martes, 24 de abril de 2012

MATERNITY (XCVI): M Y PETER


Querida M,

Hace 3 años fuimos a escoger un cachorrito para tenerlo en la casa de Los Molinos. Capo se había quedado solo después de la desaparición de Bronco y además con Capo no podías jugar porque cuando vosotras estabais en el jardín, tenía que estar encerrado. No era un mal perro, era bueno y cariñoso pero vosotras llegasteis después que él y tenía muchos celos...
Fuimos a buscar el cachorro y enseguida sabíais cual era el favorito. Lo llevamos en coche a casa y no podíais parar de la excitación. Tenias 5 años pero todavía te acuerdas de la votación que organizó Molimadre para ponerle nombre y como tras el triunfo de “Musi” que era el que te gustaba, Molimadre se pasó la decisión popular por el arco del triunfo y decidió aceptar como opción menos mala “Bob”. Nos pasamos el verano llamándole Bob, pero en cuanto nos volvimos a Madrid, Molimadre dio un golpe de estado y pasó a llamarse Peter…más conocido como “putoperrodeloscojones” que se lo come todo.

Has pasado 3 años con él con una relación de amor total. Llegamos a Los Molinos y salías corriendo a buscar a Peter por todo el jardín. Lo primero que haces al levantarte, es asomarte a la ventana para ver si les ves en el jardín y nada más desayunar abres la puerta y le llamas para darle un trozo de pan duro.

Peter es tu compañero de juegos y estás loca con él. Le acaricias con paciencia infinita y le dejas que te de la brasa cuando estás jugando a la pelota. Te hace sentir mayor porque te dejamos sacar a pasearle sola alrededor de la manzana, te gusta ir con él...tú en bici y el corriendo o andando. Me alucina que tengas fuerza para tirar de la correa cuando da tirones: Mamá...dale tirones cortos, le llamas y va a tu lado.

La cepillas con paciencia infinita y con guantes para que no te de alergia atroz y se te ponga cara de luna. Te acuerdas de entrar en casa y lavarte las manos cuando estás con él para que no te de reacción.

En Semana Santa fuimos a ver los perritos nuevos y estabas como loca. Son preciosos, macho y hembra, peludos, suaves y monísimos…y desde este fin de semana ya están en Los Molinos. Estás como loca por ir… ¿Mamá, podemos ir el viernes? ¿Podemos ir el viernes? ¿Podemos ir el viernes?

Mamá... ¿y Peter? ¿Jugará con los perritos? Abu me ha dicho que los perritos están durmiendo dentro y que Peter se ha puesto malo y lo han llevado a un hospital de perros para que se cure…seguro que se cura y cuida de los perritos y les enseña todo porque él conoce la casa….

Estás feliz y yo no sé cómo decirte que a Peter lo sacrificamos la semana pasada porque estaba muy enfermo.

Te vas a morir de la pena, pondrás esa cara de tristeza infinita, de incomprensión absoluta y se te llenaran los ojos de lágrimas. Llorarás desconsoladamente. Te diré alguna estupidez como que Peter está en el cielo de los perros y que te ve desde allí, tonterías que no me creo pero que espero que con 8 años te consuelen de la pena que vas a tener. No te servirá, porque te conozco y vas a estar tristísima, como un alma en pena…y lo peor es que no sé cómo te sientes, porque yo nunca he tenido esa relación con ninguno de nuestros perros. Vas a sufrir y yo no sé como ahorrártelo.

Lo siento muchísimo.Solo espero que los perritos “sin nombre”...te consuelen un poco.

lunes, 23 de abril de 2012

POR QUÉ ME GUSTA QUE TÚ LEAS

Me gusta que leas porque me resulta increíblemente atractivo. Me parece sexy.

Primero porque me entiendes. Como te gusta leer, comprendes que pueda pasar horas leyendo sin enterarme de lo que pasa alrededor, que lleve un libro encima permanentemente, que tenga un libro abierto en la mesa de la cocina mientras preparo la cena y que haga la frikada de copiar mis pasajes favoritos en mi cuaderno rojo. No dices cosas espantosas como ¿Ya estás leyendo otra vez?

No te aburres. Si uno lee no se aburre nunca . Me espanta cuando alguna conocida mía, al dejar a su pareja sola dice “Pobrecito, es que fulanito se aburre si no estoy yo”. ¿Cómo es posible? Me da miedo un tío que se aburre si está solo y por supuesto me da miedo mi amiga por estar con ese espécimen.

Lees cosas que yo jamás leería, es más, cosas que ni sabía que existían y eso mola. Puede que de verte enfrascado en esa lectura, me entre la curiosidad y que incluso te pida que me recomiendes algo sobre eso que estás leyendo. A lo mejor no llega a entusiasmarme como a ti, pero me habrá picado la curiosidad, habré descubierto algo nuevo.

Puedo recomendarte libros y eso me gusta, porque es algo de lo que sé un poco. A veces te gustarán y otras no. Las veces que coincidimos en gustos mola poder charlar durante horas sobre algo que nos ha entusiasmado y sacar frases o situaciones de esos libros en cualquier ocasión que venga a cuento. Si no coincidimos…una buena discusión sobre libros siempre es muchísimo más entretenida que una sobre política o sobre conciliación.

Puedo ir contigo a pasear por las librerías. Jamás te cruzaras de brazos e intentarás taladrarme con tu mirada o te acercarás por la espalda y me dirás ¿podemos irnos ya? Probablemente no nos veamos durante un rato mientras fisgoneamos por ahí.

Como te gusta leer, no das la brasa en la playa. Haces lo que sea o puede que incluso leas, pero no me perturbas cuando estoy en mi toalla con mi libro enfrascada en la historia. Como también te gusta leer entre la arena, mola porque tampoco vas a la playa con un arsenal de Decathlon para no aburrirte.

Lees y sabes estar tumbado en el sofá. Esto parece una chorrada pero no lo es. Hay todo un mundo de posibilidades entre estar tirado en el sofá leyendo en una postura atractiva y estar despatarrado en el sofá con el mando en la mano…

Me regalas libros, pensados y escogidos para mí. Y me consultas para regalar a otros.

Tienes un libro favorito que yo conozco y que dice mucho de ti y conoces los míos.

Aprecias el silencio. Cuando a uno le gusta leer, aprecia el silencio lector que se crea entre dos personas que están enfrascadas en sus libros en la misma habitación.

 Y en el día del libro, cuando llegues al blog y veas esta entrada  no pensarás "Mierda, un post sobre leer".


photo credit: Fiduz via photo pin cc

viernes, 20 de abril de 2012

ESCÚCHAME...SI QUIERES

No soy rubia con rizos.

Llevo el pelo corto. Tengo canas que no se ven.

Tengo unos pies preciosos y las orejas pequeñas. Mis manos también son pequeñas y llevo las uñas cortas.

Tengo los ojos marrones y miro fijamente cuando me hablan.

Sonrío.

Para ver de lejos llevo unas gafas rojas de directora de cine lesbiana catalana. Tengo unas gafas de sol como las de Bruce.

Tengo un diente roto.

Todo esto os lo tenéis que creer porque lo digo yo.

Que tengo voz de niña buena, podéis comprobarlo si queréis. Escuchándome. Mi primera colaboración ¡chispas! en un programa de radio. Si lleváis tiempo leyéndome..os sonará de lo que hablo..por que es este post.


Si os habéis imaginado que tengo voz de mujer fatal…absteneos.

Este post ha sido posible gracias a la ayuda y paciencia de Oscar Ray.

jueves, 19 de abril de 2012

MOLIDOCUMENTALES: LA PÁNFILA

En la anterior entrega de esta serie hablamos del Amigo Soltero, circunscribiéndolo a él. El capítulo de hoy está dedicado a ella, La Pánfila. No hay tíos pánfilos, hay tíos sosos, tíos blandengues, tíos sin sangre en las venas...pero no son pánfilos...aunque pensándolo bien todos los tios tienen una étapa pánfila hacia los 16 que gracias a Dios superan para pasar a otra cosa que será buena, malo o regulera...pero nunca será panfilismo.

¿Cómo es una pánfila?

Una pánfila no es una tímida, es una petarda. Los menos observadores y más comprensivos pueden llegar a decir…”déjala...es que es tímida”. No, alguien tímido no saca de quicio. Una pánfila te saca de quicio y provoca que tus nervios se pongan de punta...tan de punta que crees que se te van a salir de la piel...si es una de las buenas hasta te chirrían los dientes.

Una pánfila tampoco es una lánguida. Las lánguidas son un coñazo, parece siempre que se están resbalando y hablan como si se les hubiera dormido la lengua y tuvieran anestesiadas las encias, arrastrando las palabras y siempre en tono bajito.

Una pánfila tiene una voz aflautada con un timbre que va más allá del adjetivo desagradable y un tono siempre muy por encima de lo tolerable por el oído humano. Es un tono que da grima...a mi me provoca lo mismo que rascar con la uña en una pizarra o morder una toalla. Una grima que te cagas. La pánfila además no es consciente de cómo su voz taladra y perturba a los que la rodean y cuando de vez en cuando se crispa por algo, siempre alguna absurdez y majadería, grita. El grito de una pánfila te retrotrae inmediatamente al salvaje oeste, ves una casa de madera, una tía con un vestido de flores pequeñitas, cuello cerrado, delantalito y una campana gritando: a comerrrrrr. Te dan ganas de sacar un rifle y matarla.

Una pánfila anda con pasitos cortos, como si llevara los cordones de los zapatos atados entre sí. Tiki, tiki, tiki, tiki…Donde tú das 4 zancadas, ella da 23 pasitos y tiki, tiki, tiki…la oyes venir por el pasillo y ya estás tenso…abrirá la puerta y dirá: Buenossss díassssss.

Una pánfila siempre es de piel clara, pero clara tirando a traslucida. Un color de piel que se lo ves en la cara y al cometer el error de imaginar la piel del resto del cuerpo acabas con cualquier atisbo de lujuria que vayas a poder tener en los próximos 3 días.

Una pánfila siempre tendrá algo de ropa de color rosa bebe. A ser posible una chaquetita de punto o una blusita con cuellito y manga corta. Una oda al cursilísimo. La pánfila puede ser cursi o no…pero su cursilísimo, en caso de tenerlo siempre tendrá un puntito de horterez.

Una pánfila es indetectable para la mayoría de los radares masculinos. Los tios consiguen no verlas y por eso el nivel de tolerancia hacia el  panfilismo es mucho mayor entre el universo masculino que entre las tias. Las mujeres detectamos una pánfila y se nos pone el pelo de punta.

Una pánfila puede tener pareja por supuesto. Es un hecho este inexplicable. Las mujeres podemos entender el atractivo que una lagarta, una leona, una borde, una tímida,  una antipática puede tener para el mundo masculino. El atractivo de una pánfila es algo completamente incomprensible. Ni siquiera recurriendo al viejo truco de imaginarla en la cama se explica. Una pánfila en la cama debe ser lo más parecido a chuscarte una almohada.

Una pánfila siempre se sienta en el borde de la silla…si es bajita le colgarán las piernecitas y si es alta...tendrá las manos sobre las rodillas con pinta de no saber qué hacer con ellas. Una pánfila mira fijamente con los ojos muy abiertos, no es capaz de procesar lo que ve correctamente pero mira muy fijamente. Mira como una foca monje.

A una pánfila siempre parece que le pasa algo en el pelo…como si no fuera suyo o no supiera qué hacer con él. Es un efecto difícil de describir pero fácil de captar.

Una pánfila recurre mucho al efecto eco incrédulo. Le comentas algo y automáticamente lo repite como un loro con su voz de pito provocando una reacción brutal en el interlocutor que tiene que seguir la conversación sufriendo ese efecto retardo y conteniendo las ganas de agarrarla de la garganta y golpear su cabeza contra la mesa. La pánfila provoca un nivel de agresividad raramente conseguido por otros especímenes.

Suele ser más simple que un cubo. Todo ha que explicarlo como si estuvieras en Barrio Sésamo. La parte buena es que si a base de repetir y repetir, consigue aprenderlo...no lo olvidará nunca y lo irá repitiendo eternamente.

Por supuesto carece por completo de criterio y espíritu crítico. Esto puede ser bueno si consigues soportarla lo suficiente como para hacerle aprender algo. La parte mala es que si viene con algo aprendido de serie no la apearás de ese burro ni a leches. “Noooo...eso no es así, la tierra no gira alrededor del Sol”.

Una pánfila es mojigata. Otra vez la ves con vestido de flores en la cabaña del oeste…y sabes que antes de decir polla, puta, follar o tirarse un pedo se caerá muerta sobre su mecedora de madera. Cuando oiga esas palabras a su alrededor, el estupor cubrirá su carita de piel blanca y pondrá los ojos en blanco…” Ay qué horror...qué cosas dices”. Una pánfila dice “ Joooo”.. arrastrando mucho la o y poniendo boquita de piñón.

Una pánfila no aporta nunca nada. Sólo crea crispación y tensión ambiental. A una pánfila nunca se la echa de menos…cuando la escuchas marcharse...tiki, tiki, tiki...notas como todo tu cuerpo se relaja y la tensión abandona tus mandíbulas.

Lo peor de una pánfila, lo que más consigue sacar de quicio..es que es inmune a la ironía o el sarcasmo. Le dirás algo tremendamente brillante e irónico y con el culito apoyado en el filo de la silla, la mirada de foca monje y la voz de flautín de afilador te dirá algo como: es que no te he entendidoooooooo.

En ese momento, dejarás volar tu imaginación y pensarás en lo que molaría verla tropezando con sus propios pies bajando por las escaleras y cayendo rodando con su pelo perturbador y su rebequita rosa….mientras desde arriba y con tu mejor sonrisa de psicópata le dices: ¿ te has hecho dañoooooooo?

Huid de ellas o compraos unos tapones.