“El tanga es un invento diabólico inventado por un tío y nunca hay que llevarlo” Moli dixit (Julio de 2009)
El tanga, como todos los inventos absurdos, inútiles e incómodos, tiene su público. Hay gente que se compra el alargador de penes, el colchón restform, el whisper Xl, la cartera de titanio y el sujetador brassnosequé.
¿Por qué? Porque viene precedido de una impresionante campaña de marketing y publicidad a la que no somos inmunes aunque creamos que sí.
El tanga es básicamente un hilo metido por el culo. Tal cual. Con unas tiras que se clavan en las caderas y un minúsculo triángulo de tela sin ninguna utilidad más allá de tapar algo cuando lo que realmente se pretende es no tapar nada. El tanga es por tanto algo absurdo, feo e increíblemente incómodo. Eso para empezar.
¿Cómo consiguió abrirse mercado? Con dos recursos de primero de publicidad.
El primero fue crear una necesidad que no existía. “¿Harta de no poder llevar pantalones ajustados? ¿Harta de que se marquen las braguitas con tus pantalones favoritos? Y no, realmente no estabas harta, es más ni siquiera te habías percatado de eso…pero claro ahora que te lo dicen…harta no estás...pero oye...vamos a ver...te pones de espaldas delante del espejo, haces un escorzo, giras la cabeza y sí...oh...parece que si te pones una posición de culo en pompa y te la luz de pleno, se atisba un poco de la costura de tus braguitas favoritas. ¡Y tú sin saberlo!! A saber que habrá pensando la gente…
Una vez creada la necesidad que no existía, el tanga hizo publicidad engañosa. Culos inexistentes, prietos, altivos, inasequibles a la gravedad, morenos y depilados mostrando al aire toda su lozanía por arte y magia de un tanga. Las braguitas eran malas, tapaban esa cumbre de hermosura…¡¡no te avergüences de tu culo...déjalo libre...que respire…usa tanga!!!
¿Cómo resistirse a ese reclamo? Imposible. Todas lo probamos. Y el fiasco fue comparable al alargador de penes, la cartera de titanio, el rodillo que no gotea y los tirantes de silicona.
El tanga es el mal.
Para empezar es una prenda indefinida, se puede decir el tanga o la tanga. ¿Qué se puede esperar de un artículo sin género? Exacto. El tanga no es de fiar. Las braguitas siempre serán las, incluso pueden ser las bragas…y el sujetador igual. Son prendas rotundas, experimentadas y con criterio. La tanga o el tanga...mal...hay que sospechar, sobre todo porque en determinadas cosas y la ropa interior es una de ellas sólo valen las certezas.
“Tanga de hilo dental”. Esta descripción debería hacer salir corriendo a cualquier posible comprador. Tanga de hilo dental… ¿qué es esto? Esto es meterse un hilo por la raja del culo, por la línea interglutear. Y sí, exacto…suena incómodo solo pensarlo...así que imaginad como es experimentarlo.
El tanga ni tapa, ni sujeta, ni cubre. Es una “prenda” sin sentido. Efectivamente no se marca cuando llevas pantalones pero eso es porque no existe. ¿Qué mérito tiene eso?
La ropa interior, las braguitas en sus múltiples formatos, colores y modelos, tienen una función protectora hacia el exterior y hacia el interior. Un tanga no tiene ninguna función.
Las bragas sirven para que si llevas falda en verano y te tienes que sentar en un autobús, en el parque, en el césped, en un poyete...lo que sea...no apoyes tus lindos glúteos en una superficie donde dios sabe que ha podido estar apoyado antes que tú. El tanga sin embargo elimina esa barrera y vas pegando tu piel a todo tipo de mierdas, secreciones, guarradas y demás que hayan dejado caer por allí.
Pero como decía antes las bragas también protegen el exterior del interior. A lo mejor no queréis saberlo, pero las tías se tiran pedos…todas las tías...incluso las que dicen que no. Las bragas mantienen esos gases mínimamente en un entorno controlado…ahora pensad en un pedo con hilo dental. Exacto...una orgia de aire expelido sin barreras.
El tanga no cumple otro de los principios básicos para la ropa interior y si me apuras para toda la ropa. El tanga te hace ser consciente permanentemente de su presencia. Tiene un afán de protagonismo increíble, quiere ser el centro de atención, el foco de todas las miradas y conciencias. Yo, me pongo unas braguitas por la mañana y no soy consciente de ellas en todo el día (obviando cuando tengo que quitármelas…)…no recuerdo ni de qué color son, ni que forman tienen ni nada. Las braguitas no luchan por salir por encima de la cintura de tu pantalón, ni aprovechan cualquier movimiento extraño para saltar y decirle al mundo ¡¡¡ehhhh…que está tía lleva braguitas...que somos nosotras!!! Es una prenda modesta…y con clase. Solo se muestra en su esplendor cuando tú quieres, en la situación y la compañía adecuadas.
El tanga no. El tanga está todo el puto día haciéndose notar…te sientas y se te queda el culo frio...y dices...mierda llevo tanga. Cruzas las piernas y notas el puto hilo dental en la línea interglutear…te pones zen y dices...esto no molesta, esto no molesta, es supercómodo y superpráctico…y te agarras a la silla, al ordenador, al volante para vencer la tentación irresistible de mover el brazo y con un gesto muy poco elegante...¡¡sacarte eso que tienes en el culo!! El tanga asoma por la cintura del pantalón, te agachas y dice,….¡¡¡ehhhh...soy un tangaaaa…y estoy aquí……!! Como el tanga es imbécil, cree que eso es sexy…Y no lo es para nada.
Porque esa es otra. Además de su función práctica que ya he explicado arriba, la ropa interior también puede tener otra función...digamos más lúdico, erótica festiva. Se trata de insinuar, de mostrar, de crear expectación… ¿Qué insinúa un tanga? ¿Picor de culo? La ropa interior tiene que dar ganas de quitarla, de arrancarla… ¿de qué da ganas un tanga? ¿De cortarlo con unas tijeras? Ni siquiera hace falta quitarlo para culminar la fiesta…El tanga como prenda de seducción es un fiasco total.
Sé que saldrán grandes defensoras del tanga. Que si es comodísimo, que si te acostumbras, que si es supersexy. Sólo una cosa os digo: el alargador de penes, también tiene su público…y apuesto a que le gustan los tangas.