miércoles, 7 de marzo de 2012

KEEP CALM AND CARRY ON

Un video chulo de 3 minutos donde aparece una curiosa historia sobre la IIGM  y una preciosa libreria.

Justo lo que necesito hoy. 



Me he currado una traducción y transcripción libre dedicada especialmente a Biónica...y que aprovecharéis los que no sabéis inglés..pero vamos, ya va siendo hora de aprender.

Los descerebrados traductores, bilingues y con más conocimientos de inglés que yo...les ruego no me lapiden.

En la primavera de 1939 al comienzo de la guerra con Alemania, el gobierno británico montó una comisión para la elaboración de posters de propaganda.

La idea era que esos posters sirvieran de apoyo moral a la población en los días oscuros que se avecinaban. Se requería que fueran estilísticamente uniformes, con una tipografía molona y clara, llevarían como único logo la corona de Jorge VI y serían en dos colores.

De los 3 diseños finales que fueron producidos, el primero decía: “Vuestro valor, vuestra alegría, vuestra resolución, nos traerá la victoria”

El segundo decía, “La libertad está en peligro, defiéndela con todo tu fuerza”

El tercer diseño, del que se imprimieron dos millones y medio de ejemplares solo decía “Mantén la calma y sigue adelante”

Los dos primeros diseños se distribuyeron en septiembre de 1939 por todo el país, en escaparates y andenes de tren, pero el diseño “Mantén la calma y sigue adelante” se guardo para ser usado en caso de bombardeo o invasión. Al final, el poster nunca fue oficialmente utilizado y permaneció desconocido para el gran público hasta que una copia apareció más de 50 años después en una librería de segunda mano llamada Barter Books en la esquina noreste de Inglaterra.

Barter Books comenzó a funcionar en 1991 con Stuart and Mary Manley. El edificio fue una antigua estación de tren victoriana. Colocaron estanterías en el lugar donde estaban los andenes y las vías, pero el salón de té y las salas de espera de la antigua estación permanecen.

En el año 2000, Stuart encontró el poster en una caja de polvorientos libros que habían sido conseguidos en una subasta. A Mary le gustó tanto que lo enmarcó y lo colgó en la librería y se volvió tan popular entre los clientes que un año después empezaron a vender copias. Desde ese momento, el poster ha sido reproducido, parodiado y trivializado y se ha convertido en una imagen icónica del siglo XX.

Es difícil decir porque esa frase tiene tanto atractivo y repercusión ahora. Su diseño se considera sencillo e intemporal y fácilmente reconocible. Aún así, son las palabras y el mensaje lo que la gente encuentra más atractivo (encantador).

Como la voz (o el mensaje) de la historia, ofrece un mensaje sencillo y cálido para inspirar confianza en otros durante los momentos difíciles y que no debe ser olvidado: Mantener la calma y seguir adelante.

lunes, 5 de marzo de 2012

EL PODER TERAPÉUTICO DEL CABREO.

Cabrearse, enfadarse, gritar, estar de mala leche…en una palabra, hostilizarse tiene mala prensa, está mal visto.

Lo guay, lo cool, lo que mola, lo responsable y adulto es no cabrearse jamás, ser un ejemplo de contención, control, espíritu zen y buenrollismo.

Pues no estoy de acuerdo.

El cabreo y la hostilización son buenos. La mala leche a lo mejor no mueve el mundo, pero te mueve a ti. El cabreo es una emoción dinámica. Al contrario de lo que se piensa normalmente, el esfuerzo no se hace para mantenerte zen, el esfuerzo se hace para cabrearte, para salir de tu estado de ameba y reconocer que estás hostilizado, que alguien te la ha jugado, que algo te parece terriblemente injusto, que tus hijos han acabado con tu paciencia o que estás hasta los cojones de todo.

Mantenerte calmado y equilibrado y controlar tus emociones es una gilipollez que te convierte en un ser que ni siente ni padece. Cabrearte te hace darte cuenta de que eres vulnerable, de que a lo mejor ha sido por tu culpa por lo que te la han jugado o que no eres tan independiente como tú te crees.

No entiendo porque llorar o reírse tienen tan buena prensa y el cabreo no. Son emociones parecidas…son reacciones a estímulos externos y a todo el mundo le parece estupendo “llora que te sentará bien”, “reírse es lo mejor”…pero nadie te dice “Hostilízate hasta el infinito”…

…pues yo si lo digo CABREARSE ES BUENO.

El primero que te agradece que dejes de hacer el capullo con el cabreo tántrico es tu cuerpo. El control de las emociones te convierte en una tortilla francesa, en un ser informe, en un saco de boxeo, en una palabra, en una ameba. Controlar el cabreo, controlar la hostilidad… ¿para qué? Tu cuerpo te agradece que te enciendas, que aprietes los puños, que te chirríen los dientes, que quieras gritar, patalear y agitar los brazos como si estuvieras poseído...todo eso hace que se te mueva la sangre, tus músculos se movilicen y te des cuenta de que estas vivo coño…y que estás cabreado.

Cabrearte te permite ser consciente de tus errores. Te cabreas porque alguien te la ha jugado, porque te han timado, porque han acabado con tu paciencia, porque te han mentido, porque sencillamente estás hasta los huevos de algo. Y eso está bien. Eres humano y no eres infalible...así que si te cabreas porque alguien te la ha jugado te volverás más precavido la próxima vez, si te cabreas porque alguien te ha engañado procurarás no fiarte alegremente, si se te ha acabado la paciencia puede que reflexiones sobre si no deberías haber estallado antes, si te mienten la próxima vez estarás más atento y si es porque estás hasta los huevos de algo…pues es normal. No todo es un campo de amapolas y de vez en cuando todo es una mierda y hay que darse cuenta de ello para decir, pues esto no lo quiero.

Cabrearte te hace mejor persona, al darte cuenta de tus errores, o de que no debes acercarte a alguien o de que no tienes paciencia…tendrás una base para mejorar para la próxima vez. Probablemente no mejorarás...pero la intención dicen que es lo que cuenta.

Hacerte el buenrollista y el zen es una chorrada. Ir con pose de nada me perturba, nada es lo suficientemente grave como para cabrearme, mejor paso y toda esa mierda de la impasibilidad es un lastre.

Con todo esto no digo que esté bien gritar y vociferar y ponerse agresivo. No se trata de dar miedo y acojonar a los demás..eso no es un cabreo..eso es espectáculo y tampoco sirve de nada.

Un buen cabreo es aquel que te hace hervir la sangre, es el que te activa y te hace tirar para delante.

UN buen cabreo tras la explosión, te deja relajado.

Ser zen e imperturbable es un coñazo, ablanda los músculos y te hace despertarte por la noche pensando chorradas del tipo “ no pasa nada, no pasa nada, no pasa nada”. ¡¡ Claro que pasa!! y negarlo solo te hace ser estúpido.

Cabrearte porque algo te ha hecho enfadar..te da la oportunidad de cambiarlo. Optar por el “no me afecta” solo alarga la causa de tu cabreo.

Cabrearte te hace ser más tú.

El zenismo y el “nada me perturba” te anula.

Y que conste que hoy estoy de un buen humor que asusto.

viernes, 2 de marzo de 2012

FIN DE SEMANA

Cuando eres canijo, el fin de semana es un concepto: “No hay cole”. No eres muy consciente de cada cuanto sucede, no tienes recuerdo del último que pasó, no sabes qué harás el siguiente, sencillamente llega. Es viernes y no hay stress con el baño y la cena, tus padres parecen más relajados. El fin de semana supone pasar más tiempo con tus padres y eso (por ahora) mola. Se cambian los horarios, puedes dormir sin que te despierten, puedes acostarte más tarde, puedes ver la tele, puedes ir al cine, vas a ver a tus abuelos, vas a ver a amigos de tus padres con hijos, bajas al parque por la mañana, comes a una hora más o menos de mayores, tu madre parece no estar obsesionada con que comas verdura. El fin de semana es sencillamente un tiempo en el que misteriosamente no hay cole y se hacen planes chulos.

Cuando eres canijo pero no tanto, digamos con esa edad indefinida en la que no eres ni un niño, ni un joven y tu vida carece de interés por completo, el fin de semana es una ocasión estupenda para ejercitar tu capacidad de frustración. Tú sabes que el fin de semana mola, sabes que si en vez de tener 13, 14 o 15, tuvieras 18 o 19..el fin de semana sería otra cosa y no puedes esperar a tener esa edad y llegar a la tierra prometida de la diversión. Ahora mismo tienes que resignarte a los planes horribles que tus padres han organizado y que no quieres hacer y te debates entre aceptar sin rechistar o rechazarlos montando un gran pollo y generando mal rollo familiar para todo el fin de semana. El fin de semana significa 48 horas de roce en la convivencia que suele acabar con cabreos de padres con hijos, de hijos con padres y de hermanos entre ellos. De vez en cuando un plan más de mayores aparece en el horizonte y entonces sabes que tendrás que empezar con la estrategia y la esgrima verbal para conseguir que tus padres te den permiso para hacer algo horroroso como “ir a merendar a Burger King” pero que a ti te parece un planazo del que sabes que si te caes…sufrirás escarnio y abandono por parte de tus amigos. “Mamá...no puedo perdérmelo. Si no voy me perderé lo mejor del año. Por favor mamá, es lo último que te pido en la vida”.  El melodramatismo está a la orden del día…por momentos la orfandad no te parece tan mala. El fin de semana es un tiempo de aburrimiento y autocompasión: mi familia es un asco, mi vida es un rollo…

Cuando eres adolescente más crecido, básicamente cuando eres de los mayores del colegio o has empezado la universidad, vives permanentemente esperando a los Reyes Magos del fin de semana. Cada semana, el viernes y el sábado se atisban en el horizonte llenos de posibilidades y planes: planes para salir, para quedar, para ver a mengano, para ligar. Todos esos planes exigen miles de preparativos: ¿Qué me pongo? ¿Dónde quedamos? ¿Se lo decimos a mengano? ¿A zutano? Se aprende a fintar a los padres para poder disfrutar de unos momentos de soledad de mayores. “Mis padres se van a la sierra...podemos quedar en mi casa a ver una peli y tomar algo”….” Mis padres se quedan en Madrid...podemos irnos a la sierra”… (Tu no lo sabes, pero no eres tú el que fintas a tus padres, son ellos los que te dan esquinazo) El domingo es el día de la reflexión, de valoración de resultados, de escrutinio de las papeletas de lo ocurrido en viernes y sábado. “Quedamos y me lo cuentas”, ¿“Y te dijo qué?” “¿Y cómo te lo dijo?”….y a pesar de que por supuesto los resultados no se ajustan ni de lejos a las expectativas creadas, somos inasequibles al desaliento y a la frustración ( ya nos hemos entrenado en la etapa anterior) y volvemos a hacer planes infinitos para la semana siguiente. El fin de semana es un tiempo de ilusión y emoción perpetua.

Con veintimuchos y treinta y pico y sin haberte reproducido, el fin de semana es la libertad. Uno puede hacer lo que quiera. Puedes tener juergas sin fin de las de empalmar las copas del viernes con una barbacoa el sábado por la mañana y un cumpleaños por la tarde, paella familiar y cine el domingo. O puedes optar por imitar al cangrejo ermitaño y quedarte en casa en pijama fundiéndote con el sofá. Puedes optar por planes ambiciosos o decidir pasar las horas contemplando las musarañas. Puedes dormir como un lirón careto o dedicarte a madrugar para hacer deporte, otear avutardas, fotografiar focas, bucear o hacer ganchillo. Puedes planear los fines de semana con meses de antelación o puedes improvisar permanentemente, apuntarte a lo que te apetezca. No importa nada. El tiempo es tuyo, tienes 48 horas sin horarios, 48 horas a tu disposición.

Con hijos el fin de semana sigue manteniendo parte del encanto que tenía en la etapa anterior. Tu subconsciente no es capaz de olvidar esa promesa de libertad que era el fin de semana. La putada es que la realidad viene y te dice “soy el fin de semana y vengo para estresarte”. Así que te debates entre la emoción porque llegue, quieres quitarte la corbata, los tacones, la pinta de profesional competente y olvidarte del curro y sus miserias. Quieres no madrugar y tener tiempo para ti, quieres pasar tiempo con tus hijos, quieres aprovechar para hacer cosas, ver amigos y al mismo tiempo te frustras porque sabes que no podrá ser. No podrás dormir tanto como quisieras, en un fin de semana tendrás mil planes imposibles de encajar con tu deseo de descansar y en otro no tendrás nada que hacer y entonces te sumirás en pensamientos melancólicos del tipo: “con lo que yo he sido...y aquí estoy...sábado por la noche...en mi sofá... ¿en qué momento pasé de odiar la música de Informe semanal a parecerme un programa fascinante?”. Añorarás el solterismo y entonces mirarás a tu alrededor, verás a tu hijos y cuando te pregunten ¿hoy no hay cole? No y vamos a ir al cine”….

El fin de semana es un péndulo que va de la felicidad absoluta a la mayor de las desilusiones…pueden pasar increíblemente rápido o hacerse eternos…puedes querer que no terminen nunca o desear que llegue el lunes con todas tus ganas…

Pues eso, que buen finde.

jueves, 1 de marzo de 2012

LOS 8 PECADOS DEL LECTOR DE BLOGS

1.- Masoquismo lector. Un buen día estás aburrido, tienes tiempo y te pones a brujulear por la web, pinchas y pinchas y pinchas y de link en link llegas a un blog y empiezas a leer. El autor te parece un memo, un idiota, que no dice más que majaderías, un maleducado o un sobrado de la vida. Increíblemente sigues leyendo y lo que es peor...al día siguiente vuelves. Y al otro, y al otro…solo para pensar cada vez que el que escribe es idiota y ofuscarte leyéndole. El idiota eres tú…coño...que no es obligatorio. Si no te gusta leer un blog...déjalo.

2.- No saber parar. Llegar a un blog, que te mole y pasarte horas leyendo compulsivamente sin parar. Cómo todos los yonkis te crees que eres discreto y nadie se da cuenta. Pues tengo malas noticias...el autor del blog sabe que estás enviciado…le sales en el contador desde tu recóndito lugar de lectura, horas y horas enganchado. (Aprovecho para saludar a mi nuevo lector de la India)

3.- Minusvalorar la importancia de los comentarios para el bloguero….”Paso de comentar que total seguro que le da igual”. No, no da igual.

4.- Síndrome de " Profe, yo me lo sé" Licenciarse “Cum laude” en un blog y luego ir dejando comentarios de listillo en el blog “Eso fue cuando conociste a mengano” “Eso ya lo contaste hace 4 años”, “eso te lo estás inventando porque en un post hace 8 meses dijiste que….” También está la variante "corrector ortográfico"...te falta una coma, te falta un acento...te sobra una h...¿ rebela seguro?? ¿ No será revelar??...

5.- Insultar en los comentarios. El bloguero está en su casa, puede estar cabreado, triste u hostilizado, es su casa y dice lo que quiere. El lector para por allí, no se puede insultar. Bueno, si puede...eso depende de si el bloguero le deja o no. Contra lo que se pudiera pensar, el bloguero bueno es el que borra los insultos, se preocupa por la imagen de gañanacos que sus lectores puedan dar. El bloguero malo los deja que se retraten solos. Si lo que apetece es insultar con ganas y sin restricciones hay que abrirse un blog…

6.- Adicto a la actualización.  Darle compulsivamente a actualizar página para ver si el bloguero ha actualizado. Los blogueros (la mayoría) son persona y algunos tienen una vida aparte del blog. A veces tienen que dedicarse a esa vida que es lo que hace que tengan algo medianamente interesante que contar.

7.- El Diógenes bloguero. De blog en blog y tiro por que me toca…acumulas tantas suscripciones en el reader que tendrías que dedicar medio dia a leer blogs. Es duro, pero llega un momento en que hay que hacer limpieza o serás un esclavo de “marcar todos como leídos”.

8.- El bucle diabólico de la dependencia bloguera.

Mierda...no hay post nuevo”.

Primero pensamiento adulto y objetivo. “Bueno, es normal, es domingo. Nunca actualiza en domingo…”

…”Jo...pero es que me apetece leer algo nuevo...estoy aburrido...podía actualizar con algo, aunque fuera una cancioncilla”….

Mezclado con un poco de pensamiento infantil…”jopo...me aburro entretenme”.

Fastidio

“¿Lunes media mañana y no hay post?”  Tendré que seguir currando….pero ya le vale...desde el viernes por la mañana...ya ha tenido tiempo de escribir algo.

Más fastidio.

¿Pero cuándo piensa actualizar? Me aburro…ya he releído los del último mes y el que colgó el año pasado en esta fecha, y el anterior, y el anterior.

Luego control.

Bueno, vamos a ver...no pasa nada, que parezco un yonki. Si no actualiza…puede leer otro millón de cosas en la web…Eso es, si. Voy a dar una vuelta por ahí a ver que se cuece. No hay dolor”.

Ya estamos a martes, hoy seguro que si….a ver….Mierda….sigue sin actualizar.

Crisis del lector.

¿Y si lo ha dejado? No, no...Lo avisaría, se despediría, pero si no lo ha dejado…no actualiza por algo. Voy a releer los últimos postas a ver si había avisado algo y me lo he perdido. Nada. Vale, no voy a entrar en pánico...pero algo le ha pasado. Seguro, sí. A ver coño...voy a centrarme, que no es mi amigo, ni mi madre ni mi primo…no pasa nada. ¿Y si mando un mail? No, no...Que es de grupies. Bueno...venga si…total no pierdo nada….

” Hola, me encanta tu blog y la verdad es que esto te va a sonar raro pero como escibres mucho y llevas un tiempo sin pues...veras.... ¿estás bien?...es que me extraña tanto silencio”.

Si el lector conoce al bloguero, jamás entra en bucle de dependencia bloguera. Desarrolla otro pecado que es el acoso y derribo al bloguero. “A ver… ¿se puede saber a qué coño te estás dedicando que no escribes nada???? ¿Quieres hacer el puto favor de publicar algo? Hombre ya…que ya está bien desde el viernes sin dar palo al agua


La vida del lector de blogs parecía tranquila y apacible, algo inocente...pero no, es un camino lleno de tentaciones y muy adictivo...aunque yo lo tengo controlado y lo puedo dejar cuando quiera, por supuesto.