Veo putadas, muchas putadas últimamente y me cabreo. Muchísimo. Y hablo, porque no sé estar callada y porque no tengo miedo. Puede que sea una inconsciente, pero soy una inconsciente con dignidad y memoria.
Moli...eso no es así.
Moli...es que tú eres muy radical.
Moli, es que a ver…si le han hecho esa, será porque se lo merecía.
Moli, pues a ver, esto es así y están en su derecho.
Moli, las formas no son lo importante, porque eso ya se sabía que podía pasar y claro...no sé a qué viene tanto revuelo.
Moli, no es personal.
Moli, lo mejor es no significarse.
Me hacéis hervir la sangre. Me provocáis arcadas. Me dan nauseas de veros y oíros. Conseguís que alcance niveles de mala leche que jamás había pensado que estuvieran a mi alcance. Conseguís que me esté preocupando porque creo que por vuestra culpa me voy a envenenar con mi propia sangre.
Claro que es así. Es sota y caballo y rey. No hay más. No hay doble lectura. Es lo que es. Que tú quieras enmascararlo con un millar de nimios detalles idiotas para intentar que la burra que te estás tragando te sepa a solomillo a mí me parece de puta madre, pero yo no te compro esa moto. Te respetaría más si me dijeras: tienes razón pero no tengo huevos para decirlo en alto. Pero que me digas...” eso no es así”…me dan ganas de pegarte.
Sí, soy muy radical. Y muy bocachancla. Pero aunque muchas cosas en la vida son grises, hay veces que o son blancas o son negras y hay que optar por decir de qué color las ves tú.
¿Qué se lo merecía? ¿Qué se lo merecía? Ahora resulta que esto es un puto concurso de méritos. Me descojono. Y déjame adivinar, lo que te ha tocado a ti, no es de puta coña o debido a una colosal confluencia de circunstancias de todo tipo, sino que se debe a que llevas acumulados tantísimos méritos desde tu más tierna infancia que ya era hora de que se te reconocieran… ¿a que es así? Mala suerte para ti, tengo memoria de elefante y sé perfectamente cuáles son tus méritos. Todo lo bueno, que te pasa a ti es porque eres un prodigio y todo lo malo que les pasa a los demás es porque se lo merecían. Qué bonita es la vida reducida a la simpleza conceptual más absoluta. Y como debe ser de reconfortante. Y de tranquilizador. “A mí nunca me pasará porque yo no me lo merezco”. Reducir la peligrosidad de la vida a merecerlo o no…es casi tan naif como creer que un ratón viene y se lleva tus dientes de leche…pero no tiene gracia con 40 años.
¿Están en su derecho? Fascinante. Supongo que esto va unido a lo de “se lo merece”. El otro se lo merece y están en su derecho…y tu asientes con la cabeza y con ese pensamiento sigues con tu vida tan contento. Y a salvo por supuesto.
Ya se sabía que podía pasar. Además sois adivinos. Y muy cabrones, obviamente. Porque si tenías tan claro la que se nos venía encima podíais habernos avisado, pero claro…tú no ibas a hacer de Noé, armar un arca y salvar a los demás. Tú te encontraste con la piragua para ti solo y como a ti no se te moja el culo te parece de puta madre que a lo demás los echen a los cocodrilos, es su problema, que hubieran visto que habían construido un foso y hubieran aprendido a nadar…Aunque obviamente, hubiera sido mejor idea copiarte a ti…y aprender a hacer amistad con los cocodrilos.
¿Qué no es personal? ¿Qué no es personal? ME DESCOJONO. Es completamente personal. Pero como no hay huevos para decirlo, se le pone un disfraz que se ajuste. Para apuñalar a alguien de frente que también va armado hay que tener muchos cojones…para pegarle un palo en la cabeza cuando dobla una esquina, sólo hay que estar bien posicionado y decir que fue una equivocación y que " no es personal".
Y claro, lo mejor es no posicionarte. Quedarte en tu sitio completamente merecido, viendo las hostias que les dan a los demás, sin levantar la cabeza, sin decir nada. Porque además a ti no te va a pasar, porque no te lo mereces, porque no es personal y porque si hace falta tú dirás que donde solo hay un montón de mierda humeante tú ves un campo de amapolas.
Qué bonito debe ser vivir así. Lástima que yo no pueda. Yo estoy tan hostilizada que me chirrían los dientes. Tan hostilizada que se me cierra el estómago. Tan cabreada que nado como si no hubiera mañana, como si al final de la piscina me estuviera esperando Gerard. Me paso el día con los puños cerrados. Y sí, soy una radical...pero por mis narices que no voy a comprar esa moto, no me voy a tragar esas piedras y no os voy a dar la razón. Puedo ser muy bocazas pero tengo dignidad.
Solo una cosa más. Creerse a salvo de los cocodrilos, es de gilipollas. Cuando os coman a vosotros...recordad...” están en su derecho”.