Llego a Los Molinos tras hacerme 260 km conduciendo y pasar 7 horas absurdas en Mordor. Quiero descansar, leer, escribir, salir a correr, “disfrutar” de la maternidad en lo que pueda, de la convivencia con mis hermanos...en fin...pasar una tarde en armonía.
Ja.
- Moli...C está castigada.
Cojonudo. La primera en la frente, ni había soltado el bolso y veo como mi tarde armonía se esfuma por el hiperespacio.
- Vaya... ¿qué ha hecho?
- Ha tardado mil años en comer y cuando le he dicho que o terminaba antes que minicuñado o la llevaba a echarse la siesta, ha dicho “me da igual”. Cuando luego la he querido llevar a echarse la siesta, se ha tirado al suelo de la cocina y ha estado lloriqueando sin parar. La he tenido ahí una hora y cuarto tirada y la he castigado sin montar en bicicleta en toda la tarde.
- Vaya C...muy bonito...pues ya sabes estás castigada.
Inciso. Soy de la opinión de que cuando dejas a tus hijos al cargo de algún familiar, ese familiar adquiere la patria potestad durante ese periodo de tiempo. No se le puede desautorizar de ninguna de las maneras, aunque yo jamás desautorizaría a molihermana y además conociendo a C. tenía toda la razón. Fin del inciso.
Miro a C y como es una profesional, levanta los ojitos de cordero degollado, me mira, pone cara de buena...la muy cabrona hasta va peinada...” Ya sabes C...estás castigada”
- Si, mami.
Parezco nueva.
Subo a mi cuarto y me encuentro a M durmiendo en mi cama. Tan angelical, tan mona, con esa cara de buenísima que tiene...decido que esta tarde es mi hija favorita sin duda. Cuando estoy sumida en esos pensamientos, se despierta, abre sus increíbles ojos azules, sonríe y me dice: C esta castigada porque se ha portado fatal y no puede montar en bici.
Es enternecedor ver como los hermanos se siguen alegrando cuando el objeto del castigo es el otro. Me siento tannn identificada.
Las dejo merendando mientras salgo a correr un rato. C parece calmada, no me fio pero decido posponer mis sospechas para la vuelta.
Vuelvo deseando suicidarme por el esfuerzo corredor. Me ducho, cojo mis libros, mis cuadernos, el capítulo del libro de Peñas que estoy corrigiendo y me siento tranquilamente a disfrutar de la tarde. Parece que mis malos presentimientos no se van a cumplir.
- Hola mama...
- Hola C
- ¿Qué hacez?
- Pues estoy escribiendo unas cosas y leyendo otras. ¿Tú estabas jugando con barro, no?
- Zi
- Pues muy bien...sigue jugando con barro.
- No...
- Vale...pues siéntate aquí conmigo y pintamos algo.
- Tu pintaz fatal.
- Ya...por eso tú pintas y yo escribo…
- Ez que no quiero hacer ezo.
- Ya... ¿quieres jugar a las 3 en raya?
- No…
- …….
- Quiero montar en bici.
- Ya, pero no puede ser. Estas castigada sin montar en bici por la rabieta de la hora de la comida.
Soy un prodigio de comprensión maternal y esto lo digo con un tono sosegado y tranquilo...explicándole a mi querida hija que porque ha hecho algo mal está castigada. Esas cositas tan chupis que dicen en las revistas de “ser padres”…explica que los actos tienen consecuencias.
Me siento superorgullosa de mi misma como madre ejemplar…y me sumerjo en mis cosas.
- Quiero montar en bici.
- No puedes. Estas castigada.
- Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici. Quiero montar en bici.
- C, ya te he dicho que no puede ser. Da igual que me lo repitas mil veces...no vas a montar en bici.
Madre mía...me merezco una ovación. C está a 10 cm de mi oreja repitiendo esa frase en plan mantra.
- QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI. QUIERO MONTAR EN BICI.
Mi coraza de madre ejemplar se resquebraja…lo noto claramente. Intento una huida cobarde.
- C el castigo te lo ha puesto la tía...si cuando vuelva decide perdonarte, podrás volver a montar en bici...pero haz el favor de callarte ya.
-BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH YO QUIERO MONTAR EN BICIIII..YO QUIERO MONTAR EN BICIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Decido dejarme de zarandajas comprensivas y adoptar la táctica madrastra.
- C. para empezar te callas ahora mismo, te calmas...y te sientas ahí hasta que estés tranquilita y luego ya hablaremos.
-BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH QUIERO MONTAR EN BICI, QUIERO MONTAR EN BICI, QUIERO MONTAR EN BICI.
Es un puto dibujo animado lloriqueante, con lágrimas de verdad, nariz colorada y gritos sin parar.
Esta perturbando muchísimo mi tarde de paz, pero recobro la compostura y decido intentar permanecer imperturbable mientras leo como las divisiones panzer la cagan en Stalingrado….
-BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH BUAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH YO QUIERO MONTAR EN BICIIII...YO QUIERO MONTAR EN BICIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
No soy tan imperturbable.
- Se acabó C. te vas a tu cuarto ahora mismo y te quedas allí hasta que decidas calmarte y desde luego hoy no montas en bici.
C decide pasar a la parte física de la rabieta, se tira al suelo y se agarra a la pata de la mesa…
A MI CUARTOO NOOOOOO A MI CUARTO NOOOOOOOOO QUIERO MONTAR EN BICIIIIIIIIIIII QUIERO MONTAR EN BICIIIIIIIIIIIIIIIII
Hemos llegado al punto de no retorno de la rabieta. Ahora mismo estoy tan hasta los cojones que le daría la bici y la apuntaría al Tour de Francia con tal de dejar de oírla...pero no puede ser. Hay que mantener la posición tomada, no puedo rendirme aunque sé que voy a quemar mis naves con esto.
La cojo en brazos, va como un peso muerto...asi que además dejarme las lumbares tengo que preocuparme de no arrearle con la cabeza en los marcos de las puertas, de evitar que me de una patada de Kun fu panda y de no matarnos las dos por las escaleras.
QUIERO MONTARRR EN BICIIIIIIIIIIIIIIIIIIII QUIERO LA BICIIIIIIIIIIIIIIIIII QUIERO LA BICIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
C te voy a poner el camisón porque estás histérica y te quedas aquí hasta que te tranquilices.
NOOOOO EL CAMISÓN NOOOOOOOOOOOOOOOO
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII EL CAMISÓN SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Mierda...he entrado en su juego y estoy gritando.
Me peleo con ella, se mueve como un pulpo, da vueltas, manotea y yo intento quitarle la ropa y ponerle el camisón sin soltarle un azote que es lo que me pide el cuerpo….noto todos los nervios de mi cuerpo en tensión y estoy haciendo tanta fuerza con la mandíbula que sé que me va a doler luego.
Por fin, la dejo en camisón llorando en la cama como si fuera Blancanieves. Me da igual, soy la Madrastra...pero tengo que ganar como sea.
Y sí, se trata de ganar. Ya paso de que comprenda ni mierdas de esas. Una rabieta así por cabezonería no lleva a ninguna parte y es así porque yo lo digo.
Me siento otra vez, .respiro hondo e intento concentrarme en los panzer de nuevo.
5 minutos. Oigo un ruido...levanto la vista…y la muy cabrona está ahí...en la ventana de la escalera…y ¡¡ se ha vestido!!!!!
Me noto hervir la sangre. Noto eso y me reafirmo en mi propósito de no tener más hijos.
De algún lugar remoto de mi interior sale una voz que me acojona hasta a mí y dice
C...vuelve ahora mismo a tu cuarto, ponte el camisón y no se te ocurra aparecer hasta que estés calmada y dispuesta a pedir perdón.
Y funciona, debo haberlo combinado con mi mirada paralizante y acojonadora que ni siquiera sabía que tenía.
C desaparece.Noto como recupero el ritmo normal de latido, mi respiración se tranquiliza y puedo volver a controlar mis impulsos de buscar un colegio para meterla interna.
Al cabo de una hora, y al olor de la cena aparece en camisón y con cara de buena…
- ¿quieres cenar?
- Zi
- ¿Me vas a pedir perdón?
- Zi...perdón. Un bezito.
- Muy bien...y ya sabes que no tenías razón ¿verdad?
- ….
- C?
- Yo creo que zi tenía razón.
La maternidad, qué grandes satisfacciones da.