martes, 19 de octubre de 2010

DE CONCIERTO (II) : THE SWELL SEASON

Hay días que son una mierda. Todo sale mal, todo te da igual, ni siquiera que Gerard apareciese en la puerta de tu curro te provoca el más mínimo entusiasmo. Todo te resbala...y además te sale un grano acojonante como nunca en tu vida y dices: el universo me odia que me manda este grano para acabar de joderme el día. Pero el día es tan de mierda, que incluso te da igual.

Y te vas a casa y vas pensando que tienes una tarde chula, chula. Es como si alguien hubiera dicho vamos a darle a Moli n elementos entrecruzados para que los coloque en el orden correcto en 3 horas. Y vas pensando que tienes que llegar a tiempo a recoger a las fieras en la biblioteca, y devolver un libro y coger la novela que te ha recomendando NáN y cuando llegues a casa, sentar a M. para que haga los deberes, mientras controlas a C. y atender a la tasadora que viene a ver el piso y esperar a que llegue el ingeniero y pirarte a tiempo al concierto.

Cuando arrastraba a las dos energúmenas por la calle en una charla absurda hasta el infinito…

- Buahhhhhhhhhhhhh buahhhhhhhhhhhhhhhhhhh yo quería zacar 3 librozzzzz.
- C. se te ha olvidado devolver “El retorno de Jafar” y por eso no podías sacar uno más.
- Pero yo queríaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa y tu erez malízima.
- Buahhhhhhhhhhhhhh Buahhhhhhhhhhhhhhhhhh…toda mi clase tiene la peonza de Código Lioko y yo no…..
- Bueno, M. mañana compramos la peonza pero antes tienes que hacer los deberes.
- Pero es que tienen la peonza y yo no…..
- Eso da igual para los deberes..ahora te sientas en casa, haces las tareas tranquilita y mañana compramos laputapeonzadelasnarices.

Llego a casa y al abrir la puerta me sorprendo del despliegue lumínico. ¿Qué ha pasado aquí? Y ¿Quién es la tipa que hay en mi salón? Y ¿El ingeniero ya está en casa? ¿Es esta mi casa?

- Moli, es la tasadora que está viendo la casa.
- Pues estupendo.

Al final conseguí alinear todos los elementos de la tarde. El ingeniero y laz princezaz partieron a una visita familiar de la que había sido gentilmente informada pero había olvidado y yo me metí en el metro para llegar a tiempo al concierto. Antes me aticé un ibuprofeno porque tenía un clavo taladrándome la cabeza…

Llegué demasiado a tiempo, contra lo que es habitual en mí, que siempre llego tarde. Recogí las entradas y me pasee por la puerta del teatro sorteando a la gente que me preguntaba si me sobraba alguna. Había cantidad de perroflaúticos gafapasteros, muchas hippypijas y una pareja de vejetes que creo que sospecharon que yo era una “mujer de la calle”. Entre toda esta fauna vislumbré una cara conocida y antes pensarlo me encontré diciendo:

- ¡Fulanita de tal!!!
- Moli!!!! ¿Qué haces aquí?

Cosas raras de este momento: Fulanita es una compañera de colegio a la que hacía unos 12 años que no veía. Normalmente yo soy muy asocial, incluso he llegado a bajarme del autobús antes de tiempo ante la perspectiva de tener que saludar a algún conocido, ¿Porqué no me giré y me hice la loca? Segundo, ¿Por qué la gente hace preguntas obvias? ¿Qué hago en Madrid, la ciudad donde vivo, en la puerta de un teatro dónde dan un concierto? Pues o voy al concierto o vendo castañas.

- ¿Qué tal?
- Muy bien, Moli..esperando a un amigo..¿qué tal tú? ¿Cuántos hijos tienes?
- Err…2.
- Tía, estas igual…
- Tú también.
- Nos conservamos en formol…
- No me jodas Zutanita..yo, si acaso, en ginebra..

¿Por qué la gente te pregunta cuántos hijos tienes? ¿Qué importancia tiene eso? ¿Después de 10 años eso es lo que te preocupa?

A pesar de lo que pueda parecer, me alegré de verla.

Por fin llegaron mis amigos y entramos en el teatro. (Ya vamos a lo interesante del post) El concierto era en el Häagen- Dazs Calderón de Madrid. Es un teatro de 1917, de esos con estucos dorados, palcos con sillas de terciopelo rojo y cortinas que dan a un “aparte” como decía mi abuela y está todo enmoquetado. Muy decadente, pero con mucho encanto.

Me senté, empezó el concierto y ya no hice otra cosa que disfrutar como una enana. Ni abrí la botella de agua que me había comprado, ni giré la cabeza, ni comenté nada con mis amigos, ni miré el reloj.

Fue un concierto espectacular. Podría contar que Marketa a pesar de que parece salida del hospicio con su falda tableada, su jersey sacado del ropero de la parroquia y sus zapatos canta de lujo, tiene una voz limpia y clara que te llega al alma. Podría contar que Glenn es panocho y con una pinta de gañán irlandés increíble, pero es animal de escenario, un cantante sentido y que llena la escena. Podría contar que los músicos que llevan son buenísimos y que el batería era igual que el capitán Haddock. Podría contar que salió una fan del público a tocar las castañuelas con ellos en "If you want me" y resultó una versión espectacular. Podría contar que el teatro se venía abajo, y que ellos estaban encantados con el público.








Pero no. Lo importante es que a mí me flipó. No pasa siempre, no pasa en todos los conciertos. Y si pasa, es desde el principio. Empieza y se me pone la piel de gallina, los pelos como escarpias y tengo todo mi cuerpo escuchando la música y sintiéndola. No tengo oído musical, canto de angustia y mi relación con los instrumentos se limita a la flauta dulce de la EGB, pero sé cuando un concierto me está gustando tanto que me cambia la vida.

Mi día de mierda se desvaneció.

Llegué a casa en éxtasis total, abrí la puerta y el ingeniero me dijo:

- No hace falta que me digas nada…Te ha encantado... ¿a que sí?

Fui completamente feliz durante la hora y media que duró el concierto.

Y lo que es mejor todavía me dura y se me nota. Hoy soy una sonrisa feliz.

Estoy entusiasmada y me mola estar así. Lo que me jode es no poder transmitirlo mejor..pero lo he intentado.

Fue acojonante.
PS: corred al Spotfy escuchadlos.

lunes, 18 de octubre de 2010

DE CONCIERTO.

Esta noche voy a un concierto. En lunes, a un teatro y sé que volveré a casa pronto y en perfecto estado de revista. (Quizá no debería afirmar estas cosas tan rotundamente, pero bueno)

Hace años un concierto en lunes, en plan tranqui, en un teatro y sin alcohol de por medio habría sido impensable, pero las cosas cambian, es lo que toca y además me apetece.

El mundo de los conciertos es curioso. Cuando empiezas, cuando te desvirgas con tu primer concierto es una actividad “tutelada”. Algún mayor te lleva. Alguien responsable habla con tus padres (o te llevan tus padres, pero no fue mi caso), te compra la entrada y te lleva a disfrutar de tu música favorita. Ya lo he contado, pero yo tuve un comienzo genial. 1988 Bruce Springsteen en el Vicente Calderón con la gira “Tunnel of love”. Bruce y Patti acababan de liarse y se comían literalmente en el escenario, él salía con un chalequito espantoso y ella con unos globitos mordiéndose los labios. Recuerdo el calor infernal que hacía en julio en Madrid, y la ropa que llevaba puesta, moda ochentera total: pantalones largos de rayas verdes y camisa blanca con hombreras. Me parece que en el pelo llevaba una cinta haciéndome tupé. Cuando volvimos a Los Molinos a las tantas de la mañana recuerdo estar en éxtasis. Esa sensación la he vuelto a tener cada vez que he vuelto a ver a Bruce. Un tío que nunca defrauda.

Yo no lo sabía, pero aquel primer concierto tan espectacular iba a condicionar mucho mi disfrute de los siguientes conciertos a los que asistí. Si tu primera experiencia es acojonante tiendes a creer que todas serán así en el futuro…y nada más lejos de la realidad.

MI siguiente experiencia concertil fue memorable pero no tuvo nada que ver con la música. Ya lo conté también (debería plantearme cerrar el blog, ya lo he contado todo), pero ese mismo año, asistí al concierto de Nacha Pop en la sala Jácara del cual sacaron un mítico disco que yo aún conservo en vinilo. Creo que estuvo bien pero no puedo contar nada porque me entretuve con mi primer novio explorándonos los premolares, días antes de que me plantara en la cafetería Chikito e inaugurando así una fabulosa serie de desengaños amorosos, que también he contado. Para ahondar más en mi imagen patética, contaré que no recuerdo que llevaba puesto aunque seguro que pasé horas eligiéndolo, pero llevaba en la mano el libro de latín de 2º de Bup forrado con un papel rosa de corazones. Lo pienso ahora y digo..¿Quién coño era yo? ¿Papel rosa de corazones? Y hay algo todavía más inquietante... ¿quién me forró los libros?

Después de este par de experiencias importantes por su trascendencia para inaugurar dos grandes presencias en mi vida: mi amor por Bruce y mis desengaños amorosos, recuerdo un montón de conciertos.

Cuando eres joven e imbécil muchas veces vas a sitios que no quieres ir. Yo era joven, imbécil y bastante solitaria, así que me ahorré bastantes conciertos, pero para evitar el creciente ostracismo social al que me veía abocada por mi lengua afilada y mi falta de atractivo para el mundo masculino, de vez en cuando asistía a algún concierto aunque supiera desde el principio que aquello era mal plan. Entre muchos recuerdo uno espantoso de Mecano en El Escorial…jamás me habían gustado y después de ese día menos.

Cuando enfilé todo recto mi relación autodestructiva y la música ratonera se apropió de mi existencia, asistí a todo tipo de conciertos rarunos, en sitios infectos y que conllevaban la obligación de ingerir grandes cantidades de alcohol. Sonido espantoso, entradas cutres en blanco y negro compradas en el desaparecido Madrid Rock de Gran Vía, vasos de plástico pisoteados, barrillo infecto en el que se te pegaban los pies al suelo. Uno de los mejores de este tipo, fue Johnny Winter en el antiguo pabellón deportivo del Real Madrid. Musicalmente era fabuloso pero pasabas miedo temiendo que se muriera en cualquier momento mientras tocaba la guitarra…como no sabréis quien es diré que es un angel del infierno pero albino y flaco, flaquísimo. Aquí tocando Johnny B. Good.

Intercalados entre muchos horribles, mención aparte merecen los conciertos de los Rolling. El primero en el Calderón, al que recuerdo haber ido con una compañera de clase que era argentina y decía de Charlie Watts que era “el baterista”, apelativo que nos movía a la hilaridad más absoluta, seguramente empujados por la ingesta de n minis de cerveza: Moli, bebe deprisa que se calienta.

En otra ocasión y motivados por el reclamo “la última oportunidad de verlos” (ja...después de eso han debido volver 4 veces más) nos liamos la manta a la cabeza y nos piramos a Gijón. La noche antes nos agarramos tal melopea que al día siguiente no éramos personas, ni siquiera medio personas.(2) Movida por mi amor autodestructivo, asistí al concierto en la grada porque exnovio iba con muletas y escayola. No recuerdo prácticamente nada musicalmente hablando. Del viaje en coche con Juan recuerdo mil. Se pasó todo el viaje chequeando que llevábamos los tickets, la reserva del hotel, dinero, las llaves..todo.
Joder moli..Qué cantidad de coches
con matrícula LE de Lérida van hacia Asturias
¿De Lérida?...pero ¿tú estás tonto? ¿No te das cuenta de que estamos atravesando León?
¿Esto es León? Paremos a comer…
Otro gran concierto, fue el de Dire Straits en las Ventas. Fui, vi a exnovio enrollandose con otra tía mientras sonaba “Brothers in arms” y me fui. Menos mal que iba invitada.

Durante todos estos años, 22, desde mi primera experiencia, las condiciones para ir a un concierto han cambiado mucho.

Hoy voy a un concierto.
En un teatro.
He quedado media hora antes en la puerta.
No beberé.
Me compraré un muffin de chocolate en el hall del teatro, que me comeré mientras suenan los teloneros y con mi antojo de dulce saciado, voy a disfrutar del concierto.
Tenía muchísimas ganas de verles en directo.
Ya colgué canciones suyas pero he visto que esos videos ya no están, así que lo cuelgo de nuevo y no dejéis de ver la peli. (ND, si te gustan los musicales, no te la pierdas).





(1)A Bruce le he vuelto a ver 10 veces más en todos estos años.Sus conciertos merecen un post aparte que a lo mejor en el algún momento me decido a hacer.

(2) Fede, con la excusa de contar este concierto..podías ponerte las pilas y escribir el post que me debes por mi cumpleaños. ¿ No querías presión? Pues ya la tienes.

sábado, 16 de octubre de 2010

LAYLA.- Eric Clapton

Gran tema de la "música ratonera para escuchar en un garaje" (Ingeniero dixit).

En un garaje, más bien en un sótano, en casa de Fede, descubrí esta canción.

Me encanta. Hay una versión más lenta y blandengue que no hace justicia al tema.

La historia de la canción creo que la conoce todo el mundo, pero por si acaso dejo este enlace.