
Rojos como langostinos, vestidos con exiguos pantalones y camisetas de tirantes que permiten ver sus hombros carbonizados son inconfundibles. Los pobres quieren disfrutar de lo que ven, pero pasado un rato a esa temperatura sus funciones neuronales empiezan a bloquearse y los ves caer rendidos delante de las máquinas de refrescos que oportunamente están dispuestas a lo largo del recinto.
Pues allí que estaba yo observando esa fauna cuando empecé a ver gente trepada en unos tacones imposibles, mujeres pintadas como si se acabara el mundo y hubieran dicho “ me voy a poner todos los potingues porque total mañana se acaba el mundo y va a ser una pena que esta raya azul celeste para el ojo y este rimel verde fosforito se queden sin usar”, hombres con chalecos morados a juego con corbata a tono y pañuelito….todo era muy raro.
Hasta que todo cuadró. Calculo que el sábado vi a todas las novias de Granada hacíendose fotos en la Alhambra Qué espectáculo, los pelos como escarpias.
Las bodas son un terreno abonado para cometer errores garrafales de los que no te vas a poder olvidar en tu vida porque para empezar has contratado a un tío que te retrate desde que te vistes hasta que tus invitados vomitan por las esquinas. Ese es el primer error, contratar un fotógrafo.
El fotógrafo de las bodas es un tío al que le pagas un pastizal indecente y encima no puedes hacer lo que quieres, porque él es “artista”. Los artistas son peligrosísimos. Sin saber cómo, de repente, te ves posando de espaldas al novioen un escorzo anatomicamente imposible, el velo extendido por el suelo poniéndose asqueroso ( una de las novias literalmente se quedó pegada a la fanta que mi hija C. convenientemente había esparcido antes) y con tu ramo posado sobre ese velo mientras los dos lo mirais arrobados como si fuera un prodigio de la naturaleza. El tío de la cámara dice que es “ artístico” y tú te lo crees. Y lo que es peor, le vas a pagar las fotos a precio de oro.
El otro día, en la Alhambra, vi a un fotógrafo que hizo posar a los novios, ella sentada en un poyete y él con la pierna apoyada en ese poyete y quitándose las gafas mientras la miraba por encima de ellas como si la acabara de descubrir. Espeluznante.
Se me olvidaba hablar de las invitaciones de boda: sencillez. A mi modesto entender enviar papel imitando pergamino con letras grabadas en oro que reproduzcan un mensaje supuestamente cálido y original del tipo “ el mar y la orilla se encontraron y nunca más pudieron separarse” o “ yo no sabía dónde quedarme hasta que tu me encontraste” debería estar penado con la cárcel.
Otro error es dejar libre albedrío al novio para vestirse. A él le da igual, pero probablemente la madre quiera que vaya como un príncipe…de Bel Air claro. Ya lo he dicho más veces, la originalidad mal entendida es peligrosísima: corbatas moradas a juego con chalecos, cuellos de la camisa a juego con calcetines, pañuelos de fantasía anudados al cuello y pajaritas fosforescentes pueden hacer que te replantees muy seriamente si de verdad te quieres casar con un tío que tiene tal confusión cromática.
El tercer error es muy común, las novias creen que cualquier vestido las hará más guapas. Falso. Si eres una cuerpo estufa y te pones un vestido con más capas que una cebolla parecerás un hobitt, si tienes los brazos de Stallone y llevas un vestido palabra de honor darás miedo y si tienes cara de pajarito y te pones un tocadito con plumas parecerá que has anidado. No olvides nunca que la gente miente: “ estás guapísima”..es casi siempre mentira.
Todos sabemos que para ti es un día importante, pero para los demás no lo es tanto. Probablemente lo pasen bien y les gusta estar contigo en ese día..pero no va más allá. Regalitos de boda en plan “ chuchi e isa” inscrito en dorado en un bloc de papel reciclado es mala idea, la cesta de caramelitos rancios con la figurita de los novios es innecesaria completamente y la flor de plástico con el menú grabado en rosa es directamente para ir al infierno.
No sé porqué la gente se empeña en hacer esta mierda de regalitos, ¿ para compensar el gasto a los invitados? No me parece bien, te gastas pongamos por ejemplo 150 euros y ¿ esperan que te compense por el set de manicura en funda de polipiel? Me parece poco realista.
Por supuesto estoy totalmente en contra de cosas como permitir que los camareros se pongan en pasillo encabezados por el maitre y los novios desfilen para ir a su mesa al son de la marcha nupcial, estoy en contra de cortar la tarta con sable y de brindis casposos del tipo: “ Pepe, te quiero..eres la luz de mi vida y espero que seamos muy felices”. Cursilismos los justos.
Si has decidido casarte con un tío vestido de verde botella que lleve los zapatos a juego con tus pendientes, has contratado al fotógrafo más artístico de tu barrio, te has hecho fotos mirando a dos jilgueros de plástico piar y vas a cortar la tarta con una katana..te deseo que seas muy feliz pero a mi no me invites.
Mira el lado bueno, te ahorraras mi bolsa de lavanda seca para perfumar el armario.
Pues allí que estaba yo observando esa fauna cuando empecé a ver gente trepada en unos tacones imposibles, mujeres pintadas como si se acabara el mundo y hubieran dicho “ me voy a poner todos los potingues porque total mañana se acaba el mundo y va a ser una pena que esta raya azul celeste para el ojo y este rimel verde fosforito se queden sin usar”, hombres con chalecos morados a juego con corbata a tono y pañuelito….todo era muy raro.
Hasta que todo cuadró. Calculo que el sábado vi a todas las novias de Granada hacíendose fotos en la Alhambra Qué espectáculo, los pelos como escarpias.
Las bodas son un terreno abonado para cometer errores garrafales de los que no te vas a poder olvidar en tu vida porque para empezar has contratado a un tío que te retrate desde que te vistes hasta que tus invitados vomitan por las esquinas. Ese es el primer error, contratar un fotógrafo.
El fotógrafo de las bodas es un tío al que le pagas un pastizal indecente y encima no puedes hacer lo que quieres, porque él es “artista”. Los artistas son peligrosísimos. Sin saber cómo, de repente, te ves posando de espaldas al novioen un escorzo anatomicamente imposible, el velo extendido por el suelo poniéndose asqueroso ( una de las novias literalmente se quedó pegada a la fanta que mi hija C. convenientemente había esparcido antes) y con tu ramo posado sobre ese velo mientras los dos lo mirais arrobados como si fuera un prodigio de la naturaleza. El tío de la cámara dice que es “ artístico” y tú te lo crees. Y lo que es peor, le vas a pagar las fotos a precio de oro.
El otro día, en la Alhambra, vi a un fotógrafo que hizo posar a los novios, ella sentada en un poyete y él con la pierna apoyada en ese poyete y quitándose las gafas mientras la miraba por encima de ellas como si la acabara de descubrir. Espeluznante.
Se me olvidaba hablar de las invitaciones de boda: sencillez. A mi modesto entender enviar papel imitando pergamino con letras grabadas en oro que reproduzcan un mensaje supuestamente cálido y original del tipo “ el mar y la orilla se encontraron y nunca más pudieron separarse” o “ yo no sabía dónde quedarme hasta que tu me encontraste” debería estar penado con la cárcel.
Otro error es dejar libre albedrío al novio para vestirse. A él le da igual, pero probablemente la madre quiera que vaya como un príncipe…de Bel Air claro. Ya lo he dicho más veces, la originalidad mal entendida es peligrosísima: corbatas moradas a juego con chalecos, cuellos de la camisa a juego con calcetines, pañuelos de fantasía anudados al cuello y pajaritas fosforescentes pueden hacer que te replantees muy seriamente si de verdad te quieres casar con un tío que tiene tal confusión cromática.
El tercer error es muy común, las novias creen que cualquier vestido las hará más guapas. Falso. Si eres una cuerpo estufa y te pones un vestido con más capas que una cebolla parecerás un hobitt, si tienes los brazos de Stallone y llevas un vestido palabra de honor darás miedo y si tienes cara de pajarito y te pones un tocadito con plumas parecerá que has anidado. No olvides nunca que la gente miente: “ estás guapísima”..es casi siempre mentira.
Todos sabemos que para ti es un día importante, pero para los demás no lo es tanto. Probablemente lo pasen bien y les gusta estar contigo en ese día..pero no va más allá. Regalitos de boda en plan “ chuchi e isa” inscrito en dorado en un bloc de papel reciclado es mala idea, la cesta de caramelitos rancios con la figurita de los novios es innecesaria completamente y la flor de plástico con el menú grabado en rosa es directamente para ir al infierno.
No sé porqué la gente se empeña en hacer esta mierda de regalitos, ¿ para compensar el gasto a los invitados? No me parece bien, te gastas pongamos por ejemplo 150 euros y ¿ esperan que te compense por el set de manicura en funda de polipiel? Me parece poco realista.
Por supuesto estoy totalmente en contra de cosas como permitir que los camareros se pongan en pasillo encabezados por el maitre y los novios desfilen para ir a su mesa al son de la marcha nupcial, estoy en contra de cortar la tarta con sable y de brindis casposos del tipo: “ Pepe, te quiero..eres la luz de mi vida y espero que seamos muy felices”. Cursilismos los justos.
Si has decidido casarte con un tío vestido de verde botella que lleve los zapatos a juego con tus pendientes, has contratado al fotógrafo más artístico de tu barrio, te has hecho fotos mirando a dos jilgueros de plástico piar y vas a cortar la tarta con una katana..te deseo que seas muy feliz pero a mi no me invites.
Mira el lado bueno, te ahorraras mi bolsa de lavanda seca para perfumar el armario.