miércoles, 14 de octubre de 2009

NOMBRES ABSURDOS

Entra Juan, jardinero, hace un curso y sale Juan, especialista en restauración
del medio natural.

Entran Pepe y Puri, peluqueros, hacen un curso, salen Pepe y Puri, especialistas en belleza aplicada a la salud.

Si vives en Madrid y para tu desgracia pones la radio, es inevitable escuchar esta cuña de nuestra excelsa comunidad sobre unos supercursos que ofertan.

Me pongo enferma cada vez que la escucho. La primera vez, pensé con mi habitual mente calenturienta, que no era posible, que seguro que yo, que soy mala, me lo había imaginado, no podía ser que publicitaran un curso para ser “especialista en belleza aplicada a la salud” para peluqueros. La segunda vez me quedé tan flasheada con lo de “restaurador del medio natural” que no consiguí escuchar lo de los peluqueros. Resultado, no conseguía quitármelo de la cabeza y como soy tan obsesiva zapeaba en el dial para intentar escuchar la cuña completa. Y sí, es así y además hay otro que es informático y hace el curso y sale Bill Gates…alucinante.

El caso es que la cuñita de las narices me ha hecho pensar en cómo ahora todo el mundo le pone nombres rimbombantes a su curro, como si el hecho de definir su actividad laboral con más de una palabra le diera más categoría. Una gilipollez.

Lo lógico es que si tienes algún interés en demostrar lo importante que es tu curro, esa importancia venga dada porque eres el mejor en lo que haces o porque lo haces fenomenal. Soy el mejor portero, la mejor secretaria, el mejor camarero, el mejor jardinero o el mejor vendedor de fotocopiadoras. Lo que sea, da igual. Haces tu curro, lo haces bien y te pagan por ello. Ya está, no hay más.

Pues no, ahora se trata de ponerle un nombre absurdo a lo que haces, cuanto más ininteligible mejor, que dé “categoría” a lo que haces.

Es una gilipollez por varias razones. Sigamos con el ejemplo del jardinero.

Primero, un jardinero es un jardinero. Parece obvio pero no lo es tanto, es un tío que se dedica a cuidar, mantener y llevar el día a día de un jardín, puede que incluso sea capaz de crear un jardín de la nada. Esto engloba que sepa cortar el césped, fumigar, podar, rastrillar, plantar, arrancar malas yerbas, etc. Si tú llamas a un jardinero, quieres alguien que sepa hacer todo eso. Si te haces llamar “especialista en restauración del medio natural” lo único que consigues es crear confusión y desconfianza. El que ve el nombre piensa que no vas a podar los árboles, porque por debajo vas a contratar al podador ( o especialista en el manejo del artilugio mecánico que secciona ramas de las especies arbóreas), no vas a plantar porque contratarás a un “plantador” ( especialista en colocación de semillas) y así con todo. Esto quiere decir que serán dos sueldos, serás más caro y el que está buscando un jardinero pasa directamente al siguiente en las páginas amarillas. Así que como reclamo publicitario es fatal.

Segundo, llamarte por un nombre rebuscado no dignifica lo que haces. Lo bien que hagas tu curro es lo que hará que la gente te llame y te contrate. Parece obvio, pero no lo es. Si eres un buen jardinero para Fulano, éste se lo dirá a Mengano, y éste a Zutano y así conseguirás una clientela. Nadie recomienda un “especialista en restauración del medio natural”. Es pedante y poco práctico.

Ponerle un nombre estúpido y que nadie entienda a tu curro, no te hace mejor trabajador, ni más serio, ni más importante ni nada por el estilo. Es la manía de aparentar y la manía de infravalorar lo que somos o lo que tenemos frente a lo que los demás piensen.

Dentro de esta manía por los eufemismos está la supuesta especialización que conllevan.

Si eres conserje, pues estupendo, es un trabajo tan malo o tan bueno como otro cualquiera, hacerte llamar “auxiliar polivalente” es un eufemismo y una gilipollez. “Auxiliar polivalente” ¿qué quiere decir eso? Auxiliar, de auxilio…de ayudar…¿ayudar a qué? Eres el tío que lleva los sobres de correo interno de un lado a otro del edificio, ¿ayudas a alguien a llevar los sobres? No, los llevas tú solo porque es tu trabajo. “Polivalente”, esto significa que vales para muchas cosas, pero como la gente es imbécil y no tiene ni idea, le llamas y le dices que en vez de llevar un sobre, tiene que ir a recoger un jarrón y te dice que él no está para eso. Si, si estás, eres polivalente, tú lo has querido. Haberte pedido ser el “auxiliar de sobres”, o mejor “el tío que lleva los sobres de la planta 3 a la 5”. Porque esa es otra, dale un nombre tonto a un trabajo simple y la gente se cree que desciende de la pata del Cid. Si son conserjes vendrán a por el jarrón, si son auxiliares polivalentes: ellos no están ahí para eso.

La gente con curros más “elevados” también se pone nombres absurdos y a ser posible que ocupen un par de líneas en la firma del Outlook. “Servicio de estudios financieros aplicados y public policy”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué la mitad de la firma en castellano y la otra en inglés? ¿Es necesario? ¿Me dice algo esa firma sobre si eres un buen currante? No, me dice que eres un pedante que no has parado hasta que has conseguido dos líneas en tu firma. ( F. te he cogido de ejemplo pero tú eres el más mejor del mundo mundial).

Todo esto está llevando a una situación ridícula. La gente se especializa, que no me parece mal, pero la base de la especialización está en conocer lo general y luego uno se decanta por una faceta de ese todo más general. Por poner un ejemplo, estudias económicas y luego te especializas en economía de las habichuelas. Ese es el proceso lógico. Ahora no, ahora estudias el proceso de las habichuelas y no tienes ni puta idea de nada más. Si te preguntan por la economía de los garbanzos, dirás: “ ah no..es que yo soy especialista en habichuelas”. Tú lo que eres es tonto.

Antes había trabajo y la gente estudiaba para encajar en lo que se buscaba. Ahora como los trabajos tienen nombres absurdos, los estudios tienen nombres absurdos. Es decir, vas y te haces un curso de “especialista en belleza aplicada a la salud” y te sientas a esperar que alguien cree un puesto de trabajo para ese superperfil en el que tu encajas. Te sale pelo esperando..porque por supuesto tú no haces ni caso a las ofertas para peluqueros.


Me recuerda a este sketch de Faemino y Cansado: “ Yo quiero ser Subcampeón”…mucho mejor que “campeón”…”Subcampeón…es más, suena más importante”.

Absurdo.


martes, 13 de octubre de 2009

THE WIRE

Otra serie que me daba pereza como Los Soprano. “ Puff, policías”, “Puff drogas” , "Puff, les gusta a todos los culturetas”.

Además, por curro tuve que ver el primer capítulo en “ español neutro” y eso consigue echar para atrás a cualquiera.

Inciso – Para el que no lo sepa, el “español neutro” es el idioma que se han inventado las grandes cadenas americanas, para solucionar el problema de vender sus series a países hispanohablantes como el nuestro, en el que la inmensa mayoría de la gente, ( incluidos los que compran las series) no hablan inglés. Cómo no van a doblar las series con acento mexicano, venezolano, argentino y español, se han inventado el “español neutro”, que es una cosa que da muchísima grima. Dicen cosas como “ el computador no está operativo” o “ ese black no es fiado”. – Fin del inciso.
A pesar de estas dos premisas, y ante el vacío televisivo nos lanzamos a ver " The wire" y me ha encantado.

Es una serie sucia, difícil, no hay buenos, todos son malos. No es fácil de seguir, hay miles de nombres, miles de apodos, todos se parecen, hablan en jerga, siempre está oscuro. No gana nadie, hay violencia, miseria, pobreza y corrupción. No te identificas con los buenos porque hacen cosas que no te esperas que hagan, pero que al final entiendes. Los malos son muy malos y además no son tontos. Es oscura y complicada. Por todo esto es una serie buenísima, de lo mejor que hay en televisión.

La recomiendo muchísimo pero advierto que no es tele fácil.

Ayer terminamos la primera temporada y hoy vamos directos a la segunda, si el ingeniero no se duerme.






¡QUÉ PACIENCIA TENGO!

Estoy hasta el moño.

Soy una tía eficaz, llevo mi curro al día, resuelvo y soluciono, soy todo sonrisas, pienso en el bien de la empresa y sobre todo no doy la brasa. Pues todo esto no vale nada porque resulta que soy una borde.

Un día cualquiera por la tarde.

- Moli, soy Pérez. ¿ Está el Jefe Supremo?
- No, no está.
- Pues quiero verle.
- Pues no está.
- Ya, es que es urgente.
- Pues no sé, reza a ver si se te aparece o si quieres mañana le digo que quieres verle. Tienes esas dos opciones.
- Que graciosa eres….apúntame para mañana.

Al día siguiente por la mañana.

- Moli, soy Gutierrez. ¿está J.S?
- No.
- ¿ Va a venir?
- No lo sé.
- ¿No lo sabes o no me lo quieres decir?
- ¿Para qué preguntas cosas que no quieres saber?
- Que graciosa eres.
- Si, un descojone. ¿Quieres verle, no?
- Si, apúntame.
- Y disparo.
- ¿Cómo?
- Nada, nada..cosas mías.

Ese mismo día al cabo de un rato increíblemente corto.

- Hola moli, soy Perez.
- Que sorpresa..lo pone en la pantalla.
- ¿mal día?
- Para nada, pero déjame que adivine. Estás preocupado porque no te he llamado.
- Si..era por si te habías olvidado de mi.
- Pues mira, lo intento, pero me llamaste ayer, me has mandado un mail y me estas llamando ahora. Hablo más contigo que con el ingeniero.
- Eres más borde.
- Lo que tú digas. Te aviso.

Más tarde por la mañana.
- Soy Gutierrez.
- Que sorpresa.
- Es que verás ayer te dije que quería ver a JS y resulta que no me has llamado y he visto que Pérez ya ha ido y claro era por si te habías olvidado de mi.
- No me he olvidado de ti, no te he llamado y sobre todo no depende de mi el que JS te vea o no te vea, si dependiera de mi no te veía más.

- Joder tía..no se te puede decir nada.

¿ No se me puede decir nada?Me estás llamando para decirme, sutilmente según tú, que no hago bien mi trabajo y encima pretendes que no te mande a tomar por culo?

Bajo al rancho, entro corriendo con la bolsa de la piscina, el pelo mojado, los ojos inyectados en sangre y mirando al frente para no ver nadie. Estoy en la cola del engrudo y se me acerca alguien por detrás.


- Moli, ¿qué tal? ¿ te has ahogado?- Me doy la vuelta lentamente.
- Alaaa..que ojossss...¡ponte gafas!!.
- Que sorpresa Pérez. Bueno, no es tanta sorpresa porque siempre estás aquí...menos cuando subes a tu despacho a llamarme...
- Hay que ver lo borde que eres, joder. Que paciencia tiene el ingeniero.

Juro que recurro a todo mi autocontrol para no desgañitarme en el comedor a gritar y tirarle las lentejas a la cara.

¡Qué paciencia tengo y qué plasta es la peña!

viernes, 9 de octubre de 2009

UNA BODA GENIAL

Llovía. No era una llovizna, ni un chaparrón, ni unas cuantas gotas, ni un chirimiri. Jarreaba, caía la del pulpo. No funcionaron ni los huevos a Santa Clara, ni los rezos a accuweather ni nada de nada. El día anterior hizo un sol de justicia, y el día siguiente un calor espectacular..pero el día en cuestión, el cielo se desplomó sobre nuestras cabezas.

En la iglesia no cabía ni un alfiler. Eran muchos invitados pero además es que la capilla era minúscula. Los novios que conocían este hecho y además tenían el culo pelado de ir a bodas, hablaron con un amigo que tenía un bar pegado a la iglesia y le pidieron que lo abriera toda la tarde para que así sus amigos descreídos y borrachuzos pudieran empezar a tomar copas desde bien temprano.

Los novios iban en un coche chulo pero llegaron al sitio de la celebración por separado, porque al llegar a un cruce se encontraron con un coche parado que ni para delante ni para atrás.

- ¿ Quién será?
- Creo que es mi padrino- dijo él
- ¿ Tu padrino? Pero si tiene 125 años..¿ qué hace conduciendo?
- Espera que me bajo..


La novia llegó en un coche, y el novio en otro..con su padrino.

Hubo muchísimo aperitivo y solo dos platos de comida “servidos rapidito que las cenas muy largas son un coñazo. No hubo desfile con camareros, ni sonó la marcha nupcial, ni se anunciaron los platos como si aquello fuera un concurso de miss España.

No se cortó la tarta, ni con espada, ni con motosierra ni con nada. Los novios se levantaron pronto y abrieron la barra libre contra el criterio del maitre: pero..es que es un poco pronto…¿ pronto?...llevamos todo el día esperando este momento - dijeron los novios

El sitio era muy chulo, con mucho jardín y caballos (creo). Al principio, la gente no estuvo receptiva a lo que mola meterte con tus mejores galas en un charco de barro que te llega a las rodillas ,mientras un viento huracanado te hace andar en horizontal y ves literalmente como los euros de peluquería vuelan, pero luego con el conveniente nivel de alcohol en sangre los invitados apreciaron estos fenómenos atmosféricos en su justa medida. Además, gracias a 4 ó 5 intrépidos ingenieros..descubrimos que las antorchas ornamentales, no se apagan a pesar de la lluvia. ¡Que grandes luchas de espadachines entorchados presenciamos!.

Se bailó muchísimo, sin parar. Los novios habían prohibido, con muy buen criterio, las sevillanas y el baile del gorila de Melody, qué por aquel entonces sonaba en cualquier festejo.

Prohibir las sevillanas es una medida muy sabia. Todo el mundo está bailando totalmente arrítmico siendo tan feliz y de repente ponen sevillanas y primero se vacía la pista y salen 5 o 6 listas con los brazos arriba, morritos y empiezan: la primera…punta..tacón, vuelta…punta…cojo la manzana, la como y la tiro. Dos o tres pringados se ponen en jarras y ponen cara de flamencos y se cruzan con ellas arrimando cebolleta. Los que han huido de la pista..ven que aquello no es tan difícil y la pista se llena de gente aireando sobaco y frotándose.

El baile del gorila se prohibió por lo mismo. Vale que la gente se taje, vale que hagamos el chacho con Rafaela, vale que bailemos como Abba, vale que disparemos el dedo con Grease Lighting…pero todo tiene un límite y hacer el gorila está claramente detrás de ese límite aunque te hayas bebido el agua de los floreros.

La fiesta fue eterna. Nos echaron. Los que pudieron, se fueron a seguir de farra, no sin antes recopilar la bebida que había sobrado y que por supuesto no se iba a quedar allí. Los novios se fueron a casa en el coche del mejor amigo del novio, que aunque cueste creerlo es abstemio. Al día siguiente tenían una resaca de espanto, pero fueron listísimos y no contrataron fotógrafo ni video, asi que no hay documento gráfico de su borrachera matrimonial.

El novio iba guapísimo.

La novia iba muy mona. Se puso nerviosa porque no sabía ser el centro de atención y además ser la “novia” no era su papel. No llevaba ni velo, ni moño ni chorradas. No sabía llegar con una sonrisa ideal, cara de buena y pura y mejillas sonrosadas, así que se bajó del coche y se puso a hacer el payaso y a saludar como si estuviera en lluvia de estrellas. Justo después comenzó el diluvio.

Los dos estaban más felices que perdices y se lo pasaron en grande, pero no volverían a hacerlo.

El lunes hará 8 años.
Nos vamos de viaje a celebrarlo.