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lunes, 5 de octubre de 2020

Lecturas encadenadas. Septiembre

 Ya está aquí el otoño, los días más cortos y de nuevo (nunca se fue) la pandemia que nos obliga a quedarnos en casa tan ricamente, sin compromisos, sin recados, sin visitas inesperadas. Espero sacar, de esta época de reclusión,  mucho más tiempo para leer. Ya que no escribo (lo sé, lo sé, la semana pasada no publiqué nada) a ver si me dedico a leer. 

Al lío. Septiembre ha sido un mes de muchos tebeos, me ha dado por ahí. 

Tú, una bici y la carretera de Eleanor Davis fue el primer libro del mes. Es una historio autobiográfica trazada con un dibujo sencillo pero muy lírico, lleno de sensibilidad. Eleanor Davis se retrata así misma en su empeño por recorrer en bicicleta la distancia que va desde Arizona a Georgia. Los paisajes que atraviesa, la gente que conoce, las penurias físicas, que son muchas, la superación del dolor, la frustración, la soledad, el consuelo en manos de extraños o de tus seres queridos. 

Es un tebeo bonito, muy bonito, aunque al principio pienses: "esto lo dibujo yo".  Y la historia que cuenta es un poco americana, un poco rollo "Salvaje", de superación, pero con la que conectas mucho porque ella ni se pinta guapa, ni atlética, ni montando en bici feliz y sin renegar de los dolores. Añado que a mí me ha parecido bastante imprudente dedicarte a dormir en las cunetas de las carreteras pero los americanos son así.  

Del lirismo y la sensibilidad de Davis pasé del tirón a El hombre deseado de Ralf König, un tebeo que, por lo visto, es un referente en el mundo gay. Es un tebeo de 1986 y se nota. Ha envejecido en cuanto al tipo de dibujo y, por supuesto, en cuanto al tono. Es probable que gente que lo lea ahora lo encuentre ofensivo pero no lo es para nada. Está lleno de humor, de auto parodia y de sarcasmo. El hombre deseado cuanta la historia de un grupo de amigos gays de Dusseldorf cuando a su pandilla llega un hombre heterosexual guapo y muy machista por el que todos se sienten atraídos y que todos quieren llevarse a la cama. Es una gamberrada divertida. Me ha encantado que en la solapa cuenten que el autor estudió carpintería y salió del armario en la misma época, porque me ha parecido el colmo de la fantasía gay: un rudo carpintero con su cinturón de herramientas. (Bueno, y también es un poco fantasía de mujer heterosexual, que conste.)  

La primera novela del mes fue Basilisco de Jon Bilbao y lo primero que tengo que decir es que no se parece a nada que haya leído hasta ahora. Mitad historia del oeste con indios, vaqueros, buscadores de oro, sectas y mitad novela ¿autobiográfica? sobre hacerse adulto, tener hijos, ser consciente de tus padres como entidades independientes de ti. La imbricación de estas dos historias está, la mayor parte del tiempo, muy bien conseguida y solo en algunos momentos flojea pero en general es una novela que funciona a la perfección a pesar de la inicial extrañeza que puede sentir el lector provocada más que nada por la sorpresa. En la parte autobiográfica, en algunos momentos, se vuelve dolorosa por lo que se dice, se hace y se siente y la parte del western se sigue como una novela de aventuras en la que casi puedes tragar el polvo de los caballos. 

Leyendo esta novela descubrí que estoy un poco harta de novelas de parejas que se llevan mal, se hacen el vacío, están hastiadas y no encuentran sentido a su vida. Desde aquí invito a los novelistas de este país a escribir, para variar, algo sobre parejas que se lleven bien, que sean felices en general aunque discutan, que disfruten de la vida aunque no se parezca al cuento que todos hemos soñado y, sobre todo, que no den pereza.  Una historia bonita sin estridencias, para variar.  No sé cuando hemos decidido que eso no puede ser literario y que todo tiene que ser atormentado. 
Anoté en mi cuaderno esta cita que encabeza la novela. 
(...) la sensación que tenemos de fracaso, y de que nos equivocamos en nuestros juicios, y ese debatirnos entre la culpa y la vergüenza, eso es porque somos seres humanos. Así que intenta recordar solo una cosa. No fue culpa tuya. (Alan L. May, Centauros del desierto)
 Leed Basilisco porque no se parece a nada aunque hayáis leído cosas parecidas. 

A lo mejor alguien que lee esta sección ha pensado "Ah, como ya dio su charleta sobre Delibes, ya no va a leer más". Pues no, sigo con mi plan de un mes, un Delibes y el de septiembre fue Las guerras de nuestros antepasados.  Confieso que sigo con el plan y que me daba un poco de pereza volver a él pero ¡menos mal que he vuelto! Esta novela, formalmente, no se parece a ninguna de las otras que he leído hasta ahora. 

La historia de Pacífico Pérez está construida a través de un único diálogo, que tiene lugar durante siete noches, con su médico, el Doctor Burgueño. Formalmente, como he dicho, es muy diferente, casi como si Delibes hubiera probado una nueva manera de jugar con su juguete favorito y éste es, otra vez, la vida en un pueblo.  Delibes, de la mano de Pacífico, nos lleva a Humanes del Otero, un pueblo dividido y unido donde vivía con su Bisa, su Abue, Padre, Madre y su hermana. Allí se cría entre historias de guerras, aprendiendo de la naturaleza, sabiéndose distinto y alentado por las enseñanzas de su tío Paco. La Candi que llega de fuera, "contaminado" con otras ideas, con las de la ciudad, le descubre el sexo, la pasión, otra manera de pensar y desencadena el acontecimiento que lleva a la segunda parte de la novela. No quiero contar más para no destriparla porque es mejor llegar a ella y sorprenderse. 

Una vez más, es impresionante la maestría de Delibes para construir un personaje, una vida, un escenario, un paisaje y otros personajes a partir de un diálogo continuo, de un monólogo. 

«Bueno, oiga, pues mi tio Paco me enseñó a mirar, que hay cosas que uno tiene delante de las narices y, por lo que sea, no las ve ¿entiende? Pues a lo que voy, doctor, mi tio Paco me enseñó a mirar. Que, por él supe que nuestro pueblo es hermoso, que desde lo alto del Crestón veía los tejados del HUmán y, alrededor, las ringleras de los manzanos. Y, abajo, en la cuenta, el Embustes, espejando ¿entiende? Y las dos cervigueras de robles empinándose a los lados. Y, por cima de todo, las atalayas de los nogales. Que luego, tal que así, a mano derecha, en la cresta del cerro, andaba el caserío del Otero, de piedra de toba ¿sabe? Y a un lado la parroquia, ciega, oiga, como un castillo y, orilla suya, las tapias del camposanto, ¿se da cuenta? , las que desmontó el Teoista el día de la cantea grande. Y dentro, o sea, asomando, cuatro cipreses negros, que si soplaba el norte se cimbreaban como juncos. O sea, doctor, para que me entienda, yo aprendí a ver eso, y usted lo creerá o no, que es muy libre, pero solo de verlo yo me sentía como otro, que a días, a saber por qué hasta me venían las ganas de llorar y todo.»
Aprender a mirar los pueblos con Delibes. 

A mitad de mes leí un tebeo que me dejó fría. McCurry, NY 11 Septiembre  2001 se ajusta más a la definición de novela gráfica porque mezcla el dibujo de Jung Gi Kim con las fotografías de McCurry. el tebeo es una especie de biografía autorizadísima del fotógrafo. Se cuenta su vida y como llegó a ser uno de los reporteros gráficos más importantes del mundo con lo que hizo el 11S y los días siguientes, cuando al darse cuenta de lo que ocurría en NY salió corriendo de su estudio en Washington Square para adentrarse en lo que luego se conocería como zona cero. El problema que tuve con este tebeo es que me pareció deslavado, poco coherente y pobre en general. El dibujo es correcto y las fotografías de McCurry son excepcionales tanto las del 11S como las de toda su carrera. Él es el responsable de la portada más famosa del National Geographic, la de la famosa niña afgana de increíbles ojos verdes. Aquí se cuenta la historia de esa fotografía y el reencuentro con la protagonista años después pero todo resulta frío, poco interesante, deslavazado...esa es la palabra. 

Poeta chileno de Alejandro Zambra ha sido una lectura interesante y frustrante a la vez. No tenia ni idea de qué iba porque era una recomendación. Empecé y me enganché desde el primer minuto, estaba deseando que llegara el momento de acostarme para ponerme a leer porque me lo estaba pasando en grande con la historia de Gonzalo, un personaje entrañable, con sus mierdas y sus cosas, pero nada intenso ni misterioso. Ahora que lo pienso, Poeta chileno se ajusta un poco a la petición que hacía antes para dejar de escribir historias de intensidades forzadas. Bien, todo iba sobre ruedas hasta, más o menos, la mitad de la novela, momento en el que Zambra pega un golpe de tirón o, mejor dicho, parece que pierde el rumbo y hay un montón de páginas de algo que, en principio, dices "bueno, a ver donde vamos" y acabas pensando "Alejandro, acaba con mi sufrimiento y con mi aburrimiento de una vez". Cuando crees que todo está perdido, Zambra encuentra de nuevo su camino y la novela se vuelve a encauzar pero, en mi caso, no he conseguido quitarme el mal sabor de boca de es parte central. Que conste que recomiendo Poeta chileno pero me da pena porque podía haber sido una novela muchísimo más redonda. No es un reproche, es muy difícil escribir una novela redonda. 

«Generalmente cambiaban las sábanas y las expectativas. Ocasionalmente jugaban carioca y dominó. Ocasionalmente jugaban a hacer sombras con las manos. Nunca desfragmentaban el disco duro. Nunca quitaban a tiempo las hojas de los canalones. Nunca se quedaban dormidos con la tele prendida [...] Generalmente Carla quería estar donde estaba y quería ser quien era. Dicen que eso es la felicidad: nunca sentir que sería mejor estar en otra parte, nunca sentir que sería mejor ser alguien más. Otra persona. Alguien más joven, más viejo. Alguien mejor.»



Voy a colar aquí el último tebeo que terminé ayer, Tangencias de Miguelanxo Prada.  Es un pequeño album con ocho historietas de relaciones ¿amorosas? que terminan, que se cruzan, que se reencuentran para darse cuenta de que hicieron bien en separarse. Es un tebeo muy sombrío, algunas de las historias son muy sórdidas porque cuentan polvos de esos de los que te arrepientes antes de haber dejado de jadear. Es un tebeo que te hace sentir frío, son historias en las que no quieres verte. Otra vez relaciones complicadas...a lo mejor es que lo difícil es escribir una historia de amor que no duela, a lo mejor es porque cuando tienes una bonita de historia de amor, aunque sea imaginaria, te da vergüenza contarla. Y a lo mejor no tienen éxito porque no queremos saber que existen. 

Repasando mis lecturas, me doy cuenta de que han ido ensombreciéndose según avanza el mes, igual que mi estado de ánimo y la situación general. A lo mejor debería replantearme mi selección para el mes de octubre sino quiero llegar a noviembre metida debajo del edredón. 

Y con esto y esperando el cambio de hora, hasta los encadenados de octubre. 




lunes, 9 de enero de 2023

Lecturas encadenadas. Diciembre

 

Esta entrega de las lecturas encadenadas llega un poco tarde, 9 días tarde, y además, en teoría, tenía que haberla publicado antes de mi canto de amor a Winter, de Rick Bass pero ¿quién pone las reglas aquí? Yo. Así que puedo saltármelas y escribir de lo que me apetezca cuando me apetezca. Aprovecho para dar las gracias a los que me han recomendado libros sobre el invierno que iré leyendo a su debido tiempo.

Al lío.

«Tengo una crisis de lectura. No encuentro nada que me guste», le dije a Tallón. «Leíste Los extraños, de Jon Bilbao? Creo que te reconciliaría con la lectura». De Bilbao ya leí en su día Basilisco, que me gustó muchísimo y que, sin duda, recomiendo. Los extraños me entretuvo bastante, lo cogía con ganas al acostarme y recuperé un poco la sensación de encontrar refugio del día a día en la lectura.

Los extraños es la típica novela que veo convertirse en película según la voy leyendo y estoy segura de que acabará siéndolo. Me juego una mano, y no la pierdo, a que Bilbao ya habrá recibido ofertas por los derechos de adaptación. El futuro dirá si me tengo que quedar manca. ¿De qué trata Los extraños? De una pareja, basada levemente en la propia pareja de Bilbao, que vive en Ribadesella y en la que ambos escriben. Él cosas de geología, creo recordar, y ella traducciones del alemán. Su existencia transcurre sin grandes emociones, ocupan la casa de los padres de él que están en algún sitio más cálido pasando el invierno y cada uno por su lado da vueltas a «¿qué coño estoy haciendo con mi vida?». Un buen día, una noche, desde la ventana de su salón que da a la ría de Ribadesella, ven unos extraños objetos geométricos de colores volar por el cielo nocturno, unos ovnis de toda la vida. Al día siguiente de ese avistamiento aparecen por sorpresa unos visitantes, unos primos lejanos. No puedo contar más sin reventar la novela, pero por si acaso alguien no va a leerla o ya la ha leído y quiere saber mi opinión, creo que a pesar de que lo que va a ocurrir es obvio desde el minuto uno y el lector está pensando «no les dejes entrar», «ese tío no es tu primo», «son unos timadores», «no te fíes» y «¿pero sois bobos o qué os pasa?», Bilbao construye muy bien la tensión, la inquietud y la incomodidad, haciendo que no puedas dejar de mirar, de leer, de contemplar cómo los personajes se encaminan hacia la calamidad más absoluta. ¿Lo más decepcionante? El final. No pasa nada. Lo entiendo: era complicado terminar la historia de una manera más o menos convincente y, bueno, Bilbao hace lo que puede para dejarla en todo lo alto.

¿Recomiendo Los extraños? Claro que sí, es una lectura sencilla, entretenida y podréis decir, cuando se estrene la película: «yo ya leí el libro hace unos años».

Tallón también me recomendó Un verdor terrible de Benjamin Labatut. «Este libro, este libro, este libro», me mandó en un audio. Y le hice caso, claro. Debo decir que yo jamás leo las contraportadas de los libros que me recomiendan ni de los libros que compro. Normalmente llego a ellos por recomendaciones de amigos, de blogs que sigo, o aparecen en otros libros que me han gustado y quiero zambullirme en ellos sin tener ideas preconcebidas ni expectativas ni, sobre todo, saber nada de lo que me van a contar. Llego a ellos, a sus primeras páginas, desde el más absoluto desconocimiento del contenido. Con Un verdor terrible la sorpresa fue mayúscula porque esperaba una novela (Juan es un lector, sobre todo, de novelas) y me encontré con un libro de divulgación científica. Novelada, contada como una historia, como una sucesión de historias, pero no ficción.

Benjamin Labatut nació en Rotterdam pero se crio en Buenos Aires y Santiago de Chile. ¿Qué nos cuenta en Un verdor terrible? Historias de ciencia partiendo de los pies y las manos de Göring teñidas de un rojo intenso durante los Juicios de Nuremberg. Labatut nos lleva por un viaje de ciencia y científicos. Un poco de química, bastantes matemáticas y muchísima física en un viaje lleno de seres extraordinarios por su inteligencia, su extravagancia, su cabezonería y su perseverancia. Hombres, porque no aparecen mujeres, que se empeñaron en una idea o la idea de una idea y perseveraron hasta desentrañarla dejando todo por el camino. Algunos la familia, la pareja, la vida o la cordura. Sé que este libro ha gustado mucho, recibí varios comentarios cuando lo enseñé en Instagram, ha estado nominado a varios premios y es interesante, pero a mí me ha dejado un poco indiferente. Es posible que esto haya sido porque más de la mitad del libro está dedicado a la física, concretamente a la física cuántica y las luchas intelectuales que, a comienzos del siglo XX, tuvieron lugar entre Heisenberg, Schrödinger, Bohr y Einstein entre otros. Todos genios absolutos, inteligencias brillantes cuyo trabajo ha cambiado la historia de la ciencia y del mundo en el que vivimos, pero a mí la física es algo que me resulta incomprensible desde su nivel más básico. Jamás he conseguido que me interese ni siquiera cuando he tenido líos amorosos con físicos: ni aun por amor he conseguido entender la física. Dicho esto, la narración de Labatut es estupenda y aunque no entienda nada de átomos, dimensiones o electrones, ni sepa cómo se comporta una onda y cómo de diferente es de una masa, las vidas de los “personajes” que nos presentan son tan apasionantes como una novela de acción. (Labatut advierte al final del libro de que hay muchos pasajes de ficción, sobre todo en la segunda mitad del libro, aunque todo está basado en hechos reales) . Cuando estaba leyéndolo y, por si alguien tiene interés en este tipo de lecturas, me acordé de uno que me gustó muchísimo y que recomiendo encarecidamente: La edad de los prodigios, terror y belleza en el romanticismo, de Richard Holmes. Además, el epílogo de Labatut, que se titula «El jardinero nocturno», me ha recordado mucho a los Cuentos de la selva de Hector Quiroga que leí hace un mes.

No leí nada más en diciembre. Empecé Winter, del que ya he dicho todo lo que puedo decir sin que la gente empiece a llamarme plasta. Sigo con mis New Yorker atrasados: ahora mismo estoy leyendo el del 15 de noviembre. Pensé que durante las vacaciones conseguiría reducir la brecha para, por lo menos, llevar solo un mes de retraso, pero no me ha dado tiempo. Lo intentaré en enero, al mismo tiempo que intento reincorporarme a la rutina laboral sin caer en la desesperación o el cinismo, pienso en cómo celebrar los quince años de Cosas que (me) pasan y leo algún que otro libro para que esta sección, «Lecturas encadenadas», no desaparezca.

Creo que peco de ambición. Hasta los encadenados de enero.


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miércoles, 3 de junio de 2009

LA COMUNIDAD.- ¿ La historia interminable?

Martes. 19 horas. Una terraza en una calle concurrida de Madrid, en una mesa dos de los churumbeles ( mi madre y otro). Dos churumbeles apostados en la terraza de cada para atisbar el encuentro.

La pasma avisada.

Llega MAK con un joven trajeado con una carterita.

Se sientan los cuatro.

- ¿ Quién es este chico?
- Es un amigo mío que su padre era un gran abogado con un despacho muy importante. Su tío es Inspector Jefe de Policia y él trabaja en XX pero mientras estudiaba trabajaba en el kiosko de la calle A. ( MAK sí había visto al otro churumbel en el autobús y traía preparada la excusa).
- Muy bien. Bueno, mire queremos que nos dé la llave porque este señor está muerto.
- ¡ No está muerto! Ya he ido con el notario y ya voy a traer la fé de vida.
- No nos diga más cuentos.
- Está vivo y está en una residencia
– apostilló el joven kioskero.
- Díganos cómo se llama la residencia dónde está.
- No se lo puedo decir.
- ¿ Porqué no?
- Porque no estoy autorizado
- ¿Autorizado? ¿ Quien tiene que autorizarle?
- La gente que le lleva sus asuntos
- ¿ Qué gente le lleva los asuntos?
- Sus abogados
- Vale, pues dígame quienes son sus abogados y hablamos con ellos.
- Les digo que está vivo.

Tres jóvenes de paisano se acercan a la mesa.

- Señora, perdone, ¿ le importaría identificarse?
- ¿ Yo? ¿ Por qué?
- No pasa nada, pero le importaría identificarse?
- No llevo pasaporte porque me lo han robado, pero les apunto aquí mis datos.

MAK saca un folio y apunta lo que le apetece.

- Oiga joven, ¿ Es usted su abogado?

El joven kioskero entra en pánico y empieza a temblar. Los churumbeles temen que se moje los pantalones.

- No, no..yo soy…un amigo..he venido a acompañar..ehh..ehhh..pero no he hecho nada ehh.

Por supuesto de su supuesto tío policia no dice ni mus ( cómo dice mi suegra).

MAK sigue a lo suyo, que para eso es una profesional.

- ¿ Me habéis puesto una denuncia? Pues me lo teníais que haber dicho.

Rebuscando en su bolso secreto encuenta el Abono transporte y se lo da a la policia que se retira un poco para llamar a comprobar datos.

- Señora, mire..tiene que acompañarnos a comisaria.

Asi que ayer a las 8 de la tarde MAK fue conducida a la comisaría. Luego la pasma llamó a decir que le estaban tomando declaración.

Esto fue ayer y creíamos que sería el fin de MAK, pero nos pasamos de listos.

MAK ha llamaodo hoy hecha un basilisco y amenazando con poner una denuncia a uno de los churumbeles que estaba ayer por haberla denunciado. No se ha enterado de que la denuncia es de los 6. Está superindignada y dice que el bicho está enfadadísimo ( jajajaja..es un crack) y que no quiere saber nada de los churumbeles. ( Lógico, está el pavo en su nube celestial sin ninguna gana de ver a sus caseros).

El churumbel receptor de la llamada tras aguantar el chorreo le ha dicho que para ellos ella es una mentirosa. El bicho está muerto y ella puede decir misa, pero mientras no demuestre lo contrario es una mentirosa.

Ahora mismo estamos intentando localizar al inspector encargado del caso para saber qué pasó ayer en comisaria.

Seguiremos informando.
No sé si cambiarle el nombre al blog.

¿ opiniones?