martes, 30 de junio de 2009

MATERNITY (XXXI): Irracional.


Todos tenemos pensamientos y actitudes irracionales aunque queremos creer que son los menos y que podemos controlarlo. ( Los ingenieros tiene muchos menos que los demás, lo comento desde mi experiencia con ese gremio).

Cuando no eres padre y vas por el mundo de flor en flor, tus pensamientos irracionales se limitan a chorradas. Te llama tu jefe para decirte de sopetón qué quiere comer contigo y según cuelgas empiezas a ver que te encanta este trabajo y que adoras a tus compañeros que hasta hace 2 minutos eran unos cabrones con pintas y que te gusta hasta tu despacho con vistas a una pared. Y todo eso porque has decidido que tu jefe te llama para despedirte. Es totalmente irracional, pero elaboras una teoría sobre porqué te va a echar, reescribes el curriculum, haces cálculos de si podrás vivir con el paro que te quede y al final vas a la comida y tu jefe sólo quiere hacerte la pelota para cargarte un marrón. Pensamiento irracional en el que has perdido toda la mañana y probablemente un par de meses de vida de la angustia que te has causado.

Otro pensamiento irracional muy común y del que además no te curas nunca a pesar de la experiencia es el famoso: si se ha acostado conmigo será porqué le gusto. Este pensamiento sólo provoca frustración y mirar compulsivamente el teléfono.

Estos pensamientos irracionales de single sin hijos son, dígamoslo así, como de peli de sobremesa, dan para un telefilm baratito sin grandes sobresaltos.

Sin embargo, los pensamientos irracionales de los padres son como una superproducción de Hollywood, a todo lujo y con todo tipo de efectos especiales y además empiezan bien pronto, desde el minuto 1.

Llegas a casa con tu bebé y estás agotado, no te da tiempo a nada, venderías una mano por dormir 3 horas seguidas. De repente, un día cuando menos te lo esperas, el bebé se duerme, tú te duermes, el ingeniero también y te despiertas sobresaltado, saltas por encima del ingeniero, miras la hora, la miras otra vez, despiertas al otro, le dices la hora que es, los dos abrís los ojos como platos ¡¡¡ 6 horas!!! y siempre hay uno que dice: “ mira a ver si respira”. Te asomas a la cuna con mucho cuidado como si fuera a saltar un bicho o algo y mientras tanto todas las historias horripilantes de muertes súbitas, ahogamientos con cuerdas de muñecos, golpes de calor y demás horrores se agolpan en tu mente. El bebé duerme y te das cuenta de que era irracional.

La primera vez que tu hijo se sube a un castillo hinchable siempre te parece que, o el niño es muy pequeño o la altura es demasiado grande o una sabia combinación de ambos factores que te llevan a imaginar al niño desnucado, la ambulancia que no llega a tiempo, los progenitores llorando…etc..todo muy grave y con muchos extras. Para cuando te recuperas de la vorágine de pensamientos irracionales en la que te has sumido, te das cuenta de que el gitano te está zarandeando pidiéndote más pasta porque a tu niño no hay quien lo baje del castillo. Irracional.

Cuando tu hijo va al cole y empiezan los cumpleaños, de repente un día tu hijo te dice que fulano ha repartido invitaciones y a él no le ha dado. Es una chorrada, sabes que es una chorrada, que hay mil cumpleaños y que a tu hijo no le va a pasar nada porque no le inviten, pero la siguiente vez que ves al padre de fulano…te cae peor, es más..si ves que tropieza con la acera y se cae y se le rompe el pantalón del traje te alegras y eres feliz si llega la poli y le pone una multa por aparcar en segunda fila. Es irracional, porque al padre de fulano le da igual que inviten a tu hijo que no..pero claro estaría mal cargar tu irracionalidad en fulano que sólo tiene 3 años.

El médico es un sitio estupendo para la irracionalidad. Vas al hospital con tu hijo por algo que no es de vida o muerte, pero te da igual..tú vas sufriendo. Llegas al médico e instintivamente te pones irracional: no le está haciendo suficiente caso, le está haciendo daño…todo es irracional. Ni el médico te odia, ni le tiene manía a tu hijo y además está haciendo lo mejor para él. Todo eso lo sabes, pero no puedes evitar ser irracional y pensar que son malos malísimos.

Ayer odié a todos los que sujetaron a M. para meterle un tubo por la garganta mientras lloraba desconsolada. Era lo que había que hacer y lo hicieron muy bien pero me permití ser irracional y les odie a todos.

viernes, 26 de junio de 2009

1999 -2009


Hace 10 años pesaba 4 kilos menos.

Hace 10 años no tenía mi Ibiza.

Hace 10 años no me teñía el pelo, evidentemente porque tenía menos canas que ahora.

Hace 10 años me daba vergüenza que la gente se fijara en mi pecho

Hace 10 años pagaba en pesetas.

Hace 10 años era otro siglo.

Hace 10 años tenía otro curro, uno en el que viajaba mucho, hacía como que sabía de titulización y me pagaban una pasta.

Hace 10 años vivía con mi madre y mis hermanos.

Hace 10 años la ciudad donde trabajo me parecía un destino cultural ideal.

Hace 10 años no sabía lo que era un blog y no pensaba en tener uno.

Hace 10 años F. vino a buscarme para ir a una boda, me dijo “ estás guapísima, seguro que ligas pero cuidado con esa lengua”.

Tenía razón, estaba guapísima y ligue.

Hoy hace 10 años que estamos juntos.
Gracias A. por el montaje.

jueves, 25 de junio de 2009

FUEGO

En mi vida he tenido dos experiencias con incendios, ambas acorde con mi esencia, es decir absurdas.

La primera de ellas fue con 14 años o así. Mis padres salieron a cenar con sus amigos y me dejaron al cargo de mis hermanos que tenían 14, 11 y 4. Con dos cojones, eran otros tiempos. Nos apetecían patatas fritas, así que encendimos la superfreidora que mi madre había puesto en Los Molinos ( de esas grandotas) y nos fuimos a ver una peli de Paco Martínez Soria en lo que el aceite se calentaba. Y vaya si se calentó, cuando volví las llamas llegaban al techo, imbuida del espíritu de los Hombres de Harrison, les dije a mis hermanos que salieran al jardín y después impartí instrucciones.

- E. quédate aquí cuidando de G.
- B. sube a casa del vecino e intenta llamar a casa de los abuelos para que venga alguien.

En casa no teníamos teléfono porque a mi padre le parecía innecesario, pero esa es otra historia.

Mientras tanto y armada con mis conocimientos sobre incendios adquiridos en pelis, comics y documentales de la tele intenté enfrentarme al fuego. En algún sitio había oído que no se debía echar agua al aceite y que era mejor echar una manta o algo que “ahogara” el fuego. Era verano y no sabía donde estaban las mantas así que arramplé con las toallas de la piscina y desde una distancia prudencial las arrojé al fuego.

Ardieron como papel.

A todo esto había llegado mi hermano que carecía de mi débil pátina de conocimiento sobre incendios y decidió enchufar al fuego con la manguera desde la ventana….le dejé probar y montamos un cirio del 15. Ya ardía la campana extractora y todo.

Cuando parecía que todo estaba perdido y nos veíamos ya negros y tapados con mantas de esas de las pelis mientras veíamos arder nuestra casa y tratábamos de explicárselo a nuestros padres, se me encendió una luz y me acordé de una cosa que había visto en la tele: los helicópteros echaban tierra en los incendios. Cogí la pala, la llene de arena y me acerqué a la freidora para intentar echar ahí la arena, en el foco del fuego. Funcionó y las llamas se apagaron.

La segunda parte de esta historia es la bronca que nos cayó por hacer patatas sin permiso, por haber dejado la cocina sin vigilancia y por haber quemados las toallas..pero eso no viene al caso.

Mi segunda experiencia con el fuego ya la conté aquí y es tan absolutamente surrealista que me da hasta vergüenza.

Considero que con estas dos experiencias tengo un bajage suficiente como para saber enfrentarme a las llamas. Es una lástima que el Director de RRHH de mi empresa de colocación de libros no lo vea así y me acabe de llamar para echarme la bronca por fumarme la charla de una hora de duración sobre cómo actuar en caso de incendio.

- No te he visto en la charla.
- No me extraña, no he ido.
- Pues tienes que ir porque además te voy a nombrar J. E. de tu área.
- ¿ Qué es J.E? ¿ Me pagan más? Responde primero a la segunda pregunta.
- Es Jefe de Emergencias de tu área.
- Pues menos mal que no he ido, porque paso de ser J.E.
- Tienes que ser tú porque cuando gritas la gente te hace caso y organizarías a todos en caso de incendio.
- Sinceramente si hay un incendio en el edificio yo salgo corriendo y paso de los demás.
- ¿ Y si hay fuego en el despacho del Jefe Supremo? Si vas al curso aprenderás donde tienes que poner la mano en la puerta para saber si hay mucho fuego o poco.
- Jajajajaja..¿ me lo estás diciendo en serio? De verdad te crees que si pensara que hay fuego en el despacho del J.Supremo iba a hacerme la heroína e intentar entrar? No me conoces en absoluto. Yo salgo y que vengan los bomberos.
- ¿ Y dejarías ahí a tu jefe?
- Si las posibilidades de mi jefe de salir indemne de un fuego dependen de que yo entre a salvarle…se puede dar por asado. Dejando de lado el hecho de que yo mido 1, 60 y él 1,90 y sería completamente imposible para mi hacer nada.
- Pues tienes que ir.
- Pues no voy a ir. Ya sé de incendios todo lo que tengo que saber.

A lo mejor si le mando este post ve que estoy preparada.

miércoles, 24 de junio de 2009

PALETOS Y GARRULOS

Ayer por la noche haciendo zapping llegué a un documental en la 2 titulado “ España destino gay” y me quedé viéndolo. Estaba curioso. Según las parejas gays que entrevistaban ayer en el reportaje resulta que somos el país ideal para vivir si eres gay porque no sólo te puedes casar sino que además la gente no te insulta por la calle, ni se mete contigo ni nada por el estilo. El ingeniero justo antes de quedarse dormido en el sofá se giró y me dijo:

-¿ qué te parece? Nosotros creyendo que somos unos garrulos y somos un ejemplo de tolerancia y educación.

A las 3 de la mañana cuando me he despertado por la caloreta me he puesto a pensar en si somos o no somos garrulos y yo sinceramente creo que el garrulismo está en nuestros genes. Los españoles somos gritones, maleducados, cruzamos la calle en rojo, en un restaurante hablamos para que toda la gente se entere de nuestra conversación y si reunes a más de 6 cualquier cosa se convierte en motivo de risa absurda y facilona.

Te vas de viaje. Te montas en el avión. Ves con horror llegar un grupo de 8 parejas de gente de más de 50, bien vestidos, limpios y aseados. Se sientan y a los 30 segundos empiezan´: Manoliiiiiiiii….¿ a qué te da miedo? Pacoooooo no le mires el culo a las azafatas. Azafatas no se dice,son auxiliares. Pues que me auxilien a mi que con esta tripa no me abrocha el cinturón.A ver si no va a ser la tripa lo que no te cabe.


Grandes carcajadas y vergüenza ajena.

Los españoles somos exhibicionistas. Nos encanta hablar de nosotros mismos aunque sea con cualquier desconocido al que por supuesto le interesa cero.

- ¿ Tiene zapatos púrpura?
- No, no tengo.
- Vaya, es que mire los necesito púrpura porque se casa mi prima en Asturias que a quien se le ocurre con este tiempo, y en Asturias con lo lejos que está. Lo único que tengo de manga larga es púrpura y quería unos zapatos de ese color pero no los encuentro por ninguna parte, aunque claro estoy pensando que podía comprarme algo que me contrastara pero que no fuera muy cantoso y que resistiera la lluvia porque en Asturias lo normal es que llueva pero claro, el novio es de allí y al fin y al cabo no está tan mal, hay sidra y cabrales, aunque a mi el cabrales me da ardor y no entiendo porqué tiene que oler tan mal que me recuerda cómo le olían los pies a mi hermano cuando venía de correr la media marathon.

Y así podemos seguir hasta caer fulminados por un rayo.

Los españoles tendemos mucho al paletismo. Salimos de viaje y todo es: en España se come mejor, en España las copas son más grandes, en España puedo cenar a las 11 de la noche. Es una actitud que me pone de los nervios, la falta de criterio me pone enferma. Creer que todo lo tuyo es mejor sólo porque es lo que conoces es tan triste y tan empequeñecedor que cuando viajo con alguien así siempre acabo contestando: pues la próxima vez que me digas que te vienes conmigo de viaje te pongo una tienda de campaña en la Puerta del Sol.

Puedo entender que te guste más la paella que el cuscus o que prefieras una copa con muchos hielos a un chupito de whisky calentorro, entiendo que te guste más torrarte al sol 10 meses al año que chapotear en los charcos pero no me seas paleto, no es ni mejor ni peor es distinto.

La tele que tenemos es el reflejo de lo garrulos y paletos que somos. Los periódicos que tenemos son el reflejo de nuestro ínfimo nivel cultural y las tertulias de la radio llenas de opinadores profesionales son la imagen de los corrillos que nos encantan: hablar por hablar de lo que sea sin tener ni puta idea. Eso sí, decimos las mayores majaderías, opinamos del calentamiento global, de Sarkozy y de las células madres con autoridad para luego terminar diciendo “ a mi me da igual”.

Porque esa es otra, todo nos da igual. Si no nos afecta personalmente “ nos da igual”. Nada nos perturba hasta que nos tocan algo nuestro que entonces cualquier minucia se convierte en una cuestión de estado y se nos llena la boca de “tendrían que hacer algo”. Y ahí estamos otra vez, siempre es otro el que tiene que hacer algo, tú no. Me canso de oir que en Europa hay miles de ayudas si estás embarazada, si tienes niños, si eres familia numerosa, si quieres estudiar violín o lo que sea…y claro aquí no y que vergüenza y blablablabla, pero cuando nos dicen que vale, que nos van a subir los impuestos para conseguir todo eso, entonces no. Que me den pero sin quitarme. Ahí estamos como niños pequeños, lo queremos todo pero sin sacrificios, ésos que lo hagan otros.

Que conste que de todo esto tampoco se libran los gays. A mi personalmente hacer hoteles para gays, librerias para gays, peluquerias para gays me parece el colmo del paletismo y de la falta de criterio empresarial.

Pero puede que yo no tenga ni puta idea y la verdad sea que todos los gays son tan estupendos como los que salían ayer en el documental y los españoles seamos un ejemplo a seguir por la humanidad.