Lo bueno es que como nunca estás tan cabreada cuando lo estás acojonas muchísimo y dar miedo me encanta.
Hoy es uno de esos días, llevaba barruntándose un par de semanas. Con una actitud muy masculina ,de la que estoy muy orgullosa por otra parte, he estado obviando los síntomas para cabrearme, en plan..mejor paso, no es para tanto, voy a hacer cómo qué no lo he visto, mejor hago como que no lo he oído.
Pero era inevitable, al final me he hostilizado con el planeta y estoy de muy mal humor. No pasa nada, hacía tiempo que no lo estaba y de vez en cuando viene bien. Me apetece dejarme llevar por mi cabreo y dejar de ser la alegría de la huerta. El caso es que no me dejan. Llegan a mi despacho, hago como qué no los veo, al final levanto la vista del ordenador y
- Uy moli..que careto. ¿ Qué te pasa?
- No me pasa nada. ¿ Qué quieres?
- Si, claro que te pasa algo..no estas sonriente como siempre.
- Ya y como sigas así te escupo.
- ¿ Pero qué ha pasado?
- No pasa nada.
- Venga anímate. Cuentame que te pasa.
- Que me caes mal, me molestas y no me gusta tu cara. ¿ Me dejas ya en paz?
El problema de ser una tía vital es que la gente no te deja en paz si estás de mala leche. La mayoría espera que te pase algo muy grave porque no pueden entender que estés de bajón sin causa. Ellos se lo pueden permitir que son unos putos agonías con cualquier majadería, pero tú no..porque “cómo tú eres tan animada”. Vale, pues hoy no estoy animada y me da la gana de estar cabreada porque si.
Quiero estar de mala leche porque sí y quiero regodearme en estar cabreada. Quiero pensar en lo que me pone de mala leche y confirmar que tengo razón en enfadarme porque yo soy la más lista y los demás son malos, tontos o insensibles o las tres cosas a la vez.
Me mola además ver que la gente se da cuenta de que estoy cabreada. Me ven por el pasillo y me miran con distancia porque en vez de saludarles alegre y falsamente (como siempre) les miro con cara de : no me simpatizas. Noto como a lo largo de la mañana se acercan con más prevención a mi despacho y casi estoy consiguiendo que no suene el teléfono.
A ver si así puedo disfrutar de mi cabreo en paz.
Ah y es gentileza de kurioso.