lunes, 24 de octubre de 2016

Cuatro cosas que me gusta ver hacer a un hombre.


1.- Tocar la armónica. No me gusta físicamente Bob Dylan y, hasta hace unos días, no podía escuchar a Quique González sin pensar en suicidarme quemándome a lo bonzo pero, hace unos días,  vi un vídeo de Quique González y cuando ya estaba prendiendo la cerilla para empezar a quemarme el pelo, se puso a tocar la armónica. Me quedé maravillada. Ver tocar la armónica a un hombre me fascina. Desconozco el motivo y, de hecho, esta fascinación solo la siento con la armónica. Un hombre que toca la guitarra, el piano o la flauta no me dice absolutamente nada pero dale una armónica y te interpreto a una rata en el Flautista de Hamelín. Me da igual que el tío sea Bruce, Glenn, Bob o Quique González, me gusta un hombre con armónica. 

2.- Que nade bonito. Bonito. No me dice nada un tío que nada rápido o potente, no. Me gusta mirar a uno que lo haga bonito, que se deslice como si no le costara. Des li zar se. En una de las piscinas que frecuento hay un tío que fuera del agua me es completamente indiferente. No muy alto, achaparrado, con coleta y un microbañador azul marino. Vestido ni le vería, pero se mete en el agua y me quedo embobada. Le veo nadar y se me pone la piel de gallina de lo bonito que nada. El otro día descubrí que tiene un amigo y que cuando coinciden en la piscina, se meten en la misma calle a nadar a la vez. Los llaman "las bailarinas" y podría pasarme horas mirándoles. 

3.- Mirar la hora en el reloj de la muñeca. Me fascina. Me encanta ese gesto de agitar la muñeca, levantarse el jersey o la camisa (si llevan) y mirar la hora. Si es con correa metálica que suena, mejor. Lamentablemente en algún momento de un pasado cercano la mayoría de los hombres han decidido que llevar reloj no es cool. Las excusas van desde las más prosaicas del "me molesta, me roza, tengo 3 años y me pica" a las más intensas "paso de llevar reloj, estoy fuera de horarios". Buuu buuu buuuu. Y no, no me vale que mire la hora en el móvil. 

4.- Que planche bien. Agarrar la plancha y golpear con ella la ropa no es planchar.  Me da igual que un hombre limpie (quiero decir que es su casa y su suciedad y él verá) y no me emociona sobremanera que cocine. De hecho un hombre cocinando me aburre, me pongo a leer mientras prepara lo que sea. Con un hombre planchando de verdad no me concentro en ninguna otra cosa. El tío de la tintorería de mi barrio puede dar fe de esto, creo que hasta me mira raro. Confieso que no tengo claro si me gusta por el hecho en sí o por la rareza de encontrar a alguno que lo haga. Estoy pensando que no sé si debería catalogar esto como una fantasía. 

Me gustan los hombres. No todos, la verdad es que no me gusta casi ninguno pero me gusta ver a un hombre hacer estas cosas. Y no, no me gustan igual en una mujer. Y no, que me guste ver a un hombre hacer estas cosas no quiere decir para nada que quiera un rollo, un lío o una boda en Malibú. 

No quiero nada, sólo verle hacer esas cosas. 


22 comentarios:

Teresa dijo...

Te entiendo, y puedo identificarme con esta sensación de placer al observar a un hombre hacer determinadas cosas. Coincido en : que nade bonito, el gesto de mirar el reloj y planchar. Pero lo de la armónica no.
A mi me encantan cuanto se ponen o se quitan las gafas. Cuando peinan a una niña. O Cuando se afeitan.
Los miraria por el hueco de la cerradura.

Anónimo dijo...

Yo, conducir. Me encanta. El gesto concentrado, espiarlo sin que pueda mirarme, pasar la mano por su nuca. Verlo aparcar ya, lo que más.

Anónimo dijo...

Me gustan los hombres. No todos, la verdad es que no me gusta casi ninguno.....

Estoy en esta misma fase; no sé si es por mi o por ellos.

Y ya que me guste uno físicamente y su interior todo junto y a la vez....

Pilar

Maribel dijo...

Me embobo viendo cómo se afeita mi marido. Me siento en la tapa del water y me quedo ahí mirando las muecas que hace mientras pasa la cuchilla por su rostro.

Creo que cuando mi padre aún estaba en casa también lo miraba, pero yo no tenía más de 6 años y no tengo el recuerdo nítido. Tal vez por eso me gusta vérselo hacer a mi marido, porque me transporta a mi infancia.

Lo del reloj también, pero menos.

Añado que se saquen la cartera del bolsillo trasero del pantalón. Me lo como entero.

Anónimo dijo...

Un hombro anudándose la corbata... lo más

Laura dijo...

Bueno, si la cosa va sutilidades no seré yo quien hable de tetas y culos.

1. Cuando mi mujer cede el paso (porque alguna rara vez lo hace) al volante o en alguno de los pasillos de casa. Y, claro, me sorprende.
2. Cuando acierta, que es siempre, con esa claridad que me libra de la ofuscación, me deja doblemente pasamado y triplemente enamorado.
3. Cuando, tipo chef, entra en la cocina dice dos tonterías muy seriamente y se va haciendo el gesto de «casi me pilla».
4. Cuando viendo una aburrida película se me acurruca como un contramolde calentito y resopla hasta despeinarme el pecho.
5. Cuando me mira como de niña debía hacer y todo queda dicho (y no hablo de esas cochinadas que tanto a vosotras os gustan): ¡he de atacar! ¡Atrás chulo municipal, frutero abusón, mentiroso reincidente, funcionario amargado y provocador, niño malcriado con padre delante, amigo mal bebido, maleantes todos…! ¡¡Atrás!!

Laura dijo...

Perdón, no me di cuenta de que eran cuatro.

Laura dijo...

Cuando cambian de marcha, me encanta, y como dice Anónimo, aparcando ya es lo más. Y desabrocharse los botones de la camisa, sea para lo que sea (para cocinar, lavarse, quitársela). Lo de la armónica no lo comparto! Quique González tampoco es mi tipo de hombre precisamente

Pal dijo...

-Verle dormir: cuando abraza la almohada y se le marca el brazaco que tiene.
-Cuando corta madera. Sí, mi chico hace cosas con madera y es la hostia... ¡Viva la carpintería!
-Cuando juega con los animales.
-Cuando escala.

Yo ya.

Toy folloso dijo...

Escasean los hombres diestros en planchar.

Laura dijo...

Molinos, tras reflexionar, concluyo que la explicación a lo de tu armónica es realmente insondable. Pero, sea cual fuere, lo has conseguido: tu femenina e inextricable virtud resplandece a tope, permanece incólume. Occidente sigue a salvo. Bien.

Ahora bien, si escarbamos un poco quizá el caso extraño de la armónica responda, no sé, a la literalidad del lamelófono o harpa de boca buscando más que la instantánea o precipitada sonrisa vertical otra más sofisticada, más tuya.

Son ideas…

Por otra parte, lo de nadar, planchar y el reloj tiene una explicación demasiado obvia como para, dado el nivelón, darla.

Anónimo dijo...

A mi si me gusta verlos cocinar.. eso lo dice todo.

Afeitarse.


Tomar a un bebé en brazos.

Bailar.. y que cierren los ojos mientras lo hacen.

sonia dijo...

Cuando se afeitan.

Anónimo dijo...

ESE GESTO QUE TENIA ROBERT REFORD SACUDIENSOSE EL PELO POR DETRAS....CLARO HAY QUE SER ROBERT REDFORD

Juliet dijo...

La de mirar el reloj me flipaaaaaa y AÑADO:

1.- Ver a un tio afeitarse... me quedo loquísima.
2.- Ver aun tio encenderse un cigarro con un Zippo.

Aquí, cada loco con su tema.

Pablo dijo...

Moli, la foto del post no pega con el contenido. Se supone que son cosas que te gusta ver hacer a un tío aunque lleve coleta y bañadorcito azul.
A Steve McQueen te gustaría verle hasta sacándose pelusas del ombligo...
...creo.

Toy folloso dijo...

Alucino con eso de que os pone ver a un hombre afeitándose.
Más que nada por la leyenda de que la química que llevan las espumas de afeitar en spray afectan al semen o al buen funcionamiento de su "chisme aplicador", pero también para que el resto de visitantes del aseo no vieran las muecas de payaso necesarias para lograr un buen apurado, ahora me afeito en la ducha.
Pegué un espejito a las baldosas; masajeo la barba (cerrada) con el gel unos segundos, enjabono el resto del cuerpo y luego me rasuro con maquinilla desechable de mediana calidad ¡que me dura dos meses!.
¿Sin espuma y esa duración?.
Sí, hay que secar bien la maquinilla, para que no se oxide el filo, y también vigilar que no la usen las damas de la casa para afeitarse esos pelos de las ingles, duros como agujas de tocadiscos.

Acabé con el espectáculo, al parecer....

Ther dijo...

¡Oh, la armónica!

Es que la armónica de Quique le da un rollazo... Ya lo conté hace tiempo: http://elblogdether.blogspot.com.es/2013/06/miss-camiseta-mojada.html

Claro que a mí, de Quique, me mola él entero... ^^

Blanca dijo...

Aumenta tu lista con León Gieco... ese debe nadar bien, mirar su reloj y otras cosas que yo me sé muy , pero que muy bien...

Lauro dijo...

Concretemos:

Y si el Quique Muñoz ése, mientras toca la armónica y plancha, se afeita poniéndose y quitándose las gafas para mejor anudarse la corbata para que al cortar la madera no se le estropee con tanto animal con el que jugar mientras peina niñas entre sofrito y sofrito y sacudiéndose el pelo por detrás antes de mirar, mu serio, el reloj pa’ encenderse un cigarrillo (con un Zippo®, por supuesto). Y todo eso nada que te nada con un ridículo bañadorcito azul pero más fino que un delfín adiestrao.

Con franqueza: ¿tanto cuesta admitir que si nosotros somos rehenes de nuestro impulso, vosotras lo sois de vuestro ciclo?

molinos dijo...

Gracias a todos por comentar. La cuestión era señalar cuatro cosas que me gusta ver hacer a cualquier tio sin ningún tipo de pretensión amorosa, sexual... pueden ser completos desconocidos como el hombre de mi tintorería.

Lauro, voy a hacer una triple pirueta sobre lo del ciclo. Alehop.

MG dijo...

Ponerse la corbata y afeitarse. Creo que vestirse en general.