He leído 1984 por recomendación y regalo de un amigo. Si no me lo hubiera recomendado y regalado, probablemente no lo habría leído. Era uno de esos clásicos que tenía pendientes y que me daba pereza, no encontraba el momento para leerlo pero me lo regaló y lo he leído y me ha encantado.
Una de las cosas que me hacen saber si un libro me ha gustado mucho, es si días después de cerrarlo y estar ya metida en otra lectura, sigo dándole vueltas en la cabeza. Vueltas a lo que sea, a la historia, a los personajes, a lo que se cuenta, a lo que no se cuenta, a como se cuenta o sencillamente a lo que me ha hecho pensar.
A lo que iba.
En la habitación 101 hay lo que más miedo te da, lo que más horror te provoca, aquello que no quieres ver, ni saber, ni tocar. El pánico absoluto que te saca de ti mismo, que acaba con tu autocontrol, tu racionalidad. El miedo que te anula.
Para Winston, el protagonista del libro, lo que hay en la habitación 101 son ratas. Grandes, asquerosas y agresivas. Dispuestas a comerle. Las protagonistas de sus pesadillas allí, en la habitación 101 con él. No puede soportarlas, no puede aguantarlas. Para él, son el horror más absoluto.
Si lo dejamos ahí, para cada uno habrá una habitación 101 con su horror personal y particularizado. Para uno habrá serpientes, para otro arañas, para otro agujas de hospital, para otro un plato enorme de ojos de cordero que tendrá que comerse, para otro un 8º piso al que tiene que asomarse, para otro volar en helicóptero, cualquier cosa que nos cause horror, nos haga temblar, nos dé terror y ganas de salir corriendo, llorar y llamar a nuestra madre.
¿Qué habría para mí? ¿Qué es lo que más pánico me provoca?
Llevo 5 dias pensándolo. No lo sé. No me molan las ratas, ni las serpientes, ni las arañas, ni los gatos…me dan miedo, me dan asco, me dan repelús, .pero no sé si me darían tantísimo miedo como para paralizarme completamente. Por supuesto, pensando en frio me pongo en plan chulita y pienso, a pesar del miedo que me dieran creo que sería capaz de racionalizar algo del tipo: son solo bichos. O a lo mejor no y me pondría a gritar como una loca y a manosear ( mmm..en 1984 creo que Winston está inmovilizado pero tampoco hay que llevarlo a esos extremos) y a correr como un pollo sin cabeza.
Lo sigo pensando y sé que me da miedo el fondo del mar. Ahora todo el mundo bucea y lo encuentra relajante, divertido, didáctico y maravilloso. Yo no puedo ni hacer snorkle en la orilla con las princezaz. Sé que el mar es enorme, sé que es increíblemente grande y que ahí abajo hay todo un mundo con sirenas, tritones y bichos molones…sé que está ahí..pero no quiero verlo. Me da angustia, me crea ansiedad.
Me pasa lo mismo con el espacio, es otra cosa que me da pánico., pero claro es poco realista pensar que en una habitación pudieran meter la inmensidad del espacio para acojonarme. Si eso fuera posible sería sin duda una cosa que me daría muchísimo miedo.
Para mí sin embargo lo que hay en la habitación 101 es igual para todos. Y da muchísimo miedo. Lo espantoso de la habitación 101 no es la amenaza, que es distinta para cada uno, el verdadero horror no es es ese estímulo..es lo que descubres cuando te enfrentan a él.
¿ Y qué es? ¿ Qué descubres enfrentado a tu horror particular en la habitación 101?
Descubres lo que no quieres saber de ti.
Descubres que eres un cobarde. Descubres que te falta valor. Descubres que tienes un precio. Descubres que eres corrompible. Descubres que lo único que te importa realmente eres tú y tu supervivencia, y que aunque pienses que hay algo que jamás en tu vida harías ni siquiera presionado por algo…llevado al extremo de tu aguante físico y mental lo harías.
Lo peor de ese descubrimiento es que no hay retorno.
Antes de entrar en la habitación 101, sabes que es lo que te da miedo. Winston ya sabía antes que las ratas le daban pánico, probablemente no creía que tanto, pero ya lo sabía. Y también sabía que las ratas están pero en algún momento dejarán de estar, podrá olvidarlas, dejarlas atrás. Las ratas no son eternas.
Lo que se descubre sin embargo es eterno, dura mientras vives. Y jamás podrás olvidarlo, ni obviarlo. Es enfrentarte a lo peor de ti mismo. Todos sabemos que tenemos una parte mala o malvada o menos buena…pero una cosa es saberlo en abstracto y otra muy distinta verte frente a frente con esa parte tuya, palpar tu lado más oscuro. Una vez que sale a la luz ya nunca jamás podrás esconderlo. Tendrás que aprender a vivir con ello o a sobrevivir.
Si uno tiene hijos cree (porque realmente lo cree) que aunque en esa habitación hubiera el mayor de los horrores que pudiera imaginar jamás traicionaría a sus hijos, jamás pensaría en decir “ No, a mi no..que se lo hagan a mi hijo”. Uno cree que será lo suficientemente valiente como para hacer eso, que su amor a sus hijos está por encima de todo.
No lo sé. Cuando he leído sobre Stalin y las hambrunas que provocó en Ucrania siempre me quedo paralizada con las historias de madres que les robaban la comida a sus hijos…e incluso practicaban canabalismo con sus propios hijos. Seguro que ellas jamás pensaron que llegarían a ese extremo. Nunca pensaron que fueran capaces de algo así, y sin embargo enfrentadas al horror absoluto de la extrema inanición…fueron capaces. A mi, al observador externo le causa incredulidad y horror…pero mucho peor tuvo que ser para ellas vivir el resto de su vida enfrentadas a ese hecho.
Uno nunca entra en el cuarto 101 por su propio pie. Sabe que está ahí pero a nadie se le ocurre asomarse a ver qué ve o entrar en plan expedición. La puerta está ahí y se ve la luz por la rendija..pero nunca se entra por voluntad propia. Alguien o algo te lleva allí y te empuja a entrar. Y entonces estás jodido..no porque no haya salida, qué si la hay..si no porque saldrás de allí con algo de lo que jamás podrás librarte.
Le doy vueltas a que es lo que no me gustaría saber de mí misma, a que es lo que no me gustaría encontrarme en esa habitación 101 y creo que lo sé pero es una de esas cosas que (me) pasan y no cuento.
Una de las cosas que me hacen saber si un libro me ha gustado mucho, es si días después de cerrarlo y estar ya metida en otra lectura, sigo dándole vueltas en la cabeza. Vueltas a lo que sea, a la historia, a los personajes, a lo que se cuenta, a lo que no se cuenta, a como se cuenta o sencillamente a lo que me ha hecho pensar.
A lo que iba.
En la habitación 101 hay lo que más miedo te da, lo que más horror te provoca, aquello que no quieres ver, ni saber, ni tocar. El pánico absoluto que te saca de ti mismo, que acaba con tu autocontrol, tu racionalidad. El miedo que te anula.
Para Winston, el protagonista del libro, lo que hay en la habitación 101 son ratas. Grandes, asquerosas y agresivas. Dispuestas a comerle. Las protagonistas de sus pesadillas allí, en la habitación 101 con él. No puede soportarlas, no puede aguantarlas. Para él, son el horror más absoluto.
Si lo dejamos ahí, para cada uno habrá una habitación 101 con su horror personal y particularizado. Para uno habrá serpientes, para otro arañas, para otro agujas de hospital, para otro un plato enorme de ojos de cordero que tendrá que comerse, para otro un 8º piso al que tiene que asomarse, para otro volar en helicóptero, cualquier cosa que nos cause horror, nos haga temblar, nos dé terror y ganas de salir corriendo, llorar y llamar a nuestra madre.
¿Qué habría para mí? ¿Qué es lo que más pánico me provoca?
Llevo 5 dias pensándolo. No lo sé. No me molan las ratas, ni las serpientes, ni las arañas, ni los gatos…me dan miedo, me dan asco, me dan repelús, .pero no sé si me darían tantísimo miedo como para paralizarme completamente. Por supuesto, pensando en frio me pongo en plan chulita y pienso, a pesar del miedo que me dieran creo que sería capaz de racionalizar algo del tipo: son solo bichos. O a lo mejor no y me pondría a gritar como una loca y a manosear ( mmm..en 1984 creo que Winston está inmovilizado pero tampoco hay que llevarlo a esos extremos) y a correr como un pollo sin cabeza.
Lo sigo pensando y sé que me da miedo el fondo del mar. Ahora todo el mundo bucea y lo encuentra relajante, divertido, didáctico y maravilloso. Yo no puedo ni hacer snorkle en la orilla con las princezaz. Sé que el mar es enorme, sé que es increíblemente grande y que ahí abajo hay todo un mundo con sirenas, tritones y bichos molones…sé que está ahí..pero no quiero verlo. Me da angustia, me crea ansiedad.
Me pasa lo mismo con el espacio, es otra cosa que me da pánico., pero claro es poco realista pensar que en una habitación pudieran meter la inmensidad del espacio para acojonarme. Si eso fuera posible sería sin duda una cosa que me daría muchísimo miedo.
Para mí sin embargo lo que hay en la habitación 101 es igual para todos. Y da muchísimo miedo. Lo espantoso de la habitación 101 no es la amenaza, que es distinta para cada uno, el verdadero horror no es es ese estímulo..es lo que descubres cuando te enfrentan a él.
¿ Y qué es? ¿ Qué descubres enfrentado a tu horror particular en la habitación 101?
Descubres lo que no quieres saber de ti.
Descubres que eres un cobarde. Descubres que te falta valor. Descubres que tienes un precio. Descubres que eres corrompible. Descubres que lo único que te importa realmente eres tú y tu supervivencia, y que aunque pienses que hay algo que jamás en tu vida harías ni siquiera presionado por algo…llevado al extremo de tu aguante físico y mental lo harías.
Lo peor de ese descubrimiento es que no hay retorno.
Antes de entrar en la habitación 101, sabes que es lo que te da miedo. Winston ya sabía antes que las ratas le daban pánico, probablemente no creía que tanto, pero ya lo sabía. Y también sabía que las ratas están pero en algún momento dejarán de estar, podrá olvidarlas, dejarlas atrás. Las ratas no son eternas.
Lo que se descubre sin embargo es eterno, dura mientras vives. Y jamás podrás olvidarlo, ni obviarlo. Es enfrentarte a lo peor de ti mismo. Todos sabemos que tenemos una parte mala o malvada o menos buena…pero una cosa es saberlo en abstracto y otra muy distinta verte frente a frente con esa parte tuya, palpar tu lado más oscuro. Una vez que sale a la luz ya nunca jamás podrás esconderlo. Tendrás que aprender a vivir con ello o a sobrevivir.
Si uno tiene hijos cree (porque realmente lo cree) que aunque en esa habitación hubiera el mayor de los horrores que pudiera imaginar jamás traicionaría a sus hijos, jamás pensaría en decir “ No, a mi no..que se lo hagan a mi hijo”. Uno cree que será lo suficientemente valiente como para hacer eso, que su amor a sus hijos está por encima de todo.
No lo sé. Cuando he leído sobre Stalin y las hambrunas que provocó en Ucrania siempre me quedo paralizada con las historias de madres que les robaban la comida a sus hijos…e incluso practicaban canabalismo con sus propios hijos. Seguro que ellas jamás pensaron que llegarían a ese extremo. Nunca pensaron que fueran capaces de algo así, y sin embargo enfrentadas al horror absoluto de la extrema inanición…fueron capaces. A mi, al observador externo le causa incredulidad y horror…pero mucho peor tuvo que ser para ellas vivir el resto de su vida enfrentadas a ese hecho.
Uno nunca entra en el cuarto 101 por su propio pie. Sabe que está ahí pero a nadie se le ocurre asomarse a ver qué ve o entrar en plan expedición. La puerta está ahí y se ve la luz por la rendija..pero nunca se entra por voluntad propia. Alguien o algo te lleva allí y te empuja a entrar. Y entonces estás jodido..no porque no haya salida, qué si la hay..si no porque saldrás de allí con algo de lo que jamás podrás librarte.
Le doy vueltas a que es lo que no me gustaría saber de mí misma, a que es lo que no me gustaría encontrarme en esa habitación 101 y creo que lo sé pero es una de esas cosas que (me) pasan y no cuento.