miércoles, 8 de julio de 2009

AD, Actividades Domésticas.

Yo soy LAD, Licenciada en Actividades Domésticas. Cómo buen LAD tengo el poder en mi casa, yo decido qué se come, qué se cena, qué día se cambian las sábanas y qué llevan puesto las princesas. El LAD siempre está minusvalorado por el resto de los habitantes del hogar que tienden a creer que todas tus actividades se hacen por arte de magia. Los LAD tenemos el poder pero poco reconocimiento. Si reclamamos atención y que se valore nuestro trabajo nos encontramos con frases como: “ eso no es trabajar”, “ lo haces porqué quieres” y otra serie de lindezas. Uno no elige ser LAD, de repente te encuentras ahí y no hay vuelta atrás.

Por debajo de los LAD están los TAD, Técnicos en Actividades Domésticas. En esta categoría hay dos subclases:

TAD profesionales y debidamente remunerados, lo que viene siendo conocido como servicio doméstico, asistenta, tata, cuidadora y demás eufemismos. Esta clase de TAD obedece órdenes del LAD. Necesita supervisión y control porque sino se confía y empieza a lo que se conoce como “tocati peloti” que es obviar las órdenes del LAD y pasar de todo. Cuando está situación se produce el LAD se coge unos rebotes del 15 y por un momento valora la posibilidad de dejar su curro y quedarse en casa aunando las labores de LAD y TAD. Por lo general nunca lleva a fin esa peregrina idea.

Después tenemos a los TAD amateurs que no reciben remuneración: los padres/parejas. Esta categoría realiza alguna de las tareas del hogar normalmente por amenaza de expulsión del hogar o por temor a desatar la ira del LAD. Los TAD amateurs tienden a sobrevalorar su trabajo en exceso: “ pero si tendí la lavadora antes de ayer” o “ he quitado la mesa” o “ ya le he quitado un pañal hoy”. Los TAD amateurs no entienden las órdenes del LAD, ¿pero porqué hay que lavar las cortinas? Yo no las veo sucias ¿ porqué no pueden llevar pana en julio? El LAD pone a prueba su paciencia tratando con ellos.

Los TAD amateurs no quieren mezclarse con los TAD profesionales e intentan utilizar al LAD de recadero: “dile que me planche las camisas”. También experimentan cierta animadversión hacia su trabajo ( supongo que envidian que se les pague) y elevan críticas de todo tipo al LAD: “ no ha limpiado debajo del radiador”, “ esto no está bien planchado” ó “ se puede saber qué hace todo el día?”

Tanto los TAD profesionales como los amateurs odian al LAD y quieren su poder, a veces se plantean un golpe de estado pero luego se les enciende una luz y deciden que no quieren esa responsabilidad.

Por debajo de esta categoría y ya fuera de la vida diaria tendríamos al tío soltero que se queda de vez en cuando al cargo de la casa, éste está estudiando el curso CCC de AD. Es decir de vez cuando se mira algo: una receta, cómo poner la lavadora, cómo cambiar un pañal y lo pone en práctica en ocasiones puntuales. Para la siguiente vez que es requerido por el LADpor favor, por favor”..tiene que volver a mirar los apuntes.

Por último tenemos a los MAD, Master en Actividades Domésticas, conocidas normalmente como abuelas. Es a ellas a las que recurren los LAD cuando ya no pueden más o cuando se plantea una ocasión complicada: “mamá, ¿ cómo se rellena la pularda? ¿ tiene 40 de fiebre qué hago? Se ha manchado de grasa de motor ¿ como se limpia?

Si se sobreexprime a la MAD, es decir, se encarga de recoger a los niños del colegio, les da la merienda, deja preparada la cena y además remienda la ropa, se considera que esa MAD ha alcanzado el grado supremo “ Laboris causa en AD”.


La inspiración para este post surgió ayer en la cena familiar con molihermana( LAD), molicuñado( TAD amateur), pobreshermanos ( curso CCC) y molimadre, Laboris Causa en Ad sin dudarlo.

martes, 7 de julio de 2009

SOBREVALORACIONES (II).

Hay cantidad de cosas que están sobrevaloradas. Muchas de ellas tienen un grupo de gente a la que les parecen maravillosas y han conseguido a través de una adecuada campaña de marketing que los demás nos lo creamos sin criterio. Ya hablé de esto en otro post pero hoy se me han ocurrido unas cuantas más, referentes al tema pareja/sexo/libido:
  • Echar un polvo en la playa. Parece una idea genial, la playa, la arena, el agua, poca ropa, el ruido de las olas, la brisa marina, todo invita a la lujuria desenfrenada, parece un plan estupendo, pero no es así. Para empezar la imagen mental que tenemos de una playa se corresponde muy poco con la realidad, nunca hay rocas, palmeras e inclinación en la proporción justa ( es lo que tiene creerse el photoshop). En segundo lugar, de todas las superficies para echar un polvo la arena es sin duda la peor, está fría y se mete por todos lados. Por todos y no es fácil de sacar. El agua empequeñece. No digo más. Si consigues sortear todos estos obstáculos absurdos al terminar la situación es totalmente ridícula: embadurnados de arena, pegajosos y congelados. Mal.

  • Los baños conjuntos. La bañera, las velitas, la copa, jijijiji, jajajaja. Parece una idea genial. Varios problemas, no se cabe en la bañera, ninguno de los dos se quiere sentar encima del tapón y con el grifo clavado en la nuca. Si se pasa por alto el teorema de Arquímedes es probable que nada más empezar el baño haya que abortarlo porque está desbordando: corre a por la fregona, ¿ la fregona? Tira las toallas para empapar. ¿ las toallas? ¿ tú estás tonto? ¿ quien lava luego las toallas? ¿ has traído la fregona? ¿ y el cubo? ¿ donde pretendes que escurra la fregona? Pues en la bañera otra vez, si acaba de salir de ahí. Mal.

    A mi además me pasa que no sé bañarme.
  • Las tías embutidas en látex: lo más de lo más en seducción femenina. Comentar que si ya es malo para la libido quitarse en pleno ataque pasional unos pantalones vaqueros elásticos, pitillo y ajustados no quiero ni pensar la situación con látex. ¡¡ tira, tira..que ya sale!!!...¿ pero cómo coño te has metido en esto? Dónde esté una camisa suelta de hombre que se quiten las apreturas.
  • Amasar algo con tu pareja. El domingo el ingeniero y yo hicimos nuestro intento nº 1 de hacer pan con harina de maíz. Elaboramos un engrudo útil para construir cualquier tipo de monumento que quiera durar siglos sin caerse. Los dos teníamos metidas las manos en el bol con dicho emplaste, el ingeniero hizo un intento por reconducir la situación hacia algo supuestamente romántico:

    - es como Ghost.
    - En Ghost era arcilla
    - Bueno, esto casi porque cómo te has empeñado en echar más agua y yo ya te había dicho que no.
    - Ya, pero es que llevaba media hora viéndote hacer reglas de tres y hojas de cálculo para adivinar la capacidad de absorción de agua de la harina de maíz y me he aburrido y la he echado a ojo.
    - Yo no adivino nada, es cálculo.

    Al final casi nos tiramos el engrudo a la cabeza, pá habernos matao.
  • Que tu pareja aparezca con una caja de cartón con un lazo y dentro haya un vestido que te encante. Seamos realistas: los tíos no tienen ni idea de comprar vestidos y tampoco saben la talla. Si te regalan un vestido las posibilidades de que te esté bien y además te gusten son las mismas que tiene tu marido de encontrar esas cajas de cartón con lazo: ninguna. Te verás obligada a embutirte en un vestido que te horroriza o en uno que no te disguste pero con el que parezcas la gorda de Mocedades.
  • Los tíos perfectos son sexys. A mi no me van, me gustan los normales sin caer en el desaliño. Sin dan ganas de subirle los pantalones, coserle la camisa y lavarle el pelo mal. Si va más depilado y lleva más joyas que yo tampoco. Si es Cristiano Ronaldo directamente vomito.


A mi lo que de verdad me parece sexy es esto.



Sé que tampoco es tan idílico pero me encantaría.

lunes, 6 de julio de 2009

PARA SIEMPRE

No me gustan los tatuajes por la misma razón que no me gustan los muebles a medida: yo no sé lo que quiero.

Soy una tía inconstante y no puedo asegurar que lo que ahora me encanta me vaya a gustar dentro de unos años. Me admira la gente con esa capacidad, sabe lo que quiere y sabe que lo seguirá queriendo dentro de 15 años. Alucinante.

En segundo lugar yo soy de llamar poco la atención, bueno digamos que siempre he sido más bien “normal”, así que he aprendido a vivir sin dar el cante, sin que la gente se acuerde de mi y acostumbrada a que me digan: ah si..te conozco pero no me acuerdo de tu nombre. No soy de llamar la atención.

Un tatuaje es todo lo contrario, es para siempre y encima llamas la atención. Los tatuajes no me dicen nada. Nunca veo uno que diga: ¡ que precioso! O ¡ que chulo!. Normalmente me provoca una reacción más del tipo: ah..si..un tatuaje. Después imagino a un tío con un pañuelo en la cabeza y vestido de negro inclinado y sacando la lengua mientras el tatuado aprieta la boca del dolor y luego me imagino al tatuado con 75 años y teniendo que estirarse la piel flácida para demostrar que lo que tiene tatuado no es una ensaimada sino una cobra.

Ninguno me parece bonito y por mucho que lo piense no se me ocurre que impulso me podría llevar a tatuarme algo. ¿ Una estrella? ¿ un sol? ¿ el típico delfín? ¿ algo en chino que te crees que es metafísico y lo mismo pone “me saco los mocos”? No lo veo, claramente no es mi estilo.

Y por cierto me pone mala que ahora sean “tatus” en vez de tatuajes. Sospecho que se debe a que a la gente la palabra “tatuaje” le parece algo de macarras y el anglicisimotatoo” le parece chic. Paletos.

Con los muebles a medida me pasa más o menos lo mismo. ¿ Cómo sabe la gente que quiere una estantería que le ocupe toda la pared del salón y que siempre va a querer ese mueble ahí? A mi me da pánico hasta colgar las fotos, es más tengo 4 marcos llenos de fotos apoyados contra la pared desde hace año y medio porque no acabo de decidir en qué pared los quiero colgar. Me alucina la gente que se compra una casa y en 3 meses la tiene completamente puesta, sabe que quiere la mesa redonda, 5 sillas, el sofá beige ( esto sospecho que es por culpa de las revistas de decoración dónde todo es beige), las cortinas de rayas y los cojines verdes. Yo soy mucho más de me mola esta mesa, me gusta aquél jarrón, este sofá heredado está cómodo y pongamos una librería dónde quepa mucho pero que no sea un trasto y que podamos tirar sin preocuparnos del dinero, vaya..acabo de darme cuenta de que soy la filosofía de IKEA reencarnada en maruja.

Tampoco me molan los “conjuntos” en plan “ habitación infantil por 600 euros” y viene el kit completo: la cama, la estantería, la cómoda, la mesa de estudio y el puf. Me dan agobio esos conjuntos, yo creo que es porque sospecho que la que no pega soy yo.

Por estas mismas sensaciones y pocas ganas de llamar la atención estoy en contra de los nombres cantosos para los hijos. Soy más de nombres sencillitos y discretos. Para justificar esto tengo dos motivos:

- Todos nos creemos que nuestros hijos serán guapos, altos, estilosos, con clase y fantásticos. Con esta creencia pones a tu hija por ejemplo Alexandra, y claro imaginas una tía estupenda que además tiene un nombre original, Alexandra, pero llega la naturaleza y te manda una hija fea como un pié…y ¡¡encima se llama Alexandra!!!. Mal, mejor algo sencillo que pase desapercibido.

- A la hora de poner nombre hay que tener en cuenta el apellido. Si eres Pérez, Gómez o Sánchez está bien un poco de originalidad en el nombre, algo que llame un poco la atención y que te identifique. Por el contrario si tienes un apellido sonoro, cantoso y que además mueva a la hilaridad cuando lo dices, lo mejor es algo sencillo, optar por los clásicos. Llamarte María Tetón es malo pero llamarte Graciela Tetón es una putada.

Por si alguien sospecha, el ingeniero venía con apellido cantoso así que no tenemos ninguna Graciela ni ninguna Alexandra.

viernes, 3 de julio de 2009

MATERNITY (XXXII): En el coche de papá.

Viajar en coche con niños es cómo ir en el tren de la bruja, un sobresalto continuo, nunca sabes lo que te espera, nunca acabas de estar cómodo y lo que quieres es que se acabe cuanto antes.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que antes de viajar con niños el sitio guay era el del copiloto, el otro conduce y el copiloto da charleta o no, escucha música e incluso se puede dormir. El copiloto descansa.

Cuando tienes niños el que peor va del coche es el copiloto. Tienes que atender al conductor, cambiar la música, dar agua, dar comida, cantar canciones, separar fieras, poner orden, volver a buscar la emisora, dar agua otra vez, coger el chupete del suelo del asiento, coger la oveja, poner el Dvd, quitar el Dv, cambiar de emisora, tapar, colocar cabezas que se han dormido en un ángulo anatómicamente imposible, volver a dar agua y todo eso sin quejarte porque el otro “ está muerto de tanto conducir”. En mi caso, cuando llega mi turno de conducir ( llevamos un turno riguroso) no falla nuca, las princesas se desnucan a sobar y el ingeniero se echa una cabezada de impresión. No me quejo, por lo menos me dejan tranquila.

Para mi es fundamental no viajar jamás con los niños en la parte de atrás. Se da la circunstancia de que cuando tienes tu primer hijo todo el mundo supone que vas a ir sentada en la parte de atrás contemplándole. Da igual que hasta entonces cuando has viajado con tu pareja os hayáis turnado al volante, ahora de repente ya no puedes conducir:

-¿ tu vas atrás con la niña, no?
- ¿ Yo? ¿porqué? Si está durmiendo.
- Por si le pasa algo
- No le pasa nada, pero si estás tan preocupado conduzco yo y ve tu con ella.
- Ah no, yo paso.
- Pues conduce y calla.

Yo me niego a ir detrás, me siento la suegra. Además el niño se acostumbra y te espera un futuro de ir sentado detrás incómodo mientras el otro va delante conduciendo a su rollo.

Muchos padres pierden el criterio a la hora de organizar viajes.

- Nosotros vamos a salir a las 3 y 20 de la mañana.
- ¿ Y eso?

- Porque es la única hora a la que nuestra hija va dormida, así que la acostamos, nosotros esperamos a que se duerma, la despertamos con cuidado la metemos en el coche y nos vamos de viaje. Tenemos que hacer pis antes porque no podemos parar que entonces se despierta y mi mujer va sentada detrás con ella cogiéndole la mano.

Genial. Llegan a su destino, la niña se despierta a las 8 de la mañana y los padres no han pegado ojo. El que sale perdiendo una vez más es el copiloto. El conductor dirá: yo estoy muerto de conducir todo el día, te tienes que quedar tú con la niña. Repito, nunca hay que ser copiloto.

Otra cosa que no tolero es la gente que por el hecho de tener hijos tiene el coche hecho una pocilga. Yo no soy una fanática de la limpieza en los coches ( no soy tío), tolero polvo en el salpicadero, la típica botella de agua rodando por el suelo, un par de tickets del peaje por el suelo y una bolsa de plástico, pero cuando entro en los coches de algunos padres siempre pienso que tenía que haberme puesto ropa plastificada.

Cuando eres primerizo y memo la elección de silla de coche te parece apasionante y por supuesto quieres lo mejor de lo mejor para tu heredero. Dos consideraciones al respecto:

- compres la silla que compres en la tienda parecerá ligera y fácil de manejar. No te lo creas, el vendedor está entrenado para ello. Será un muerto y el sistema de cinturones, cerramientos y engranajes te hará sudar.
- La verdadera utilidad de las sillas es mantener a tus hijos atados y separados el uno del otro. No se mueven y no llegan a pegarse. Bueno, esto funciona con dos, si finalmente tengo 3 supongo que el bebé habrá que ponerlo en medio y confiar en que a las princesas les de vergüenza pegar a uno más pequeño.

Nunca hay que decir que queda “mucho” para llegar. “mucho” es una palabra que desestabiliza a los niños, para ellos significa una inmensidad de tiempo, creen que se aburrirán, que van a estar toda la vida en el coche y se ponen insoportables. Tampoco hay que decir que queda “poco”, porque “poco” para los niños significa “ya”, así que se ponen nerviosos y empiezan: ¿nos bajamos ya? ¿Me puedo desabrochar ya? ¿Me hago pis ya?.

El ingeniero utiliza un término que las deja sin saber muy bien que decir que es “en breve”.

- Papá, ¿ cuanto queda? ¿ mucho, poco o en breve?
- En breve.

Y se quedan como anestesiadas. Es magia.

Sobre la música. Mi máxima es resignación con criterio. Si no voy a poder viajar escuchando la música que me mola todo el tiempo me resignaré a algo de música infantil pero siempre con criterio: nada de high school musical, ni Leticia Sabater, ni la secta del “Canta Juego”. Sólo bandas sonoras de Disney que les molan a ellas y a mi e incluso el ingeniero se sabe algunas.

Mi mejor consejo para las madres primerizas que no conducen es: dejad los cursos preparto y sacaos el carnet de conducir.
Un último consejo, nunca les dejes quitarse los calcetines en el coche. Jamás los encontrarás.