lunes, 20 de julio de 2009

DEPORTE E INUTILIDAD

Soy torpe, tengo la misma forma física que Clarita la de Heidi, mis brazos tienen la misma fuerza que los de un niño de 2 años y mis piernas desconocen lo que la palabra “correr” significa. Si a esto le sumamos que estoy en contra de la Fuerza de Voluntad , que mi afán de superación es nulo y que mi capacidad de jugar en equipo es inexistente, se deduce clarísimamente que soy una inútil para el deporte.

Lo tengo asumido, no sirvo para la práctica deportiva. Ahora, con mis 36 añazos, la verdad es que me da exactamente igual y lo llevo con dignidad y en ocasiones con orgullo, pero no siempre ha sido así.

El deporte tiene buena fama. Si eres deportista eres más. Si eres tía y deportista te revistes de un halo de misterio y los tios esperan que seas una fiera en la cama llena de músculos. Pasados los 35 cualquier tio que haga padel, juegue una pachanga futbolera con sus amigotes o salga a montar en bici se considera un deportista. Da igual que luego se atufen 15 cañas o que hayan tardado en recorrer 15 km 4 horas: ¡ yo hago deporte!

Cuando eres adolescente y tu mayor talento es una lengua viperina y un intelecto hiperactivo socialmente estás hundido. Si por el contrario no sabes hacer la o con un canuto pero corres más, metes más goles o cuelas más canastas que la media eres idolatrado por la pandilla.

Obviamente yo no era idolatrada y obviamente intentaba ascender en la escala de méritos adolescente. En Los Molinos, todos los veranos se organizaban unos campeonatos deportivos que yo detestaba porque suponían poner en evidencia, un año más, mis escasas ( más bien nulas) dotes deportivas. Todos los años veía acercarse las fechas y temblaba de pánico, no quería, pero sabía que no me quedaba más remedio que apuntarme en alguno de los equipos.

Mis amigos se lo tomaban todo muy en serio, había que entrenar, conseguir camisetas y por supuesto acudir a todos los partidos de lo que tocara esa semana: baloncesto, futbol o lo que fuera. Yo sufría, sabía que tendría que salir a jugar y ser el hazmerreír de todo el equipo y además recibir insultos de todo tipo por parte de mis compañeros que eran ( y siguen siendo) muy picajososos: ‘’ PERO QUÉ HAS HECHO??..NO HAS VISTO QUE ESTABA SOLO? “ .

- No,no te he visto, tenía focalizada toda mi atención en no pisar el balón y matarme y no te he visto".

Era frustrante, doloroso y malísimo para mi ego. Año tras año caía en la misma trampa de: si me esfuerzo seguro que lo haré mejor. Y efectivamente me esforzaba y conseguía ponerlos aún más histéricos y ponerme aún más en ridículo.

Luego nos llegó la edad en que el deporte no era prioritario. Lo más importante era salir y tomar copas..actividad incompatible con el deporte de alto nivel. Además ya podías relacionarte con los tios que te gustaban sin tener que buscarte la excusa de un acontecimiento deportivo y tus amigos habían aceptado tus peculiares valores. Acepté mi incapacidad deportiva y todo era de color de rosa.

Pero ay…el deporte siempre está al acecho. Siempre consigue inventarse una nueva actividad tentadora que cautive a la masa y haga que para estar “in” haya que apuntarse. Incluso en una mierda de pueblo como Los Molinos el deporte ha lanzado la caña y el anzuelo se llama “ volley playa”.

A pesar del absurdo de la palabra “playa” en un pueblo serrano a 500 km de la costa más cercana y a 800 m sobre el nivel del mar, “ no seas tiquismiquis moli, qué más da como se llame”, el volley playa ha triunfado entre las viejas glorias deportivas de mis amigos. Tíos de casi 40 palos, madres de familia que el máximo deporte que realizan al año es bajar al Retiro o al garaje a por el coche, y solteros ociosos han corrido a apuntarse al campeonato.

Mis más amigos han formado un equipo digno de por lo menos ganar algún set en el campeonato:

- tios, el campeonato de volley playa.
- ¿ cuando empieza? Nos tenemos que apuntar
- Vale, yo me apunto.
- Y yo
- Y yo. ¿ y tú moli?
- YO NI DE COÑA.
- Pero, ¿ porqué? Si es divertídisimo.

Por supuesto no he caído en la trampa. Seré su más fiel hooligan e incluso les he conseguido la equipación, pero a dios pongo por testigo que no pondré un pie en esa arena de playa traída de quien sabe donde.

¡¡¡ ANIMO REPUDIADOS!!!!

viernes, 17 de julio de 2009

PERO..¿ Qué llevas en el bolso?

Las tías llevamos bolsos, la mayoría de los tíos no.

Las tías llevamos en los bolsos nuestras cosas, las de ellos y por supuesto las de los churumbeles. Ellos sólo llevan “ sus cosas”.

La mayoría de los tíos sienten por el bolso de sus parejas una curiosa relación de amor/ odio. Por un lado odian “el saco” ( ingeniero dixit) de su pareja , pero por otro lado les encanta porque se creen que si les falta algo seguro que lo encontrarán en ese bolso.

Nosotras salimos de casa pensando en los “ por si”. Ellos salen de casa con la mente en blanco.

Nosotras “por si” llevamos de todo. Ellos “por si” te llevan a ti.

A mi los bolsos no me gustan, jamás voy a comprar bolsos ni digo “ necesito un bolso amarillo limón”, me parecen un trasto, son incómodos de guardar, caros y además si los dejas por el suelo siempre viene algún memo que dice “ se te va a ir el dinero”.

Llevo bolso por obligación. No lo cambio según lo que lleve puesto, puedo llevar el mismo un mes seguido. La vida media de uno de mis bolsos viene determinada por su capacidad para aguantar el peso con el que lo cargo, si se rompen las asas a la basura. No hago reparaciones de bolsos.

Mis bolsos son siempre grandes y resistentes. Los bolsos pequeños son como un mal amante guapo, sirven para acompañarte a una boda pero nada más. En casa un amante grande que solucione aunque sea menos vistoso.

¿ Qué llevo en el bolso hoy?
  • Una cartera roja. Regalo de navidad de alguien del curro. De muucha marca, muyyy cara y una mierda. Las dos cremalleras se rompieron en marzo, por supuesto voy sin cremalleras, soy así de chapuzas. ¿ Dinero en la cartera? 20 céntimos.
  • Una bolsa de plástico transparente de frutería, cómo me ha dado por hacerme la sana me traigo un par de albaricoques al curro y los meto en esa bolsa para que no rueden entre todas las demás mierdas que llevo en el “saco”. Hoy no hay albaricoques, se han terminado.
  • Una pluma. Cartuchos para la pluma rodando por el bolso. Ya sé que cuando se revienten y me manchen todo pensaré ¿ porqué coño no los guarde en uno de esos bolsillitos laterales? Y haré firme propósito de empezar a usar esos bolsillitos. Por supuesto tiraré el bolso.
  • Un dibujo de mi hija C. No puedo quitarlo porque todos los días comprueba si lo llevo.
  • Un libro, siempre. Por si se cae un puente en la autopista y tengo que estar 4 horas parada o por si termino todo el curro que tengo, se cae internet, deja de funcionar la tele de mi despacho y no me dejan irme o por si tengo que bajar a comer sola al comedor. Hoy es “ El lector” de Bernard Schink que por ahora me está dejando tan fría como leer las instrucciones de mi lavadora.
  • Un cuaderno rayado hecho por mi amiga R donde apunto cosas de libros y gilipolleces varias.
  • Medio paquete de chicles de fresa sin gluten. Esto es fascinante, yo no como chicles ¿ cómo ha llegado aquí?
  • Una bolsita monísima que alguien me regaló, con mi kit para parecer femenina y preocupada por los detalles. Es monísima pero no la uso nunca, aún así no me decido a sacarla del bolso por si de repente me pasa algo y me quedo encerrada con desconocidos en un ascensor y necesitamos algo de lo que llevo. O por si quiero hacerme la ultrafemenina alguna vez..jajajaja. En la bolsita hay: un kit de costura, bálsamo para los labios, parches para los herpes, un perfumador y un tampax. Menos el tampax que creo que si lo utilizaré, el resto coge polvo en mi bolso.
  • Una bolsa con mi mp3 y el cable de conectarlo al pc. Antes el mp3 vagaba libre por mi bolso pero el ingeniero me regañó muchísimo y me hizo meterlo en una bolsita. Su amor por los aparatos me enternece.
  • Mis gafas de sol y mis gafas de directora de cine lesbiana catalana.
  • El libro de las marcas de los celiacos. Imprescindible.
  • Una inyección de adrenalina. Esto no debería estar aquí pero en fin, nunca se sabe si alguien a mi alrededor tendrá una sobredosis y tendré oportunidad de clavársela en el corazón. Es una dosis infantil, lo mismo me sirve para asustar a alguien.
  • Llaves, del coche, de mi casa de Madrid, de mi casa de Los Molinos, del despacho, de la cajonera. Parezco el amo del calabozo.

Hay algo que nunca llevo.

Me encanta cuando a las princesas se les caen los mocos, se manchan de barro, chocolate, tomate o lo que sea y el ingeniero se gira y me dice:

- ¿ llevas kleenex?
- Yo no, ¿ y tu?

jueves, 16 de julio de 2009

NO ES BROMA


Todo el mundo se rie cuando digo que soy mala.

Todo el mundo sonríe cuando dicgo que soy vengativa.

Todo el mundo dice “ seguro que no es para tanto” cuando digo que no me olvido de lo que me han hecho.

Todo el mundo piensa “ eso dice ahora en caliente, seguro que luego en frío no es capaz”.

Todo el mundo cree que en el fondo soy maja y que total seguro que no pasa nada porque me puteen.

Vale, pues soy mala, soy muy vengativa, será peor de lo que te esperas, seré capaz y de maja no tengo ni un pelo.

Prepárate, no tienes ni idea de lo que se te viene encima, soberbio de los cojones.