Hace algún tiempo escribí sobre besos y mis torpes comienzos en el mundo besuqueador. Supongo que todo el mundo tiene torpes comienzos, la verdad es que, hasta que no te encuentras en ese momento, no tienes ni idea de cómo va a ser, ni de qué tienes que hacer y ni siquiera sabes si te gustará o no.
El primer beso del mundo mundial.
Después de años de que te besuquee tu madre, tu padre, tu abuela, la vecina del quinto en el ascensor, tus amigas cuando ya te crees mayor y quedas para ir al Burger King y ese tipo de besos…llega el primer beso del mundo mundial. “EL BESO”…en mayúsculas, porque jamás se te olvidará. Es el primero de toda una serie (con suerte) y con casi total probabilidad será malo y seguro que es raro. La primera vez siempre es raro: unos labios sobre los tuyos, normalmente con la misma inexperiencia que tú y una lengua en tu boca tocándote los dientes. Es una sensación muy rara. Abres mucho la boca, la abres poco, sacas la lengua, la dejas en tu boca, tocas los dientes, no los tocas… ¿Cuándo se acaba? ¿Nos ahogaremos? Todo un mundo de dudas que pasan por tu mente en segundos…al mismo tiempo que eres consiciente del hormigueo que te recorre todo el cuerpo y que no sabes muy bien cómo gestionar. De alguna manera rara tu cuerpo no se parece a tu cuerpo y hace cosas extrañas que no sabes identificar pero que molan.
Cuando el primer beso del mundo mundial se acaba...uno siempre tiene dudas idiotas: ¿Lo habré hecho bien? ¿Querrá repetir? ¿Será así siempre? ¿Será mejor? ¿Será peor? ¿Será así con todos? Ah no...esto no te lo preguntas porque crees firmemente que nunca más te gustará nadie más en el mundo. Has visto Dirty Dancing, has visto Top Gun, has visto Sonrisas y Lágrimas...y los besos son lo más de lo más. Vale..en Dirty Dancing y Top Gun hacían algo más...pero tu cabeza no piensa en eso. No sabes que la de él...si que lo piensa.
El primer beso con alguien.
Este ya no es el primero del mundo mundial. Ya sabes qué hay que hacer, ya sabes lo que se espera de ti y lo que es mucho más importante...sabes qué esperas del otro. Estás dispuesto a soportar un nivel de error en la técnica tolerable, esto es, errores achacables a una falta de coordinación en el giro de cabeza, errores de presión por exceso de efusividad o por timidez patológica, choques de lengua por no estar sincronizados...risas mil por exceso de ingesta alcohólica..etc. Sabes que esas cosas mejoraran con la práctica...pero lo importante es que sabrás diferenciar si ese beso te dice algo o no te dice nada.
Por supuesto hay cosas que sabes que no tendrán remedio y eres capaz de pensar mientras estás ahí metido en faena que es la última vez que besas a ese tío: babas a mansalva, mordiscos descontrolados, exploraciones arqueológicas en los premolares superiores, absurdos intentos de conseguir hacer el vacio en tu boca…cosas de esas. Sabes que de ahí no vas a sacar nada en claro por mucho que practiques. No hay cosquilleo, no existe la sensación esa de...puffff….
El último beso con alguien.
Normalmente el otro alguien no sabe que es el último, es cruel decírselo, así que intentas poner todo el sentimiento del mundo en ese beso para que le quede buen recuerdo. Una soplapollez porque para el otro alguien ese beso tendrá un sentido completamente distinto. Se comerá la cabeza y pensara: si me dio ese beso es imposible que ya no quiera estar conmigo. Es así de duro, pero es que alguno tiene que ser el último y por lo menos, que sea bueno.
Los besos que decides no dar.
Por alguna extraña razón, normalmente estúpida, en algún momento de tu vida tienes unas ganas mortales de besar a alguien pero decides no hacerlo...dejarlo para mejor ocasión. Es una estupidez, nunca hay mejor ocasión que la que tienes delante...pero esto tampoco lo sabes hasta que ya es demasiado tarde. Te tiras de los pelos por haber sido tan idiota y normalmente le das una trascendencia a ese beso no dado que probablemente no tenga…o quizás sí.
El beso de “por fin sé a qué sabe tu boca”
Este es el que más mola de todos. No es fácil de encontrar. Nunca es por sorpresa, no es de sopetón. Está ahí y lo sabes, las dos partes lo saben. Te encuentras con el otro y la atracción casi se puede ver. Hablas, te ríes, te miras y la tensión va creciendo…cada vez más…y te encuentras pensando: me está diciendo algo pero soy incapaz de centrarme en lo que escucho. Miras a los labios y te descubres pensando… ¿a qué sabrán? me muero por saberlo. Disimulas, miras a los ojos, sonríes otra vez y has perdido completamente el hilo de la conversación. El otro, está igual o peor pensando...como me siga sonriendo así no voy a poder seguir concentrándome en lo que estoy diciendo que realmente no tengo ni idea de lo que es, ni siquiera sé en qué idioma estoy hablando y por dios qué deje de sonreir así y de mirarme tan fijamente... ¿hay algo más en el mundo que su boca?..Silencio...encuentro de miradas y por fin…el beso perfecto, ese que cuando lo das te sirve para saber a qué sabe la boca del otro…y al mismo tiempo que te relajas, porque por fin ha llegado… hace que tu cuerpo entero se descontrole…y…
….entiendes Dirty dancing…pero eso va en otro post.
El primer beso del mundo mundial.
Después de años de que te besuquee tu madre, tu padre, tu abuela, la vecina del quinto en el ascensor, tus amigas cuando ya te crees mayor y quedas para ir al Burger King y ese tipo de besos…llega el primer beso del mundo mundial. “EL BESO”…en mayúsculas, porque jamás se te olvidará. Es el primero de toda una serie (con suerte) y con casi total probabilidad será malo y seguro que es raro. La primera vez siempre es raro: unos labios sobre los tuyos, normalmente con la misma inexperiencia que tú y una lengua en tu boca tocándote los dientes. Es una sensación muy rara. Abres mucho la boca, la abres poco, sacas la lengua, la dejas en tu boca, tocas los dientes, no los tocas… ¿Cuándo se acaba? ¿Nos ahogaremos? Todo un mundo de dudas que pasan por tu mente en segundos…al mismo tiempo que eres consiciente del hormigueo que te recorre todo el cuerpo y que no sabes muy bien cómo gestionar. De alguna manera rara tu cuerpo no se parece a tu cuerpo y hace cosas extrañas que no sabes identificar pero que molan.
Cuando el primer beso del mundo mundial se acaba...uno siempre tiene dudas idiotas: ¿Lo habré hecho bien? ¿Querrá repetir? ¿Será así siempre? ¿Será mejor? ¿Será peor? ¿Será así con todos? Ah no...esto no te lo preguntas porque crees firmemente que nunca más te gustará nadie más en el mundo. Has visto Dirty Dancing, has visto Top Gun, has visto Sonrisas y Lágrimas...y los besos son lo más de lo más. Vale..en Dirty Dancing y Top Gun hacían algo más...pero tu cabeza no piensa en eso. No sabes que la de él...si que lo piensa.
El primer beso con alguien.
Este ya no es el primero del mundo mundial. Ya sabes qué hay que hacer, ya sabes lo que se espera de ti y lo que es mucho más importante...sabes qué esperas del otro. Estás dispuesto a soportar un nivel de error en la técnica tolerable, esto es, errores achacables a una falta de coordinación en el giro de cabeza, errores de presión por exceso de efusividad o por timidez patológica, choques de lengua por no estar sincronizados...risas mil por exceso de ingesta alcohólica..etc. Sabes que esas cosas mejoraran con la práctica...pero lo importante es que sabrás diferenciar si ese beso te dice algo o no te dice nada.
Por supuesto hay cosas que sabes que no tendrán remedio y eres capaz de pensar mientras estás ahí metido en faena que es la última vez que besas a ese tío: babas a mansalva, mordiscos descontrolados, exploraciones arqueológicas en los premolares superiores, absurdos intentos de conseguir hacer el vacio en tu boca…cosas de esas. Sabes que de ahí no vas a sacar nada en claro por mucho que practiques. No hay cosquilleo, no existe la sensación esa de...puffff….
El último beso con alguien.
Normalmente el otro alguien no sabe que es el último, es cruel decírselo, así que intentas poner todo el sentimiento del mundo en ese beso para que le quede buen recuerdo. Una soplapollez porque para el otro alguien ese beso tendrá un sentido completamente distinto. Se comerá la cabeza y pensara: si me dio ese beso es imposible que ya no quiera estar conmigo. Es así de duro, pero es que alguno tiene que ser el último y por lo menos, que sea bueno.
Los besos que decides no dar.
Por alguna extraña razón, normalmente estúpida, en algún momento de tu vida tienes unas ganas mortales de besar a alguien pero decides no hacerlo...dejarlo para mejor ocasión. Es una estupidez, nunca hay mejor ocasión que la que tienes delante...pero esto tampoco lo sabes hasta que ya es demasiado tarde. Te tiras de los pelos por haber sido tan idiota y normalmente le das una trascendencia a ese beso no dado que probablemente no tenga…o quizás sí.
El beso de “por fin sé a qué sabe tu boca”
Este es el que más mola de todos. No es fácil de encontrar. Nunca es por sorpresa, no es de sopetón. Está ahí y lo sabes, las dos partes lo saben. Te encuentras con el otro y la atracción casi se puede ver. Hablas, te ríes, te miras y la tensión va creciendo…cada vez más…y te encuentras pensando: me está diciendo algo pero soy incapaz de centrarme en lo que escucho. Miras a los labios y te descubres pensando… ¿a qué sabrán? me muero por saberlo. Disimulas, miras a los ojos, sonríes otra vez y has perdido completamente el hilo de la conversación. El otro, está igual o peor pensando...como me siga sonriendo así no voy a poder seguir concentrándome en lo que estoy diciendo que realmente no tengo ni idea de lo que es, ni siquiera sé en qué idioma estoy hablando y por dios qué deje de sonreir así y de mirarme tan fijamente... ¿hay algo más en el mundo que su boca?..Silencio...encuentro de miradas y por fin…el beso perfecto, ese que cuando lo das te sirve para saber a qué sabe la boca del otro…y al mismo tiempo que te relajas, porque por fin ha llegado… hace que tu cuerpo entero se descontrole…y…
….entiendes Dirty dancing…pero eso va en otro post.