Ya expliqué en su día con todo lujo de detalles lo chulísimo
que es tener la regla y como las mujeres damos saltos de alegría y éxtasis
emocional cada 28 días por el milagro de sentirnos mujeres mientras nos
desangramos. También dije en su día que con el tiempo te vas acostumbrando y lo
llevas lo mejor que puedes, pero hay una
cosa que no llevas bien nunca: la
publicidad de compresas y tampones.
Es acojonante. Cada campaña que sacan es más idiota que la
anterior. Todos sabemos que la publicidad es mentira, es una burda patraña
pensada para manipular a la población y hacer que compre cualquier cosa
vendiéndole las supuestas bondades del producto. Correcto. Aceptamos pulpo como
animal de compañía, pero joder, un poco de respeto. Somos público cautivo, no
tenemos más cojones que comprar compresas y tampones, no podemos alegremente
decir “este mes paso”. Hay que comprarlas y usarlas. ¿Qué tal si invertimos el
dinero en hacer algo bueno y no en publicidad de mierda altamente ofensiva y
cutre?
Para empezar algunas memeces de concepto.
La regla es roja, en una amplitud cromática de tonalidad que va desde el rojo muy pálido hasta el más oscuro rojo coágulo
digno de una peli gore. Nunca es azul, JAMÁS. ¿A quién se le ocurrió que fuera
azul? ¿Cuál es el propósito de ponerla azul? ¿A quién se engaña? Cualquiera que
tenga la regla sabe que es roja, cualquier adulto sabe que es roja. ¿El
propósito maquiavélico es engañar a las niñas que todavía no tienen la regla?
Ya. Hay sesudos estudios diciendo que tras unos tests con gente, los
participantes se mostraban más receptivos al color azul. ¿Y?
La regla NO es líquida. Tiene consistencia, unos días más y
otros menos, pero no es un líquido ligero y amigable. Es un líquido espeso y
que puede llegar a borbotear y por eso mismo esas imágenes con unas gotitas que
caen a que unas “pearls” (¿Qué tipo de cursilería es “pearls?) que las absorben
dichosas es MENTIRA. La regla cae sobre las dichosas “pearls” que hacen lo que
buenamente pueden (sin asomo de emoción) hasta que saturan y aquello empieza a
resbalar. Si, resbalar, resbalar por dónde no debe provocando el famoso efecto:
”¡Mierda! No puede ser, no puede ser, no puede ser! A ver cómo me levanto ahora
de esta reunión y voy al baño”. Resbalan las compresas y resbalan los tampones,
hay días en que la vida útil de un tampax es de 10 minutos y hay que llevar una
sabia combinación de ambas cosas para evitar parecer una escena de Tiburón
fuera del agua.
Sigamos con los lemas idiotas.
Las compresas y su lema “No se nota”. ¿Cómo que no se nota? ¿Cuándo no se nota?
¿Drogada? ¿Borracha? ¿Dormida? ¿En coma? Llevas algo entre las piernas pegado a la ropa
interior SE NOTA SIEMPRE. Otra cosa es que te acostumbres o lo lleves con
resignación porque no hay otra opción, pero notarse se nota SIEMPRE. ¡Ah ya!, que
no lo notan los demás. ¿Y qué importa que lo noten los demás? ¿Qué problema hay con ello? Ya se han dado
cuenta de la mala leche que gasto, de mi llanto incontrolado y la tripa
hinchada que tengo ¿de verdad se van a poner a mirarme el culo? Y si me lo
miraran y “notaran” que llevo una compresa ¿Qué problema hay?
En los anuncios de compresas y tampax por alguna extraña
razón que se me escapa las mujeres siempre van vestidas de colores pastel,
ponen caritas con la misma expresión de inteligencia que Candy Candy y hablan
como si usaran el mismo cerebro por turnos. ¿De verdad es necesario? ¿Cuál es
el mensaje? “Hola chicas, hace 10 años
por lo menos que tenéis la regla pero hoy vamos a explicároslo como si fuerais
idiotas para convenceros de que compréis un producto que ya lleváis comprando
10 años y que tendréis que seguir usando otros 30”.
Aunque a algún creativo o gurú del marketing de compresas le
resulte inconcebible (como diría Vizzini), las mujeres no tenemos como
prioridad vital vestirnos de blanco con minishorts ajustados que no nos lleguen
a la entrepierna los días que tenemos la regla. Tampoco sentimos un impulso
vital incontrolable por salir a bailar poniendo el culo en pompa y
contoneándonos justo el día que te estás desangrando con un dolor bastante
incapacitante. Además, siempre es mala idea mover mucho las piernas y sobre
todo despegarlas mucho una de otra…
Y cuando ya creía que lo había visto, me encuentro esto.
Exacto. ¿Qué mierda es esta?
Todo es un despropósito. Para empezar por el principio
“Tampax Pearl”, ya el nombre es de un cursilismo vomitivo. Segundo, Amaia
Salamanca es guapa…pero en los años de su vida se pondría ese bañador. ¿Por
qué? Pues porque aunque las revistas de moda se empeñen todos los años en decir
“vuelve el traje de baño” “vuelve la elegancia del bañador” “envuelve y marca
tus curvas”, el bañador es malísima opción si tienes la regla. ¿Por qué? Pues
porque para cambiarte el “tampax pearl” tienes que quedarte en bolas, en el
baño cutre de la piscina, con todo el suelo mojado y encima preocuparte de que
el bañador que cuelga entre tus piernas no toque el váter ni el suelo.
Tíos en un anuncio de tampones. ¿Por qué? ¿Cuál es la idea
genial? “Eh, ellas están hartas de ver mujeres en los anuncios de tampones,
seamos originales…pongamos tíos”. ¿Para qué? Cualquiera sabe que los tíos han
desarrollado con los años y a base de
sufrir mucho, una sabiduría suprema que
les hace pasar de puntillas sobre esos días y esos temas sino quieren llevarse
un bufido. No pintan nada en un anuncio de tampax, pero si os empeñáis en
ponerlos, ¿Qué tal alguno que no parezca lobotomizado?
Tíos que meten la mano en el bolso de una tía. ¿Qué
estupidez es esta?
“Cariño, dónde están las llaves del coche?
En mi bolso. Cógelas.
Ni de coña…a saber qué llevas ahí. Te traigo el bolso y me
las das tú.
Un tío jamás mete la mano en el bolso de una tía a no ser
que sea un ladrón y si es un ladrón, un carterista o un espía…¿ de verdad que
va a coger un tampax? Intento ver el posible mensaje oculto: un tío ve una
chica guapa y mete la mano en el bolso y coge lo más valioso que encuentra
ahí…¿UN TAMPAX?
Vale, creo que no sé ver mensajes ocultos, pero voy a seguir
intentándolo.
En mi universo de realidad cualquier tío mete la mano en el
bolso y coge un tampax pensando que es, yo qué sé, un puro Habano y nada más sacarlo y verlo lo
soltaría como si fuera kryptonita, pero en el universo “Pearl” no pasa eso.
Allí, un tío con pinta de tener canas en los huevos, necesita una explicación
pormenorizada sobre el proceso de colocación de un tampón con frases
supuestamente ¿ingeniosas y con doble sentido?
“Nunca antes un tampón había sido tan fácil de introducir”
“¿ves? Hasta aquí”
Y mi favorita…
“Y nunca antes había sido tan fácil de colocar en el lugar
correcto”
¿El lugar correcto? ¿Es que hay otro lugar? ¿Hay gente que
hace pruebas en otros “lugares”? Es más, hay mujeres que cuando están sangrando
por el “lugar correcto”…¿se equivocan de lugar?
Suponiendo que el mensaje oculto e ingeniosamente elucubrado
por los genios de la publicidad sea hacer un símil entre los tampones y el sexo,
sólo se me ocurre una explicación: los creativos publicitarios son vírgenes.
Dado que yo sí se cual es el lugar correcto de colocación del tampax, me quedan solo dos dudas. Primero ¿cuantas mujeres han corrido
despavoridas a comprar tampax pearls para poder “mojarse” este verano? y segundo, ardo de impaciencia por conocer qué
nueva memez estarán pensando los creativos para el otoño.