lunes, 19 de diciembre de 2011

ENSAYO SOBRE EL CALCETÍN

Los calcetines son una prenda con multitud de matices, pero hay que saber mirarlos.

Alguien con poca amplitud de miras puede pensar que un calcetín es una funda para meter los pies y que no te rocen los zapatos, que no se te congelen los pinreles y que por lo menos temporalmente contengan el intenso olor que tus píes son capaces de expeler si son sometidos a temperaturas extremas. Ese alguien los clasificará en calcetines oscuros para llevar con zapatos y calcetines blancos para llevar con zapatillas.
Obviamente ese alguien se está perdiendo entender y comprender el maravilloso y complejo mundo de los calcetines.

Los calcetines son una prenda capaz de lo mejor y de lo peor.

Para sacar lo mejor de ellos, hay que saber usarlos y prestarles atención. Son pequeños, se hacen bola y normalmente el cajón donde se guardan es una especie de maraña impenetrable en el que ellos pugnan por la supervivencia y por salir del cajón y ver mundo. Por las mañanas, los calcetines son lo último que te pones, vas con prisa, llegas tarde y no tienes tiempo de pensar. Con ese stress, abres el cajón y miras. “¡nosotros!!, ¡¡Cógenos a nosotros!!”, “¡¡acuérdate de que nosotros somos un par molón!!...solo los que han conseguido trepar hasta la parte de arriba del cajón son capaces de decir esas cosas. Los demás, están atrapados en la parte de abajo y en la parte de atrás y no pueden decir nada. Tú tienes que ser capaz de elegir los correctos procesando información a toda leche: llevo botas y está lloviendo, y además voy a ir a la piscina...asi que vale, no se van a ver y pueden ser de rayas de colores aunque tenga una reunión superimportante, pero no pueden estar muy gastados porque luego en la piscina si que voy a quitarme las botas…mmm…vale...mejor los negros altos y abrigados por si calan las botas. Y optas por la opción segura y sin arriesgar. Normalmente los calcetines negros y sus primos los calcetines lisos y de colores oscuros no gritan nada cuando abres el cajón. Van de sobrados y saben que los necesitas, asi que pasan de todo y tranquilamente esperan a que los busques. Saben que si has decidido que ellos son los que necesitas revolverás todo el cajón hasta encontrarlos…

Los calcetines de colorines, rayas, ovejas, hojas de marihuana y demás motivos imaginativos y molones tienen un uso más restringido, más lúdico y aunque a primera vista puedan parecer infantiles y poco importantes, no lo son para nada. Imaginemos que ligas, que ligas ahora, con 40 palos y un poco de experiencia. Quedas con un alguien, vas al cine o a cenar, ambos saben lo que va a pasar pero tampoco hay prisa. Llegas a casa, es el momento de sentarse en el sofá y quitarse los zapatos (para empezar). Vale, todos pensamos en qué es lo siguiente que vas a quitarte…pero...si has escogido bien los calcetines, ese momento puede ser increíblemente sexy. A lo mejor luego te quitas los calcetines y también tus pies son increíblemente atractivos (como es mi caso) pero a lo mejor no…pero da igual, para cuando te quitas los calcetines ya da igual todo…pero ese momento calcetinero habrá molado mucho si has jugado bien tus bazas. Puede ser un momento divertido, sorprendente o tierno.  Para ellos desaconsejo mucho el calcetín de deporte de decatlón...con la marca estampada...Artengo...Artengo es una palabra que desconcentra.

En estas ocasiones además, conviene hacer caso a los calcetines. Si se les desprecia o ignora, se tomarán la revancha y al día siguiente (si la noche ha sido buena) o al terminar cuando haya que huir, se esconderán en los sitios más insospechados y es posible que opten por quedarse a vivir en esa nueva casa. ¿Quién no ha vuelto a casa con un calcetín de menos, alguna vez?

Los calcetines son una prenda amiga, no te dejan porque engordes o adelgaces. No son traicioneros, no tienes una talla dependiendo de la horma como sus amigos los zapatos y además permiten patinar por el suelo. Los calcetines son simpáticos.

Los calcetines son importantes. Si tienes un mínimo de inquietud eres capaz de entender la inmensa complejidad de su mundo.

Pueden ser gordos para cuando hace mucho frio o para que las madres puedan decir...” te están un poquito grandes pero con un calcetín gordo, perfecto”. Pueden ser finos para los que se resisten a abandonar el verano y no quieren ponerse calcetines gordos en octubre o para los que, como yo, no quieren abandonar los calcetines en mayo porque sería reconocer que la primavera ha llegado.

Pueden ser altos, que te lleguen casi hasta la rodilla, de esos que te abrazan la pierna y no se mueven y cuando te los pones dices…ayy...que calcetines más gustosos. Pueden ser cortos, a media pantorrilla, son esos que te compraste por error, son incómodos pero no tan incómodos como para recordarlos de una vez a otra. Abres el cajón, te los pones, te pasas el día agachándote a tirar de ellos pretendiendo que suban más y jurando que no volverás a ponértelos…pero se te olvida al llegar a casa y volverás a utilizarlos.

Pueden ser de un color que vaya con todo y que te compraras pensando que eran una apuesta segura o pueden ser de un color absurdo como morado intenso y que cada vez que los veas al final del cajón pienses ¿por qué me compré esto?

Pueden ser una prenda superespecializada o eso dicen, pueden ser para correr, para esquiar, para jugar al golf, para el pádel, para el tenis, para cualquier deporte que se te ocurra...incluso hay unos espantosos y completamente inútiles para nadar. O pueden ser calcetines de batalla, compras un pack con 6 exactamente iguales que te pones todos los días hagas lo que hagas.

Pueden ser calcetines de la suerte que asocias a algo bueno que te ocurrió un día y entonces optas por ponértelos cuando te estás jugando algo. Pueden ser calcetines del buen rollo, calcetines molones que solo al verlos en el cajón te hacen sonreír y pensar que solo por tenerlos puestos hoy el día no será tan asqueroso. Pueden ser divertidos si son de rayas y con dedos, estos debo confesar que da pereza ponérselos pero una vez que vences esa pereza...son geniales. Pueden ser viejos, estar gastados por el talón pero aún así los sigues manteniendo porque les has cogido cariño, porque te da pereza tirarlos o porque son los únicos marrones que tienes. Pueden ser incomodísimos y provocar picores insoportables, pero tampoco los tiras…los arrinconas al final del cajón y quedan ahí, en una esquina…hasta que te decides a hacer orden en ese cajón y entonces los ves, los coges y dices “Ni sabía que tenía estos calcetines y no me los pongo nunca. Debería ponérmelos más”.

Los calcetines también pueden ser fuente de polémica y frustración. Para la polémica solo se necesitan un par de pares parecidos y un hermano o hermana…la lucha por saber a quién pertenecen esos calcetines puede llegar a cotas de crueldad jamás imaginadas por los hijos únicos. Y sobre la frustración calcetinera…se puede escribir un tratado: ¿Dónde coño está la pareja de mi calcetín favorito?? ¿Otra vez la lavadora ha devorado mis calcetines??? ¿Por qué siempre los míos??

Los calcetines además, son la prueba del algodón del amor para las tías…si él está en calzoncillos y calcetines y aún así se te cae la baba…es amor verdadero.

sábado, 17 de diciembre de 2011

8 AÑOS

Querida M. 

Hoy, por fin, es tu cumpleaños. 

Estabas tan emocionada ayer que te costó dormirte a pesar de que estabas agotada porque has tenido una semana difícil. Has descubierto que has heredado dos cosas de mi, ninguna de las dos buenas: que se te dan mal las matemáticas porque además no te gustan y que las manualidades no son lo tuyo. Por las dos cosas has llorado amargamente, con esas lágrimas que me afectan más que las de ningún. " Mami no se me dan bien las matemáticas....se me da mejor lengua....y por eso he sacado un 3". "Mami mis compañeros me han dicho que mi camello era la cosa más horrible que habían visto nunca pero es que yo lo había hecho solita".....y llorabas como Candy Candy, con los ojos encharcados en lágrimas que luego corrían por tu cara. Lo de las matemáticas lo has solucionado con tu padre...y ahí andas peleando con las divisiones. Lo del camello, en fin, tus lágrimas consiguieron remover mis inexistentes habilidades manuales y conseguí ayudarte a hacer un camello molón y original...que a lo mejor no se parece mucho a un camello...pero que te ha hecho sonreír. 

Ha sido un gran año. 

Ya puedes comer huevo. Hemos instaurado el 20 de marzo como el día de San Huevo Frito para conmemorar el día que por primera vez probaste a mojar las patatas en lo amarillo. Desde entonces has ido comiendo un huevo XL cada 48 horas, y tienes una nueva expresión " Hoy es día de huevo". Los has probado de todas formas posibles y has decidido que no te mola en tortilla francesa, pero si en tortilla de atún, de patata, frito..y sobre todo al plato. 

Comer huevo te ha abierto un montón de posibilidades nuevas. Toda la comida de celiacos,  que antes no podías comer porque tenía huevo,  está ahora a tu disposición y has comido donuts, bizcocho de nesquick, unos fritos congelados completamente llenos de grasas hidrogenadas pero que te han dado muchas satisfacciones alguna que otra noche y muchímas galletas nuevas. Además te has quedado a comer en el colegio por primera vez en tu vida y también te ha hecho muchísima ilusión. Los cuatro pasamos un poco de miedo con este tema, no estábamos muy convencidos. 

Moli..¿tu crees que sabrán que darle?
Espero que si, ingeniero..he llamado 4 veces a preguntar el procedimiento. Me van a tomar por coñazo de madre. 
Mami...yo me puedo sentar cerca de M y vigilar que no le dan pescado. 
Mami..¿ seguro que me puedo comer lo que me den? Por si acaso si parece pescado no me lo como. 

Todo salió bien y todo tu afán ahora es comer todos los días en el colegio. " Mami, hoy me he enterado que si te quedas todos los días el comedor es baratísimo. Diego y Cristina me han dicho que sus padres casi no pagan nada". Pagaría por haber escuchado esa conversación en la cumbre entre los tres amigos...
Has probado a jugar al golf y te ha gustado regular, pero has mejorado muchísimo esquiando y te flipa. Sigues entusiasmada con el padel en verano y la bicicleta todo el día. Te encanta el fútbol y corres que te las pelas por la banda,  aunque creo que jugar con niños que te sacan una cabeza se está convirtiendo en una afición peligrosa, te has llevado un montón de balonazos. Sin embargo lo que más contenta te ha puesto este año con el deporte es que te han elegido para ir a nadar con la selección del colegio a los " Mami te leo la circular...voy a ir a los " Equis, equis, equis, palito, palito..juegos municipales..." Estás feliz y superorgullosa y yo más. Ahora nos toca convencerte de que no pasa nada si no ganas...eres capaz de agobiarte con la responsabilidad de ganar y no pegar ojo durante noches. 

¿Qué más te ha pasado este año? Has descubierto el espacio y los astronautas y haces preguntas muy raras sobre agujeros negros, materias, naves espaciales y rayos solares. Cariño, no tengo ni idea de esas cosas y además..me dan miedo. Te flipan los dinosaurios...hoy en la cena  has imitado un animal y no he conseguido adivinarlo:

¿ Un alce? ¿ Un elefante? ..
.Mami..¡¡soy un centrosaurio!!
¿un qué?
Lees compulsivamente. Si terminas un libro y te ha gustado, vuelves a la primera página y lo relees entero otra vez. Escribes regular, hacer buena letra no es una prioridad cuando te están esperando tus legos con los que construyes todo tipo de cosas increíbles. Seguimos peleándonos porque no quieres llevar coleta, leotardos, faldas, vestidos y zapatos de princesa. Tu pijama de Buzz Light Year se te ha quedado enano, enano..pero ya me he hecho a la idea de que C no lo heredará porque vas a usarlo hasta que se desintegre de tanto usarlo y lavarlo. 

Te vistes sola, haces la cama de C porque a tu litera de arriba no llegas, te encanta guardar las cosas en el lavaplatos y preparar la cafetera. Te gusta que te ayude a ordenar tus juguetes y colocar las fichas del lego por colores. 

Adoras a C y eso que la sufres mucho porque tu hermana es muy cabrona. Estás loca con tu primo Minicuñado y con LittleRed. Sigues enamorada de Peter "putoperro" y él da saltos de alegría en cuanto apareces por la puerta, vuestra relación progresa adecuadamente a pesar de la alergia que te da, pero lo tienes controlado. 

Sigues siendo muy fuerte y con una personalidad increíble a prueba de todo lo que te pasa en la vida. Eres capaz de salir voluntaria en cualquier espectáculo, esquiar en un cursillo de mayores, bailar con tu padre en medio de la plaza  mientras todo el mundo te mira, ponerte a lanzar una barra de hierro en las fiestas de nCicely y tener cristalino que aunque toda tu clase haga algo...tu puedes no querer hacerlo. Me dejas sin palabras. 

Ha sido un gran año. Ya eres mayor, pero por supuesto has tenido tu caminito de chuches y al final había una cosa que habías pedido y una sorpresa. Te flipa la música y tienes un oído increíble...así que ya tienes tu mp3 para que podamos escuchar tu selección musical en el coche. Te encantan las naves y construir,  tienes también un mecano para construir una especie de engendro espacial que se transforma en monstruo...estás flipada. 

Hoy es tu cumple. Hoy es tu día...y va a ser genial, todo lo genial que podamos hacerlo. 

¡¡Feliz cumpleaños!!

Para mi princesa de los ojos azules. 

viernes, 16 de diciembre de 2011

CINE, PELÍCULAS Y RECUERDOS

Las películas son algo mágico. No solo por lo que cuentan y como lo cuentan, si no por el momento en qué se ven, la compañía y la situación. Dejan un recuerdo por la historia que hay en la pantalla y por el recuerdo del momento en que  se ven.

Cuando yo era cani, con 7, 8 ó 9 años, la televisión el fin de semana empezaba por la mañana con un programa que se llamaba Gente Joven y que era como Operación Triunfo pero sin mercadotecnia, cotilleo y presentador gritón. Tenía una sintonía espantosa que todavía soy capaz de tararear y salía gente que cantaba desde jotas hasta canciones de esas de mucha pena que hay que cantar sentado en una banqueta abrazado a una guitarra. Era un coñazo y a nosotros, pobrehermano mayor, molihermana y a mi nos desesperaba.

El gran momento televisivo era la tarde del sábado. "Sesión de tarde"...mi padre y molimadre se sentaban en el sofá y nosotros nos tirábamos en el suelo con cojines a " ver una película". De vaqueros, de romanos, histórica, de ciencia ficción..la que fuera. Todos juntos, con sus anuncios y todo. A Molimadre y pobrehermano mayor les flipaban y les flipan los westerns, a mi padre le encantaban las historias de gansters y el cine negro. Molihermana y yo nos adaptábamos a todo...a mi me encantaba esa rutina.

Las pelis tenían su momento para verse en casa. Además, y eso no lo sabía entonces, pero lo sé ahora...aquello que veíamos era cine. Eran producciones hechas para cine que luego se echaban en televisión. No había tv movies, ni largos solo pensados para televisión y en cierta manera mantenían esa magia del cine aunque no las viéramos en una gran pantalla.

El cine también tenia su ritual. Entonces tampoco lo sabía, pero ahora si. Molimadre quería para ella un rato libre los sábados por la tarde, así que supongo que "sugería" con su peculiar estilo a mi padre que nos llevara al cine. Comíamos y mi padre nos cogía  a los 3 y nos llevaba al cine a sesión continua. Nos flipaba, así vimos todas las películas de Louis de Funes y mil más. A veces mi padre saltaba alegremente por encima de la sutil sugerencia de molimadre y entonces nos desesperaba.

- Papá..¿vamos a ir al cine hoy?
- Si
- ¿ A que cine?
- Al de las sábanas blancas....
- Noooooo...a la siesta noooooo.

Que desesperación sentíamos al oír " Al de las sábanas blancas".

La primera película que vi en el cine fue Blancanieves y pasé terror. Lloré muchísimo, tenía 3 años. Pobrehermano mayor tenía 2 y lloró más....

No recuerdo todas las peliculas que he visto en el cine, por supuesto. Recuerdos muchas y es curioso porque muchas veces, lo más valioso del recuerdo no es la película en si, lo valioso es el recuerdo de la situación y la compañía en que las vi.

Recuerdo "Fantasía" en el cine Benllure de Madrid, con mi abuelo. Él llevaba muletas y casi no podía andar, y no se porqué vino con nosotros, pero cierro los ojos y puedo recordar su cara mirando la pantalla feliz mientras las escobas mágicas bailan desesperando a Mickey aprendiz de brujo.

Esto ya lo he contado..pero " El abismo negro" fue la película que provocó que el espacio me dé pánico. Cierro los ojos y sé exactamente en qué butaca estaba sentada y en qué fila del cine. Miraba a mi padre, le veía sonreír y en el colmo de mi acojone le dije: los agujeros negros no existen, ¿verdad? Me miró y me dijo..claro que existen....Pánico.

Recuerdo ET...mi padre nos dejó sentados en la sala y después se marchó a esperarnos fuera. Nos sentimos abandonados hasta que se encendieron las luces y vimos que en las butacas de al lado estaba un amigo suyo con sus hijos.

Recuerdo "Regreso al futuro" en el cine Salamanca, enfrente de casa de mis abuelos. Me enamoré de Michael J. Fox, era guapo, era atractivo, era todo...recuerdo perfectamente pensando tengo que disfrutar cada segundo que le vea en pantalla. Dios mio, que patética es la adolescencia....Suspiraba de amor...

Recuerdo " Rambo" con mis padres y pobrehermano mayor en el cine Carlos III. Aquello eran palabras mayores, una película no autorizada para menores de 18 años y nosotros no teníamos 18 ni de broma, debíamos tener 13 y 14 como mucho. Me sentí mayor, me sentí pasando una linea.
Este post no es sobre las películas, ni sobre cine, es sobre las situaciones y los recuerdos en que ves esas películas. Ahora el cine está al alcance de la mano, hay películas para niños todas las semanas, estrenos, películas en la televisión, miles de canales...internet...etc. Todo esta ahí, puedes verlo todo, cuando quieras y como quieras, pero al ser todo tan accesible, tan cotidiano..se puede perder la magia de la situación. Por eso, ahora que laz princezaz tienen 6 y casi 8 años..hemos instaurado el cineclub de princezaz, en el que lo más importante no es la película...lo más importante es crear la situación, la ocasión especial.

Es un ritual. Durante la semana discutimos qué película queremos ver. C. es más de repetir y por supuesto el mundo princesas y vestidos le tira más. M. quiere algo de luchas, de caballeros, de niños, de acción. Yo medio entre las dos y rescato películas antiguas que ellas no conocen. Una vez decidida, esperamos al sábado después de comer. Tenemos sitios fijos en el sofá y no se cambian. En una bandeja ponemos fruta cortada y chocolate para después, solo cuando la fruta se haya acabado se puede comer chocolate...Nos tapamos con nuestra manta naranja...C echa al ingeniero del sofá " vete a echarte la siesta a la cama..que aquí roncas"...y le damos al play. Se pueden hacer preguntas...( que yo apunto para el diario de casa y para el blog) pero no se discute...No vale dormirse ( solo me duermo yo..de vez en cuando) y no vale poner los pies en la pared ( esto va por C que no para de moverse).

Me parto con sus comentarios y alucino con sus reacciones.  Quieren ser Íñigo Montoya. M. se sienta a ver   Harry Potter con un papel y un boli y apunta todos los hechizos.  Se descojonan con los Cazafantasmas y moco verde.  Quieren una espada laser como Luke y saber si podrán ir al espacio.  Quieren una casa en un arbol como "Los robinsones de los mares del sur", " mami..tu no sabrías construirla". O presumen de una lógica aplastante viendo Et: pero vamos a ver..al bosque a investigar ¿ por qué no van de día?

Ellas están felices, es su momento conmigo y yo me lo paso en grande. No sé si lo recordaran de mayores como yo recuerdo " Sesión de tarde", espero que si y por si acaso lo meten en el cajón de cosas a olvidar...lo cuento en un post.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

ENFERMA

Ser madre y estar enferma son cosas incompatibles. Son dos circunstancias que provocan una perturbación en la fuerza tan increíble, que los habitantes del imperio, al no saber cómo enfrentarse a esa crisis, deciden obviar una de las variables. Como la variable “eres madre” es demasiado evidente como para saltar por encima de ella y además no conviene para nada…se decide ignorar alegremente la variable “enfermedad”.

Cuando una madre se pone enferma tenemos una crisis familiar, un problemón.

Para empezar una madre es casi tan mal enfermo como un hombre. Una madre sufre también el síndrome de “lo que yo hago es darle al on del sol”. Pero así como en la mayoría de los casos del "Síndrome del On" los afectados por él no creen realmente en la importancia de su curro si no que recurren a esa supuesta importancia para escaquearse de otras cosas que no les apetecen, en el caso de las madres, el síndrome del On no les sirve para escaquearse (que es para lo que fue creado) si no para causarles angustia vital. Un completo despropósito.

Una madre se despierta por la noche porque se encuentra de puta angustia. El estómago le da vueltas, tiene nauseas, quiere vomitar, tiene tiritona, definitivamente está enferma. Lo primero que piensa es: No puedo ponerme enferma. Mañana tengo que llevar a fulanito al médico por la mañana, luego dejarle en el colegio, pirarme al curro, mandar unos informes, una reunión, volver, preparar el disfraz de pastor, preparar la cena, corregir deberes y además mi compañero de fatigas se pira de viaje de trabajo…no puedo ponerme enferma”. Entonces se levanta a oscuras, se siente desgraciada porque nadie de su familia se ha coscado de que está enferma, se da muchísima pena  porque sabe que nadie le va a poner la manita en la frente y le va a decir que se encargará de todo y se toma un analgésico. Se acuesta y se monitoriza cada 10 minutos para ver si los síntomas de su enfermedad se han esfumado y han sido imaginaciones suyas.

Cuando llega la mañana, los síntomas no solo no se han evaporado si no que se han acentuado por la falta de sueño y la autopena que se da la madre porque sabe que “no puede ponerse mala”...pero se encuentra como el culo.

¿Qué tal has dormido?
Fatal, no he dormido nada…estoy enferma.
¿Ah si? Bueno...pues ánimo...

Llega el momento de levantarse y la madre enferma tiene dos opciones: quedarse en la cama porque efectivamente está mala y es lo que debe hacer u obviar los síntomas, pensar que seguro que a lo largo del día se encuentra mejor y levantarse.

Si decide quedarse en la cama, enterrar todas sus responsabilidades bajo el malestar general que la domina y pasar de todo, probablemente tenga un problema. Todo el mundo sabe que si no tienes fiebre, la enfermedad es un poco de mentirijillas, es poco seria. Para poder quedarse en la cama sin remordimientos una madre necesita fiebre....y no la tendrá. La fiebre es un síntoma que desaparece en cuanto tienes hijos, solo en casos extremos aparece...pero el resto del tiempo, la madre está jodida...sin fiebre su enfermedad será catalogada como "malestar". "Malestar" obviamente no justifica el quedarse en la cama auto compadeciéndose.

Ante la ausencia de fiebre, la madre enferma se levantará sintiendo mucha pena por ella misma, es horriblemente desgraciada, se encuentra físicamente fatal, estéticamente se ve como un pelocho esférico y lo único que quiere es volver a la cama y llorar, pero no puede. Así que se lanza a su día, esperando llegar pronto al trabajo.

Porque si. En el trabajo es donde una madre enferma encuentra apoyo, encuentra empatía, encuentra una manita en la frente, encuentra gente que le dice: ¿estás enferma, no? tienes mala cara...deberias haberte quedado en casa, ¿necesitas algo?....y luego el premio gordo..." ayyy...pobre...me estás dando una pena".

La madre enferma por fin puede soltar todos los síntomas, puede dejar de sujetarlos y permitirles desbocarse. Ante tal ola de empatía, se relaja y pasa de pensar que lo mismo no es para tanto a pensar que está al borde de la muerte. Se regodea en el mal cuerpo que tiene, en los escalofríos, en las nauseas, el dolor de garganta, de oídos, de cabeza, en el mareo. Es su momento. La enfermedad se viene arriba y la madre exclama: ¡¡era verdad que estaba mala!! Tenía que haberme quedado en casa....pues en cuanto pueda me voy, me meto en la cama y paso de todo.

La madre está envalentonada por el clima de compresión que ha encontrado a su alrededor. Incluso hay gente que al verla por la tarde recuerda que está enferma y le vuelve a preguntar... ¿cómo te encuentras? Lágrimas de agradecimiento rodarían por las mejillas de la madre si pudiera llorar, pero no puede porque está concentrada en un mantra: en cuanto llegue a casa me acuesto, en cuanto llegue a casa me acuesto, en cuanto llegue a casa me acuesto.

Según se va a acercando al hogar cada vez lo dice más bajito y lo mezcla con otras cosas: en cuanto llegue a casa, preparo la cena y me acuesto. En cuanto llegue a casa, preparo la cena, baño a los niños y me acuesto...en cuanto llegue a casa....

Es inútil, en el entorno hostil del hogar la enfermedad de la madre no encuentra desarrollo adecuado. Se acobarda ante la visión de sus hijos con carita de: ¿mamá está enferma? ¿Cómo es posible? Puede llegar a acostarse pero su descanso se verá interrumpido por dulces preguntas: “Mami… ¿te puedo cantar un villancico?”mamá...no me salen las multiplicaciones”…” Cariño...de cena ¿qué les doy?

Entonces el gen de la salud temporal se apodera del mando, la madre se levanta, tira de las últimas fuerzas que le quedan…y aguanta el tirón hasta la hora de acostarse.

Cuando por fin llega a la meta, descubre que no se encuentra tan mal...cree que está un poco mejor...y piensa, de todos modos...la próxima ve que me levante con este mal cuerpo me quedo en casa. No, la única manera de sobrevivir siendo madre y estando enferma es saliendo de casa en busca de cura, empatía y compasión.

Las madres no se pueden poner enfermas por responsabilidad, por un absurdo sentido del deber y sobre todo por no acojonar a sus hijos.