viernes, 24 de febrero de 2017

Decidí tener hijos

Decidí estudiar ciencias mixtas en COU porque no me gustaba el latín. Decidí desobedecer a mi padre y no hacer una carrera americana de negocios. Decidí estudiar historia. Decidí que tenía los pies feos y nunca llevaría sandalias. Decidí hacer una doble especialidad.  Decidí que tenía los brazos gordos y no llevaría tirantes. Decidí empeñarme en una relación absurda. Decidí cortarme el pelo cortísimo. Decidí no ser profesora. Decidí que tenía los pies bonitos. Decidí aceptar cualquier trabajo que me ofrecieran. Decidí llamar a aquel hombre. Decidí llevar tirantes. Decidí casarme con aquel hombre. Decidí irme a trabajar a cien kilómetros de mi casa. Decidí alquilar aquella casa. Decidí tener un hijo.  Decidí que no tendría más hijos. Decidí empezar a teñirme las canas. Decidí tener otro hijo. Decidí comprar una casa. Decidí abrir un blog. Decidí no tener más hijos. Decidí divorciarme. 

Todas estas decisiones las tomé pensando que eso era lo que quería, que estaba eligiendo lo mejor y, por supuesto, pude equivocarme en todas. ¿En todas? Pero si ahí has puesto tener hijos ¿Crees que te equivocaste? No lo sé. Tome la decisión de tener hijos con la misma inconsciencia y la misma falta de conocimiento con la que tomé todas las demás. No, no es verdad. La más inconsciente de todas mis decisiones vitales fue y será para siempre la de tener hijos. Mi decisión más inconsciente y la más trascendente.  

Decidí que quería tener hijos porque quería. ¿Qué es querer algo que solo te imaginas? ¿Querer algo de lo que no tienes ni la más remota idea de lo que va a significar en tu vida? Y no hablo de biberones, lactancias, bebés llorando ni las mil quinientas inquietudes logísticas que acarrea reproducirse.

Pero, ¿Cómo puedes decir eso? ¿Insinúas que tu vida no es mejor por tus hijas? No, no lo insinúo. No lo sé. Para empezar ¿mejor qué qué? No sé si la vida que tendría si no hubiera decidido tener hijos sería mejor, peor o igual. Sería otra. No me arrepiento de haberlas tenido, la mayor parte del tiempo las quiero infinito y sé que gracias a ellas he aprendido a mirar el mundo de otra manera, he aprendido sobre mi relación con los demás y me he descubierto para bien y para mal, pero no sé si mi vida sería mejor o peor sin ellas. No lo sé. 

Leo cosas sobre lo maravilloso que es tener hijos, sobre como tener hijos hace tu vida mejor, más completa, más todo. Y yo no lo sé, no lo siento así. 

Pensar que tu vida con tus hijos es mejor que la que tendrías sin ellos es inevitable porque es una de las pocas (si no la única) decisiones en tu vida que no tiene marcha atrás y que es para toda la vida. Puedes decidir estudiar otra carrera, vivir en otra casa, romper con tu pareja, volverte a casar, cambiar de trabajo, de casa, incluso de sexo, marcharte a otro país pero no puedes dejar de tener hijos. Aunque decidas pasar de ellos, ignorarlos o abandonarlos jamás dejarás de tener hijos. 

Quiero pensar que mi vida con mis hijas es mejor porque no hay marcha atrás, porque es una de mis decisiones vitales y porque por experiencia sé que reconocer que te has equivocado es duro, cuesta y jode mucho, pero es posible. ¿Qué pasa si una de ellas, o las dos, enferma de algo terrible que les causa un sufrimiento extremo del que no soy capaz de librarlas y tengo que observar como se apagan en medio de terribles dolores? ¿Qué pasa si una se convierte en una asesina?  

Estás exagerando y eso no va a pasar. 

No sé qué va a pasar pero esas cosas ¿no me harían pensar que estaría mejor si no hubiera decidido tenerlas? O pensándolo al revés ¿mi vida sería mejor si hubiera decidido tener tres hijos más? No lo sé. Cada vez que lo pienso, me desconcierta darme cuenta de que yo he tenido algo que ver en que esas dos personas estén en este mundo, estén vivas. Y lo que más me sorprende, de todo, es que son fruto de la decisión más inconsciente que he tomado en mi vida. 

Quiero tener hijos ahora porque me estoy haciendo mayor, pensé. Tenía 29 años.

Me gusta mi vida con mis hijas, unos días más y otros menos, no sé si sin ellas mi vida sería mejor o peor. 

Sería otra vida. 


29 comentarios:

Sprocket314 dijo...

Yo también me pregunto cómo sería mi vida sin mis dos hijos. ¿Qué haría con todo ese tiempo libre, con todo ese dinero sobrante, con toda esa privacidad, con todo ese orden y limpieza en la casa?

Probablemente tener una vida más egoísta y centrada en mí mismo y en mi pareja. Probablemente me haría la misma pregunta de cómo sería mi vida con hijos.

De pequeño me daba mucha pena que mi tía Memé hubiera decidido no tener hijos con mi tío Roberto. Ahora de mayor, veo que viven estupendamente y me dan bastante envidia. Sin embargo, no me arrepiento de haber tenido hijos, pese a todo.

La verdad es que es sorprendente la cantidad de gente que tiene hijos a pesar de la multitud de inconvenientes que conllevan.

Supongo que la gente tiene hijos porque no saben qué va a pasar, cómo va a ser su vida con ellos.

Irene dijo...

Al menos tú tenías una razón para decidir que querías tener hijos. Yo no tenía ni razón siquiera.

Ahora tengo dos hijos y tampoco sé si mi vida sería mejor o peor.

Puede que con más libertad y más dinero para mi hubiera hecho alguna locura que me llevara a la tumba...

Puede que me hubiera separado del padre de mis hijos y ahora estaría de cooperante en África.

Puede que al no tener que ir a por ellos al cole me tirara horas y horas en el trabajo y eso del "tiempo libre" no existiera.

Hay tantos "puede que...", que prefiero vivir mi vida de ahora y lo que tenga que ser, será.

Oswaldo dijo...

Creo, Moli, que este asunto de cuestionarte cosas que otra gente apenas siente como "una leve zozobra" o "una inquietud" o si lo sienten más fuerte apenas logran identificar el motivo de su desasosiego y acerca del cual tú logras poner el dedo en tu propias llagas y disectar y racionalizar tus temas, actitud que por cierto no critico, sino que por el contrario es probablemente uno de los ganchos más atractivos de tu blog, de tus escritos, en esta específica oportunidad parece estar tocando tus propios límites.
Creo que la autora de tantos posts que entran en la categoría de "maternity", al punto de haberse convertido en la madre sin superpoderes, apenas puede esconder de sí misma el disfrute y el gozo y su importantísimo crecimiento interior al que la ha llevado el hecho simple y desnudo de haberse convertido en madre.
No solo por haber parido dos veces sino por haberse abocado a el asunto con dedicación y amor. Evidentes para mí.
Creo, ¡Dios mío!, creo, que ni siquiera este blog escribirías si no fuera por tus hijas. ¡De lo que nos hubiéramos perdido TODOS, incluso TÚ!

TODO lo que hacemos en esta vida lo hacemos, por definición, desde la inexperiencia y después, con experiencia, es muy probable que cambiáramos algunas cosas si las pudiéramos volver a vivir, pero yo, personalmente, estoy 100% seguro que lo lamentaría muchísimo si alguno de esos cambios afectara mi vida con mis hijos. Y cualquier cambio importante en algunas decisiones probablemente lo haría...

Anónimo dijo...

Precioso post.Yo no tengo hijos y a pesar de que decido absolutamente todo, no tengo en tanta estima las " decisiones personales". No quiero quitarle responsabilidad al ser humano. Pero muchaa veces nos atribuimos decisiones, que ni siquiera son nuestras del todo. Como " los amigos los eliges ( decides) tu" ja!. Nos contamos que decidimos cosas quw ni siquiera decidimos. Trabajar, por ejemplo. Salvo que seas rica...uno ¿ decide trabajar? lo haces porque debes. Y no esta mal. Pero es poco honesto decir " decidi trabajar". No puedo hablar de la maternidad, pero tengo amigas en la cuarentena que no se si han decido tener hijos o no, pero son mucho mas felices que antes. Algunas claro. La verdad es que no se si la elicidad esta en la capacidad de decidir ( para mi excesivamente sobrevalorada) ÷, otras palabras ¿ te puede hacer feliz algo que no has decidido? Un placer leerte, Molinos.

el chico de la consuelo dijo...

Como se te ocurre??????
Vaya locura????
Elegir matemáticas en COU.

Los de griego y latín ligamos mas!!!!

Inmaculada dijo...

Creo que lo fundamental en la decisión de tener hijos es que implica la vida de otro ser humano, no es algo de lo que uno se pueda cansar o decida que no es lo suyo una vez que se han tenido, es una decisión irrevocable. Por eso hay que ser consecuente y pensar que un cambio de opinión en este caso no sólo me afecta a mí, sino a otra persona que no eligió nacer. No todo es nuestra libertad o nuestro derecho, también tenemos nuestra responsabilidad y nuestro compromiso hacia otros, aunque no sea lo más cómodo.
Saludos.

Chirly dijo...

Muy bien!

Tita dijo...

Yo también creo que cuando decides tener hijos, aunque hayas criado los de los demás, somos absolutamente inconscientes. De hecho como te lo pienses demasiado, no los tienes. O te plantas. Con todo el conocimiento ya.

Pero yo si que estoy segura de una cosa. Mi vida sería peorsin los hijas. Sabes por que? porque ya pase por esa fase. Ya tuve una vida, buena, en la que ellas no existían. Y la disfrutaba. Pero ahora que las conozco y me dan guerra, y satisfacciones...me da vértigo pensar e que podrían no haber estado nunca.

Es la diferencia de los sinhijos. Hemos estado en las dos partes. Podemos comparar.

MATT dijo...

Te iba a escribir algo muy parecido a lo que ya ha hecho Oswaldo. También de acuerdo con la anónima de justo debajo de él.
Hay temas que son puro instinto y que las haces porque sí, no hay que darle tantas vueltas.
Además nuestro poder de decisión está condicionado por el contexto, las circunstancias y mil factores de los que no somos protagonistas.
En cuanto a mi experiencia como no madre y madre, tenía una vida plena sin hijos, pero ahora sería incapaz de imaginarme sin ellos. No me planteo qué otra vida habría tenido sin ellos, mi vida es ésta.
Un beso

Bárbara dijo...

Me hace gracia la expresión "decidí tener hijos" quizás porque yo lo decidí mucho, mucho, mucho y no vino.

Hicimos tratamientos, nos drogamos, me hinché, experimentaron con mi cuerpo y no salió. Y decidí ser feliz sin hijos. Y lo fui. Y mucho. Y de pronto, ¡magia potagia! -sorprendentemente basta un ovulo bueno, un espermatozoide bueno y la probabilidad adecuada xa que la cosa funcione- vino Martín. Y seguimos siendo felices. Creo que más, pero, a saber...

Por eso me hace gracia lo de "decidí" porque pienso que aunque a veces pensamos que decidimos muchas de nuestras decisiones vitales (decidí estudiar derecho, decidí opositar, decidí ser abogado del estado) realmente en muchas de nuestras decisiones vitales la mayoría de las veces es la puta vida (llamalo suerte, azar, casualidad, Dios) la que decide por nosotros...

Es un gusto leerte y que nos hagas pensar. Un saludo.

Jose dijo...

Creo que tú y yo nos llevaríamos muy bien.
Yo decidí no tenerlos.

Alberto Secades dijo...

Dicen que hay gente racional que toma decisiones y escribe en una hoja dos columnas que titula "Pros" y "Contras".
Dicen que la gente racional, cuando se plantea tener hijos, llena la columna de "Contras" (porque hay muchos, y son muy fáciles de identificar), pero no son capaces de poner en la columna de "Pros" nada más allá de "me apetece", o "quiero", o "tengo ganas".
Dicen que la gente que hace listas es tonta y que la gente lista pasa de las listas y se deja llevar el instinto que, por descontado, es inconsciente.

Pero, claro, dicen esas cosas porque alguien tenía que decirlo.

Gracias.

Ana dijo...

¡Muy valiente!

Unknown dijo...

Ahora que te he reencontrado, todavía me gusta más leerte. Yo pienso igual que tu en la cuestión de los hijos, pero luego miro a Manu y digo, sólo tu podías ser el hijo perfecto.....yo tb lo quiero infinito la mayor parte del tiempo; )

María dijo...

Muy inteligente tu razonamiento. Yo tengo dos hijos, que han sido casi todo para mí, y dos nietos con los que babeo. Pero mi hija no tuvo hijos y ya no creo que los vaya a tener, y cada vez me siento más contenta y tranquila con su decisión. Las mujeres que no tienen vocación de madres cometen una insensatez siéndolo a cualquier precio. Pienso.

NáN dijo...

Me ha encantado el primer párrafo, con tantas decisiones tan bien desarrolladas. Aunque siempre he dudado de que las decisiones las tomemos nosotros o sea la vida las que las vaya tomando por nosotros en una rara relación con los gustos y desagrados del momento. Unos momentos después (semanas o meses después), las decisiones habrían sido otras.

O te ves obligado a tomar la decisión que no quieres. Por ejemplo, había decidido no tener hijos. Mis hermanos, mucho mayores que yo, habían tenido hijas, así que todos esperaban que yo tuviera un hijo que mantuviera el apellido. No es que el apellido fue bonito o feo. Me convertí en el recopilador de todas las historias de mi familia hasta dos o tres generaciones atrás y me pareció “que ya estaba bien de historias”: no quería correr el riesgo de tener un hijo varón. Pero la pareja que “decidí” elegir quería tener un hijo/a: ¿cómo puedes negarle eso a la mujer con la que vives? Y tuve un hijo que varón. Cuando ella quiso tener el segundo pensé que ya había cumplido, le dije que no y compré un pastor belga, de capa negra, como nuevo miembro de la familia. (Hay que entender que ella pasaba más de 5 meses al año fuera de España, en viajes de 3 o 4 semanas, así que era yo el que cuidaba de ese hijo 24 hours by day... Por suerte o desgracia en ese tiempo trabajaba en casa y podía hacerlo).

Así que la vida decidió que tuviera un hijo, de lo que me alegro mucho porque me ha mantenido al borde de la modernidad, que sin él se me habría escapado.

Lo que sí fue una decisión clara fue lo del perro, al que le puse el nombre de Shima, porque era mío, “Mi Shima”. Y Yukio Mishima fue durante muchos años mi escritor favorito. Todavía tengo colgada detrás, junto a las chaquetas de salir y de casa, la cadena con su nombre grabado.

Y la verdad es que no te vería ni te entendería sin tus dos hijas. Fue una buena decisión. Que lleves sandalias también lo es.

Anónimo dijo...

Yo no sé por qué la gente decide tener hijos o no. Pero desde luego creo que nadie lo hace con el objetivo de ser feliz. Se puede ser feliz con o sin hijos. E infeliz también.
En mi caso, como han descrito más arriba, fue algo instintivo. Nunca me han gustado ni interesado los niños, y de repente algo cambió en mí. La naturaleza, supongo. Y era muy feliz antes de ser madre. Mucho. ¿Soy más feliz ahora? Soy muy feliz, diferentemente feliz. Mi hijo me hace sentir cosas diferentes al mirarle o pensar en él. ¿Me hace eso especial? No. También es así que tener un hijo obliga a dejar de hacer cosas que antes te hacían feliz. Pero al final, ¿Qué es la felicidad?

La felicidad no es estar contento todo el rato, en reír ni en hacer cosas continuamente. Y comparar el antes y el después, y en lo que podría ser y no fue, pues no lleva a ningún lado. La felicidad está en nosotros y en vivir de manera lo más armónica y plenamente posible la vida que tenemos.

Dicho lo cual, parece que aún hoy en día, en el siglo XXI, hay gente que tiene hijos por obligación, por convención, porque toca, por tacharlo de la lista… y supongo que algunos de ellos serán infelices. No lo sé, supongo que hay gente capaz de ser infeliz siempre, haga lo que haga, bien porque no les parece suficiente, porque siempre necesitan más, o porque siempre todo les parece mal. Tomen la decisión que tomen. Pero eso ya es otra historia.

Samuel dijo...

Se entiende muy bien, supongo que tener dos hijos de unos 10 años y un matrimonio venido a menos ayuda.
Besos Moli, siempre das en el clavo.

eviam dijo...

Haz puesto palabras a mis pensamientos, jeje. Pienso exactamente igual que tú :)

Bravo por este blog tan fantástico y por los comentarios de toda la gente que te quiere, es enriquecedor de verdad. Besín!

Paloma dijo...

Me asombra un poco la cantidad de gente que ha comentado para justificar que tener hijos no se decide, que no se es más feliz sin ellos y no sé cuántas cosas más. Me asombra porque, aun ahora que cada vez se conoce a más parejas que se arrepienten de tener hijos, hay quien sostiene la idealización de la maternidad como un proceso místico o divino que lo mejora todo.

Yo estoy con tu post. Cuando decides tener hijos (a veces se te cuelan sin tú querer), lo haces sin saber dónde te metes y a menudo por eso lo haces. Es una decisión de la que por supuesto te puedes arrepentir (y es totalmente lícito, Inmaculada) pero que mo puedes frenar. Muchas personas se arrepienten, no porque odien a sus hijos ni mucho menos, sino porque ven que no les compensa, o que la vida sin hijos era mejor. No se lo dicen a sus hijos, no les abandonan, pero se arrepienten.

De hecho, como no puedes librarte de los hijos, porque los quieres, te cuentas a ti mismo historias que te hagan sentir mejor: el instinto, la vida indiscutiblemente mejor con hijos, lo absurdo de pensar en pros y contras....

Yo no entiendo eso de traer más seres al mundo porque me lo diga el instinto reproductor, la verdad. Me parece una razón muy pobre para los seres supuestamente racionales que somos. Me parecen mucho más coherentes (y felices) quienes tienen hijos para su propia felicidad. Quienes se han informado de cada pequeña y gran miseria y satisfacción de la maternidad, no la idealizan y se lanzan igual de inconscientes que el resto, pero con razones en la mano.

Creo que en esta sociedad en la que sólo se cuestiona a quien no quiere hijos, todos deberíamos ponernos con fuerza en la posición contraria. Cuestionarnos, "¿por qué quiero hijos¿ ¿Intento suplir algo¿ ¿Soy consciente de lo que supone? ¿Entiendo aunque sea de lejos lo que es lidiar con un bebé, con un niño, con un adolescente?". Igual que hacemos a los que no quieren hijos plantearse su vida al respecto.
Si lo hiciésemos, la natalidad sería mucho más baja, pero mucho más respondable.y realista.

Gracias por tu post, Moli, porque me parece una isla de sentido común entre tanta romantización (comentarios incluidos).

Paloma dijo...

Por cierto, creo que en muchos casos a ese "instinto" reproductor habría que llamarlo presión social o hacer lo que la sociedad espera de ti. Pero nos cuesta mucho vernos como parte deñ rebaño socializado

Voz en off dijo...

Yo creo que has hecho muy bien Moli, y eso que yo no tengo hijos. En aquel momento sentiste que querías tenerlos y los tuviste. Es así como se toman las decisiones. En aquel momento era lo mejor para ti, y ahora también. Así no te podrás arrepentir nunca de haberlos tenido!Besos

Tita dijo...

Me encanta lo cínico de la gente que se empeña en quitarle lo bonito que tiene la mater-paternidad, como si los que lo sentimos así aunque tenga sus contras fuéramos unos bobos que nos autoengañamos.

Huele peligrosamente a autojustificarse porque uno, no los tiene. Como si a mi me importara (que no me importa) si alguien decide no tenerlos, o tenerlos, o comprarse un periquito.

Ya huele también que una decisión, tomada o encontrada, sensata o inconsciente, y que en todo caso y en global resulta absolutamente trascendente y necesario para la supervivencia de la especie, se tome como una moda. Cierto es que somos ciento y la madre y que no nos vamos a extinguir de hoy para mañana, pero nuestras pensiones las van a pagar los hijos de los románticos.

Y no nos equivoquemos...nuestro trabajo hoy es para pagar las pensiones de nuestros padres, no estamos ahorrando para las nuestras, esas las pagarán nuestros hijos porque si no, esto sería insostenible.

Esto ya no es tan romántico, y pensando fríamente, lo de tener hijos y pasar malas noches para pagarle la pensión a Paloma...me está haciendo bola!

Ostias, ya se me ha pasado el romanticismo! aunque sigo sin arrepentirme de tener a mis hijas aunque tenga que compartir su cotización con los sinhijos por vocación.

Anónimo dijo...

Bueno, yo creo que caben todas las vidas. Las de la gente que al tener hijos han tenido una epifania ( y no son monguers, no son gente engañada por el corte ingles) y la de los que no lo ven así, han teñido hijos y no lo han sentido así ( y no son psicopatías asociales y seres desnaturalizados de los que se pueda deducir, hasta ahí podriamos llegar, que tratan mal a sus hijos o van a hacerlo). Basta ya de tribus enfrentadas, de padres babasos versus padres desnaturalizados, de padres engañados versus padres que piensan. En cualquiera de sus variantes; basta. Me encanta leer el post de Moli, honesto y delicado e igualmente me gustan los relatos de padres y madres vocacionales cuya vida gira en torno a su prole. Creo que no hay objeto de disputa, creo que nadie puede eregirse con la posición de abrirle los ojos a nadie. La realidad es lo suficientemente compleja como para que quepa todo y todo sea de verdad. Es cierto que la maternidad era el fin último de la mujer y había una expectativa montada, pero a día de hoy ya la blog esfera está inundada de malas madres, la tasa de natalidad es de risa ( hay presión, pero la soportamos bastante bien) y en fin, tengo la impresión de que cada cual tiene más margen de elección ( aunque como dice Moli, ¿ cómo coño decididir algo que no sabes cómo es?). En mi entorno, de mujeres realizadas profesionalmente, decir que íntimamente deseas ser madre requiere de cierto valor, porque es una figura denostada. En el entorno de mi madre, no querer ser madre porque te quieres dedicar a la poesía, es el equivalente a ser una lunática. Y eso si es un retraso. Ni los madres entregadas que dicen que ser madre es lo mejor que le ha pasado mienten o son menos inteligente que nuestra Moli (menos las misses que salían en el ¡ hola! A la salida de la clínica Ruber) ni las que lo cuestionan son personas desalmadas. Creo que nadie expresa lo que siente contra nadie. En el post de Moli yo no veo eso al menos.

Lou Perea dijo...

No se como sería mi vida sin mis hijos, pero no quisiera saberlo. Tengo hijos no sólo porque siempre quise ser madre, tengo hijos gracias a mi empeño, al de mi contrario y gracias a la ciencia, que me dio a mi primera hija.
No entiendo esta polémica absurda de estos días de si mi vida sería mejor sin hijos. La vida de cada uno es la que es, con o sin hijos, porque así lo decidieron, no es absurdo pensar en lo que pudo haber sido y no fue?, yo creo que si.
No se como sería mi vida sin hijos y, sinceramente, me alegro mucho de no saberlo.
Lou

José A. García dijo...

La vida es sí misma es un cúmulo de decisiones que, una vez tomadas, ya no hay vuelta atrás, no podemos reescribir nuestra historia, podremos mentirnos y llegar a creer en esas mentiras, pero nuestra historia continuará siendo la misma.

Saludos,

J.

Zia Ducay dijo...

Pues que quieres que te diga...to también decidí tener dos hijos no se si conscientemente .....y a veces me arrepiento...los hijos crecen y los problemas también, no cabe duda.
PERO ESTO ES LO QUE HAY¡¡¡.Un saludo desde el sur. Isabel.

Dorotea Hyde dijo...

Me alegra mucho que estas palabras salgan del lápiz de una madre. Todo puede ser bueno y malo, probablemente solo por momentos. ¿Quiénes somos para decir que nuestra vida es mejor o peor que la de otros? Siento que, en general, los que no somos madres/padres tenemos que cargar con ciertas miradas de desaprobación, ¿por qué? ¿Porque hemos decidido salirnos de lo establecido? Por suerte ahora se puede elegir, porque esas mismas miradas de desaprobación han tenido que sufrirlas las mujeres (y digo mujeres porque históricamente la culpa era suya en una mayoría de casos) que no podían aunque querían.
Me ha encantado.
Un abrazo,
DH

Madamer dijo...

Hay tantas maneras de ser feliz y tan pocas la acertada.

Lo que si te ponen los hijos en un ancla a otra realidad, que no es otra que la de estar en constantes cambios. Ellos vienen al mundo y no tenemos ni puta idea de a lo que nos enfrentamos... y vamos creciendo y aprendiendo con ellos a ser padres y mejores personas también.
La gente que no tiene hijos vive en una dimensión paralela, otra felicidad, o infelicidad, separada de la nuestra por un muro inmenso y franqueable sólo por valientes y/o inconscientes.