lunes, 26 de mayo de 2014

Mis amigos.


Las siete de la tarde, el típico día de primavera en Los Molinos. Hace sol y hay nubes. Me quito los zapatos y los calcetines. Me pongo el jersey y le doy un trago al gintonic. 

- ¿Quién tiene el cubo de chuches? 
- Moli joder, con todo el chocolate que te has zampado...¿cómo es posible que estés así de escurrida?
- No tanto, tiene tetas. 
- ¿Dónde están las chuches? Paso de vosotros. 

Es uno de esos días en los que nos hemos juntado a ver pasar las horas, sin más. Sin plan, sin intención. Nos miro allí tirados en el jardín. Unos en el suelo en mantas, otros en las tumbonas, otros  en el suelo. Nuestros hijos andan corriendo por ahí sin que nos preocupe mucho dónde es "ahí" y  nosotros mantenemos conversaciones cruzadas, dormitamos y nos reímos. 

Somos ahora más amigos que cuando teníamos 10 años y jugábamos partidos de fútbol en los que nunca me elegíais porque era un paquete. Somos  más amigos que cuando nuestras hormonas bailaban la lambada  y empezamos a vernos con otros ojos y a buscar nuevos horizontes. Somos más amigos que cuando con 15 nos escapábamos de casa por la noche para ir a emborracharnos. Somos más amigos que cuando teníamos 20 y empezamos a hacer nuestros primeros viajes, más que cuando con 25 salíamos los jueves en Madrid y nos íbamos directamente a trabajar,   más amigos que cuando teníamos 30 y nos casamos o nos emparejamos y más que cuando (casi) todos tuvimos hijos. 

Nunca en todos esos años pensé en nosotros, estabais allí, conmigo y yo con vosotros. Unas veces más cerca, otras más lejos. Días de hablar mucho y meses de no saber nada los unos de los otros. Épocas de alejamiento y de cabrearnos. Renegar de unos, renegar de otros. Fechas fijas en las que sabíamos que nos veríamos, en las que no vernos sería casi casi una traición: mi cumpleaños, las fiestas de LM, la cabalgata de Reyes.  Días en los que las malas noticias nos ponían a todos en contacto enseguida y temporadas de apatía y desconexión.

Hoy nos miro y se me saltan las lágrimas, pero no os lo digo porque sois unos cabrones y si lloro os descojonareis de mi. Nos miro y alucino con lo que tengo. Os miro, os escucho hablando de gilipolleces, discutiendo sobre si la cecina de buey deshidratada que han traído de Boston está buena o asquerosa, sobre si el pulparindo es una chuche buena o mala y sobre fútbol y me doy cuenta de que cuando estoy con vosotros, cuando estamos juntos no soy Moli, ni la madre de las princesas, ni la hermana mayor, ni la pareja de nadie... soy solo yo. 

Puedo estar callada o hablar hasta quedarme afónica o me hagáis callar. Puedo reírme hasta llorar o llorar hasta dormirme. Puedo exponer la opinión más idiota ("Eso sácalo en un post") o disertar sobre algo que controlo mientras esperáis la ocasión de discutírmelo. Puedo expresar rabia y rencor y ser injusta y cruel. Puedo entusiasmarme y cantar o enfurruñarme y decir "pues no respiro si ponéis más flamenco guarrero de ese". Puedo quedarme hasta que me echéis o pirarme sin decir nada.

Sois mi lugar seguro, el lugar donde me puedo descalzar, desabrocharme el sujetador y decir lo primero que se me pase por la cabeza. Sois Rivendel, el sitio dónde nunca tengo miedo, dónde estoy a salvo. 

Nunca pensé que llegaríamos a ser así. Sencillamente no pensé en cómo seríamos con 40 años, ni siquiera me plantee si seguiríamos siendo amigos igual que no me planteé si seguiría teniendo dos riñones, dos orejas o diez dedos... lo di por hecho. 

Y no debí hacerlo. 

No debí darlo por hecho porque ahora sé con certeza absoluta, con esa certidumbre que sólo se tiene para un par de cosas en la vida, que tengo muchísima suerte. 

Pero no me pienso dejar el pelo largo... por  mucho que os empeñéis. 


jueves, 22 de mayo de 2014

¿En qué estado estás?


El Whatsapp es una herramienta poderosa y peligrosa a partes iguales como casi todo. Dependiendo del nivel de infantilismo, aburrimiento y dotes tecnológicas de tus contactos, puedes tener un Whatsapp que idolatres o soñar con volver a los tiempos en que la comunicación se hacía con tablillas y pergaminos. Si la cosa es muy grave muy grave (y conozco casos) es el momento de replantearte todas tus relaciones de amistad y lo mismo empezar de cero, en otro país.

Por suerte,  y digo por suerte porque criterio tengo poco, mi Whatsapp es un lago de calma y tranquilidad, con algunas ondas concéntricas de vez en cuando pero nada perturbador. A lo mejor por esa calma que reina en mi móvil y porque he tenido algún rato de aburrimiento últimamente es por lo que he llegado a pensar mucho en algo  que me perturba.

El estado en Whatsapp.

Primero, ¿qué quiere decir Whatsapp con "Estado"?

Si revisamos las opciones por defecto que aparecen en Whatsapp, tenemos:  "ocupado, en la escuela, en el cine, en el trabajo, batería baja,  no puedo hablar, en el gimnasio, estoy durmiendo, solo llamadas de urgencia".

De lo que se deduce que  Estado quiere decir = Excusa para no cogerte el teléfono / no contestarte el mail / ni atender tus mensajes. Para que todo el mundo lo entienda: paso de ti. 

Después me puse a  revisar mis contactos (ya digo que tenía una rara acumulación de aburrimiento) para ver si mis conocidos usaban el estado de Whatsapp de excusa o se habían lanzado por el camino de la originalidad y tengo de todo. 

Tengo el grupo de "No sé lo que estado. Ni lo sé, ni me importa", fácilmente reconocibles porque en su estado pone "Hey there! I am using WhatsApp". Curiosamente este grupo presenta otras dos características: 

- son mis contactos que no saben inglés o sólo lo chapurrean.
- son los contactos en los que el concepto "mensajería instantánea" no parece activar neurona alguna, así que cuando les mando un wasap... lo hago sabiendo a ciencia cierta que una paloma mensajera, Miguel Strogoff o El cartero de Neruda me traerían la respuesta antes. 

El siguiente grupo lo forman los que el día que se instalaron Whatsapp dijeron "Esta vez sí, esto voy a aprender a usarlo" y le dedicaron al menos 3 minutos". Llegaron justo a saber que había algo llamado "estado" y eligieron la primera opción de la lista que es justo la que no es una excusa. "Disponible" luce brillante junto a su nombre. Este grupo se caracteriza por no estar tan disponible como podría parecer a simple vista y porque cuando les dices "Joder, pone disponible y jamás contestas a los wasap" te suele contestar con ¿Qué pone qué dónde?

Por supuesto hay gente entre mis contactos que ha elevado el disponible a nueva categoría: "Disponible en varios aspectos". 

Después tengo el grupo "he descubierto las caritas e iconitos y se me ha ido de las manos completamente", fácilmente reconocibles porque en su estado presentan una sucesión más o menos largas de emoticonos. Dependiendo de la longitud de la ristra se puede saber cómo de enfermo está el contacto.  Este grupo presenta otra característica común, suele haberse reproducido y sospecho que la querencia por los iconitos es algún tipo de enfermedad infantil que les han contagiado sus churumbeles porque obviamente los mayores de 20 no estamos vacunados contra ese "sarampión". 

Sospecho que algunas de las cadenas de caritas y símbolos forman un mensaje pero, sinceramente, nunca he estado tan aburrida como para intentar adivinarlo. Y además, no sé si quiero saber qué quiere decirme alguno de mis contactos con 23 berenjenas, 2 flamencas, 3 diablos, una brocheta de frutas y un rascacielos... Si lo se, no quiero saberlo, por ahora quiero seguir teniéndoles un mínimo de respeto. 

¡Ah si! Casi lo olvido, es muy característico de este grupo que cuando les escribes, te contesten con media pantalla de caritas y cuando estás pensando seriamente en borrarlo te aparezca una línea que diga "Perdona, es mi hijo que me coge el móvil" o "Soy Mario, mi padre está haciendo caca". 

Luego está el grupo "voy a usar wasap como si sólo lo viera una persona" y entonces se ponen un estado de mucha vergüenza ajena porque ¡oh sorpresa! lo ve todo el mundo. La vergüenza es ajena porque el poseedor del estado tipo "tu y yo sobre la arena desnudos rodando" o "mami querida desde el cielo me ves y te aseguro que nunca más me comeré los mocos" no parece tener ningún tipo de vergüenza. 

Estos contactos están a un momento de aburrimiento un poco largo de ser bloqueados en el Whatsapp porque en cualquier momento pueden empezar a mandarte frasecitas sobre fotos de cascadas, gatetes, flores o puestas de sol. Es la única manera de poder seguir hablándoles en la vida 1.0. Y sí, lo sé, tengo que replantearme si los quiero en mi vida 1.0. 

Luego tenemos el grupo "Soy forofo y el mundo me ha hecho así". Estos son los de "aupa Atleti", "Vamos Rafa", "Lisboa nos espera", "Todos con la roja", "el basket es mi vida".  Yo no tengo contactos aficionados a la petanca ni a otros deportes pero supongo que los habrá y sus "estados" serán por el estilo. 

Tengo también el grupo "A las trincheras, ar",  el grupo reivindicativo. Pueden ser reivindicaciones importantes y generales "Sanidad pública, hombre ya" o personales "No me envíes cadenas" . Pueden ser  exhortativos "Escríbeme ya", "¡Qué miras!" o llamadas a las armas "¡únete a mi y juntos dominaremos La Galaxia!" o incluso chulerías "Ya tengo wasap y ahora qué?" o "Puta vida de mierda". Este grupo controla Whatsapp y sabe que todo el mundo puede ver el estado y conoce el poder de las redes... y contesta los mensajes a toda leche. 

Y ahora que lo pienso, ¿Cómo es que nadie en mi Whatsapp tiene como Estado "Líquido, sólido o gaseoso"? A lo mejor me faltan científicos... o gente que aprobara física de BUP. 

Se lo que estáis pensando. ¿Y tu Moli? ¿De qué grupo eres tú? Pues yo estoy entre el grupo que se pone frases en inglés con mensaje "Ny is a state of mind" o "Or so"  y los que eligen canciones, "Ay quien maneja mi barca". 

Estoy "Dancing in the dark". Me pega todo. 


lunes, 19 de mayo de 2014

¿Scarlett o Charlize?

Me rindo, no os entiendo. 

Me reúno con dos cuarentones para cenar comida china hasta estallar y ver una película en una televisión de 60 pulgadas. Un plan muy de tíos. Mientras esperamos que el chino feliz nos traiga lo que hemos encargado ponemos la televisión y aparece Scarlett. 

Scarlett en una pantalla de 60 pulgadas es mucha Scarlett, con todo lo que eso conlleva desde mi punto de vista. Demasiada Scarlett. Sin saber muy bien cómo y saliéndome de mi plan de ser muy tío, hago un comentario muy de tía: 

- La verdad es que no sé qué le veis a Scarlett, a mi no me gusta nada. 

Los dos cuarentones pasan de mi. 

- A ver, ¿os gusta Scarlett? 
- ¿En qué sentido?
- ¿Cómo que en qué sentido? En el bíblico, claro.  
- La mancillaría por todos lados. 
- Vale, eso es un SI, pues no lo entiendo. 
- ¿Qué no entiendes? Está tremenda. 
- Yo la veo con pinta de guarra, con pinta demasiado obvia. 
- ¿Cuándo la obviedad ha sido mala? Así no hay dudas. 
- Ya, pero la veo con cara de máncillame y luego tu amigo y ayer me chusqué a tu otro amigo y realmente me da igual uno que otro. No sé... no entiendo que os guste. 

Scarlett sigue en pantalla con pinta de muy muy mancillable (yo diría guarra) y Bradley sufre. Lo intento de nuevo. 

- Pero a ver, si os dieran a elegir, ¿elegiríais a Scarlett?
- Moli, así no se juega a esto. Pon las condiciones. 
- Vale. Veamos. Entre Scarlett y Charlize, ¿con quién os quedaríais?
- ¿Para qué?
- Para jugar al scrabble, no te jode. Para pongamos un fin de semana de 3 días en un sitio chulo. 
- A Scarlett.- gritan los dos al unísono. 
- ¿ A SCARLETT? ¿EN SERIO? ¿Pudiendo chuscar salvajemente con Charlie 3 días elegiríais a Scarlett? 
- A ver Moli, nosotros ya salvajemente nada. Con tener una actuación digna nos conformamos. 
- ¿Pero Scarlett en serio?
- En serio. 
- Pero pero pero...Charlize es una diosa, es guapísima, estilosa, parece simpática y divertida. 
- Ya, pero Charlize es para otra cosa. 

Decido atacar otra vez mientras zampamos los rollitos de primavera. 

- Pues yo si pudiera elegir ser una actriz, tengo que claro que elegiría ser Robin Wright. 
- Buena elección, una tía con mucha clase, pero está viejuna. 
- ¿Viejuna? Tiene 48 años y está estupenda. 
- Un poco mayor, ¿no prefieres ser Blake Lively? A mi me pone muy bruto. - dice Juan.
- ¿En serio? Pero si no tiene nada, es una  rubia lamida como hay mil millones....y no tiene tetas. 
- ¿Cómo que no? Mira esta foto.
- Eso es un push up y el escote, que os lo creéis todo. 
- Estás haciendo fatal de tío. 
- Vale, pero entre ¿Blake y Scarlett?
- ¡ SCARLETT! 
- Y ¿entre Robin y Scarlett?
- ¡Scarlett!
- Y ¿entre Jennifer Connely y Scarlett?
- ¡Scarlett!

- Pero ¿por qué? ¿Qué tiene Scarlett? No lo entiendo, no lo entiendo. ¿Si las otras son más guapas, con más clase y más estilo, por qué no las elegís?
- Porque son para otra cosa. ¿Si tu pudieras elegir para un fin de semana de 3 días de no salir de la cama a quién elegirías?
- Pues al que más me gustara, no al que tuviera más pinta de guarro. 
- Así no vas a conseguir ser un tío nunca. 
- Es que no lo entiendo, si  no elegís a  Charlize que es una diosa ¿Qué nos queda a las que no somos nada?
- ¿Ser Scarlett?
- Iros a la mierda. Paso de vosotros. 

No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo. 

¿Charlize o Scarlett? ¿Qué tiene Scarlett? 

jueves, 15 de mayo de 2014

Madrid me sienta mal.

No me gusta Madrid por lo mismo que no me gusta el calor, la primavera y los pimientos rojos. Son cosas que me sientan mal, fatal y me hacen peor persona. Hacen que sea la peor versión de mí misma. 

Me parece fabuloso que haya gente que suspire por sol los 365 días del año, que crea que mayo es un mes precioso, que idolatre los pimientos rojos y crea que como Madrid ningún sitio, pero yo no. 

No soy idiota (o no del todo) y por supuesto se que Madrid tiene muchas cosas buenas y que hay miles de sitios peores para vivir, por ejemplo la ciudad imperial donde llevo 14 años trabajando; pero saber que hay sitios peores para vivir no hace que me guste.  También se que ver llover 300 días al año puede ser agotador, que las flores son preciosas y que los pimientos rojos están deliciosos pero saber esas cosas no hace que me guste el calor, la primavera ni los pimientos rojos (bueno, estos me gustan , pero literalmente me convierten en un gremlin). 

Madrid es una gran ciudad con todo lo bueno que eso tiene, es bastante amigable, tiene el Retiro, la Gran Vía, muchos museos, unos bonitos cielos y hay unos cuantos garitos dónde comer y beber bien y pasar una noche divertida. 

Nací en Madrid de padres madrileños y abuelos de sitios tan dispares como Cuba, Canarias o Toledo. Sólo mi abuelo favorito era de Madrid. Mi familia y la mayoría de mis amigos viven en ella y llevo 41 años viviendo aquí y debería estar acostumbrada o haberle encontrado el gusto, pero no. 

No me gusta Madrid. De hecho, odio Madrid. 

No me gusta Madrid porque cuando estoy en ella siempre tengo un poso de tristeza. Siempre. me ha pasado desde que era canija y ésta es una las pocas afirmaciones vitales en las que coincido con Molimadre “Hija, a ti Madrid te  pone triste”. No puedo concretar por qué pero es una sensación que está ahí. Lo he pasado muy bien en Madrid. Me he reído, he hecho grandes planes y algunas de mis mejores noches han sido en sus calles...pero muy pocas de mis mejores mañanas han sido en ella. 

No me gusta Madrid porque me apaga. Hacer cualquier cosa en Madrid me cuesta un mundo, todo me da una pereza brutal, aunque sea algo que esté deseando hacer.  Madrid quema mis baterías de energía física y mental. Conseguir hacer cualquier cosa me exige un esfuerzo mental titánico. En Madrid, miro por la ventana de mi casa y me imagino en cualquier otro sitio. En otros lugares, miro por la ventana y fantaseo con no volver nunca a Madrid. 

No me gusta Madrid porque cuando estoy en ella siempre me percibo a medio gas. Me doy cuenta de que vivo pensando en cumplir el mínimo para llegar al día en el que me pueda escapar unos días, pensando en cuándo llegará el fin de semana, la navidad o mi adorado veraneo franquista. 

No me gusta Madrid porque me agobia que sea tan grande, me agobia el tráfico, no me gusta coger el metro y me da una pereza mortal salir. Odio el calor pegajoso que se instala de repente y que cae sin dejarme escapar. Odio el sol que pega en sus calles desde mayo hasta septiembre y que hace que salir a la calle sea una pesadilla. Odio que no llueva más. Odio sus días interminables sin una nube en el horizonte.  Odio la marabunta de gente y no me hace ninguna ilusión que pueda comprar en ella casi cualquier cosa que se me ocurra. 

No me gusta Madrid porque después de 41 años en ella no he conseguido establecer ningún vínculo afectivo con esta ciudad. Madrid me hace llorar. Si estoy mal, siempre estoy peor en ella y si estoy bien, siento que estaría aún mejor en otro sitio. (otro sitio que no fuera más al sur, por supuesto)

No me gusta Madrid porque cuando pienso en mi futuro nunca me imagino viviendo en ella.  Sé que no la echaré de menos y ella a mí tampoco. 

No me gusta Madrid y creo que yo a ella tampoco, tan sólo nos aguantamos.