
Ir a dejar a los niños al cole: buena idea.
Ir a recogerlos: mala idea.
Contra lo que pudiera parecer, cuando voy a dejar a las niñas al colegio por las mañanas, van alegres, cantando y salen corriendo cuando ven la puerta abierta. No me dicen ni adios.
Viernes por la tarde. No trabajo. Llego a casa a tiempo de recoger a las niñas del colegio. Como está a 50 metros de mi casa salgo con la hora ya pasada, basicamente porque soy imputual por naturaleza, y porque soy asocial, no quiero hacer pandilla con otros padres esperando a que abran la puerta. ( de eso ya hablaré otro día).
Cuando voy a recogerlas creyendo que se les iluminará la cara al verme y aquello será una fiesta de efusión maternal, uno de esos momentos en que digo: ¡ como mola tener hijos y no lo hago tan mal!, van y te lo joden. Siempre es igual, cada viernes es el Día de la Marmota.
La efusividad les dura exactamente 15 segundos. Te ven en la puerta de la clase y sonríen...me confío, esta vez va a ir bien...salen corriendo y me lanzan la mochila, el abrigo y el baby y salen corriendo detrás de su amigo fulano que tiene pegatinas. Consigo coger a una de la mano para que no se me despeñe por las escaleras para recoger a la otra, llego a su clase y vaya..C. se ha abierto la cabeza durante el recreo. Como soy bastante desnaturalizada para estas cosas y conozco a mi hija, ni pregunto a la profesora que aún así me da una explicación pormenorizada de como no han podido evitar que C. se tirara desde el tobogan en un doble salto mortal con pirueta para acabar aterrizando con la frente en el suelo.
Mis hijas son muy cabronas cuando quieren, normalmente la mayor parte del tiempo que pasan conmigo. Aunque vivimos pegados al colegio, salen con un hambre feroz que les impide llegar a casa sin desfallecer.
Las opciones son:
- no llevo merienda porque ya llevo la mochila de una, la de la otra, el abrigo de las dos que han dedicido no poderse, el baby y la manualidad que hayan hecho esa tarde: ¡¡mamí que no ze te arrugue! Eso mientras las cojo a las dos para cruzar el semáforo y trato de evitar que se me dispersen. Cuando se dan cuenta de que no hay merienda, empieza a berrear y C. con su talento dramático empieza a gritar por la calle: " tengo hambreeee. Mi madre no me da comerrr. Somoz pobrez y no tenemoz monedaz para comprar guzanitoz en la panaderia. Tengo hambreeeeee".
Cuando llego a casa, preparo la merienda, se la doy y vaya.. ya no tienen hambre. Valoro seriamente la ligadura de trompas.
- llevo merienda. Decido que ya no me pillan. Sandwich de jamón y queso. Cuando las recojo, salimos al patio, preguntan por la merienda, se llevan una sopresa al ver que sí llevo, saco los sandwichs con una mano mientras con la otra hago malabarisimos con todo lo demás...creo haber triunfado y..mi gozo en un pozo..."yo lo quiero de nocillaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa".
- llevo directamente sandwich de nocilla. Será malo para los dientes, las malcrío, no es sano..blablabla..paso de todo eso. Prefiero caries infantil a protagonizar un nuevo capítulo de la " increíble madre gritona en medio de la calle". Pues tampoco. Saco el sandwich y C. dice..¿ no haz traído agua?. Me muero de zed!!!!. Mi mamá no me da de beber!!!!!.
Ahora entiendo la técnica de mi madre cuando nos recogía. Nos dejaba esperando más de media hora a la puerta del colegio. A veces tardaba tanto que empezábamos a valorar la posibilidad de que hubiera decidio abandonarnos. Cuando llegaba estábamos tan aliviados que desbordábamos amor y buenas intenciones.....mmm..mi madre es un genio.