martes, 9 de febrero de 2010

TENER O NO TENER

No hay nada científico, razonable ni lógico en tener o no tener hijos.

Hace tiempo era una cosa puramente física para asegurar la continuidad de la especie.

Ahora no.

Ahora creemos que sabemos lo que hacemos teniendo o no teniendo hijos. Somos guays y valoramos la situación para decidir, los pros y los contras y todas esas chorradas.

Cuando uno decide tener hijos no tiene ni la más remota idea de dónde se mete. Tener hijos no tiene nada que ver con tener hermanos pequeños, sobrinos, una guardería o ser Supernanny. Nada de lo que hayas vivido antes te prepara para saber lo que es tener hijos.

Tienes una pareja y decides que es el momento de tener hijos. Al tomar esa decisión, crees que sabes lo que haces. “Somos una pareja estable, llevamos tiempo juntos, nos queremos, tenemos la edad adecuada, un entorno estable y creemos que es el momento”. ( Por supuesto, también esta la opción, no tengo pareja, quiero ser madre soltera, pero para mi razonamiento da igual una cosa que otra). Todos esos planteamientos previos, son perfectos si fueras a comprarte una casa o un perro. Tener hijos es otra cosa, da igual todo lo que hayas dado por supuesto antes, nada te prepara para lo que es.

Cuando tienes hijos tienes menos tiempo libre, mucho stress, discutes más con tu pareja, el dinero te cunde menos, tu casa parece una leonera en cuanto te descuidas medio minuto, pierdes capacidad de improvisación, pierdes autonomía y sobre todo sabes lo que de verdad es pasar un miedo atroz.

Tener hijos da muchísimo miedo.

Empieza desde el principio con cosas absurdas y provocadas por tu estupidez paternal y el entorno de “consejos para ser padres”.
“Hace mucho que no llora, mira a ver si respira.
Cuidado no se atragante.

No ha querido comer, Dios mío se quedara malnutrido, no crecerá..¿Lo estaré haciendo bien?
¡Se ha dado la vuelta durmiendo! ¿Y si le da la muerte súbita?


Esto es el principio. Si eres medianamente inteligente y no te dejas atrapar por el lado oscuro de la maternidad, consigues salir de esas absurdeces y es entonces cuando viene la parte peor. Cuando realmente eres consciente de todo lo malo que puede pasarle a tus hijos y de lo que no serás capaz de protegerles.

Pensar en todo lo malo que les puede ocurrir provoca una sensación de pánico tal, que hasta te deja sin respiración. Es el miedo más horrible que se puede experimentar. Y si no tienes hijos, es imposible que ni siquiera te hagas una remota idea de lo que es.

De la misma manera, no sabes lo que es querer a alguien, hasta que tienes hijos. Querer más allá de todo.

También puedes decidir no tener hijos. Perfecto.

Lo que hay que saber es que tu decisión se basa en el mismo desconocimiento que el que decide tenerlos. No tienes hijos, no porque sepas lo que es y no quieras eso para ti. No los tienes porque no. Así de sencillo y perfectamente respetable.

Yo me lanzo a tener hijos y no tengo ni puta idea de lo que eso significa.

Tú no los tienes y tampoco sabes lo que haces.

Es así.

lunes, 8 de febrero de 2010

CATCH MY DISEASE.- Ben Lee

Probablemente no lo sabéis, pero esta canción es perfecta cuando vas por el largo 25. Te da la animación justa para seguir nadando a buen ritmo pero sin matarte porque todavía te queda la mitad del camino.

Hoy me he enterado, que también sirve para correr. Por supuesto me lo han contado, para mi, nada merece la pena tanto como para correr tras ello.







Ben Lee parece un mensajero y la del pelo lánguido, está pidiendo a gritos una guitarra y cantar en bolas.

viernes, 5 de febrero de 2010

ELIGE UNA.

¿Cuál te pides?
¿Cual me pido de qué?
De las princesas Disney.
Yo ninguna Rosi. A mí el rollo princesa no me va, ya lo sabes. No me pega nada.
Joder moli. Es algo para entretenernos. Venga a ver, escoge.


Blancanieves ni de coña. Es tan cursi que dan ganas de abofetearla desde el minuto 1 de la película. Me cae mal, esas mejillas sonrosadas, ese pelo perfecto con la cintita roja ideal. Las cintas en el pelo hacen cara de pan, todo el mundo lo sabe, pero a ella no. Ella remona, carita de manzana. Lo que tiene es una cara de torta que no se tiene. Y ¿cómo corre? Peor que yo, que ya es decir. Yo quería que el cazador la matara, pero era un blandengue. Llega a una casa llena de tíos y ¡¡ se pone a limpiar!!Claro, así los enanos no quieren que se vaya, ¡que coño les va a dar pena! lo que quieren es una asistenta. Y luego cae en el típico timo de teletienda pero de la época:La manzana guay. Si fuera actual, hubiera llamado desde el teléfono de los enanos, al tarot de la Bruja Kelly y se hubiera muerto al ver la factura e imaginar lo que le iban a hacer los enanos cuando vinieran de tomar carajillos. Y ¿Qué pasa al final? Que otro tío tiene que venir a salvarla. Blancanieves es una ñoña inútil. Mal, no la quiero. Me mola mucho más la madrastra, es un poco esclava del botox pero la veo con más cabeza.

Joder moli. Qué manera de hundir el cuento. Prueba con otra.

La cenicienta. Otra pringada. Vale que tengas una madre que te trate “diferente” que a tus hermanas, en eso mira, tenemos algo en común, pero ¿dejarte pisotear por las hermanas? Pringada. Si el perro te adora, achúchalo contra ellas, o destíñeles la ropa al lavársela, o hazles el sobre al hacerles la cama. Es una panoli, pero como todas las ñoñas, tiene suerte y aparece el hada madrina. Y ¿Qué le pide al hada madrina? Trapos para ir a conocer a un príncipe, tan panoli como ella, al que su padre le tiene que buscar pareja. Pero, alma de cántaro, ¿no te parece sospechoso eso? Ese tío tiene tara. No conviene. Algo le pasa, o está enamorado de otra, o es gay encubierto o piensa derrocar al padre. Un hombre con esas chorreras no es trigo limpio. Nada bueno, pero allá va ella, creyendo que ha encontrado una maravilla. Seguro que en la noche de bodas se lo encuentra comiéndose los ratones a la parrilla. Y del hada madrina no se vuelve a saber, te ha metido en el lío y ahí te quedas. Mal, no quiero ser La cenicienta.

Moli, me das miedo. A ver, prueba con La sirenita, que es la que cogería yo.

La sirenita. Esta me cae bien. Un poco de rebeldía contra el padre, un amigo molón que canta, aunque es un poco Pepito Grillo, y además no tiene cara de pringada atontolinada. Lo malo de esta, es la historia, la moraleja.

¿Qué moraleja? Pero si es precioso, el amor verdadero triunfa por encima de todo.

Rosi, te quedas en la superficie. Lo que nos enseña el cuento de la sirenita es que para ligar hay que abrirse de piernas.

¡¡Moli!!

Me dirás que es mentira. Mucho cantar con voz melodiosa, mucho salvar al príncipe, pero él se cuela por ella cuando puede abrir las piernas, yo no digo más. A los hechos me remito. Pero también te digo, que el príncipe Erik está bastante bien, así que entiendo que deje de hacerse la estrecha.

Vale, vamos a probar con otra que quiero ver hasta donde puedes llegar en tus razonamientos retorcidos. ¿Qué tal La Bella?

¿La Bella? ¿Quien coño quiere ser La bella? Bella es el modelo de “novia castradora”. Los amigos de la Bestia seguro que la odian. Es la típica pareja que cuando los ves, piensas: ¿cómo coño ese tío tan bueno está con esa bruja que lo ha cambiado completamente? Será que folla bien, dice otro. ¿Tú te has fijado lo feo que es la Bestia cuando se convierte en príncipe? Nada, la bella fuera.

Joder, ¿Quién nos queda? ¿Las exóticas? ¿Qué tal Mulan, Jasmin y Pocahontas?


…mmmm..Tampoco me veo. Con Mulan, vale que siempre he querido ser tío, pero lo de luchar y hacer guerritas no me va. Jasmin es una pedante insoportable y además está todo el día con el ombligo al aire, la veo un poco calientapollas, la verdad.

¡Moli!

¡Hombre no!, que si en la alfombra, que si el turbante, que si el velo, que si soy la princesa que me escapo, una calientapollas. Lo que yo te diga. Y el otro es un pringado, pudiendo irse con el genio de farra infinita, quedarse con ella. No se lo cree nadie. Ya le veo mandando mails al genio: tio, ya sé que no puedes matar a nadie, pero conseguirme el divorcio, ¿ como lo ves?.

Miedo me da preguntar..¿Y Pocahontas?

Pocahontas es una pringada. Mira, es el típico amor de verano que se cree que es amor verdadero. Llega un tío nuevo a dónde veraneas toda la vida, el pavo te ve tan necesitada de amor que liga contigo porque eres presa fácil y luego se pira. Y tú te has quedado con su dirección y el papel de cartas preparado en plan: esto es amor verdadero. Nada, Pocahontas no me mola tampoco.

Pues ya me dirás quien te pides.

La Bella durmiente por supuesto. Esa sí que sabe como montárselo. Para empezar es hija única. Lo tiene todo a su favor, su padre la adora y su madre más. Además ha nacido tarde, cuando ya son mayores así que le consienten todo, hasta le consiguen unas madrinas hadas, y no una como la cenicienta, 3 hadas como 3 soles. Encima le amañan la boda con el hijo de unos amigos de sus padres, y el tío es un chulazo imponente. ¿Se puede tener más suerte? Pues si, por no sé qué amenaza absurda, se pira al bosque a vivir con las 3 hadas, que se lo hacen todo. Y ahí está ella, más feliz que una perdiz. Rubia, ideal, cinturita de avispa y un cottage en el bosque con servicio.


Cuando las cosas se ponen feas y parece que la mala va a ganar, la tía se duerme en plan: despertadme cuando lo hayáis resuelto. Y eso pasa, el chulazo lo resuelve todo, llega la besa y ala…a vivir del cuento con las 3 hadas.
La bella durmiente es lista, te lo digo yo.

No vuelvo a jugar a esto contigo.

Pues a mi me ha gustado, ha sido divertido.

AVILA

Ávila mola muchísimo. Es una ciudad a la que le tengo cariño. Es verdad que lo piensas y dices, ¿Qué tiene Ávila? Murallas, yemas de Santa Teresa, monjas y un frío de mil pares de narices.


Mi relación con Ávila empezó mal. De visita con el colegio. Un plan nefasto como todo el mundo sabe. Te llevan allí en un autobús en el que se cantan chorradas y te peleas por ir sentada con fulana o mengana, visitas turísticas que nadie entiende bien, asomarte a un ventanuco a ver un dedo de Santa Teresa y comerte el bocadillo guarrero que te han preparado en medio de un parque.

Con 25 años mi relación con Ávila empezó a cambiar. Allí fue la peor primera cita de la historia. Luego el tema se fue encarrilando y me pasé un año yendo y viniendo a la gran ciudad amurallada para ver al ingeniero. Él vivía en el conocido como “palacete renacentista”, que obviamente respondía a todo lo que se le pide a un piso de soltero.

Estaba en el centro centrísimo de la ciudad, plaza del Mercado Chico. No es que Ávila sea muy grande, o estás en el centro o en Valladolid, enseguida te has salido.

Era un cuchitril con un amplio pasillo, tan amplio que la cocina estaba en medio del pasillo.

El salón era minúsculo con un sofá incomodísimo, en el que solo cabía una persona, “es que no sabía que iba a tener novia” o dos muyyyy bien avenidos y con muuucho amor. Por supuesto había una microtele que casi nunca veíamos y la única ventana de la casa que daba al exterior. La pena era que daba al exterior pero por debajo de los soportales de la plaza con lo cual, la luz que entraba era mínima. Eso sí, nos hacía mucha gracia ver pasar al “murallito” justo enfrente.

Luego tenía un dormitorio minúsculo dónde dormimos la primera vez y una puerta misteriosa al lado del baño que el ingeniero no se había molestado en abrir en 6 meses. Ya conté que era un gran cuarto con cama de matrimonio.

También había un baño donde criábamos pingüinos en agosto del frío que hacía y un vecino que por las noches tosía como si quisiera poner sus órganos vitales encima de la mesa y echarles una ojeada.

Era un rinconcito de amor absoluto.

Con la llegada del invierno, convencí al ingeniero, la verdad es que todavía no sé cómo, supongo que gracias a la abducción amorosa, de buscar otro nidito de amor. Ahora mismo no le convenzo ni de cambiarse de camisa..pero aquellos eran otros tiempos.

Nos mudamos a las afueras, es decir, a 3 minutos andando de dónde estábamos, pero a una casa con ventanas, un sofá decente y calefacción. Eso sí, el baño seguía siendo una nevera.

Conservo de aquella época muy buenos recuerdos. Salíamos por la noche de cena y de copas con S, entrábamos en un garito y cuando salíamos, cocidos como piojos, la nieve nos llegaba a las rodillas. Volvíamos andando a casa, muertos de risa , que es lo bueno que tiene Ávila, que enseguida llegas.

Luego el ingeniero se mudó a León, pero esa es otra historia.

El caso es que una vez al año vuelvo a Ávila con motivo de un nuevo encuentro gastroalcohólico de losdemontes. S, que es oriundo de las murallas, organiza todos los años en esta época invernal la ingesta de un cocido, en un restaurante con una pinta un poco regulera, llamado La colilla pero dónde preparan un cocido de muerte.

Primero intercambiamos unos 400 mails barajando distintas fechas y al final se concreta en día y medio.

Luego nos mandamos unos 200 para intentar no ir en n coches. Aquí se fracasa siempre.

Llegado el día, quedamos a las 2 para tomar el aperitivo donde se ingieren todo tipo de tapas light como callos, oreja, bravas y demás, todo regado con cienes de cañas.

Por fin, a las 16 horas, nos sentamos a tomar el cocido. Siempre hay que encargar para unas 10 personas menos de las que se vayan a juntar, porque las raciones son como para ogros.

Se sale del garito a las 18:30 para por supuesto ir a otro a tomar digestivos.

Se toman copas. Yo bebo muy deprisa para que el ingeniero no me atrape en el truco de: nos tomamos una y luego decidimos quien conduce y cuando llego a preguntar me dice: uy..yo ya me he tomado 3.

Nos echan del bar por comer pipas Calvo (las mejores pipas del mundo si no lo sabéis).

Llegamos a los molinos donde antes hemos depositado a las princesas.
Mi madre me regaña por bolingas.

Me apetece todo. Es mañana.