jueves, 7 de julio de 2016

Ensayo sobre la merienda



La merienda; no me puedo creer que no le haya dedicado un ensayo a esa maravillosa, excelsa, innecesaria y por tanto placentera comida. 

La grandeza de la merienda reside en que jamás se hace por hambre. Se merienda por gula, por placer, por deseo, por llorar, por nervios, por olvidar, para desahogarte, por rabia o por las risas.  
Hay dos tipos de meriendas que no me interesan nada: 

-las meriendas infantiles, que son un coñazo. Las madres preparan meriendas porque las tardes con niños se hacen eternas y hay que buscar algo que hacer y porque están llenas del concepto "que mi niño coma sano". Eso convierte un placer culpable en una obligación saludable. Cuando el niño no quiere merendar lo que le dan, la madre se siente fatal por no ser capaz de conseguir que a su niño le apetezca una manzana en trozos y todo se convierte en un sinvivir.

-las meriendas de señoras mayores con rebeca y bolso en cafeterías. De esto no puedo hablar todavía, no soy una señora mayor y no llevo rebeca. Las veo con sus cafés y sus poleos y sus croissants cortados con cuchillo y tenedor, y tengo escalofríos. 

Tras la etapa infantil, y cuando tu madre decide que ya has alcanzado el desarrollo suficiente como para que le dé igual que comas o no, se abre una época de descontrol merendil. 

Hay gente, indocumentados sin criterio, que opta por dejar de merendar para siempre. Se les olvida que ese gran placer existe y saltan alegremente de la comida a la cena. Bueno, no tan alegremente, suelen ser gente triste, gris... insulsos. 

"Yo nunca meriendo" comentan con un orgullo que a mí me resulta inconcebible. 

Otra gente, infelices para siempre, caen en la trampa de las cinco comidas al día de todas las revistas de "siéntete guay comiendo alpiste y cosas con el mismo sabor que el corchopán" y no se saltan la merienda pero la convierten en una estación del Vía Crucis. Gente que merienda una loncha de pavo transparente, unos arándanos salvajes de la Conchinchina o un biscote ligero con semillas y una porción de queso fresco (algún día tendremos que hablar de cómo esa masa blanca consiguió que la llamáramos queso).  

Si estos dos grupos siguen creciendo es posible que las meriendas pasen a ser una especie en extinción, pero por ahora estamos a salvo de este desastre. 

Afortunadamente, todavía quedamos unos cuantos irreductibles que cultivamos el noble arte de la merienda. Resistimos y aunque hay días que no podemos merendar porque la vida no nos deja... mantenemos como podemos ese placer culpable aunque  hemos perdido protocolo, rutina y prestancia. 

Para empezar hemos perdido el horario. Las cinco y media es una hora absurda porque o has comido demasiado tarde y se te olvida que puedes volver a comer o estás trabajando o, en vacaciones, te estás echando la siesta. Merendamos en un rango de horario que va desde que te asalta la necesidad imperiosa de comer algo hasta el minuto antes de que lo que comas pase a considerarse "picar algo mientras preparo la cena". 

Las formas también las hemos perdido. De niño puedes sentarte en la cocina o comer en el parque y cuando llevas rebeca y el pelo blanco  te acomodas en tu mesita de Embassy. En los 70 años que separan ambos momentos pocas son las ocasiones en las que puedes sentarte en tu cocina a tomarte un vaso de leche con galletas untadas de nocilla o un bocadillo de queso o una tostada con tomate. La merienda se convierte en algo más parecido a una operación de guerrilla, un acto clandestino que realizas a medio camino entre un lugar y otro, entre una tarea y otra. Compras una palmera de chocolate y te la comes por la calle o en el coche, entras en la cocina y, de pie delante de la nevera, te zampas 4 quesitos y un puñado de picos o media tableta de chocolate y dos sobaos. 

Los merendadores, aún así, estamos perdiendo espacio público. La cena tempranera se está imponiendo, invadiendo el espacio de la merienda tardía y cada vez más gente te pregunta ¿merendar, pero qué dices? Menos mal que nosotros, los merendadores, cuando nos cruzamos por la calle con nuestras palmeras de chocolate compradas en una incursión rápida en una pastelería, nos reconocemos por el brillo de los ojos y por la alegría de nuestro caminar. 

Pronto los merendadores seremos clandestinos o no seremos y nos reconoceremos por los bigotes de leche (entera, por supuesto). 


25 comentarios:

Teresa dijo...

Todo lo rico me gusta demasiado. Incluida la merienda guarra de palmeras de chocolate. Ñam! Aún siendo perfectamente consciente de que me sobran 3 kilos me doy caprichos así a menud. Prefiero merendar y obviar la cena que prescindir de tal efímero lujazo.

winnentou dijo...

Soy fan absoluta de los quesitos y unos picos. La merienda es imprescindible.

Unknown dijo...

La merienda es lo mejor del mundo mundial...desde napolitanas de choco, palmeras, trenzas de hojaldre...galletas rellenas de choco, pastel de zanahoria...hasta pipas con cocacola, bocata de chorizo mangado a algún niño de tu entorno que no le apetece (¿cómo puede no comérselo con ese olorcillo que emana?), queso, jamoncito serrano con tomate, unas empanadillas que han sobrado de la comida, natillas, helados varios...en fin que lo dejo ya que de tanto hablar de comida tengo que picar algo. Para el próximo post, ensayo sobre el almuerzo

HombreRevenido dijo...

Haré dos comentarios:
1. Soy un mono gris que casi nunca merienda. Pero tengo propósito de enmienda (enmerienda, suena en mi cabeza)
2. Sólo tengo recuerdo de las meriendas de mi infancia en la piscina. Y aquello era más que hambre. Era ansia viva por el bocadillo.

Este post era muy necesario. No descarto lanzarme luego y escribir su post complementario: "La merienda-cena".

Anónimo dijo...

La merienda y el desayuno, dos grandes sagrados y tan mal tratados tanto por aquellos que prescinden de ellos como para aquellos que ignoran ese momento para sus reuniones sociales.
A menudo te propondrán ir a cenar o a comer a alguna parte. Si te apuras, para hacer el vermut, si tienes amigos modernos. Te preparan una cena en casa para dar la noticia de un compromiso, de un embarazo, un cumpleaños. Yo sin embargo soy muy propensa a quedar para desayunar, ir a merendar a aquella panadería que han renovado y han puesto mesas. Invito a merendar por mi cumpleaños, o para que pruebes un nuevo bizcocho que he sacado del recetario de mi tía.
Hace no demasiado tiempo fui profesora de lengua española para extranjeros. Me acuerdo cuándo tuve que explicar el concepto de merienda.
Un poco ignorando las tendencias de sabor acartonado que tan bien mencionas en tu entrada, recuerdo explicarles el concepto. La principal norma de la merienda -decía yo- es que tiene que estar rica. No es el momento de cumplir con los requisitos nutricionales. Es el momento del capricho, de saborear, bien sea con la tostada de aceite de oliva virgen, la casi media sandía fresquita, las natillas que nos trajo ayer la abuela, y por qué no, el helado o puntual Pantera Rosa para salir del paso de camino a casa tras el trabajo.

Irene dijo...

El queso fresco se llama queso fresco porque "masa blanca y sin sabor que va después de la leche y antes que el queso curado" quedaba muy largo.

A mi me gusta merendar fruta, pero primero la pelo y la corto en trocitos. Porque me encanta sentarme a no pensar con el cuenco al lado e ir cogiendo.

Javier Calvo dijo...

Aquí otro fan de las meriendas, pero por desgracia no la practico todo lo que me gustaría. ¡Maldito trabajo que tanto tiempo nos quita!

Una recomendación: las mejores meriendas que hago últimamente son en Le Pain Quotidien. En Madrid tienen varios locales, y no sé si en otras provincias lo habrá. Se puede pedir una cesta de pan (de diversos tamaños, para dos personas con el pequeño es más que suficiente) y la acompañan con cremas de chocolate (blanco, negro, con leche o praliné) o mermeladas a discreción. Te ponen los tarros que quieras y puedes untar hasta que el pan se rompa.

No es un sitio barato. Una merienda para dos personas te puede salir por 10/12 euros. Pero como pequeño lujo no creo que haya muchos mejores.

Javier Calvo dijo...

@billetedecercanias

Cuando mi novia y yo anunciamos a su familia que nos casábamos les invitamos a desayunar de buffet a un hotel. Una decisión celebrada por todos.

Caro dijo...

Me ha encantado esta entrada!! El otro día pensaba que hace por lo menos 15 años que no me como un bocata de queso y membrillo para merendar. Con lo rico que estaba!!! Espero que nunca se pierda esta costumbre. Bss!!

Luxindex dijo...
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Luxindex dijo...
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Unknown dijo...

¡Yo meriendo todos los días! Es una costumbre que cogí con mi abiela desde que era pequeño y me daba la merienda todos los días al salir del colegio. ¡Qué recuerdos esas rosquillas con chocolate!

NáN dijo...

Es que, Luxy, si usáramos a. v. para ante vermú y p. v. para post vermú, no nos liaríamos tanto.

¡Tanto meridiem ni tanto meridiem!

Lo importante es ponerlo como ha hecho usted: en minúscula, con un puntito y un espacio de separación entre los dos términos.

¡No os lo vais a creer! Y sin embargo es cierto. He bajado a por tabaco y de paso me he comprado 10 palmeritas por ¡2 euros! La mitad había caído antes de abrir el bloguerío. Tras este post, la otra mitad caerá en breve.

Blanco Humano dijo...

Yo merezco un monumento porque MERIENDO EN EL TRABAJO. Hasta que se han acostumbrado, me he oído de todo. Hasta "¿Ahora estás comiendo?" (mi jefe, una de las mentes más brillantes de su generación, Dios lo cuide durante muchos años). Y obviamente no estaba merendando fabada.

Además suelo merendar fruta mezclada con yogur. Que se ve que es algo así como tener a uno contratado para que me dé masajes durante mi jornada. No hay uno que no diga "Anda, cómo te cuidas... ". JODER, QUE ES UN PUTO YOGUR AL QUE LE ECHO TROZOS DE FRUTA, NO HACE FALTA HACER UN CURSO DE COCINA CON FERRÁN ADRIÀ PARA APRENDER A HACERLO.

Los que merendamos somos unos incomprendidos. Ahora, el brunch se vive con una normalidad pasmosa. Yo flipo con la gente, de verdad.

Luxindex dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
molinos dijo...

Bien, bien, bien... muchos adeptos y adictos a las meriendas.

Teresa yo hoy venía soñando con una palmera de chocolate pero he salido tarde, he ido a nadar y cuando quería comprarla eran las 8 y media y ya se me juntaba con el vino... un desastre.

Winnetiu los quesitos y los picos maridan entre ellos y con todo y siempre. :)

Marta R, el almuerzo es un concepto confuso, hay gente que almuerza a las 10 y gente que lo hace a la 1.... no lo tengo claro y yo no lo practico. Es una espcie de comida trampa.

Revenido, enmeriendanos un post de merienda cena. El enmeriendador que lo desenmeriende buen enmeriendador será.... o algo.

Billetedecercanías. Exacto. La merienda es placer, si es salud u obligación.... o tienes 3 años o has caido en las garras de la dieta sana. Yo soy muy fan de la merienda "lo que me pida el cuerpo"....

Javier Calvo, probaré lo de LePain un dia que esté sn mis princezaz, la celiaquía de una limita mucho el universo gula suprema de bollos y pan en la merienda. Lo restrinjo a cuando no estoy con ella porque otra cosa es cruel.


Caro hay que reivindicar el membrillo ya!!

Luxindex, acabo de darme cuenta de que el plan de merienda cena de MOlimadre no era porque ella molara mucho... es que quería librarse de nosotros. Y acabo de darme cuenta de que la practiqué poco con las princezaz.... y ya llego tarde.... están a punto de dejar de merendar porque se les va de hora sin hacer nada.

Jorge! sabia que eras un hombre de fiar :)


Nán, ¿tabaco y palmeras? Lo tuyo es vicio y que sepas que jamás te he visto comer dulce!!!

Blanco Humano... hombre yo estoy con tus compañeros, eres un pijales falso sano tomando yogur y fruta cuando lo que quieres es los cornetos que regalan en tu trabajo....que yo lo sé. El brunch es la merienda cena del tio con el que te has acostado que quiers que te vayas de su casa sin quedarte a comer pero le da palo y te ofrece un brunch.

Luxindex y Nan.... no tenéis ni idea. Las cosas son A.C o M.A.C.... antes de Clara o Mucho antes de Clara... siendo Clara la princeza pequeña.

Anónimo dijo...

colacao fio lleno de grumitos con galletas de chocolate.....dos minutos felices..Ni me hablennnn!!

Alicia Santiago dijo...

Me gusta la merienda. Si he comido tarde la junto con el postre. Y si voy a cenar pronto soy capaz de comerme la palmera con un verdejo. Cómo me dice siempre mi madre " para el estómago siempre es de noche" ...asi que la merienda cae sea lo que sea lo que la acompañe...

Ther dijo...

Te leo detrás de un vaso de horchata con fartons... ¡Así, sí! ^^

admini dijo...

Pues yo estaba merendándome un bocatilla de nutella, un plátano y un café, cuando he decidido leerte a la vez los posts cronológicamente (en el pasado estás feliz, agradeciendo a descerebrados, editores, molifamilia, molichusma, etc., la firma de libros en el retiro, en 2013), y los del presente.
Yo soy de las 5 comidas, pero nada de chorradicas: bocata chorizo tipo pamplona para merendar, pincho tortilla a. v., y con hambre. Si no tengo hambre, no como.
Saludos!

La Marmota dijo...

Confieso que mi merienda suele ser de tipo vía crucis (alpiste incluido), pero de vez en cuando me gusta volver a ser merendadora, pero a conciencia eh, con tostadas, mantequilla, mermelada y hasta servilleta de tela. Si hay que merendar, se merienda de verdad!
Y ahora una tristeza: vivo en Alemania y aquí no meriendan, ni siquiera hay traducción para la palabra...

Oswaldo dijo...

TODAS las comidas de los españoles son LO MÁXIMO. Ustedes las tienen (Vosotros las tenéis) tan, pero tan, cerca que es imposible que lo puedan ver con la perspectiva que da la distancia desde este lado del charco Atlante.

Mi mejor deseo para ustedes es que Dios, o quien meta la mano en ese asunto, les permita conservar su español horario de amable siesta y levantada y acostada a unas horas que desde aquí, gracias a las malas costumbres que hemos adquirido como país, lucen extremadamente tarde.
Lamentablemente también allá van adquiriendo nuevas costumbres que resultan estresantes y que vienen a impedir, por ejemplo, una prolongada merienda de ibéricos con pan y quesos de respetable edad... UUUfff!!!

Mamacorrecaminos dijo...

Yo hago dos meriendas, la de la mañana y la de la tarde

Carmen J. dijo...

La merienda es un placer, muy d acuerdo. Yo a veces me creo que desayuno otra vez, cuando la hago después de la siesta. Me gusta.

Anónimo dijo...

Lo bueno de tener horarios ingleses es que aquí se come en torno a las 12:30, pero yo sigo manteniendo mi cena en horario español, así que NECESITO merendar algo a la salida del trabajo... suele ser una chocolatina, una bolsa de patatas o cualquier cosa no sana que se me ocurra... muy pocas veces algo healthy como una manzana :D

Lore