martes, 28 de enero de 2014

Seis años de Cosas que (me) pasan


Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis.

Seis años desde que empecé a escribir para probar. Seis años. Uno detrás de otro.

Han dado para mucho, para muchísimo. Para mucho más de lo que jamás hubiera podido imaginar.

Seis años de blog son todo esto.

Todas estas palabras son el blog, son Cosas que (me) pasan, que (me) han pasado. Libros que he leído. Películas que he visto. Son palabras que me he inventado, posts que he escrito. Expresiones que escribí un día y que ya se han quedado. Son mi familia hecha personajes. Son los sitios en los que he estado. Las tonterías que he dicho. Las reflexiones que se me han pasado por la cabeza. Las risas que me he echado....y son los descerebrados.







- ¿Por qué no pones la canción de Scarlett?
- ¿Scarlett? La odio. NI DE COÑA la pongo en el video de celebración de los 6 años.
- Tú sabrás.

No se me ocurría nada mejor para celebrar estos increíbles seis años que una recopilación de mis mejores momentos haciendo el tonto... con Scarlett de banda sonora.



Seis años de Cosas (que) me pasan from Molinos on Vimeo.



Gracias infinitas a todos por estos seis años. Moláis mil.


Un millón de gracias a Israel y Anna por la plantilla y el nuevo diseño.


lunes, 27 de enero de 2014

MOLIDOCUMENTALES: EL MATÓN DE TWITTER.

Twitter es un bar, pero no siempre es el mismo bar. Hay veces que es un bar tranquilo dónde tomarte una copa y charlar con amigos. Otras veces es la tasca dónde entras a tomarte un café rápido y ojear la prensa y otras veces, sin saber muy bien cómo se transforma en un bar de instituto, de instituto de esos chungos de las pelis. 

En esas ocasiones, allí está él: el matón de twitter. 

El matón de twitter es exactamente igual que todos los matones: un maleducado, un chulo y un prepotente que por alguna extraña razón ha conseguido destacar en algo. En twitter eso es fácil. 

Se pasea con las manos en los bolsillos mirando a su alrededor. Mira desde arriba, porque él se cree superior. Camina arriba y abajo contemplando desde su atalaya de matón a los que él considera piltrafillas. Le ves llegar, le oyes hablar y sabes que va buscando gresca. Se aburre, sus colegas no le hacen caso o le pica algo, pero el caso es que se aburre. Quiere gresca.  

Pulula por la red orgulloso, pensando que tiene la cola más larga (de seguidores) y que él manda. Detrás de él, lleva  su cola (de seguidores) dispuestos a jalearle o lanzarse a morder a quién él les indique. Busca, olfatea, rastrea la red buscando una presa. El matón de twitter es bobo, pero no tanto como para meterse con alguien de su talla. Así que elige una presa, alguien pequeño, indefenso, un desconocido que en su rinconcito ha decido escribir algo, una opinión personal, un comentario con una idea...Le ha apetecido hacerlo y lo ha hecho, sin más. Sin más y si tener una gran cola (de seguidores). 

Localizada la presa, el matón de twitter se lanza como un perro de presa. Primero llega y empuja al indefenso desconocido. Le insulta, le humilla, le ridiculiza y se ríe. Se ríe muy alto, con carcajadas de superioridad que sus hordas de seguidores le jalean. 

La víctima, que no sabe muy bien de dónde le llegan las leches, en unos casos trata de contestar explicándose "No, mira...lo que yo quería decir es", a lo que el matón responde con más malos modos, más risitas idiotas y más insultos pretendidamente ingeniosos e inteligentes. 

Otras veces la víctima no se deja tocar los cojones por el matón y le contesta en su estilo, poniéndose a su nivel e insultándole. 

El matón entonces se para, se gira y le dice algo como "No tienes ni puta idea de con quién te estás metiendo y quién soy yo". Y acto seguido lanza a sus huestes a por la indefensa presa, mientras sigue riéndose y retratándose ante el resto de twitter que le está viendo como el completo cretino que es. 

Una vez terminado el descuartizamiento de la víctima, cuando se ha cansado de jugar con ella, cuando considera que ya ha mostrado suficiente su poder o sencillamente se ha cansado de jugar, el matón de twitter se vuelve a su casa a hacer lo que sea que hacen los matones...nada interesante, me temo. 

A veces, la jugada le sale mal. Normalmente el resto de twitter, el resto de la gente del bar no se mete en la gresca. Le ven venir, saben que va a hacer, pero no dicen (decimos) nada. Unas veces por miedo, otras veces por pasotismo, otras veces porque no es nuestra guerra...pero a veces, algunas veces, llega alguien más poderoso a mediar en la gresca, a pararle los pies al matón. Ese alguien suele tener poder, autoridad, educación, una cola aún más grande (de seguidores que no de hinchas enfervorecidos) y mucha mucha clase.  

Mientras el matón está ahí con las mandíbulas apretadas en torno a su presa o dándole empellones contra la pared, ese alguien llega y le toca en el hombro. Con clase, con sutileza, con la autoridad que le da ser un señor y no un macarra de polígono. 

El matón se gira dispuesto a seguir repartiendo leches, insultos o lindezas supuestamente ocurrentes a quién sea que se ha permitido interrumpirle, pero al girarse y ver quién le interpela, se queda paralizado. Se le hiela la sonrisa y la cara y no sabe muy bien qué decir. No puede agachar la cabeza y retirarse a sus cuarteles. No es tan sencillo. Sabe que ese alguien puede hundirle, sabe que ese alguien es más listo, más inteligente y más educado...pero también sabe que se debe a su cola (de seguidores) y que no puede abandonar el bar sin más. Balbucea respuestas, trata de reconducir la situación. Mágicamente abandona el tono de macarra, los insultos y la prepotencia y comienza a contestar con educación. 

El alguien que ha aparecido para pararle los pies, le trata como se merece. Con distancia. Con educación, clase y contudencia, le contesta hasta que le pone en su sitio. Los demás, vemos como el macarra se achanta, como se hace pequeño en su chupa de cuero y como al final balbucea algo y se marcha con la cola entre las piernas. 

Normalmente no aprende y  al cabo de un par de días...repuesto su maltrecho orgullo y confiando en que nadie se acuerde de él, vuelve. Se pasea. Mira. Rastrea. Y busca gresca. 

¿Por qué le sigo? me preguntaba el otro día. Me produce hostilidad y ganas de matar. ¿Dejo de seguirle o le hago un post? Mejor aprovecho la inspiración y luego ya veremos....

 Por supuesto, matones de twitter los hay ellos y ellas. No se salva nadie.  


jueves, 23 de enero de 2014

¿POR QUÉ SE ESCRIBE? PRIMO LEVI Y LOS BLOGS.


La sabiduría de Primo Levi aplicada a los blogs. 

Dice Levi que se puede escribir por varios motivos:

1) Porque se siente el impulso y la necesidad de hacerlo. Esta es, en una primera aproximación, la motivación más desinteresada. El autor que escribe porque siente que algo o alguien se lo dicta no obra en pos de un fin: su trabajo podrá granjearle fama y gloria, pero serán un beneficio añadido, no conscientemente deseado: un subproducto en definitiva. 

Mmmmm...pues si, pero creo que cuando se empieza un blog, se hace más por imitación, rollo chimpancé amaestrado. No te levantas un día y dices "me apetece escribir un blog". De hecho, ahora que lo pienso, creo que la secuencia correcta e inevitable es: leo blogs - me pica la curiosidad - ¿podría hacer algo así? - vamos a intentarlo. 

Primero se leen blogs y luego se escribe (o se intenta) escribir el propio. 

Después y con el tiempo y suerte y ganas, es verdad que se siente ese impulso y necesidad de escribir como sino hubiera mañana. Escribir porque sí, porque se necesita, porque si no se hace no se puede hacer otra cosa, porque el impulso te parasita el pensamiento y el tiempo.  

2) Para divertir o divertirse. Afortunadamente, las dos variantes coinciden casi siempre: raro es el escritor que escriba para divertir a su público y no se divierta haciéndolo y raro es también que quién se deleita escribiendo no transmita al lector al menos una porción de esta diversión.  

¡Si! Hay grandes blogs con grandes posts escritos por gente con un talento increíble y que consiguen hacer reír, hacer reír hasta llorar. Es verdad que escribir algo divertido suele, a su vez, ser divertido, pero no hay que confundir esto con facilidad. Bueno, creo que más que facilidad... o se tiene el don para hacerlo o no se tiene. Creo que se puede aprender a escribir para contar cómo te sientes o una historia, pero no se puede aprender a ser divertido. 

Se puede fingir la tristeza...pero no la risa. 

3) Para enseñar algo a alguien. Hacerlo, y hacerlo bien, puede ser algo precioso para el lector, siempre que los pactos sean claros. 

Pues sí, hay cantidad de gente escribiendo blogs para tratar de enseñar algo a los que lleguen hasta ellos. Gente que se preocupa, que estudia, que sabe mogollón de un tema y que trata de contarlo de la mejor manera posible para que leerles sea entretenido, ameno y sobre todo...que el lector llegue hasta el final. 

Por supuesto, también hay gente que trata de enseñar algo a alguien en plan "listillo de los cojones", rollo aquí vengo yo con todo lo que sé a echártelo en la cara porque eres una piltrafilla que no tienes ni idea de nada. Inexplicamente el rollo listillo de los cojones tiene mucho más tirón publicitario que el que se lo curra hasta el infinito. Así va el mundo. 

4) Para mejorar el mundo. 

Esto creo que no. Nadie escribe un blog pensando que mejorará el mundo y si alguien lo hace, lo mejor es acercarse despacito, pasarle la mano por el pelo y dejarle en su mundo de luz y color. 

Otro rollo son los que creen que con sus posts de denuncia de todo y de crítica de absolutamente todo van a conseguir la revolución porque se convierten en gurús de opinión. Con estos, lo mejor es alejarse rápidamente porque es increíble lo lejos que se oyen sus gritos mientras están cómodamente sentados en sus sofás diciéndole al mundo lo que tiene o no tiene que hacer. 

Un blog no mejora el mundo, puede hacer sentir bien a alguien un rato, mientras lee el post y otro rato cuando lo recuerde, pero lamentablemente no hace el mundo mejor. 

5) Para dar a conocer las propias ideas. (...) Esta categoría coincide de hecho con la de los filósofos, ya sean estos geniales, mediocres, presuntuosos, amantes del género humano, diletantes o locos. 

Esto es lo mejor de la red y los blogs. Permiten que cualquiera pueda coger sus ideas sean éstas geniales, mediocres, presuntuosas, buenas, malas, o sencillamente locas y exponerlas al mundo. Lo más probable es que no las vea nadie, pero la posibilidad de que lleguen a mucha gente está ahí. 

Además, poder plasmar las ideas y colgarlas en la red, permite fijarlas y darles forma. Sí, se podría hacer lo mismo en un cuaderno...pero no es igual. Y además, si da la casualidad de que a alguien le interesan tus ideas, es posible que haya un enriquecedor intercambio de opiniones y crezcas. O no, es posible que alguien crea que tus ideas son idiotas y te las rebata...y es posible que aprendas o que te cabrees. 

En cualquier caso, la red nos permite a todos mostrar nuestras ideas. Serán buenas o malas, fabulosas o una majadería...pero son nuestras. 

6) Para liberarse de una angustia. A menudo escribir representa un equivalente de la confesión o del diván de Freud. No tengo nada que objetar a quien escribe apremiado por la tensión: es más, le deseo que consiga liberarse de ella, tal y como me sucedió a mí hace muchos años. Le pido, sin embargo, que se esfuerce por filtrar su angustia, que no la arroje tal cual, áspera y cruda, al rostro del lector: de lo contrario se corre el riesgo de contagiarla a los demás sin alejarla de uno mismo. 

El anonimato de la red permite eso, permite el desahogo de la pena, la tristeza o el agobio total. A veces es más fácil contarle tus mierdas a un desconocido que ni siquiera sabes si te leerá que contárselas a tu hermana. Escribir un blog puede servir de desahogo, pero como dice Levi...hay que limar tus mierdas un poco, tus mierdas son tuyas y un mal día lo tiene cualquiera, pero un blog lleno de pena suprema permanentemente no es bueno para el que lo escribe...ni para el que lo lee, que se acabará alejando porque lamentablemente todo el mundo tiene sus mierdas.

Analizar la pena y los malos momentos, incluso dejarse llevar por ellos no está mal. Es más, hay que hacerlo de vez en cuando, si además eres capaz de sacarlo fuera y contarlo, mejor para ti. Pero de eso a regodearse en el auto ombliguismo sufridor y pasarse el día mostrándolo al mundo va un trecho. El trecho que va desde el sano ejercicio que hace que el lector empatice...al punto donde el lector dice "eres un puto brasas y todos tenemos nuestras mierdas".

7) Para hacerse famoso. Creo que sólo un demente puede ponerse a escribir con el único objetivo de hacerse famoso; pero también creo que ningún escritor, ni siquiera el más modesto, ni siquiera el menos presuntuoso, haya sido inmune a esta motivación. Ser conocido, leer sobre uno mismo en los periódicos, oír hablar de uno, es dulce, qué duda cabe; pero son pocas las alegrías de la vida que cuesten tanto trabajo, y pocos los trabajos con un resultado tan incierto. 

Creo que hay mucha gente que empieza a escribir pensando, no tanto en hacerse famoso como en tener muchísimas visitas. La obsesión por las visitas mató al blogger. 

El afán por el famosismo bloguero acaba con cualquiera de las otras motivaciones que se puedan tener a la hora de escribir. Pensar qué escribo que me de visitas, que me haga famoso es un trabajo absurdo y con un resultado muy incierto. Si no se consigue es posible que la decepción acabe con el blogger, o peor, le haga pensar que lo que escribe no vale nada....y no vale nada mientras lo haga por el afán de popularidad. 

Otra cosa y lo he dicho cien millones de veces y el que diga lo contrario miente, es que no mole infinito escribir algo porque si, porque te sale, por enseñar, por contar tus ideas....y que resulte que eso le interese a mucha gente. Eso es otra cosa...y obviamente el ego bloguero aletea feliz. 

8) Para enriquecerse. 

Si alguien escribe un blog para ganar pasta hay que quererle mucho.  Probablemente todavía crea en los Reyes Magos, el Ratón Pérez, los unicornios, Indiana Jones y Mary Poppins. 

9) Por costumbre. He dejado para la última esta motivación, que es la más triste. (...) Que vigile con lo que hace: por ese camino no llegará muy lejos, acabará fatalmente por copiarse a sí mismo. Es más digno el silencio, temporal o definitivo. 

Yo no lo llamaría escribir por costumbre. Creo que es más bien escribir como un hábito, como una rutina. Se asume que es inevitable no repetirte, volver sobre lo mismo, copiarte y volver a repetirte, pero la alternativa es peor. 

Si te callas, si no escribes...es verdad que no te repetiras, pero también anularás la posibilidad de que haya un destello, de que una  idea  surja y sea original y diferente y puedas y sepas contarlo. 

Además, creo que aquí se vuelve al principio....llega un momento en el que puede parecer que escribes por costumbre, pero lo que realmente ocurre es que escribes porque sientes el impulso y la necesidad de hacerlo. 

Sencillamente, no sabes no escribir. 


Todo esto y mil millones de cosas más surgieron en mi absurda cabeza mientras leía y doblaba un millón de esquinas del fabuloso libro  El oficio ajeno
  Ya las iré contando. 

martes, 21 de enero de 2014

¿CÓMO SABER SI HAS TRIUNFADO?


Hay noches que sales y triunfas.

¿Cómo lo sabes? Hay una serie de señales inequívocas.

1.- Te despiertas y sonríes. Así, sin más, porque sí. Hasta te sientes un poco mema.

2.- Tienes el pelo como si fuera el centro de nidificación de toda la población de cigüeñas de tu ciudad. Pareces un gremlin. (esas películas, anuncios y fotos dónde las tías salen con cara de estar satisfechas sexualmente pero con el pelo completamente sedoso y liso...son ciencia ficción). Probablemente necesites medio bote de suavizante para dejar de parecer un gremlin enfurruñado pero ¡qué más da!

3.- Tersitud. Ni crema, ni lociones, ni serum, ni correr, ni nadar, ni nada de todas esas majaderías. Nada como un buen triunfo para tener la piel tersaaaaaa.

4.- Pérdida de ropa o / y complemento. Buscarás tu ropa en un radio de dispersión variable pero completamente absurdo y probablemente hayas perdido un calcetín, una pulsera, un pendiente, el cinturón o lo que sea. Lo mejor es que te da igual...

5.- Mirar debajo de la cama. Uno solo mira debajo de la cama a) para hacer limpieza de temporada b) para saber si las pelusas exigen un trato o c) para buscar su ropa interior después de una noche de triunfo. 

6.- Sonríes. Encontrarte cabeza abajo con el pelo colgando mirando debajo de la cama te hace sonreír estúpidamente. 

7.- Agujetas. Agujetas brutales. Aunque estés en forma, aunque hagas deporte...si es un triunfo de verdad, tienes agujetas. Y te da la risa. 

8.- Agujetas en músculos increíbles, que ni siquiera sabías que tenías. El músculo de la barbilla, ese gran desconocido. Puedes pasarte una semana masticando un mamut que tu barbilla ni se inmutará, triunfa por todo lo alto y descubrirás que se puede tener agujetas ahí.  

9.- Despellajamiento de barbilla. He oído leyendas urbanas sobre despellejamientos en codos y rodillas, pero frente a eso sólo tengo que decir que hay que triunfar en sábanas con suavizante. El esparto es mal. También me han contado cosas de moratones y marcas de dientes...pero yo eso no lo considero un triunfo. La efusividad descontrolada es peligrosísima...e innecesaria.  

10.- Al salir a la calle, todo se ve más nítido. No mejor, ni más bonito, ni más de color de rosa, no. Más nítido. 

11.- Más sonrisas, esta vez provocadas por los espasmos recordatorios que sufres cada vez que te acuerdas de algún momento concreto de la noche. Recuerdo-espasmo-agujeta-sonrisa. Esa es la secuencia, y se va repitiendo durante todo el día.  

12.- Al rememorar la noche, te das cuenta de que lo que más recuerdas de la habitación...es la lámpara.