
Mi padre era alto, calvo, con bigote y los ojos azules. Ninguna de esas cuatro cosas las he heredado. Era guapo y muy simpático. Tenía un sentido del humor como el mío..pelín ácido. Me llevó al colegio hasta que estuve en COU, cuando era muy pequeña escuchábamos “los Porreta” en la radio y yo iba delante sentada con mi hermana, sin cinturón ni nada…¡que tiempos aquellos!.
Era ingeniero. Trabajaba mucho y le encantaba lo que hacía. Nunca podía preguntarle nada de los deberes porque si le pedía ayuda para una suma…acababa haciéndome una integral. Desde el principio vió claro que las ciencias no eran para mi. En 2º de BUP me dijo: “ Moli, ni lo intentes, apréndete los problemas de vectores de memoria y el año que viene elige letras”.
Mi padre me llevaba a las sesiones continuas de cine. Veíamos películas de Luis de Funes y nos moríamos de la risa por las pelis y por sus carcajadas. Le encantaba conducir y nos enseñó a mis hermanos y a mi. A veces perdía la paciencia conmigo al volante..era malísima, eso sí, me enseñó bien porque ahora conduzco genial.
Veía carreras de Fórmula 1, antes de que Fernando Alonso hubiera nacido y el calvo de Telecinco supiera hablar; con él vi a Niki Lauda, a Nelson Piquet y a Alain Prost.
No le gustaba la playa.
No era deportista. Tenía una moto de campo y se iba por ahí. Una vez se rompió un tobillo en una de esas excursiones con sus amigos…y volvió cabreado como una mona…me acuerdo que no se podía hacer ni un ruido. Le gustaba echarse la siesta. También esquiaba, me enseñó con 5 años..aunque me decía que era una miedica.
Nunca nos llevó al médico, nunca fue a las reuniones de padres, pero sí a las funciones de teatro y era el que más aplaudía. Una vez, harto de que las monjas pidieran una “tarjetita” de los padres para cada cosa que tenías que hacer fuera del cole..me hizo una tarjeta que ponía “ Esta tarjeta sirve de justificante para todo lo que diga mi hija de aquí a que salga del cole”.
Fumaba muchísimo, uno detrás de otro. Primero Winston y luego Ducados. Lo dejó cuando le dio el infarto cerebral, 5 años antes de morir, pero siempre decía que cuando se jubilara volvería a fumar. No le dio tiempo.
Para no fumar llevaba en el coche unos caramelos que se llaman Fisherman. Un día íbamos en el coche y empezamos a darle el coñazo: papá, danos un caramelo, danos un caramelo. No, que es muy fuerte…que si, que si…Vale..pero si os lo metéis en la boca no podéis tirarlo….vale, vale….creo que nos salió humo por las orejas y lloramos unas dos horas…nunca más he comido un fishermans.
Siempre contaba que él quería tener una hija lo primero, una niñita cariñosa que cuando llegara a casa le abrazara y le diera besos….y terminaba la historia diciendo..” pero nació Moli”. …lo que he dicho..mi mismo sentido del humor.
Tenía las manos grandes. Le gustaba posar para las fotos y salía siempre bien. Miraba a la cámara y allí estaba, conseguía ser él en las fotos. ( otra cosa que no he heredado).
Murió feliz y ni se dio cuenta. Han pasado 11 años.
Lo primero que se me olvidó fue su voz.
No quiero que se me olvide nada más.