificante comparado con la debacle que para este hombre significa que los padres pasen 4 semanas con sus hijos recién nacidos. 

Para este señor, la baja paternal de 4 semanas es una penalización a la carrera profesional de los padres. Es una afirmación tan asquerosa, machista y retrógrada que, como dije en Twitter, me dieron ganas de vomitar. 

Irse de baja 4 semanas no penaliza nada. Son exactamente dos semanas más de "ausencia" que si te casas. Seguro que este tipo conoce hombres que se han casado varias veces y han disfrutado de sus quince días de asueto. Me encantaría saber porqué disfrutar de tu hijo durante 4 semanas te penaliza en el curro y sin embargo irte 15 días de vacaciones a una isla paradisiaca por haberte casado no. ¿A partir de cuantos días tu vida personal "penaliza"? O ¿es que las bajas por diversión no penalizan pero las de responsabilidad familiar sí? ¿cuidar a un bebé penaliza pero tomar daiquiris no? 

Hasta ahora mismo, esa penalización tan lamentable para el Sr. Muller solo afectaba a las mujeres. ¿Estaba él igual de horrorizado con esa medida tan "old fashion" o solo ha empezado a preocuparle cuando le afecta a él y a sus chicos?   Si 4 semanas le parece terrorífico para los hombres ¿qué le parecen 16 para las mujeres? ¿No será que, para él, que se penalice a las mujeres no importa absolutamente nada porque es de los que opina que las mujeres trabajamos para entretenernos hasta que tenemos la suerte de encontrar un hombre con el que reproducirnos y entonces ya nos da igual nuestro trabajo? ¿A cuantas mujeres ha penalizado este señor por irse de baja maternal? 

Tercero, ¿qué tipo de visión enfermiza, repugnante y minúscula de la vida familiar tiene este hombre, y tantos como él, para que pasar tiempo con sus hijos recién nacidos todo lo que le provoque es pensar en que le quitan el skate con el que va más deprisa en su trayectoria profesional? 

¿Cómo de minúsculo es este hombre para que contemple esta medida como una "igualación por abajo" en vez de una buena noticia para los hombres? 

Las palabras y opiniones del Sr. Muller son ofensivas para las mujeres porque son otra manifestación más de su machismo cavernícola y su desprecio absoluto hacia las mujeres que trabajan. 

Las palabras y opiniones del Sr. Muller son ofensivas también para los hombres. Conseguir poder pasar cuatro semanas con su pareja y su hijo recién nacido es un triunfo para todos esos padres para los que estar con su familia no es una "penalización" y saben cuando toca bajarse del skate por un ratito. 

Las palabras y opiniones del Sr. Muller son ofensivas para todos los padres y madres que prefieren días con sus hijos a guarderías 24 horas dónde aparcarlos. 

Las 4 semanas son una gran noticia, aunque a las mujeres nos vendría mejor si fueran obligatorias. Si todos, hombres y mujeres, al tener hijos disfrutáramos de los mismos derechos y tiempos para estar con ellos, tener hijos dejaría de ser un problema para el desarrollo de una carrera laboral.  

Estoy asqueada y cabreada. Me consuelo pensando en la cantidad de hombres, padres y no padres, que no piensan como éste elemento y que disfrutarán de esos días con sus familias. 


sábado, 17 de diciembre de 2016

13 años


Interior casa / Exterior playa / campo / jardín /  nueva ciudad.

Dos personajes: adulta de 43 años y preadolescente de casi 13.

–Podías probar a leer este libro.
–No
–¿Por qué?
–Porque no me va a gustar
–¿Cómo lo sabes si no lo has leído?
–Lo sé
–¿Lo sabes todo?
–Sé lo que no me gusta
–No, no lo sabes, si no lo has probado no sabes si te gusta o no.
–No quiero
–Eso es otra cosa. ¿Por qué no quieres?
–Porque no me apetece
–Eso es lo mismo, no me vale. Piensa otra respuesta

Ojos anegados en lágrimas a lo Candy Candy por parte de la preadolescente.

Suspiro por parte de la adulta de 43. 

–Pruébalo, lee un par de páginas, 20. Si no te gusta lo dejas
–¿No te enfadarás?
–No. Me enfado si ni siquiera lo intentas. 

En el 98 % de los casos lo que has probado: el libro, la película, la actividad, la canción, la ciudad o lo que fuera, te ha gustado. Es un porcentaje de acierto por mi parte claramente espectacular. Lo frustrante es que acertar no acumula puntos para la vez siguiente y hay que repetir el esquema de conversación una y otra vez, volver a la casilla de salida.

Ha sido el año del "no" como respuesta automática a cualquier pregunta, sugerencia o idea que no viniera de ese sitio recóndito en tu interior en el que crees que tienes la sabiduría suprema. Contigo, ha sido el año de la marmota, y confieso que, a veces, hubiera deseado tener una marmota entre las manos para poder estamparla contra el suelo o estrangularla de lo que me has sacado de quicio. 

Ha sido el año de la languidez suprema. Todo tu cuerpo te pesa. Tu velocidad vital es como la de los perezosos de zootrópolis. Te mueves a cámara lenta como si hacerlo más deprisa, con un poquito más de brío y energía fuera a provocar un rápido e incontrolado crecimiento de tus brazos y piernas, como si tuvieras miedo de que la aceleración fuera a hacerte tropezar con tu propio cuerpo y caerte. Y no quieres caerte, porque te morirías de vergüenza. Esa es otra, todo te da vergüenza, absolutamente todo, incluso lo que no has hecho pero podrías hacer. Es más, no solo te dan vergüenza tus cosas, te dan vergüenza las de los demás: las mías, las de tu hermana, las de tu padre. Es graciosísimo, nunca lo había pensado pero, a los 13 años uno llega al valle de la "vergüenza ajena" y se pone a recorrerlo hasta sus más profundos recovecos. Yo me río mientras te oteo desde la cumbre de "me da exactamente igual lo que piense la gente". Te quedan años de travesía hasta que consigas llegar aquí pero lo harás. 

Ha sido el año de dormir hasta reventar la cama, los pijamas y mi paciencia. ¿Cómo puedes dormir 13 horas del tirón y levantarte cargada de languidez extrema y aburrimiento? Sospecho que estás acumulando carga de batería para el momento en el que estalles y no pares.

Ha sido el año de verte venir por la calle y no poder pensar en otra cosa que en Jay en Mall Rats. 

El 13 es un número raro. A algunos no les gusta, a otros les da miedo, otros lo ignoran. No se pueden obviar tus 13 años pero es, como el número, una edad rara. Con 13 años no sabes si eres una niña, una adolescente, una preadolescente, una mujer o una profecía. La mayor parte de los días te percibo como si fueras una cocktelera en la que se agitan todas esas personas y dependiendo de la temperatura, las circunstancias, la presión atmosférica, la dieta, las horas que hayas dormido o tus hormonas, la bebida resultante es increíblemente dulce, dolorosamente amarga, estúpidamente insípida, excitantemente sorprendente, deliciosamente divertida o sencillamente repugnante. 

Vivir contigo ahora es aterrador y muy cansado pero me encanta esta etapa en la que, cada día, no sé si voy a declararte mi heredera universal y suspirar de amor por ti o fantasear con que te vayas de casa muy pronto y solo me escribas postales. Me encanta no saber si ese día me tocará ser la madre más molona del mundo o la peor madrastra de los cuentos. Me fascina que un día me adores y otros creas que me odias y me encanta, cuando lo que toca es, descubrir un talento en ti que no sabía que tenías y que despliegas ante el mundo con total naturalidad. 

Los 13 años son una montaña rusa. 

Feliz cumpleaños princesa de los ojos azules.  


jueves, 15 de diciembre de 2016

10 verdades absolutas en la caja del super



1.- Al entrar por la puerta mirarás las cajas y serás optimista: vaya, qué suerte he tenido, parece que hay poca gente. Esto irá rápido. 

2.- Cuando llegues a la caja descubrirás que en tu concentración consumista no has visto las multitudes escondidas en los pasillos y todos ellos han sido más rápidos que tú.

3.- Dudarás al elegir la caja. Fruncirás el ceño, descartarás gente con carros muy llenos, escudriñarás cestas, olfatearás actitudes y comportamientos, escanearás a los cajeros. Valoraras todos los datos en tu cabeza, dudarás, caminarás hacia una, caminarás hacia otra, mirarás atrás. Tomarás una decisión. Error. 

4.- Espiarás la compra de la persona que tienes inmediatamente delante de ti. No tiene el más mínimo sentido hacerlo pero lo harás. Intentarás saber qué tipo de persona es, si vive solo, en compañía, con alguien a quien quiere o alguien a quien odia, si está de día "la vida es para disfrutarla y me voy a dar un homenaje" o de día "ni un día más comiendo hidratos de carbono". Pensarás ¿Por qué la gente baja a estas horas a comprar yogur líquido, piñones, suavizante y un sobre de sopa? o ¿En serio va a cenar gazpacho, salmorejo y crema de tomate? Siempre te parecerá que tu compra tiene muchísimo más sentido, más lógica. Si cometes la equivocación de mirar tu cesta para comprobarlo y después te atreves a mirar al comprador que va detrás de ti, verás en su cara que él está pensando que tu compra de aguacate, sepia y betún dice claramente que eres un psicópata con una infancia traumática.  

5.- Elijas la caja que elijas siempre siempre siempre habrá alguien que lleve solo un sobre o un paquete de pavo en lonchas. 

6.- Las probabilidades de que haya alguien delante de ti en la caja, con más de 70 años pagando en monedas de cobre que saca de una en una de su cartera es inversamente proporcional a la prisa que tengas. Esa probabilidad es del 100% si a) tienes el coche mal aparcado b)has dejado a tus niños 5 minutos solos diciendo "subo enseguida" c) has bajado a por vino porque tienes una cita.  

7.- De las cinco cosas urgentísimas que te han obligado a entrar en el supermercado, se te olvidará una al llegar a la caja. Tendrás que salir corriendo a por ella y descubrirás que en la última reordenación de pasillos la han trasladado a la última esquina del local. 

8.- Si se te han olvidado los ajos y mandas a tu hija de 11 años a por ellos, al pagar descubrirás que llevas una malla de cebollas. Algo estás haciendo mal con su educación culinaria. 

9.- Un 80% de las veces se te habrá olvidado la maravillosa bolsa que tienes para ir a la compra. Las veces que te acuerdes de llevarla, un 50% será demasiado pequeña y el otro 50 % la llenarás tanto que  te provocarás una lesión de espalda al cargar con ella. 

10.- Al salir por la puerta juraras que la próxima vez elegirás mejor la caja y que vas a comprarte un carrito de la compra. 

lunes, 12 de diciembre de 2016

Marie Kondo ordena libros

"Muchas personas dicen que los libros son una cosa de la que no pueden separarse, sin importar si son lectores ávidos o no,  el verdadero problema es en realidad la forma en que se separan de ellos".

Marie, chata, si no eres un ávido lector, si no te gustan los libros te aseguro que no tienes mucho problema en deshacerte de libros. Si eres un ávido lector, si adoras los libros, si te encantan, si te parece que no hay nada mejor que tener en tu casa, el problema no es cómo te separas de ellos, sino que no quieres separarte de ellos. Aunque también te digo, si a mí alguien me regala tu libro sé la forma exacta en que querría deshacerme de él. Lo disfrutaría tanto que solo de pensarlo babeo: una gran fogata a la que ir echando las páginas, una por una, mientras apuro una botellita de vino a tu salud.


—Pero cuéntame Marie, ¿qué hago con mis libros?
—Tienes que sacarlos de las estanterías. 
—Ajá. Menos mal que vienes de allende los mares a iluminarme. A ningún lector se le ocurriría jamás que hay que sacar los libros de las estanterías para ordenarlos. Está el descubrimiento del fuego, la rueda... y tú con este consejo. 
—Los libros que están mucho tiempo en la estantería sin que nadie los toque durante mucho tiempo están inactivos. O tal vez debo decir que son "invisibles".
—Ajá. Marie, define mucho tiempo. Define inactivos. Define invisibles porque yo ahora mismo, sentada en mi cuarto veo a mi alrededor varias estanterías llenas de libros que puede que no haya tocado en un par de años y desde luego invisibles no son. No es solo que los estoy viendo es que sé qué pone en sus páginas, dónde los compré, con quién, cuando los leí y porqué me gustaron o los odié. Para mí tú eres bastante más invisible. 
—Yo he sido doncella en un santuario sintoista, hay que mover tus libros y voy a hacer fus fus fus y mis polvos mágicos harán que tus libros se vuelvan conscientes. 
—Fus fus fus pero con la mano abierta voy a hacerte yo Marie Kondo porque no tienes vergüenza. Además, si vas a venderme la moto de los polvos mágicos házmelo bien: o eres Merlín con varita o eres Pablo Escobar y me traes un regalo en una bolsita o eres un hombre que me guste mucho y vaya a dejarme sin respiración. Déjalo, sería largo de explicar, doncella sintoísta. No creo que lo entiendas, esos polvos desordenan mucho. 
—Coge cada libro, tócalo. Uno a uno decides si te lo quedas o lo tiras. Por supuesto sólo tienes que quedártelo si al tocarlo sientes placer. 
—Marie, ¿qué va a ser lo siguiente? ¿explicarme como respirar? 
—Es que no me refiero al placer que te proporciona leerlos. De hecho no puedes abrirlos mientras haces limpieza, ni mucho menos leerlos. Eso rompería el hechizo. Todo tiene que ser por lo que sientas. 
—Marie no digas memeces. O dilas si te apetece pero lejos de mí o te daré con una sartén en la cabeza. 
—Alguna vez significa nunca. 
—¿Perdona? Pareces Miyagui. 
—Te digo que no tengas libros por si alguna vez los lees, eso significa que nunca los leerás.  
—Mira Marie Kondo como te lo explico para que no te estalle la cabeza. Lo leeré en el futuro quiere decir eso y, además, tengo otra cosita para comentarte. Hay libros que he leído una, dos y hasta tres veces y los tengo ahí por si me apetece releerlos. Y hay otros que sé que no releeré nunca pero que no pienso dar jamás. 
— Acumular libros con la intención de leerlos pero sin hacerlo disminuye el efecto que tienen en ti los libros que lees.
—Lapartecontratantedelaprimeraparte es la partedcontratante de la primera parte. 
—¿Perdón?
—Que no digas más chorradas. 
—El momento de leer un libros es el primer momento en el que te encuentras con él, por eso es importante tener pocos libros. 
—Marie Kondo, DARLING, según tu teoría solo podría tener un libro en mis estanterías. El libro que estoy leyendo. 
—¡Claro! así todo estaría ordenado y yo tendría razón. No olvides que soy doncella sintoísta.  
—Fus, Fus, Fus... eres la Nada. 





PD: mirad la cara de Marie Kondo haciendo fus fus.