Creo que es la tercera vez en los dos años de vida de este blog en la que no se me ocurre nada que contar. Las primeras veces daba igual porque no me leía ni el tato y mis 3 lectores fieles hablaban tanto conmigo por el msn que sabían que no pasaba nada. Ahora tengo una legión de descerebrados que me leen y es por mi culpa.
El que me conoce en persona sabe que soy un loro. No me callo ni debajo del agua. Esto tiene sus cosas buenas, como que la gente cree que soy maja y tremendamente divertida y tiene sus cosas malas como que el ingeniero ignore la mayoría de las veces mi verborrea incontrolable y luego juegue la carta de: a mi eso no me lo habías dicho. Y sí se lo había dicho pero probablemente quedó ahogado por otras mil majaderías más.
Con el blog pasa lo mismo, empecé tímidamente y luego le cogí el gusto, me crecí y dije: qué cantidad de cosas estupendas tengo para contar. Y ala, a publicar todos los días y ¿qué pasa? Que llega un día en que no tienes ninguna cosa estupenda que contar, pero la legión de descerebrados sigue entrando al blog y además algunos dejan comentarios en plan: ¿ qué pasa que no actualizamos??, otros que me conocen en persona me los cruzo por el pasillo y me dicen : ¿ qué pasa con el post de hoy? Que me tengo que ir a casa y no me va a dar tiempo a leerlo, tengo incluso mails de alguna chusma en plan: tanto gintonic te ha ahogado el cerebro.
Es la presión de la columna diaria. Nunca creí que diría algo así, aunque he llegado a un punto en mi vida en que me encuentro diciendo cosas aún más horribles como:
- ¿ no podeís guardar la comida en un tupper más pequeño?
- ¿ no ves que la colcha esta mal doblada?
- ¿ de verdad necesitamos 25 latas de navajuelas?
- C, cuento hasta 3 y como no vengas te la cargas.
Claro que lo que nunca pensé es que C. me dijera: ¿ hazta 3? Yo cuento hazta 7 y te gano.
Es el típico día que hubiera estado mejor callada...creando tensión.
El que me conoce en persona sabe que soy un loro. No me callo ni debajo del agua. Esto tiene sus cosas buenas, como que la gente cree que soy maja y tremendamente divertida y tiene sus cosas malas como que el ingeniero ignore la mayoría de las veces mi verborrea incontrolable y luego juegue la carta de: a mi eso no me lo habías dicho. Y sí se lo había dicho pero probablemente quedó ahogado por otras mil majaderías más.
Con el blog pasa lo mismo, empecé tímidamente y luego le cogí el gusto, me crecí y dije: qué cantidad de cosas estupendas tengo para contar. Y ala, a publicar todos los días y ¿qué pasa? Que llega un día en que no tienes ninguna cosa estupenda que contar, pero la legión de descerebrados sigue entrando al blog y además algunos dejan comentarios en plan: ¿ qué pasa que no actualizamos??, otros que me conocen en persona me los cruzo por el pasillo y me dicen : ¿ qué pasa con el post de hoy? Que me tengo que ir a casa y no me va a dar tiempo a leerlo, tengo incluso mails de alguna chusma en plan: tanto gintonic te ha ahogado el cerebro.
Es la presión de la columna diaria. Nunca creí que diría algo así, aunque he llegado a un punto en mi vida en que me encuentro diciendo cosas aún más horribles como:
- ¿ no podeís guardar la comida en un tupper más pequeño?
- ¿ no ves que la colcha esta mal doblada?
- ¿ de verdad necesitamos 25 latas de navajuelas?
- C, cuento hasta 3 y como no vengas te la cargas.
Claro que lo que nunca pensé es que C. me dijera: ¿ hazta 3? Yo cuento hazta 7 y te gano.
Es el típico día que hubiera estado mejor callada...creando tensión.