
Para la mayoría de la gente hacer régimen es una putada, porque consiste básicamente en hacerte la vida más desagradable a ti mismo no comiendo lo que te apetece y haciendo un ejercicio que no quieres hacer. Es decir un ejemplo supremo de utilización de la fuerza de voluntad ( F.V) que yo creo que está sobrevalorada.
Dentro de la gente que hace régimen, hay varias categorías.
Los que creen que hacen régimen porque en vez de comerse media barra de pan se comen un cuarto, han cambiado la leche entera por semidesnatada y cuando bajan al desayuno en vez de 4 churros se comen 2. Si les invitas a una raclette dicen..estupendo..ya comeré mañana manzana sabiendo de sobra que no lo harán. Creen que la simple intención ya cuenta. Son muy monos e inofensivos.No van a adelgazar pero son felices creyendo que si y gente feliz es lo que necesitamos.
Luego están los campeones de la fuerza de voluntad. Silenciosos y constantes. Gente que hace régimen, lo sigue estrictamente, se lo toma en serio. Comes con ellos y si no estás atento puedes no darte cuenta de que están a dieta. No hablan de comida, ni de lo que pueden o no pueden comer. Son los triunfadores. Adelgazan y no amargan a los demás.
Los agonías. Se ponen a régimen y van penando todo el día. Son unos brasas, se lo cuentan a todo el mundo. “ No, no puedo quedar, es que estoy a régimen”, “ ay no, no celebres tu cumpleaños que estoy a régimen”, “ ¿vas a hacer paella?..no puede ser pure de verduras..es que estoy a régimen”. Plastas. Déjame en paz, si has decidido ponerte a dieta es tu problema. NO me lo cuentes. Y si no vas a ser capaz, pues ríndete pero no pretendas que te empuje yo por la cuesta del sacrificio alimentario.
Los peores de esta clasificación son los fundamentalistas de la dieta. La mayoría de los fundamentalistas son flacos, es decir, les sobran 2 ó 3 kilos como mucho, pero ellos deciden llevarlo al extremo. Así que se ponen a régimen, se lo dicen a todo el mundo y no paran de hablar de comida. Son esa gente que a lo mejor ha estado comiendo contigo el rancho de la empresa durante 3 meses, engulléndolo todo…y de la noche a la mañana…bajan contigo y empiezan…"que asco, como puedes comer eso”…” yo es que vomito si me como ese pollo empanado”, “pufff…¿vas a comer patatas con lo que engordan?”. Me dan ganas de decirles: " Si, me las voy a comer y como no te calles te las escupo".
Me ponen enferma. Además de repente están como en un estrato superior, una especie de estadio intermedio hacía la santidad de la delgadez y te miran por encima del hombro. Al final van con su microtaper con medio filete de pollo cocido y sus dos trozos de piña mirándote con cara de triunfadores porque tú prefieres zamparte los macarrones del rancho.
De todos modos yo a esos les hago sufrir y siempre les digo: “ ah, ¿pero estás a régimen?, pues no lo debes estar haciendo bien, porque yo casi que te veo más gordo.”
Dentro de la gente que hace régimen, hay varias categorías.
Los que creen que hacen régimen porque en vez de comerse media barra de pan se comen un cuarto, han cambiado la leche entera por semidesnatada y cuando bajan al desayuno en vez de 4 churros se comen 2. Si les invitas a una raclette dicen..estupendo..ya comeré mañana manzana sabiendo de sobra que no lo harán. Creen que la simple intención ya cuenta. Son muy monos e inofensivos.No van a adelgazar pero son felices creyendo que si y gente feliz es lo que necesitamos.
Luego están los campeones de la fuerza de voluntad. Silenciosos y constantes. Gente que hace régimen, lo sigue estrictamente, se lo toma en serio. Comes con ellos y si no estás atento puedes no darte cuenta de que están a dieta. No hablan de comida, ni de lo que pueden o no pueden comer. Son los triunfadores. Adelgazan y no amargan a los demás.
Los agonías. Se ponen a régimen y van penando todo el día. Son unos brasas, se lo cuentan a todo el mundo. “ No, no puedo quedar, es que estoy a régimen”, “ ay no, no celebres tu cumpleaños que estoy a régimen”, “ ¿vas a hacer paella?..no puede ser pure de verduras..es que estoy a régimen”. Plastas. Déjame en paz, si has decidido ponerte a dieta es tu problema. NO me lo cuentes. Y si no vas a ser capaz, pues ríndete pero no pretendas que te empuje yo por la cuesta del sacrificio alimentario.
Los peores de esta clasificación son los fundamentalistas de la dieta. La mayoría de los fundamentalistas son flacos, es decir, les sobran 2 ó 3 kilos como mucho, pero ellos deciden llevarlo al extremo. Así que se ponen a régimen, se lo dicen a todo el mundo y no paran de hablar de comida. Son esa gente que a lo mejor ha estado comiendo contigo el rancho de la empresa durante 3 meses, engulléndolo todo…y de la noche a la mañana…bajan contigo y empiezan…"que asco, como puedes comer eso”…” yo es que vomito si me como ese pollo empanado”, “pufff…¿vas a comer patatas con lo que engordan?”. Me dan ganas de decirles: " Si, me las voy a comer y como no te calles te las escupo".
Me ponen enferma. Además de repente están como en un estrato superior, una especie de estadio intermedio hacía la santidad de la delgadez y te miran por encima del hombro. Al final van con su microtaper con medio filete de pollo cocido y sus dos trozos de piña mirándote con cara de triunfadores porque tú prefieres zamparte los macarrones del rancho.
De todos modos yo a esos les hago sufrir y siempre les digo: “ ah, ¿pero estás a régimen?, pues no lo debes estar haciendo bien, porque yo casi que te veo más gordo.”