jueves, 19 de mayo de 2011

STRAUSS-KAHN

Situación 1. Risas


Eres un tío en viaje de negocios. Estás en un hotelazo chupi que te ha puesto tu empresa...es lo que tienen los viajes de empresa, que te mandan a sitios guays. Has currado y llegas a la habitación del hotel y decides darte una ducha para probar todos los botecitos que hay en el baño. En casa no pasas de usar el gel y el champú y te cabreas con tu santa porque tiene la bañera petada de frascos...la de veces que te has equivocado de bote y has pensado: joder, este champú no hace espuma y huele raro. Y al salir tu mujer te ha dicho: ¿se puede saber porque te has untado la cabeza con mi mascarilla fortalecedora y abrillantadora de cabellos teñidos y/o permanentados?

A lo que iba…llegas al hotel para darte una ducha con todos los botecitos y todos esos botones tan chulos que tiene el grifo y que no sabes para qué sirven...pero hoy los vas a usar todos. Para tomarte la revancha por todas esas duchas a la carrera que te das en tu casa.

Te desnudas, te metes en la ducha...uy...esto para qué sirve...uyy aquí sale a chorro...uyy aquí rollo lluvia…para este lado más caliente, para este lado más fría. Un poco del bote verde, un poco del bote azul. Lo mismo hasta cantas...y no sé...las cosas que hagan los tios en la ducha.

Sales, coges la toalla y te miras en el espejo. Eso lo hacen todos los tíos: pues no estoy tan mal…hombre si meto un poco de tripa… ¿y de lado? ¿Qué tal de lado?...mejor de frente. Tengo que jugar más al pádel…pero estoy estupendo. A ver si saco bola…pues no estoy mal. Tiras la toalla al suelo y sales en bolas a la habitación. A todos los tíos el rollo pasearse en bolas les gusta. Y me parece bien.



- Estooooo...ostras…. ¿Quien es usted?
- Soy la camarera…
- Perdón, perdón…



Y vuelves corriendo al baño a ponerte la toalla porque menuda vergüenza que has pasado saliendo en bolas y encontrándote con la tía ahí. Ahora ya en el baño...te ries y piensas en las risas que vas a echar cuando se lo cuentes a tus amigos: ” y tios...salgo del baño en bolas…y me encuentro a una tia en el cuarto”...ya estás oyendo los chascarrillos.



Situación 2. Miedo

Eres francés. Tienes uno de los curros más molones del planeta. Mandas un huevo. Manejas toda la pasta del mundo mundial. La gente cree que sabes y vas de capitán general de las sardinas por todo el planeta. Te crees tan guay…que incluso estás pensando en presentarte a Presidente de la República. Total, si te han elegido para Director General del FMI cuando eres un impresentable... ¿por qué no vas a ser presidente de todos los franceses? Tienes todos los requisitos para ser político…

Vas a un hotel chupi lerendi. No te lo paga el FMI. NO hace falta, la gente se da de leches por pagarte los caprichitos. Al fin y al cabo eres el rescatador mayor del reino…así que todos te deben pleitesía. Y tú estás tan contento, molas millones.

En tu hotel de 3000 leuros la noche decides darte una ducha. Eres francés...asi que los frascos de colores te pirran y sabes exactamente que hay en cada uno y sabes cómo usarlo. No has llegado a los 62 años con ese pelazo sin saber distinguir un champú, de una mascarilla.El Grecian 2000 no tiene secretos para ti.

Te metes en la ducha y te dedicas a pensar que eres un master and commander de la creación. Que vas a salir a ver si ligas algo, a conseguir unas churris para darte un revolcón. Al fin y al cabo no es la primera vez que lo haces y sabes qué es fácil. Eres “el rescatador”, asi que nadie se resiste y si se resiste pues ya moverás tus hilos.

Sales de la ducha y te miras en el espejo: Estoy estupendo...nadie diría que tengo 62 años...que bien me conservo. Eres francés así que todo lo tuyo es bueno...aunque sea pequeño y fino. Y ahí estás poniendo posturitas y sacando morritos porque eres francés.

Y sales del baño en bolas, cantando Allons enfants de la Patrie…y ¡de puta madre!!! Una tía en tu habitación, ni siquiera has tenido que salir a camelártela, a jugar al tio viejo verde rico, directamente en la habitación…y con cofia...con lo que te ponen las cofias.

- Ven para acá...y hazme un francés.
- Oiga...que soy la camarera y he venido a hacer la cama.
- Si, si...la cama...la cama vamos a deshacerla…
- Oiga que no...que me deje...¡¡que no!!!
- Y encima te resistes...con lo que me pone eso.
- Déjeme en paz viejo verde asquerosoooooo….

Uys… de repente te das cuenta de que a lo mejor te has pasado de listo esta vez….y encima en NY...con lo puris que son. Mejor te las piras cagando leches al aeropuerto, coges el primer vuelo (como en las pelis) y mañana desayunas croissants a la orilla del Sena mientras te descojonas de esta situación.

Ya estás en el avión. De puta madre. Piensas...mmm...esa azafata no está mal…en cuanto despeguemos le digo algo…pero primero le digo quien soy…” El rescatador”...y así no hay lios…

Uy...me llaman.

¿Está Strauss Khan??? Que se ponga.
Sí, soy yo. Vivito y coleando (nunca mejor dicho)
Que somos los del hotel...que se ha dejado aquí unas cositas...que donde se las mandamos.
Pues es que estoy en el aeropuerto cogiendo el avión 345 para pirarme a Paris. He tenido que salir corriendo porque soy frances y mando mogollón.
Pues nada...se las hacemos llegar.

Y ves venir a dos policías como dos armarios que te cogen y te enchironan por agresión sexual.



¿En qué planeta vivimos que este tipo de personaje es considerado el más adecuado para gestionar la economía mundial? ¿ No da pánico pensar que a este elemento lo eligieron otros tios que mandan en nuestros paises?


Y ¿ no es para ponerse a llorar que el tio haya tenido que dimitir porque no le han cesado?



Miedo que te cagas.

miércoles, 18 de mayo de 2011

NADAR Y CORRER

Empecé a nadar por salud física. Resulta que he heredado de mi padre un gen chuli que favorece que se me formen trombos... “No pasa nada, pero mejor que no fumes, te mires la tensión, no engordes y que hagas ejercicio moderado” me dijo el médico. Me acojoné, que te digan eso y “cuando cumplas 40 si eso te vas al cardiólogo” pues acojona. Así que me puse a nadar. Sin convicción, sin ganas y por miedo a caer fulminada de un infarto.

Empecé a correr por salud mental. Demasiadas cosas en la cabeza y demasiada energía bullendo sin ir a ninguna parte. Necesitaba moverme, cansarme, obligarme a hacer algo. Así que me puse a correr. Por agonía, con ganas y con rabia.

Nado sin cansarme.
Corro al borde del desfallecimiento y luchando permanentemente contra las ganas de dejarlo, pero no quiero dejarlo. Quiero seguir corriendo pero mi cuerpo no quiere.

Cuando nado sólo estamos el agua y yo. No hay nada más. Agua deslizándose por mi cuerpo y el fondo de la piscina. Cuadritos azules con una raya azul más oscura que marca la calle a la mitad. Recorro la raya hasta el final...vuelta y otra vez lo mismo. Una y otra vez.
Cuando corro hay mil estímulos alrededor. La calle, la gente, las montañas, los semáforos, el agua del rio, las vacas pastando, las flores, el ruido de la calle, la lluvia, el sol, las nubes, otros corredores, gente paseando. Todo me distrae del esfuerzo de correr. No consigo centrarme en mis pasos, corro por inercia sin ser capaz de abstraerme de todo lo que hay alrededor.

Nado escuchando música. No puedo estar parando a darle a saltar de canción si la que sale en ese momento no me apetece. Me adapto a la música que salta.
Corro escuchando música. Llevo el mp3 en la mano…y cambio de canción si la que salta no me gusta. Le doy varias veces seguidas hasta que sale una que se adapta a mi estado de ánimo.

Para nadar me desnudo.
Para correr me visto.

Nadando consigo no pensar en nada. Si lo estoy haciendo bien, estoy a gusto y sin que las putas gafas me hagan la vida imposible soy capaz de no pensar en nada. Es más, sólo soy consciente de mi cerebro cuando al llegar al final de la piscina y dar la vuelta...pienso en el número de largo que llevo…17...33...42...51. Jamás pierdo la cuenta.
Corriendo soy un hervidero de ideas y cuando consigo centrarme...solo pienso en una cosa. Intento poner la mente en blanco, distraerme, lo que sea para abandonar ese pensamiento pero no hay manera.

Siempre nado a la misma hora.
Corro al amanecer, por la mañana, a mediodía..por la tarde o anocheciendo.

Nadando controlo mi cuerpo. Las piernas van deprisa sin necesidad de ordenar que se muevan. Me concentro en los brazos, en dar brazadas más largas, empujar el agua para avanzar más y hacer el recobro pegado el cuerpo...rozando con el pulgar mi costado cuando saco el brazo del agua. Me concentro en hacer eso y lo que es más alucinante es que mi cuerpo me responde y hace exactamente lo que quiero que haga. Cada día nado mejor.
Corriendo me concentro simplemente en seguir avanzando, en no pararme. Mi cuerpo va a su puta bola y cualquier intento por mi parte de controlarlo se traduce en algo así como “mira...ya estamos haciendo el gilipollas corriendo por correr...asi que no pidas más”. Me resigno a correr mal.

Nadando controlo como respiro, una vez cada tres brazadas. Cada vez a un lado. No me ahogo, no me asfixio...respiro tan natural como si estuviera sentada.
Corriendo toda mi preocupación es conseguir que llegue oxígeno a mis pulmones. Si por un momento intento controlar la respiración, al momento siguiente me habré desconcentrado al ver una vaca, al intentar esquivar un charco o cualquier otra chorrada.

Nadando me puedo permitir hacer virguerías: ahora voy a respirar cada 5 brazadas, ahora voy a sprintar, ahora voy a intentar hacer el largo dando solo 20 brazadas.


Corriendo ni virguerías ni nada. Un pie detrás de otro y pasando de preocuparme por el estilo, la forma o si estoy dando bien la zancada...lo importante es seguir adelante.

Nadando se me ocurren cosas para escribir.
Corriendo sólo una vez.

Nadando no me adelanta nadie.
Corriendo...sin comentarios.

Nadando molo.
Corriendo doy pena.

Nadando me siento poderosa.
Corriendo me siento una piltrafilla.

Nadar es una costumbre saludable.
Correr es un vicio desagradable.

El deporte es absurdo.




Y por favor..si alguien me ve subirme a una bici que me encierre.

martes, 17 de mayo de 2011

MATERNITY ( LXI): LAS HORAS DEL HORROR

Todos queremos muchízimo a nuestros churumbeles.



A todos nos gusta pasar mucho tiempo con ellos.

Nuestros churumbeles nos adoran.

A nuestros churumbeles les encanta pasar tiempo con nosotros. Cuanto más mejor.

Los padres tenemos una fuerza física y una capacidad de aguante limitada.


Los churumbeles tienen una fortaleza física y una capacidad de aguante que sobrepasa con mucho la de sus padres.


Todos en algún momento del día luchamos con esa sensación de “por favor que se acabe esto...que alguien se los lleve...que venga Maléfica y los duerma durante 100 años”.

Ese momento del día...suelen ser “las horas del horror”. Las fuerzas de padres y churumbeles se encuentran…y casi siempre ganan los churumbeles.

Cuando no tienes hijos y en un extraño momento de rapto mental te pones a elucubrar sobre cómo sería tenerlos...te visualizas llegando a casa y disfrutando de esa cosa que parece tan molona que es bañar al bebé, jugar con los enanos, preparar la cena mientras ellos juegan o charlan y cenando todos en armonía familiar para que luego ellos se despidan rollo la familia Von Trapp y tú puedas dedicarte a disfrutar del planeta del amor con tu pareja.


Vale...eso es como creer en el Ratón Pérez, la chica de la curva o el alargador de pichas.


Las horas del horror son el infierno para cualquier padre. Para empezar se desarrollan al final del día, cuando estás más cansado. Llegas de currar después de haber madrugado, conducido, echado mil horas en el curro…y llegas a casa. Antes de tener churumbeles, ese era el momento más molón del día. Abrías la puerta… ¿holaa?? Vaya...no hay nadie. Te quitabas la ropa de faena, una cervecita, alguna tarea del hogar...planear una cena apetecible…todo un mundo de tiempo para ti.

Ahora con churumbeles, tú sabes que esa situación no existe...pero tu subconsciente es muy cabrón y guarda un recuerdo imborrable de esos momentos y todos los días...según llegas a casa y metes la llave en la cerradura...tu subconsciente te hace creer que hoy será distinto…que las horas del horror molarán y que a lo mejor tienes suerte y todo vuelve a ser como antes de reproducirte.

Y todos los días...tu subconsciente se da de leches con la realidad. Y tú te das de leches con el hecho de reconocerte como un padre altamente defectuoso a esas horas.

Estás agotado, física y mentalmente. Tus niños no. Tus hijos te ven llegar y saltan a tu alrededor y no paran de hablar: ama de llavez… ¿qué hay de cena? ¿Me has comprado el sobre de cromos? Mañana tengo que llevar una gorra. Te he traído 3 circulares. ¿Qué vamos a comer mañana? C. me ha pegadoMamiii...a que tengo el pelo larguizimo. ¿Me corriges las tareas? ¿Me corriges las tareas?? ¿Me corriges las tareas???

No has avanzado ni 3 metros y ya estás sepultado en maternidad. Y no puedes más.

Como buenamente puedes y por supuesto con espectadores…te cambias de ropa para dejar de ser la profesional eficiente y te pones la ropa de lidiar con las fieras.

Al baño.

Ja. Qué idílico. Ya hablé en su momento de cómo evoluciona ese fabuloso mundo de la higiene personal con tus hijos. Yo estoy ahora mismo con las princezaz en ese momento en que primero no quieren ducharse: Noooo…otra vez nooooo….Zi estoy limpízimaaaaa. Y luego se hacen fuertes detrás de la cortina de la ducha y la única manera de sacarlas es consiguiendo ser miss camiseta mojada.

Y luego empieza el momento álgido de las horas del horror. La cena y demás cositas molonas.

Como todos somos padres altamente preocupados y concienciados con la alimentación infantil...intentamos no darles todos los días lo que te pide el cuerpo que es leche con cereales o un sándwich mixto. Por alguna extraña razón de conciencia paternal...entras en un bucle en el que preparas de cena algo que no te apetece para dárselo a tus churumbeles a los que por supuesto tampoco les apetece. Tú te resignas a cocinar cosas que no te gustan...pero los churumbeles vienen sin gen de la resignación y se resisten mogollón.

- ¿Judías verdes??? Noooooooooooooooo
- ¿Pescado????...Noooooooo
- ¿Otra vez huevo frito??...Noooooo ( ahora que hemos pasado de considerar el huevo un veneno mortal a comerlo obligatoriamente cada 48 horas...tenemos problemas de “aburrimiento” con el huevo…es todooo tan perfecto)




A estas alturas de las horas del horror…estás ya funcionando en automático. Intentas no darte cuenta de que estás gritando y perdiendo la paciencia…por supuesto después de haber puesto en práctica todas esas cosas que se supone que hay que hacer antes:


Ser firme: esto es lo que hay de cena. O lo comes o te vas a la cama sin cenar. Ves como tus palabras rebotan en tus hijos sin provocar la más mínima respuesta.


Ser persuasivo: a ver chicas...hay que comer de todo porque si no no creceréis. Tus conocimientos nutricionales son escasos y no suenas convincente. Además ya tienen respuesta para todo: mami...tú comes de todo y eres bajita.

Dialogar: vamos a hacer una cosa. Si termináis antes de las 8 y media…luego podemos leer un cuento. (Esto es como pagar tu rescate y seguir secuestrado pero ahora mismo parece buena idea)

Has probado todas esas cosas, juntas y por separado. Has bailado la sardana, te has puesto como Cruella de Vil…has valorado incluso recurrir al llanto…pero una vez más te rindes al hecho...de que en las horas del horror…ellos ganan y tu eres un padre muy defectuoso.


Cenarán, pero a su ritmo que nunca es el que tú desearías. Te sientes egoísta y mal padre...porque estás deseando que las horas del horror terminen. Que se acabe este suplicio..quieres dejar de ver todos tus defectos como padre tan claramente al aire como si alguien los hubiera escrito con rotuladores lavables en el pasillo. Quieres hacerlo bien..pero estás agotado..necesitas tiempo para ti..aunque solo sean 10 minutos..


Quieres que se acabe la agonía, se laven los dientes y pasar a lo verdaderamente molón de ser padre.

El momento del día en que con ellos cogidos de la mano, vas por el pasillo hacia su habitación…los metes en la cama...les das un beso…les arropas…dices “buenas noches”...apagas la luz y te vas al sofá con el olor a sueño en tu nariz, colmado de amor maternal y pensando: mañana seguro que no es tan horrible...

…lo dicho...tu subconsciente es muy cabrón.

viernes, 13 de mayo de 2011

MOLIDOCUMENTALES: LA TEORIA DEL EGOMAKER

El mundo es un sitio horrible donde como dijo Woody Allen no puedes enamorarte de la persona que quieres ni puedes hacer que la persona que quieres se enamore de ti. Una putada. Vas por el mundo y te enamoras de quien no debes o quien no debe se enamora de ti. Un despropósito absoluto.

Para intentar canalizar todos esos enamoramientos/ enganches/ adicciones o como quieras llamarlo hay distintas figuras: el amigo, el amante, el follamigo, los ex con derecho a polvo de regresión y el egomaker.

Para empezar hay que aclarar porque he visto algún malentendido en los comentarios del post anterior, que hacer el capullo en plan calzonazos con los primeros enamoramientos no es ser un egomaker. Eso es llegar de nuevas al planeta del amor y no saber qué hacer y nos ha pasado a todos.

Un egomaker tampoco es un amigo. Normalmente es una figura que viene siempre de fuera de tu círculo. No conoce a tus amigos, no conoce a tu familia, no es de tu trabajo. Es externo. Ha llegado a ti por algún extraño cauce: es amigo de un amigo, es un compañero poco frecuente de curro, es el vecino de arriba como en DCD, es alguien que conociste en tu pasado y que de repente te encuentras…alguien así. Pero no es un amigo.

Un egomaker no es un tío pesado que te da la brasa. Un egomaker te cae bien. Es majete, simpático, con conversación e incluso puede ser bueno o muy bueno en la cama.

Con un egomaker todo es perfecto excepto que no hay eso que tiene que haber. No hay química, no hay chispa y jamás la habrá.

A un egomaker no se le miente. No se le jura amor eterno ni se le hacen falsas promesas provocadas por la culpabilidad. No. A un egomaker se le dice la verdad: me lo paso muy bien contigo, eres un tío encantador pero no estoy enamorada ni voy a estarlo. Un egomaker sabe la verdad...si es bueno bueno…se resignará a esa suerte. Si es de los que todavía está en proceso de serlo...albergará una mínima esperanza de que veas la luz y acabes enamorándote de él. Si se le miente prometiendo amor eterno...deja de ser egomaker y se convierte en un enamorado engañado que es una cosa feísima.

No se puede tener un egomaker con menos de 25 años porque no tienes ni idea de por dónde vas y tienes un batiburrillo emocional lamentable donde metes en el mismo saco a los amigos, los follamigos, los amantes, los ex y todo ese tipo de cosas. Además, con menos de 25 puedes llegar a confundir los beneficios que proporciona el egomaker con un enamoramiento y eso es fatal, para ti y para él.

A un egomaker no se le cuentan trolas del tipo: no puedo quedar porque tengo que llevar a mi abuela ancianita a jugar al Bingo. No. A un egomaker se le dice: hoy no quiero quedar porque no me apetece o no puedo ir contigo al cine porque voy con otro. Contra lo que alguno quiera creer esto no es crueldad. Un egomaker no tiene celos si te enrollas con otro...sabe cuál es su papel.

El egomaker se desarrolla en un entorno determinado. Si estás en una etapa brillante de tu vida, sintiéndote de puta madre, feliz y contenta...no hay sitio para un egomaker. Su hábitat natural es un entorno de bajón emocional, descolocada, sin saber muy bien dónde andas, recuperándote de un desengaño amoroso, tras un palo laboral...lo que sea...algo que te haga sentirte una piltrafilla. Según mi teoría...en las tías la figura del egomaker aparece siempre antes de los 35...a partir de ahí ya no suele hacer falta. Un egomaker te hace buena.

Un egomaker considera que eres estupenda, maravillosa, fabulosa, lista, divertida y que estás buenísima. Considera todo eso a pesar de que tú delante de él te muestres tal como eres, sin disfraces: cabrona, egoísta, idiota, manipuladora y tonta. NO es que no vea cómo eres, es que debajo de toda esa mierda ve lo bueno que tienes. Ve lo bueno que tienes debajo de esa capa de “soy una piltrafilla”. Y eso mola, mola aunque sepas que jamás te enamorarás de él. Mola porque consigue que tú lo veas que es lo más importante y además, piensas...coño...con lo mierda que yo me veo y a pesar de todo ve lo bueno que hay en mi. El egomaker como su propio nombre indica arregla egos...los hace más fuertes.

Un egomaker tiene fecha de caducidad. No es para siempre. Es para un determinado momento. Llega hace su función y aunque los dos creáis que no...al final esa etapa se acaba. Cuando dejas de sentirte piltrafilla y tu ego ya está robustecido y sintiendo que puede comerse el mundo, él deja de dar lustre a tu ego para dárselo a otra o se pira porque finalmente encuentra a alguien con el que si tiene esa chispa. En DCD ese beso atroz que se dan no es el principio de una historia de amor maravillosa…es un error como una casa.

A un egomaker se le desea lo mejor. Y si pasado el tiempo te enteras de que tiene pareja, jamás se sienten celos.

A un egomaker no se le echa de menos. Llego, hizo lo que tenía que hacer y se acabó.


Esta teoría ha sido elaborada gracias a mi fabulosa capacidad de observación. Jamás la he llevado a la práctica.
Su aplicación al revés, es decir siendo él el piltrafilla y ella la masajeadora de ego..no se encuentra documentada pero es posible que exista.






Intentaré recuperar los comments que habíais dejado en el dia de ayer..pero podéis repetirlos si quereis ahorrarme el trabajo.