jueves, 13 de octubre de 2016

Jugando al despiste



La espera se hace interminable, la cola no avanza y me aburro esperando. Las niñas me están contando algo, no sé muy bien qué, cuyo hilo he perdido hace un rato. Inciso, hay mucha filosofía por ahí sobre lo interesante que es charlar con tus hijos y sí, muchas veces lo es; pero otras muchas, igual que pasa con otra gente, porque tus hijos son gente, las cosas que te cuentan son aburridas, muy aburridas. Esta historia ha empezado con algo como "hoy en clase de lengua, Fulanito ha dicho y entonces yo, que no he hecho nada..." y ahora ya va por Menganita y Fulanito y Zutanito y me he perdido. Fin del inciso. 

Me aburro y decido crear un poco de tensión.

–Chicas, me voy a hacer un tatuaje. 

El efecto es instantáneo. Me encanta. Se quedan petrificadas, me miran y hacen eso que me tanto me gusta y que yo no sé hacer: levantan una ceja. 

-Ja, sí, claro. Tú un tatuaje.Me troncho -dice C. 

M sigue con la ceja levantada y me clava su mirada azul.

Eso es imposible -dice muy seria.

–Bueno, pues no os lo creáis.
–Pero ¿cómo te vas a hacer tú un tatuaje?
–Pero ¿qué pasa? ¿Por qué no me lo voy a hacer?
–Porque los odias, nos has dicho siempre que no nos pueden gustar hombres que lleven tatuajes.
–Y lo mantengo. Ni tatuajes, ni camisetas de tirantes en restaurantes, ni anillos, ni pendientes, ni cadenas doradas ni, sobre todo, gorras de visera plana que hacen que cualquiera parezca imbécil. 
–¿Entonces? 
–Yo no soy un hombre que tenga que gustaros.
–¡Anda ya! Que no te lo vas a hacer.
–Vale, vale, pues nada. 

–Pero dinos que no te vas a hacer un libro.
–No
–Mamá, ¡ni una frase por Dios, que eso es muy hortera!
–No
-Ni un cuaderno ni una pluma.
–Que no.
–Y ni se te ocurra tu nombre en chino.
–Que nooooo. 

–Es mentira.
–Ajá. Vale, es mentira.
–¿Qué te vas a poner?
–Amor de madre hasta el infinito y más allá. 
–¡Mamá! ¡Nos estás tomando el pelo!
–¿Y si me pongo MAC? Las iniciales de las tres... sería precioso.
–Ni se te ocurra. 
–No te lo vas a hacer.
–Bueno, pues no os lo creáis. Cuando me lo haga no os lo voy a decir y no lo veréis.
–¿Te lo vas a hacer en el culo?
–¡No! 
–Entonces lo veremos. 

Por fin la cola avanza y consigo distraerlas sacando los mil cachivaches que hemos comprado en Ikea, tras algo que parecía una inteligente maniobra de distracción, conseguir apartar la conversación diaria de "necesitamos cada una un cuarto" a "compramos cosas para que redecoréis el que tenéis". La cantidad de cosas que llevo en el carro me hace percatarme de que, a lo mejor, no ha sido una maniobra tan inteligente. 

Ya en el coche de camino a casa, me doy cuenta de que mi plan para no aburrirme en la cola tampoco ha sido nada inteligente.

–Pero entonces mamá, ¿es en serio o no lo del tatuaje?
–No
–Sí es en serio... te lo noto.
–Pero ¿no decís que no tengo pinta de tatuarme nada?
–No, no tienes pinta y además los odias.
–Bueno, pues he cambiado de idea. ¿Os parece mal que cambie de idea?
–No pero ¡no sabemos si nos estás vacilando!
–Pensad lo que queráis. 

–Mamá, ¿sabes por qué cambias de idea?
–¿Por qué?
–Porque lees muchísimo. A veces, demasiado. 



3 comentarios:

Alicia dijo...

jajja, me encanta! las opinones no tiene por qué ser inamovibles...

Cristina dijo...

Tus hijas sí que entienden lo que es leer :)

PS. Entonces, ¿te lo vas a hacer o no?

Anónimo dijo...

No lo hagas. No seas una más del rebaño...
Por favor.