viernes, 18 de octubre de 2013

OCTUBRE TIENE R PERO NO ME GUSTA POR ESO.

“He had never liked October. Ever since he had first lay in the autumn leaves before his grandmother’s house many years ago and heard the wind and saw the empty trees. It had made him cry, without a reason. And a little of that sadness returned each year to him. It always went away with spring.” —Ray Bradbury
 
Me gusta Bradbury y me gusta este fragmento (que también estaba guardado en mi archivo de "cosas que lo mismo me inspiran alguna vez") pero al contrario que a ese él, me gusta octubre.
 
Tiene r así que según el dicho popular es un mes bueno para el marisco, aunque la verdad es que esto no me afecta mucho. Me encanta el marisco pero no recuerdo la última vez en que disfrute de una mariscada. No me gusta octubre por eso.
 
Octubre es el mes de estar acoplado a la nueva rutina. Tras el estrés de septiembre y todo lo que lleva, volver a organizar la rutina de invierno, llenar la despensa, organizar los menús, los horarios y todo lo demás, octubre es cómodo. Me siento como si mirara a mi alrededor, todo estuviera ordenado, limpio y recogido y ya pudiera decir "ahora a mantenerlo y descansar". Pero tampoco me gusta octubre por eso.
 
En octubre veo amanecer cuando llego a Mordor. Unos amanaceres acojonantes que muchos días me hacen pensar, "si fuera uno de esos locos de las fotos lo petaría en Instagram". Pero tampoco me gusta octubre por eso. Y además, soy una fotógrafa atroz.
 
En octubre puedo llevar calcetines sin que se me recuezan los pies y puedo andar descalza por casa sin que se me congelen. Es una razón buenísima para que me guste octubre...pero no la principal.
 
En octubre puedo hacer,  sin cargo de conciencia, esa absurdez  que es arropar a las princezaz cuando están dormidas. Entro, las miro y las tapo hasta las orejas como si viviéramos en Minnesotta. Tengo que esperar a diciembre para además, remeter la ropa y dejarlas casi embalsamadas, pero me mola arroparlas como si las estuviera salvando de la pulmonía o la escarlatina, me siento la madre de Mujercitas.....pero tampoco me gusta octubre por eso. Confieso que en agosto también las arropo con la sábana...
 
Octubre es un buen mes para mi cocina. Hay luz natural todo el día y ni me aso de calor ni me congelo como en un iglú. No tengo que ir mediodesnuda ni vestida con ropa térmica.  Parece una cocina de esas de las películas...es una buena cocina pero con un problema de refrigeración, pero por supuesto octubre no me mola por eso.
 
En octubre empieza el otoño. Puede que se pase un tiempo secuestrado por el calor pero al final acaba llegando y además lo huelo. Me flipa el otoño. Ya sé que también es otoño en noviembre pero no es lo mismo, en octubre lo estreno. Me mola la sensación de tener toda la estación por delante...aunque luego se pase volando.
 
En octubre estuve en Nueva York, en Paris, en Praga, en Berlín, en Viena. Es un buen mes para viajar...aunque no pueda viajar.
 
En octubre puedo ir a la playa con vaqueros, camiseta de manga larga, calcetines y pasear mojándome los pies y pensando "No está tan fría. Molaría bañarnos". Aunque no me bañe en octubre...la playa en octubre es lo mejor. Pero como vivo a 500 km de la playa tampoco tendría sentido que me molara octubre por eso.
 
Octubre es un buen mes para estar triste y un buen mes para estar contenta. Es un mes para hacerme estar eufórica si estoy feliz y chapotear en una pena calma si estoy triste.
 
Me gusta octubre porque se ven los árboles. Soy increíblemente consciente de los árboles en octubre. Los veo y los oigo.
 
Me gusta octubre porque es par.  
 
Me gusta octubre porque es silencioso.
 
Me gusta octubre por lo mismo que me gustan todas las cosas que me flipan...porque me hace más yo.  


*La foto es de Irati en octubre 2011 y por supuesto no la hice yo.

jueves, 17 de octubre de 2013

BLOQUEADA


 

 
 
Otra vez  ese momento.

No se me ocurre nada para escribir y lo que se me ocurre escribir no es para el blog.

¿Quiero escribir? Si, claro. Por supuesto que quiero. Siempre quiero. Me gusta, me sienta bien, me hace mejor incluso cuando escribo mierdas.

Bloqueo bloguero. Total.

Brujuleo por mi archivo de “cosas que voy a guardar porque de alguna manera sé que en un futuro puede que me sirvan para algo” que responde al mismo criterio de  “ropa que no tiro por si esta temporada por fin la usp” pero que ha resultado ser bastante más útil.

Resulta que tengo guardados unos consejillos para el bloqueo escritor de una escritora del New Yorker. Bien, yo  no llego a tanto, es sencillamente, bloqueo bloguero, pero veremos si me sirven.  

 
1. If you think you are suffering from writer’s block, stop writing immediately.
Si crees que estás sufriendo el bloqueo bloguero, deja de escribir inmediatamente.

¿Cómo? Vamos a ver si estoy bloqueada es porque no se me ocurre nada que escribir, no he empezado a escribir...no puedo parar de hacerlo porque NO he empezado.

 
2. Walk away from your computer.
Aléjate del ordenador.

Bien. Esto es fácil, pero primero voy a mirar twitter, y el correo, y el otro correo y podría aprovechar a ordenar fotos en lo que se me ocurre algo....vale, esto es lo que debe querer decir con lo de “alejate del ordenador”.  ¿Soy yo la única a la que la palabra computer le provoca ternura y le retrotrae a los 80? O más allá, a pelis en blanco y negro con tíos que iban a currar con pantalones con raya y camisa blanca y decian “ veamos que dice el computador”. Ternura.

 
3. Remember this: writer’s block doesn’t exist. What does exist is a condition in which you don’t really know what you’re trying to say, and therefore are having trouble saying it.
Recuerda esto: no existe el bloqueo del escritor/bloguero. Lo que existe es una situación en la que no sabes realmente qué estás tratando de decir y por eso tienes problemas para expresarlo.

 Ja. Cuando se sobre qué quiero escribir, cuando tengo la idea, cuando algo me dice “siéntate y escribe sobre esto” no estoy bloqueada. Puedo procrastinar mogollón, puedo ir y venir, puedo minimizar la ventana mil veces pero no estoy bloqueada. Frustrada porque no sale como yo quiero, si. Cabreada porque en mi cabeza suena mejor, si...pero no es bloqueo.

El bloqueo existe. Es la nada sobre la que escribir. La nada después de haber pensado mil chorradas, de haberme mirado a mí misma a ver si algo de lo que tengo dentro me sugiere algo, después de haber escudriñado mi entorno a ver si cualquier cosa enciende la chispa.

 
4. Don’t try to think of what you’re trying to say—yet. Go do something other than writing or thinking, preferably something where you’ll sweat (running, weeding the garden, walking the dog) or be pleasantly distracted (cooking, going for a drive).
Trata de no pensar en lo que quieres decir...todavía. Haz otra cosa que no sea escribir, preferiblemente algo con lo que sudes (correr, trabajar en el jardín, pasear al perro) o algo que te distraiga (cocinar, conducir)

Bien. Acepto pulpo como animal de compañía. No pensar en que quieres escribir algo y no se te ocurre nada puede que sea la mejor manera de que se te ocurra algo para escribir, pero como actividades en las que se suda se me ocurre alguna muchísimo mejor que las que se proponen aquí...y que doy fe que son fuente de gran inspiración. Y hablo de nadar por supuesto...

 
5. When you’re done with that diversion, start thinking about what you still need to learn before you know what you’re trying to say. Don’t start writing yet.

Cuando hayas terminado con esa distracción (supongo que habla de nadar), empieza a pensar en lo que necesitas aprender antes de saber que es lo que estás intentando decir. No empieces a escribir todavía.

Este consejo lo voy a ignorar completamente. Alehop.  

6. Usually this will require making some phone calls, or doing some research. DON’T START WRITING YET.
Normalmente esto requerirá hacer algunas llamadas telefónicas o hacer algo de investigación. NO EMPIECES A ESCRIBIR TODAVÍA.
 
Me estoy volviendo loca. No veo claro todavía sobre qué escribir...pero supongamos que tengo un tema cualquiera, por ejemplo, hacer un post sobre supuestos consejos para superar el bloqueo bloguero. ´¿Debería llamar a alguien para informarme? Odio el teléfono y por experiencia sé que los blogueros no son de contar por teléfono sus cosas...quién sabe si alguien podría aprovecharse y hacer un post con ellas....(mmmm..bonito tema la psicosis bloguera) . Mejor hacer un post con cualquier idea que se te ocurra.

Saltemos el punto de la investigación, escribiré a tontas y a locas. Total siempre hay alguien que opina que no tengo ni idea de lo que hablo, aunque el tema sean mis pies.

7. Once you’ve done that additional research and thinking, start composing in your head the idea that got you stuck.

Una vez que hayas terminado con la investigación y el pensamiento, empieza a componer en tu cabeza la idea en la que estabas atascado.

¿Qué idea?? NO TENGO IDEA. No estoy atascada. No tengo idea.....

 
8. Find someone whose opinion you trust. Explain to her what you are writing. Listen to yourself as you’re talking. You’ll be sorting out your thoughts as you’re talking.

Encuentra alguien en cuya opinión confies. Explícale qué estás tratando de escribir. Escúchate cuando estés hablando. Tus pensamientos se irán ordenando según hablas.

Otro consejo para saltar alegremente por encima. Alehop. Soy Bonnie con su ponny cayéndome al tratar de saltar el obstáculo. Si consultara con alguien cada idea que tengo para un post...no tendría blog. Por supuesto que tengo un primer lector pero no le consulto todo...En cualquier caso me gusta más esto que decía Cheever:

“I can’t write without a reader. It’s precisely like a kiss—you can’t do it alone.”

 
9. NOW sit down and try writing that down. If you’re still stuck, maybe you still don’t know what you’re trying to say. Repeat steps 1 through 9. If necessary repeat again. And again.
Ahora, siéntate y trata de escribir lo que sea. Si sigues bloqueado a lo mejor es que sigues sin saber lo que estás intentando decir. Repite los pasos del 1 al 9, si es necesario otra vez y otra.

¿Y LA IDEA? ¿Cómo se ocurre algo? ¿Cuándo? ¿Dónde está la inspiración? ¡¡Susan no me estás ayudando!!! Susan,hay algo que no me estás contando. 


10. Celebrate getting past a hard part of your writing!
Celebra dejar atrás la parte difícil de escribir.

 
Aha. Pues ha funcionado.

Ya está el post.
Larga vida a Susan y sus consejos.

lunes, 14 de octubre de 2013

MUERTE POR MINISERIE

Las miniseries son el último escalón de la ficción audiovisual. Son peligrosísimas y siempre siempre siempre hay que huir de ellas como sea. Hacedme caso. Se de lo que hablo.

Para empezar engañan con la denominación: serie, telenovela, telefilme...incluso largometraje dan una pista sobre aquello a lo que te enfrentas. "Miniserie" es un nombre simpático, parece inofensivo y te acercas a ella todo inocente...y caes en sus garras y te machaca.

Todas las miniseries son malas. Todas. Por definición. Si alguna es buena se convierte en una película muy buena y muy larga. De hecho Doctor Zhivago o Lo que el viento se llevo si fueran malas serían miniseries.

Las miniseries son o bien el principio de una carrera muy corta actoralmente hablando o el cementerio de elefantes de actores conocidos. De hecho cuando reconoces a algún actor ipsofacticamente tienes este pensamiento: ¿Ese es Kyle Maclachlan? ¿Qué hace ahí? ¿Qué le habrá pasado en la vida para estar actuando en este horror? ¿tan mal anda de pasta? ¿serán las drogas? ¿la bebida? ¿tan barato cuesta?. Este pensamiento no se aplica si el protagonista es Terence Hill, entonces lo que piensas es ¿Sigue vivo? y haces cálculos sobre la edad que tiene recurriendo a que ya era "mayor" cuando tú tenías 7 años...acabas llegando a la conclusión de que tiene 140 años.

El croma es el rey. ¿No sabéis lo que es el croma? Mirad esta maravillosa escena de Memorias de África y lo notaréis enseguida. Exacto, Meryl y Robert no vuelan de verdad, hacen el paripé en el avión sobre un fondo proyectado. ¿Importa? No. Estás tan metido en la historia que no te das cuenta. En las miniseries el efecto es más bien ¿Pero qué mierda es esa? Los productores y directores  de miniseries son adictos del croma y como cualquier adicto, creen que nadie se da cuenta...usan y abusan consiguiendo que  lo que a ellos les produce oleadas de placer, a los demás les provoca arcadas y les saca (si es que habían conseguido estar dentro en algún momento) de la historia porque uno se dedica a "la caza del croma". 

El abuso del croma se debe sobre todo a que las miniseries son siempre demasiado ambiciosas. Van siempre a (intentar) contar grandes epopeyas e historias. Podrían contarlo todo en interiores, como en las pelis antiguas, pero para eso necesitarían dos cosas que normalmente no tienen:

a) buenos actores.  Cuando hay algún actor bueno siempre se les nota como desganados, con pinta de "para esto me he quedado".
b) buenos guionistas. O en su defecto un guionista que sepa que en una miniserie además de ocupar metraje con escenas que se suceden sin ningún interés debe contarse una historia medianamente interesante.

Como resultado de esto,  una buena miniserie de las buenas buenas de horribles que son se define por: una historia absurda, unas actuaciones horripilantes, un abuso del croma sobre todo en sus 10 primeros minutos con la (ineficaz) intención de epatar y enganchar al espectador y una lentitud de narración que hace que hasta los relieves del Parthenon tengan más ritmo.

Los directores de miniseries son tíos ambiciosos. Muy ambiciosos y con una autoestima a base de bombas. Ellos no quieren contar la típica historia de "chico conoce chica se enamoran, se enfadan pero acaban juntos" o algo típico de tv movie de sobremesa " ama de casa que parece normal se enamora del novio de su hija adolescente para descubrir que además de ser el novio de su hija es su hijo secreto de un affair que tuvo con un primo de su padre que no era su tio sino un ligue de su madre que además era espía ruso". No. Ellos aspiran a más. Y tienen mucha querencia por la historia. Me los imagino pensando "Mmmm..¿qué queda por contar?  El descubrimiento de Troya, los viajes de Marcopolo, 3000 años de historia China, La vida de Atila...

Si alguno prefiere ser más contemporáneo entonces la trama siempre incluye algún viaje a un desierto, una conspiración en el Vaticano o en su defecto policías malvados, unos malos que quieren contaminar algo y un viejo bonachón que lo sabe todo y muere en los primeros minutos dejando "muchas incógnitas".

Ni que decir tiene que si al empezar pone "basada en la novela de Julio Verne" puedes estar convencido de que ha sido requisito imprescindible a la hora de contratar al guionista que no hubiera leído a Julio Verne...de hecho, que ni siquiera quien sepa quién es Julio Verno es lo que hizo que le dieran el trabajo.

En una miniserie si hay alguien de oriente, entendiéndose Oriente cualquier cosa más allá de Austria, lleva turbante da igual la época que sea. Si es chino siempre lleva bombachos o babuchas y si es actual da patadas. Por supuesto, todos sabemos que los actores van disfrazados, lo que ocurre en las miniseries es que se nota que son disfraces y que además a los actores "les pican".

En una miniserie histórica siempre aparece alguien con un reloj de muñeca que no debería estar ahí. Buscarlo y encontrarlo es uno de los pocos divertimentos que tienen.

Es fundamental, fundamental que, a diferencia de lo que ocurre en las pelis muy largas pero muy buenas,  entre los protagonistas, ella y él, no haya el más mínimo atisbo de química. Entre ellos suele haber la misma TSNR que entre un fax y un tuper...o incluso menos. Las escenas de supuesto amor provocan la misma emoción que ver a Hello Kitty besarse...con quien sea que se puede besar Hello Kitty.

En cuanto a los países de origen de las miniseries hay diferencias claras. A los americanos normalmente lo que les ocurre es que se les va la mano haciendo una peli, se pasan de metraje y dicen "llamémoslo miniserie y lo estrenamos en tv porque para el cine es demasiado largo, la gente se hará pis". Los europeos no. Los europeos siempre van de gafapasta culturetas y con sus miniseries pretenden educar a la humanidad.Misteriosamente además es para algo para lo que se suelen poner de acuerdo y tener dinero. Todas son coproducciones de 25 países...joder..ya podían ponerse de acuerdo para financiar algo decente.

Una miniserie JAMÁS es divertida. Jamás. Puedes reírte de desesperación o de incredulidad pero no son nunca divertidas. Si hacia la cuarta hora te estás riendo mucho, no es diversión, es Síndrome de Estocolmo.

Ya se lo que vais a estar pensando. No son peores que una peli mala. Error. Una peli mala es como es disparo, como una puñalada en el corazón...doloroso pero corto. Una miniserie es ahogarte en arenas movedizas sin ser capaz de escapar. Es una muerte lenta y dolorosa de la que ni siquiera te saca la siesta, porque cuando te despiertas...Terence Hill sigue ahí.


PS: antes de que me crujáis. Black Mirror, Sherlock, Game Change y demás no son miniseries...son series con pocos capítulos, parece lo mismo pero no lo es y no se programan igual. 

viernes, 11 de octubre de 2013

UNA DOCENA DE (EN TEORIA) MOMENTOS IDÍLICOS CON TUS HIJOS SUSCEPTIBLES DE ACABAR EN ATAQUE DE NERVIOS.


De la frase ”Como me gusta estar con mis hijos y como mola la paternidad, es lo mejor del mundo” a la frase “¿En qué cojones estaría pensando mi yo de hace 7 años para que le pareciera buena idea reproducirse? Y necesito un paseo, una copa y drogas…o todo a la vez”…el camino es muy corto, cortísimo. Tan corto que a veces no te crees que hayas pasado de un extremo a otro tan rápidamente.
Uno cree tener paciencia, ser maduro, medianamente inteligente y tener capacidad para encajar casi cualquier situación adversa…hasta que se enfrenta a determinadas situaciones con sus hijos en los que de repente se da cuenta de que ha perdido completamente la paciencia, la madurez te ha abandonado súbitamente y la única manera que se te ocurre para encajar la situación es llorar, huir o llamar a tu madre.
Nos pasa a todos. Bueno, a todos no…hay gente por ahí que dice que jamás jamás  piensa esas cosas horribles que yo cuento hoy ni se sienten malos padres.
 
Sinceramente, yo creo que mienten.
1.El baño.
En teoría y gracias a los anuncios llegas a la paternidad pensando que el baño será un momentazo de comunicación paterno filial. El agua, el vapor, el espacio pequeño del baño. Carcajadas, esponjitas ( ¿Has estado alguna vez en un baño turco?), espuma . Todo idílico. Una leche. Cuando son bebés el momento del baño es de muchísimo estrés no sabes si lo estás cogiendo bien, el bebé llora como un demonio y tú acabas exhausto y pensando que lo mismo no pasa nada si mañana no lo bañas.  Cuando son más mayores hay que perseguirlos con un lazo para conseguir que se duchen o se bañen, luego hay que revisar el resultado de sus fregados cuando salen y normalmente hay que volverlos a meter en la ducha porque la esponja sigue seca y creo, me han comentado, que cuando se van de casa entienden el concepto: NO SACAR AGUA FUERA DE LA DUCHA.
2. La cena. 
“Tengo hambre”, “tengo hambre”, “tengo hambre”.
¿Qué hay de cena? ¿Qué hay de cena?

Hay dos opciones, que tus churumbeles coman como perros hambrientos y literalmente te coman por los pies y tú te desesperas intentando que coman despacio, que no se peguen por la comida y te desesperas más cuando empizan ¿Qué más hay? Tengo hambreeeee.
La otra opción es mucho peor. Tus hijos están hambrientos justo justo justo hasta el momento en que se sientan a cenar. Entonces comienzan un ritual de ralentización del espacio tiempo que acaba con tu paciencia y te lleva al llanto porque lo que tú has preparado con amor y dedicación se ha quedado frio y asqueroso pero tienes que conseguir que se lo coman.
No, la hora de la comida no es igual de desesperante. Los que no tenéis hijos no lo sabéis…los padres sí.
 
3. Me aprieta / me pica / me duele / me pincha.
Hora de vestirles.  Sacas la ropa. Da igual que sea la que se han puesto mil veces. Ese día por algún extraño motivo, por la alineación de los planetas o la carga magnética de los casquetes polares deciden que esa ropa no pueden ponérsela. Tu se la pones a base de una lucha cuerpo a cuerpo y algún que otro grito…terminas y empiezan a contosionarse como si la kriptonita les estuviera fundiendo la piel mientras lloran o te miran con odio.
Cuando se hacen mayores me comentan por ahí que al factor “me aprieta/me pica/ me duele/ no puedo moverme” se añade el factor “no me gusta” o “no tengo nada que ponerme”.
Todo muy chulo.
4.En el coche.
El coche es un sitio peligrosísimo. Es un habitáculo muy pequeño para compartir tanta armonía familiar. Es perfecto cuando todo va bien, poco espacio y todos muy juntos disfrutando…y es el infierno en la tierra al minuto siguiente cuando empiezan: ¿Cuánto queda? ¿Cuánto queda? ¿Queda mucho? Me hago pis, tengo sed, tengo hambre…
Mientras gracias a los “sistemas de sujeción infantiles” los llevas atados y bien atados…el tema queda ahí. Cuando ya van solo con cinturón de seguridad, además de todo lo anterior tenemos el problema de “me pido esa ventanilla”, “me has tocado”, “estás poniéndote en mi espacio”.
 
5.Discusiones absurdas entre ellos.
Tus hijos son capaces de elevar una discusión idiota a la categoría de conflicto armado y necesitar mediación de la ONU. Pueden discutir por cromos, por media baldosa que uno ha ocupado con las construcciones, por una goma, por un plástico roñoso, por media loncha de jamón o por el sitio en el sofá.
Tú intentarás abstraerte, obviar el tema y dejar que lo resuelvan solos porque crees firmemente que verán que discutir por eso es una bobada.
Ja. Acabarás teniendo que hacer un juicio oficial dónde no solo verás que el motivo era idiota sino que era mucho más idiota de lo que creías porque trae unos antecedentes de flipar: es que él tiene ese medio plástico roñoso que es mio porque en el verano cuando estuvimos en la playa él se quedó con una concha que yo había encontrado y tú se la diste a él”.
¿un verano? ¿una concha? ¿Qué tú hiciste qué?
5.- Me llevas al salpicamas. 
-¿Puedo comer chocolate ahora?
-No, vamos a cenar dentro de un rato.
-¿Puedo comer chocolate?
-Ya te he dicho que no.
-¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate? ¿Puedo comer chocolate?
Solo las grandes mentes consigues aguantar sin salir corriendo a comprar una plantación entera y dejársela en herencia.
6.- Pataleta que algo queda.
Cuando no tienes hijos y ves una pataleta de un niño, una especie de posesión diabólica que les hace patalear, llorar, gritar y casi casi girar la cabeza 360 grados piensas “que mal educa la gente a sus hijos”.
Luego el destino viene, hace que te reproduzcas, te dejes la piel en educarles y de repente un día te encuentras protagonizando la pataleta infernal mientras compruebas como gente sin hijos te dirige esa mirada “ hay que ver qué mal educa la gente a sus hijos”.
7.- A recoger.
Eres un padre comprensivo y no un maniaco del orden. Si tus niños quieren jugar, pues que jueguen, que tengan espacio y tiempo para desarrollar su imaginación y su creatividad. A jugar.
Pasan las horas y hay que recoger.
A recoger chicos”…de repente, tus hijos son Houdini, son culebrillas, son roedores canijos capaces de esconderse en las ranuras más pequeñas para escaquearse del momento: las construcciones con las construcciones, los colores con los colores, las fichas del memory con las fichas del memory, los disfraces al baul, los clics al maletín…Y estás tú solo recogiendo mientras repites hasta ahogarte: a recoger, he dicho que hay que recoger, chicos cuando se juega luego hay que recogerlo todo.
Solo mentes poderosas y consiguen controlarse y no coger una bolsa de basura y tirarlo todo.
Una vez que está todo recolocado…tus hijos salen de sus escondrijos o del baño a dónde casualmente habían tenido que ir a hacer caca justo en ese momento. 
8.- El loro de repetición.
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
¿Os habéis lavado los dientes?
¿Cómo se piden las cosas?
¿Qué se dice? Siéntate bien. 
Y así hasta que lloras porque te recuerdas tannnnto a tus padres.
9.- La pregunta eterna.
Un tema cualquiera, en un momento cualquiera… a ser posible el menos oportuno de todos. Tu hijo pregunta algo y tú contestas, porque sí porque está muy bien que tengan curiosidad, porque quieres enseñarle y porque no está bien mentirles. Te sientes el campeón de los padres.
Y ¿ por qué?
Vuelves a contestar, ya con menos confianza porque realmente nunca habías llegado a ese nivel de detalle o si lo hiciste probablemente tenías la edad de tu hijo. 
¿Por qué?
Ya no sabes más. No tienes ni idea. O a lo mejor lo has sabido y se te ha olvidado o te das cuenta de qué mierda es hacerse mayor y dejar de hacerse preguntas y aceptar el “porque si”. 
Pero ¿por qué? ¿por qué?
Desesperación por no contestar y porque no hay manera de pararlo.
10.- La canción diabólica. 
El gusto por la variedad musical se adquiere con la edad, no viene de serie. De hecho tus hijos  pueden escuchar una canción un número infinito de veces, y cuando digo infinito me estoy quedando cortísima sin pensar ni por un segundo que es suficiente.
Pueden escucharla en casa en el ordenador, en el coche, en la radio cuando salga, en el mp3. Cantarla, bailarla, hacer una coreografía, utilizarla para dormir, para el paseo en bici…
Por supuesto esa canción no será Stairway to heaven o Black Sugar o una sonata de Mozart…será algo diabólico que se meterá en tu cerebro y no podrás sacarla durante días.
11.- El cuento.
Leer un cuento a tus hijos. Parece que no hay nada mejor en el mundo. Puro marketing.
Para empezar muchos de los cuentos infantiles son horribles ( los hay muy buenos también), normalmente tus hijos quieren leer alguno de su muñeco del cole que es un horror, pero bueno te pones a ello. Te parece un rollo pero hay que disimular, si tienes más de un hijo se pegaran por el sitio a tu lado, protestaran por como tienes colacado el libro y no ven las ilustraciones. Conseguirás llegar al final de la historia al límite de tus fuerzas y sintiéndote fenomenal por haberlo logrado dirán: otra vez!! Leelo otra vez!
Fantaseas con la idea de inventártelo y matar al protagonista en la página 2. 
12.- A dormir.
La hora de dormir, de acostarse, de descansar. Consigues llegar a ese momento, han cenado, se han lavado los dientes, han leído, y están monísimos en sus camas con sus caras dulces y cansadas.
Les da un beso, les arropas, apagas y sales feliz con tu paternidad.
¿Traes el agua?
Tengo calor.
Tengo frio.
Fulanito no me deja dormir.
¡Me acabo de acordar de que para mañana tengo que hacer una maqueta de un volcán!
Lloras.
Los que no sois padres si habéis llegado hasta aquí sé lo que estáis pensando. Os espero en el futuro.
Los que sois padres…seguro que os habéis reconocido.
 
Publicado en Unadocenade