lunes, 5 de octubre de 2015

Irene, te quiero

"Irene, te quiero. 13 de septiembre de 2012"

Todos los días veo este cartel. 

¿Quién es Irene? ¿Pasará por aquí cada día como yo o sólo pasó ese día, el 13 de septiembre de 2012? ¿Sabe que es ella? Irene no es María ni Carmen pero es posible que pasen muchas Irenes por esta carretera cada día. ¿Tendrá la seguridad de que ese mensaje es para ella? ¿Esa fecha marca un día especial? ¿Un día que no olvida o es el único que día que pasó por aquí? ¿Habrá olvidado que en una carretera a las afueras de Madrid hay una pintada que cada día recuerda a miles de conductores que hay alguien que la quiere o que la quería el día que hizo la pintada? 

"Irene, te quiero. 13 de septiembre de 2012"

¿Es una declaración de amor de un desconocido? ¿De un conocido que no se lo había dicho nunca? ¿Es el día que se casaron? ¿Por qué, si ese es el caso, no aparece el nombre de él o de ella? ¿El 13 de septiembre es una fecha que hará que Irene sepa que esa pintada es para ella? 

Sigo dándole vueltas. Puede que Irene pase cada día por aquí. Puede que el 13 de septiembre no sea una fecha especial, puede que el 14 fuera el primer día que ella lo vio. ¿Qué sintió? ¿Le dio un vuelco el corazón? ¿Tuvo dudas sobre si era ella? ¿Cómo se resuelven esas dudas? Llamas al otro y le dices "Quería preguntarte una cosa... ¿no habrás cometido la  locura de colgarte de un puente encima de la autopista para hacerme una nota de amor?". 

Dejo a Irene de lado y me pongo a pensar. Si yo me encontrara algo así por la autopista, ¿sabría que es para mí? No me llamo María ni Carmen pero tampoco Anastasia, Eleuteria o Crispina... así que de primeras pensaría que no es para mí. 

Bah, seguro que no es para mí. Y, además, conozco muchos tíos muy locos pero no tanto como para hacer esto. Y si alguno de ellos es capaz de hacerlo... o no me conoce o está loco rozando el peligro, así que mejor salgo huyendo y no me doy por aludida. 

De repente me veo a mi misma un día del verano de 1992. He ido en coche a casa de mi amiga Amaya a jugar a las cartas. Una tarde de piscina, cartas, charla y risas. Sin más. He metido el coche dentro del jardín. Mi Talbot Samba blanco con holgura de carrocería y que si pudiera hablar me avergonzaría seguro. 

Al volver al coche para irme en el salpicadero había un post it con su letra. Solo podía haber sido él pero aún así firmó la nota. 

"Te quiero"

Recuerdo el vuelco en el corazón, la sorpresa, la emoción y la incredulidad. ¿De verdad había venido, había entrado y me había dejado esa nota sin que yo le viera? Uno no lleva un post it en el bolsillo del bañador en julio. Fue algo premeditado. 

Tengo esa nota guardada y, cada vez que le veo, que me cruzo con él, me acuerdo de ese día y de esa emoción. 

Cosas del primer amor. De la primera vez que alguien me escribió Te quiero.

viernes, 2 de octubre de 2015

Regresión al pasado


Te invitan al estreno de la última peli de Amenabar.
Quieres ir vestida para la ocasión.
¿Qué haces?
Te vistes de adefesio que da terror, causa inquietud y provoca dudas en el espectador. Y, por supuesto, de negro riguroso para camuflarte con el photocall.

¿Qué tenemos? Despropósitos a gogó.

Empecemos por el look "Ejecutiva agresiva de mentira". Serio, sobrio y discreto... pero de mentira. Los pies de hermanastra de Cenicienta embutidos en esos zapatitos de adorno obviamente no son de ejecutiva. Para mí que responden más a algo como "Necesito mucho tacón porque estos pantalones me arrastran por el suelo y no tengo tiempo, ni sé coger un dobladillo. No  hay quién camine con estos zapatos pero ¡a quién le importa!"

Son unos zapatos curiosos, tienes que ir de puntillas para lograr ponértelos. Y seguro que lleva los dedos apiñados en la punta. Nada sexy.

Elena, Elena, Elena. Con lo fan que soy de ti y de lo guapa que eres. ¿Por qué te haces esto? ¿Por qué? Esa falda no le sienta bien a nadie, a nadie en todo el planeta. ¿Qué digo planeta? Ni en la galaxia. Es una apuesta de diseñadores borrachos a las 3 de la mañana. "Nos falta una falda. No se me ocurre nada. ¿Ponemos una cosa abullonada con la que no puedas sentarte, muy corta para que haga muslo columna hasta a las mejores piernas y en homenaje a mi abuela con el estampado de su sofá? No hay huevos"

Y eso es lo que llevas, una falda "no hay huevos" y unas sandalias de ir de puntillas pero con las alzas de Hermann Monster. Y no te creas que no me he dado cuenta de que no te has peinado.

Claudia Trisac va de triste. Tan de triste que "Tristeza" parece la flamenca de Whatsapp.

Silvia Abascal va de "Hola, soy tu madre y vengo de 1970 con el mono con el que fui a la boda de tu tío, de un bonito color verde "madre".

Ana Fernández con botines de pleno invierno a 26 grados en Madrid. Unos botines curiosos, son como la reinvención en macarra de las botas de Robin Hood. Son feos.

Marta, Marta, Marta. ¿En qué estabas pensando para vestirte de cueros? ¿Y esa chaqueta a lo Norma Duval con brilli brilli? ¿Y las sandalias? ¿Dónde acaba el pantalón y dónde empiezan las sandalias? ¿resbalaba mucho el cuero con la sudada que tuviste que pasar?

A Patricia Conde sencillamente no la veo...le pasa como al Gato de Alicia, sólo veo esa sonrisa tan natural. Como la del gato.

Norma va de "Hola, soy tu tía Puri y vengo también del pasado,  de la boda de tu tío. Los monos eran tendencia, eran muy modernos. El abuelo me regañó por marcar canalillo"

¡Hola, soy Belén Rueda y soy tan estilosa que me puedo poner cualquier cosa!

Que alguien le diga que no.

Elena Ballesteros viene también del pasado. De un pasado hortera de bolera y macarrilla de los 80. Con el pelo sin lavar, el pintalabios puesto en el coche al aparcar y los zapatos de Norma Duval.

¿Soy yo? o ¿Ana Locking es clavada a Ana Belén pero sin disimular la frente? Me da ternurita porque yo también tengo ganas de estrenar la ropa invierno. Claro que yo tengo criterio y, como en Madrid hace 27 grados, no me pongo abrigo, ni cueros, ni zapato de invierno. Pero, claro, yo no soy diseñadora.

Si Katia se quita el zapato y te lo tira, te mata. No digo más.

A Isabel Jiménez no sé qué le duele más: la falta de riego sangüíneo en las piernas o los botines "de corte asimétrico" del horror que lleva, y que tienen pinta de apretar y dejar rozaduras.

Marta Larralde como los toreros, de capote y oro.

Sara Sálamo va de la Sofia Vergara patria, pero de garrafón y también viene un poquito del pasado.

Y María Teresa de abuela rokera, con ganas también de estrenar la ropa de invierno.

Dudo mucho que la película cause más terror que esto.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

21 días de solterismo

No es lo mismo soltería que solterismo. 

La soltería es un estado bastante absoluto que exige fuerza de voluntad, constancia y un control férreo de rutinas y horarios para no despeñarse por la pendiente del descontrol absoluto. 

El solterismo de corta duración, intermitente y con fecha de inicio y fin es un estado temporal en el que puedes relajarte, dejarte llevar por la inercia y como te descuides, alcanzar unas cotas de descontrol que creías fuera de tus posibilidades. 

Día 1 

Compra de supervivencia. Descubro que comprar lo mínimo no me sale. En seguida me lanzo a cantidades absurdas o los envases son muy grandes para mi sola. Mi lado organizativo maternal es todavía poderoso en mi y compro pensando en menús equilibrados: verdura, pollo, huevo, fruta, yogures, leche y un capricho: pizza... Una compra decente. 

Día 3

¿Para qué llenar un tuper para comer en el curro si puedo comer un sandwich? Decido comprobar la resistencia del pan de multisemillas metiendo dentro todo lo que pillo en la nevera. Mi nueva mejor amiga es la mayonesa. 

Día 5

Al llegar a casa me cambio de ropa y al ir a colgarla detrás de la puerta, fallo y se cae al suelo. Se queda ahí. No tengo remordimientos. Me siento rara.

Día 6

Me descubro a mi misma tumbada en la cama, con el ordenador en las piernas y los pies apoyados en la pared. No sé si soy una soltera sobrevenida o tengo una regresión a los 18 años. A los 18 de una peli americana. En mis 18 años ni tenía portátil, ni escribía, ni tenía un cuarto para mi sola. 

Día 7

Al salir de la ducha y abrir el cajón de la ropa interior, éste se desliza ligero al suelo. Descubro horrorizada que no me quedan braguitas limpias. ¿Cómo es posible? Por el rabillo del ojo atisbo un montón de ropa sucia... mirándome con reproche. 

Llego tarde a los libros de colores así que tengo que decidir entre la lencería de lujo o la de regla. Opto por la de lujo. ¡Un día es un día!

Antes de salir de casa pongo la lavadora. Mi parte de madre/ama de casa/ tía organizada me grita ¿Vas a meter toda la ropa mezclada, sin separar por colores? ¿Vas a dejar la ropa todo el día en la lavadora hecha un guiñapo?

Cierro de un portazo y me voy escuchando de fondo el ruido de la lavadora. 

Día 8

De madrugada tiendo la lavadora...hecha un guiñapo. 

De más madrugada, compro ropa interior por internet.

Día 10

Abro el armario para coger una taza para desayunar y no queda ninguna. Me subo a una banqueta para comprobar que efectivamente no queda ninguna limpia. Abro el lavaplatos y allí están todas mirándome... sucias. Saco mi favorita, la friego. 

Abro el cajón de las cucharitas. ¡No quedan! ¿Cómo he conseguido fundirme todas las cucharitas? Abro el lavaplatos, saco una y la friego. 

El lavaplatos está a medias pero lo pongo. Mi voz interior grita ¿vas a poner el lavaplatos sin estar lleno?

Cierro la puerta y me voy mientras oigo su dulce murmullo. 

Día 11

Abro el lavaplatos para colocar las cosas limpias. Me freno en seco. ¿Para qué? Mejor las voy sacando según las necesite y ahorro trabajo. 

Es un pensamiento tan de solterismo que me entra la risa. 

Refunfuño mientras relleno el azucarero...durante los últimos 4 días he tenido la absurda esperanza de encontrármelo lleno al desayunar. No ha funcionado.

Día 12

Un día que ceno en casa. Abro la nevera, miro. Cierro. 

¿Y si ceno un desayuno? Ferpecto.  

Día 13

Bajo a los chinos a por leche. Y pan. Me he quedado sin pavo para mis sandwiches ilustrados. Compro "Finissimos". Reflexiono sobre cómo sería de buenísimo "finissimo" como nombre para unos condones. 

En un alarde de responsabilidad me hago una tortilla de patata para cenar y ensalada. Y me pongo mantel. 

Día 15

- Moli, pero pero pero ¿Qué llevas en el maletero?
- Pues cosillas.

Mi maletero se parece peligrosamente al de un tío soltero: dos forros polares, una cazadora vaquera, un gorro de paja, varias bolsas vacías, 8 triángulos (esto tengo que mirarlo, no sé si soy cleptómana de triángulos), 3 chalecos amarillos, una camiseta que no es mía y un par de calcetines que tampoco. 

Día 16

Me descubro cenando un desayuno a las 23:30 de la noche y no soy consciente de qué he hecho desde las 18:00 que llegué a casa. Bueno, sí se lo que he hecho pero no me he enterado. 

Cuando eres soltero las 8 de la tarde marca una hora en la que suele empezar el tiempo libre o la diversión: el gimnasio, las cañas, el cine o lo que sea. Cuando eres padre las 8 de la tarde es la hora del horror: baños, duchas, deberes por terminar, cenas...agotamiento supremo. 

Cuando eres solterista las 8 de la tarde sencillamente pasan, y las 9 y las 6 y la hora que sea. Descontrol horario. 

Día 17

Purpurina. 

Día 19

¿Y si me lo pongo sin planchar?

Día 21

Último día de solterismo extremo. Toca recoger el cuarto de adolescente, ordenar la ropa y limpiar un poco. Para celebrarlo decido cenar la pizza del Dr. Oetker que tengo en la nevera. 

Enciendo el horno, me pongo una copa de vino, saco la pizza y ¡no doy crédito! He conseguido que una pizza refrigerada se ponga mala y el moho la cubra por completo. 

Después de 21 días el solterismo es poderoso en mi. 

enos mal que hoy voy a pasar la tarde haciendo la compra con laz princezaz. Me espera un mes de horarios, menús, ropa limpia en el cajón, lavadoras llenas por colores y lavaplatos que sirven para limpiar y no sólo para guardar los cacharros sucios. 

Para el próximo mes, espero que me haya llegado ya la ropa interior y compraré condones aunque no sean finissimos.



lunes, 28 de septiembre de 2015

Dicen que en Bilbao llueve...


He empezado esta crónica de un fin de semana increíble en Bilbao 4 veces y ninguna me gusta. 4 borradores que he desechado. 

Así que optaré por frases sin sentido escritas del tirón. 

- La distancia del centro a la que está el Hotel Gran Bilbao para los de Madrid es "cerca" y para los del mismo Bilbao es "casa Dios". Esta diferencia en la apreciación de los tamaños me lleva a reflexiones absurdas que debería apuntar para otro post. 

- La emoción que provoca ver un cartel en la calle con mi apellido bien escrito. Aunque no sea mi calle ni tenga nada que ver conmigo. "Mamá, está bien escrito, con b"

- Hay habitaciones cuádruples que tienen cuatro camas de verdad y ningún camastro. Lo sé, resulta increíble, pero existen. Y además no hay que pasar por encima de unas camas para llegar a otras. Y se puede saltar. 

- Los columpios de Bilbao son mil veces más chulos que en Madrid. La mejor hora para disfrutarlos las 12 de la noche. 

- El Guggenheim es maravilloso. Es una pasada. Siempre. Da igual las veces que lo vea. M se ha enamorado de El gran árbol y el ojo de Anish kapoor y C de Puppy " y de las esculturas, y de la langosta ¿o es un langostino? de Koons y de Popeye y de la araña..." 

- Richard Serra y sus esculturas son un juego y una experiencia. También te pueden provocar un globo parecido al del tiovivo y se puede jugar con ellas a decir secretos a voces. 

- Clavadistas ha sido la palabra del fin de semana. Hasta el sábado a mediodía no sabía que existía ni la palabra ni ellos. Una vez más, he tenido una epifanía con el género masculino. Esta vez, compartida con Molihermana: "¿te has fijado? en esos bañadores no cabe ni un suspiro...ni sobra nada". 

- En Bilbao se vive despacio. Se respira más lento y la gente pasea. 

- Si tienes un pasillo y dos niñas hay fotos que tienes que hacer. Y pelis que hay que volver a ver. 

- Subir a Artxanda siempre es buena idea. 

- Ir por la ría en barco con un guía como Txipi que te cuenta toda la historia de los edificios, las zonas y los barrios. Un lujo. Eso sí, él llevaba jersey y yo no. No son tan aguerridos. 

- Como los de Bilbao hacen lo que quieren, he visto tíos con pantalones rojos, amarillos y ¡tachán! rosas. A lo mejor lo de "hacemos lo que queremos" se les está yendo de las manos. 

- "Soy Roque Altube, del caserío Altubena de Getxo". Por fin he ido a Getxo. Me lo debía a mi misma y a Pinilla. Me ha encantado. El puente colgante es  una maravilla que no entiendo como no tiene hordas de turistas a todas horas. Podría haberme pasado horas paseando por la pasarela. M se tumbó en el suelo a mirar por las rendijas de la madera como pasaba la cabina. C contó los pasos entre un extremo y otro. Nos hicimos mil fotos. 

- Mamá, ¿necesito un abogado? 
- Depende, ¿qué has hecho? 

Tengo una cita apuntada en uno de mis cuadernos que dice algo así como que para hacer tuya una ciudad hay que enamorarse en ella. Yo no me he enamorado en Bilbao, me enamoro de Bilbao cada vez que voy y descubrírsela a laz princezaz ha sido una pasada. 

- Mamá, Bilbao huele a campo. 
- ¿Tú crees?
- Sí y me encanta. Pero yo creí que aquí llovía. 
- Ya, y yo.