
…Se llama “La elegancia del erizo” de Muriel Barbery. Lo leí hace casi un mes y desde el primer momento me temblaban los dedos de indignación y tenía ganas de escribir este post, pero me contuve para no reventarle a nadie el supuesto placer que pudiera sacar de su lectura y sobre todo para no ser siempre el enano gruñón.
Pero hoy estaba leyendo “El Cultural” (si, si..ya sé que debo ser de los 10 únicos y que tengo mucho tiempo libre)…y resulta que la contraportada es todo publicidad de ese libro…y ya no he podido contenerme. Tengo que intentar contrarrestar esa publicidad, esa foto de la niña repelente animando a incautos como yo a leer ese libro:
¡¡NO LO LEÁIS!! No perdáis vuestro valioso tiempo en eso.
¿Qué como caí yo en esa trampa?. Dos buenos amigos me lo recomendaron efusivamente, creía que eran gente con criterio y además leí buenas críticas sobre él, así que me arriesgué…y fue horrible.
( spoiler).
Es un libro completamente idiota, parte de una premisa tan patética que ya me puse de mala leche en la página 2. Resulta que la protagonista es portera en una casa de ricos en Paris, y resulta que es listísima, cultísima y le gustan las pelis japonesas de culturetas y la literatura rusa. Pues muy bien pensaréis..pero no..porque resulta que a ella le gustan esas cosas pero se pasa el día disimulando porque claro la gente piensa que las porteras son unas catetas y ella no encaja en ese estereotipo. ¿¿????..exacto. Eso pensé yo. Que chorrada más grande. Pues si te gusta Tolstoi lo lees y punto…o solo vas a leer la revista Pronto??..no sé..a lo mejor esto es tan místico que se me escapa.
La otra protagonista es una niña de 12 años que comienza el libro diciendo que como ya lo ha hecho todo en la vida y es superinteligente ya no le interesa lo que tenga que hacer de adulta..dentro de 6 meses se va a suicidar. Cuando lees 15 líneas más piensas..¿y para qué esperar 6 meses??..mátate ya pedazo de repelente.
Bueno, pues luego pasa lo obvio..se hacen amigas porque cósmicamente sienten que son “especiales” y se comprenden..puaghhhhh…y cuando llega un nuevo inquilino que para rematar la faena es viejo, japonés y rico…las dos entran en éxtasis.
El japonés que además de todo lo anterior es listísimo..se da cuenta de que la portera pedante es más de lo que pretende y se hace amigo suyo, la invita a cenar, ven pelis juntos y blablablabla…bazofia. Y al final cuando la portera cree que ha encontrado a su alma gemela..van y la atropellan. Fin de la historia.
Ah si..se me olvida que la portera arrastra un trauma juvenil…que pereza.
Por si este argumento no fuera suficiente como para salir corriendo…el libro está escrito en un estilo preciosista y supuestamente intelectual que dan ganas de cortarle los dedos a la autora. Todo lleno de adjetivos…uno detrás de otro…horroroso. Os dejo una muestra:
“Como rara vez soy amable, aunque siempre cortés, no se me quiere, si bien pese a todo se me tolera porque correspondo tan bien a lo que la creencia social ha aglutinado como paradigma de la portera de finca, que soy uno de los múltiples engranajes que hacen girar la gran ilusión universal según la cual la vida tiene un sentido que se puede descifrar fácilmente. Y como en alguna parte está escrito que las porteras son viejas, feas y ariscas, tambiénestá grabado en letras de fuego en el frontón del mismo firmamento estúpido quedichas porteras tienen gruesos gatos veleidosos que se pasan el día dormitando sobre cojines cubiertos con fundas de crochet.”
No digáis que no os advertí.