Los libros de colores están cambiando mucho. He sufrido estos días mi sexta mudanza laboral en 11 años. No sé que me dan más ganas de llorar lo de la sexta mudanza o lo de los 11 años aqui.
Nos han hecho desalojar nuestra acogedora pecerita en la que estábamos hacinados y entre pilas de libros de verdes y nos han trasladado a una praderita con vistas donde compartimos espacio con otros departamentos, en concreto los que cuentan los libros y los que compran libros rojos. Nos miramos con recelo...veremos que pasa.
Primero nos pasaron un planito con los nuevos puestos. A escala y todo. A mí me daba igual, paso de sufrir por esas cosas. Comprobé que me había tocado el peor sitio, entré en internet, cargué la lotobolsa y me senté a esperar que me toquen los millones. Pensé que todo el mundo sería tan zen como yo...pero no.
Sonrisas y Cedric contemplaron el plano por delante, por detrás, del derecho, del revés, se fueron a ver la praderita en cuestión y vinieron con una nueva propuesta de sitios basada en lo que se ajustaba más a lo que hacemos cada uno en el curro.
Chupi. Me tocaba un sitio aún peor.
Toda mi actitud chupi a tomar por culo. Ese sitio NI DE COÑA.
Empecé con una estrategia que pensé que no funcionaría ni en un millón de años, pero decidí intentarlo por eso de no ser mal pensada y ponerme siempre en lo peor que dice molimadre. Apliqué mi mejor voz de niña buena, esgirmí convincentes argumentos laborales totalmente falsos y argumenté profesionalmente. A todo eso, le añadí unas gotitas de sacrificio inutil por mi parte y por supuesto también falso. Es decir, intenté engañarles.
“Creo que ese no es buen sitio para mí. Yo necesito concentrarme y ahí estoy en todo el medio y así no hay manera. Morena necesita evitar la ventana y Cedric necesita estar más cerca del pasillo y las estanterías porque se levanta muchas veces, asi que la mejor colocación para todos incluso aunque yo salgo perdiendo es ésta"
Por supuesto no funcionó. No se dejaron engañar.
Pasamos entonces a jugar a las sillas musicales. Imprimimos varias copias del planito y jugamos a poner nuestros nombres en los distintos puestos. Todos teníamos veto, así que no avanzamos nada. Nos pasábamos el dia, pasándonos planos y haciendo n combinaciones de 4 elementos sin repetición...yo tenia todas las de perder, la estadística no es lo mío. Ese juego no me convenía o acabaría sentada encima de la impresora.
Decidimos dejar de pelearnos y aunar nuestras fuerzas para enfrentarnos a los departamentos de informática y a los responsables de ponernos las mesas, para intentar cambiar la distribución de puestos y encontrar algo que nos molara a nosotros.
Por supuesto los informáticos y los de las mesas dijeron que TURURÚ. En venganza, cuando ya nos habían colocado todos los equipos decidimos que queríamos las cpus debajo de las mesas y tuvieron que volver a venir a cambiar todos los cablecitos. No hay nada que joda más a un informático que tener que tirarse debajo de una mesa a conectar cables que habia conectado el día anterior. Sospecho que van a bloquear las impresoras en una escalada de venganzas que no sé donde nos llevará.
Cuando vi que la solución a mis problemas de ubicación no iba a llegar de fuera, decidí que solo me quedaba recurrir al juego sucio y además tendría que practicarlo con el eslabón más débil: Cedric.
Empecé apostando fuerte.
- Haced lo que queráis pero ya os digo que yo paso de sentarme ahí …ese sitio no me gusta, es espantoso y no me siento ahí.
- Yo quiero este.- dijo Sonrisas…no le dejamos decir nada más porque seguro que ha elaborado un informe de 10 páginas para justificar su elección. Es otro que juega bien sus cartas.
- Pues yo por mis cojones no me siento en el sitio que queda.- envidó Cedric. Y lo dijo muy serio y dando mucho miedo, con esa voz y esos dos metros de pie, al lado de mi silla…y yo tan canijilla.
- Vale Cedric, pues lo echamos a suertes. – envide más. A lo mejor sonaba la flauta y tengía suerte y me tocabA el sitio que quería. La opción de decidirlo con un combate a fuerza bruta ni se contempló, sería la brigada brutal contra campanilla..sin alas.
- Vale Cedric, pues lo echamos a suertes. – envide más. A lo mejor sonaba la flauta y tengía suerte y me tocabA el sitio que quería. La opción de decidirlo con un combate a fuerza bruta ni se contempló, sería la brigada brutal contra campanilla..sin alas.
- Tampoco
- ¿por qué no quieres echarlo a suertes?- a lo mejor Cedric era gafe y por eso no quería echarlo a suertes…debía insistir entonces en esa estrategia.
- Porque no quiero que el azar domine mi vida.
- ¿Qué no quieres que el azar domine tu vida? Vale. Pues entonces deja que te domine yo. Te sientas ahí. .- ví claro el camino a seguir, la estrategia a contemplar...las cosas iban justo por donde yo quería.
- Eres una mandona.
- Cedric… ¿qué es lo que te enseño tu madre?
- ¿De qué hablas?
- “A las mujeres se las respeta”. Mira...apunté tus máximas de vida en un post it y lo tengo pegado en la pantalla.
- Eso no vale...estas haciendo un uso fraudulento de las frases de mi madre…eres muy perra.
- Ah…no es fraudulento. Te recuerdo lo que te enseñó tu madre, sus sabias enseñanzas. Recuerda:“A las mujeres se las respeta”
- Eso no vale. Además...tampoco hago todo lo que me dice mi madre...
- ¿Me estás queriendo decir que tampoco te cambias los calzoncillos todos los días?
- Mierda Moli…no sé cómo, pero me estas tangando y no se me ocurre nada para contestarte.
Puedo ser muy perra pero he conseguido el sitio que quería.