
11 y media de la mañana de un día cualquiera de vacaciones.
Desayuno con las princesas. Recojo la casa por encima. Consigo bañarlas y vestirlas.
Me aseguro de que la puerta de la calle está cerrada con llave para que no se escapen, las ventanas cerradas para que no se asomen, los cuchillos guardados para que no jueguen a espadachines, los venenos a buen recaudo para que no se los beban, la plastilina en alto para que no la esparzan por toda la casa y las témperas escondidas para que no pinten las sábanas.
Desayuno con las princesas. Recojo la casa por encima. Consigo bañarlas y vestirlas.
Me aseguro de que la puerta de la calle está cerrada con llave para que no se escapen, las ventanas cerradas para que no se asomen, los cuchillos guardados para que no jueguen a espadachines, los venenos a buen recaudo para que no se los beban, la plastilina en alto para que no la esparzan por toda la casa y las témperas escondidas para que no pinten las sábanas.
Dejo los rotuladores porque es evidente que tienen talento como muralistas y aunque a G. le da un colapso cada vez que ve que han pintado la pared yo ya paso y además con algo tengo que entretenerlas los 45 segundos que pienso tardar en ducharme.
- Me voy a la ducha. Portaos bien y no os peleeís.
- Si mamá – me miran las dos con su mejor cara. Y yo, que soy mema, me lo creo.
Por supuesto dejo todas las puertas abiertas,la intimidad en el baño hace tiempo que dejo de parecerme imprescindible.
Cuando estoy con todo el pelo enjabonado,
- Mamaaaaa
¿ He oído a M. llamarme o me lo estoy imaginando?.
M. entra en el baño con su cara angelical y me dice..
- Mamaaaa…C. tiene sangreeeeee.
- QUE?????? ¿QUÉ C. TIENE QUÉ?.
- Tiene sangreeeee.
Abro la mampara del baño, salgo corriendo chorreando con todo el pelo lleno de jabón. En dos segundos soy capaz de imaginar todas las cosas horribles que le han podido pasar a C. y lo mala madre que soy por haberme desentendido: me la imagino subida a la litera y tirándose en un doble tirabuzón con pirueta final para acabar estampada contra el suelo con la cabeza abierta. Llego a su cuarto corriendo con el corazón saliéndome por la boca y sale de detrás de la cama…diciendo…
- Mami…que era de mentiraaaaaa. Y lo eztaz mojando todo y ademáz eztaz en pelotillaz….
Las dos se miran y se tiran al suelo a descojonarse.
En un primer momento no puedo casi ni respirar de alivio al ver que está bien….de ahí paso a decir cosas como:
- ¿Os parece gracioso??. Os va a pasar como a Pedro y el Lobo que un día os va a ocurrir algo grave y no me lo voy a creer.
No sé que es peor:
- que mi hija C. con 3 años haya sido capaz de montar este número y además como buena mente maligna deducir que era mejor mandar a M. a asustarme porque yo iba a caer en la trampa.
- Encontrarme diciendo cosas como lo de Pedro y el Lobo…por favor, ¿ Se puede ser más patética y más cínica?. Si yo nunca me lo he creído. Todo el mundo sabe que un buen mentiroso es un profesional y siempre se sale con la suya.
- Haber destrozado el parquet con el charco que forme.
- No poder salir a la calle por temor a encontrarme con el vecino de la casa de enfrente que tuvo el honor de verme en pelotas mientras mis hijas se descojonaban de mi.
NO he conseguido poner la tira más grande. Pinchad en ella y la vereís mejor.