Por fin te has ido. Ninguno queríamos que fueras el primero en romper la formación, no queríamos que la inevitable brecha comenzara por ti. Queríamos que fueras inmortal, necesitábamos que lo fueras y durante un tiempo todos lo creímos, tú también. Después la muerte hizo planes contigo y supimos, tú también, que serías nuestra primera baja. Hoy, por fin, te has ido y no sabemos, todavía no podemos ni pensar, cómo vamos a sobrevivir al hueco que dejas en nuestra familia. Ni pensamos en rellenarla, en cubrirla, en ignorarla... eres nuestra primera grieta y, como pasa en nuestra querida presa, ya nunca podremos embalsar el mismo agua, ya nunca seremos los mismos. Seremos menos, seremos peores. Estamos rotos.
Hace un año hablé con un amigo sobre lo que supone la muerte de tus mayores. Él nunca había perdido a nadie cercano y me dijo que tenía miedo de sentirse en primera línea frente a la muerte. Fue una conversación casual, pero de esas que no se olvidan nunca, que vuelven de manera recurrente a tu cabeza buscando que te des cuenta de su importancia, intentando descubrirte algo que te gustaría no saber, que te empeñas en ignorar. Hoy ha vuelto a mi cabeza cuando lo inevitable ha ocurrido, cuando por fin te has ido, cuando la agonía ha terminado. Te has ido, nos has dejado y eso nos aproxima a todos a la primera linea, no frente a la muerte sino a la de seguir siendo lo que siempre hemos sido.
Este año ya nadie llevará traje en nuestra cena de Nochebuena, nadie preparará juegos y nadie fumará puritos. Este año nos hemos quedado huérfanos de reyes magos y alguien tendrá que hacer de Gaspar, gritar nuestros nombres y equivocarse con los regalos. Todos tendremos los ojos llorosos y el alma rota. Alguien tendrá que pasear a Bolu, tu perro gigante, y alguien tendrá que explicarle que ya no vas a volver. Ya nadie hará paella en el jardín de La Rosaleda, ni contará las historias de la Mano Negra. Volveremos a juntarnos, a reunirnos y a reírnos pero ya nunca volverá a ser lo mismo porque nunca estaremos todos. Erais los seis invencibles, los seis insoportables, los seis estandartes de nuestra familia, juntos desde hace sesenta años. Dios mío, ¿quién consigue cenar sesenta años seguidos con todos sus hermanos? ¿quién consigue pasar sesenta años con sus hermanos, casi cincuenta con sus sobrinos, repitiendo año tras año las mismas rutinas, celebraciones y reuniones? Hemos tenido tanta suerte que nos creímos inmortales, hemos sido tan increíblemente afortunados que nos acostumbramos a lo excepcional.
Ramón, hoy te has ido y no sé cómo vamos a hacerlo sin ti. No me da miedo estar frente a la muerte, me da miedo que no seamos capaces de estar a tu altura, de hacer que, dónde quiera que estés ahora, te sientas orgulloso de nosotros. Asusta estar en primera línea de la vida, ser responsable de construir las rutinas y recuerdos que arman una familia, una vida. Hoy te has ido y veo entrar el caos por tu ausencia. Siento a tus cinco hermanos y a todos nosotros, tus sobrinos, mirar la grieta sin saber como vamos a sobrevivir, como vamos a achicar este naufragio.
No sé como vamos a hacerlo sin ti. Eso es lo que me da miedo, no estar a la altura. Te juro que lo intentaremos.
Adios, Ramón. Descansa en paz. Te queremos infinito.
13 comentarios:
No estàn, y son irremplazables, pero se les siente y su recuerdo y ejemplo nos muestra el camino. Ànimo para todos. Un beso fuerte.
Lamento tu pérdida. Pero me pica la curiosidad, ¿quién queríais entonces que fuera el primero en romper la formación?
Te doy mi pésame. Sabes que va a suceder pero nunca se está preparado, por suerte tienes una familia «gran» y «grande».
La muerte de los mayores crea huecos que ya no llevan la misma agua de la tradición que llevaron durante decenas de años.
A veces, comome acaba de pasar a mí, lo rompen todo. Deja de haber fiestas y comidas tradicionales. Eso es lo malo y, por suerte, lo infrecuente.
Pero si se mantiene la unión, los que estabais acostumbrados al papel de "jóvenes" crearéis hermosamente nuevas tradiciones para los que ahora son todavía muy jóvenes. Eso es lo bueno y, por suerte, lo habitual. Lo único que tendréis que hacer es esforzaros mucho.
Pásale a tu madre, de mi parte, un fuerte abrazo y la esperanza de que el marasmo actual pase pronto, con tantos hijos, nietos y sobrinos.
Es difícil hablar sobre la muerte, porque el temor nos invade.
Puede que nada de lo que te diga, te haga sentir mejor... pero tienes que agradecer que la vida, te haya dado tantos años de margen hasta tener que afrontar la despedida.
La muerte de un joven es terriblemente dura y las navidades horribles cada año desde entonces.
Pero aún así, aprendes a vivir con la falta.
Y todo se vuelve diferente, aunque no quieras, pero es bonito igual.
Mucho animo y te mando un abrazo de esos reconfortantes con mucho cariño.
Lo siento mucho.
Pilar
Lo siento mucho. Que duro es perder a la gente que quieres, las comidas, las celebraciones, las reuniones ya no serán nunca iguales, pero seguiremos haciéndolo, y miraremos pensando que es una pena que él o ella ya no estén, y daríamos lo que fuera para volver a tener un minuto con ellas.
Te mando un abrazo enorme.
S
Lo siento mucho, un abrazo muy grande para ti, tu madre y todos de la familia.
Moli, lo siento muchísimo.
He leído todos los post que sobre la Molifamilia tenías y todos me han encantado, como siempre. Un abrazo muy fuerte a todos y a llevar como podáis el duelo. Os tenéis los unos a los otros para apoyaros y eso ayuda mucho.
Mucho nivel......"Asusta estar en primera línea de la vida, ser responsable de construir las rutinas y recuerdos que arman una familia, una vida". D.E.P. Ramón
Siento tu pérdida, pero te digo que aunque el tiempo empequeñece la pena, el recuerdo permanece y llega a ser hasta divertido recordar con alegría al que partió.
Un abrazo.
Gabriela
Muchísimas gracias a todos por los comentarios. Muchísimas gracias.
Te acompaño en el sentimiento, un abrazo.
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