Ser padre es una experiencia que te desconcierta cada día, ya lo he dicho otras veces. Realmente no tienes ni la más remota idea de lo que estás haciendo, pero milagrosamente vas tirando y lo que es más increíble vas a acertando más o menos.
Pasados los primeros meses absurdos en donde combinas la emoción suprema porque esa cosa vociferante y extraña sea tuya y tu vida es un tobogán con ciclos de sorpresa y risas seguidos de otros de acojone y agotamiento, vas descubriendo una especie de rutina paternal que va funcionando y que además no eres ni siquiera consciente de haber adquirido.
Por ejemplo, la enfermedad de un churumbel. No hablo de enfermedades graves ni nada de eso, sino de las típicas ocasiones en que “El niño está malo”: vómitos, dolor de garganta, infecciones variadas, fiebre indeterminada, dolores indefinidos, otitis, mocos como para colonizar la galaxia…etc. Esas cosas.
Fases que pasa el padre y que no sabe cómo ha llegado a adquirir:
Indiferencia.- Mami...no me encuentro bien. Uno sigue a lo suyo. Voy a hacer como que no te he oído o te he oído poco. Ya nos conocemos y lo mismo es excusa, es porque estás enfadado por algo, te has atragantado con algo, has tenido una mala postura o simplemente te estás haciendo el interesante.
A pesar de la indiferencia…se activa la alarma del plan B en nivel 1. Esto es, a pesar de que quieres permanecer indiferente y soslayar el tema, tu experiencia paternal con enfermedades infantiles te hace empezar a reubicar toda la rutina de día que tuvieras preparada…pero por ahora solo visualizas el plan que había y en qué se vería afectado si el malestar infantil se convierte en una realidad a pesar de tus esfuerzos por mantenerla en el plano imaginario.
En esta fase se suele jugar mucho a intentar distraer al sujeto supuestamente enfermo: “Bueno, ponte a leer…” Bueno…ponte a ver la tele”….
Cuestionario. Si la indiferencia mezclada con la estrategia de distracción no funciona y el malestar persiste.
- Mami…que me duele la tripa, me sigue doliendo.
Se pasa a escanear los síntomas: ¿Cuándo te ha empezado? ¿Cuánto te duele? ¿Cómo te duele? ¿Qué has comido? ¿Qué tienes hoy en el cole? Dependiendo de las respuestas a este cuestionario se pasa o no la siguiente etapa.
Si las respuestas son dudosas o contradictorias: “me duele por aquí…y un poco por ahí...pero por ahí no”...” pues me empezó esta mañana…o hace 10 minutos”...o dice algo como “hoy tengo examen de mates”…se vuelve a la fase 1 desactivando el nivel 1 del plan B.
Si las respuestas son contundentes: me duele desde que me he levantado, me duele mucho, aquí justo, no he comido nada…y sobre todo...yo quiero ir al cole y no, no quiero chocolate, ni pizza, ni galletas…. Se pasa a la siguiente fase.
A la vez se activa la fase 2 del plan B: se coge el móvil y se le comunica a la pareja que “Houston tenemos un problema”. La pareja normalmente empieza a jugar en la fase 1, es decir: pasa.
Uso de base de datos. Todos los padres tenemos una base de datos impresa en el cerebro, ese que creíamos destrozado a base de borracheras, drogas y tonterías varias en nuestra juventud, con todas las enfermedades de nuestros churumbeles. Recurrimos a ella cada vez que un “malestar” aparece. Se comparan los síntomas actuales con las anteriores enfermedades del sujeto, con las de sus hermanos y además se scanea el entorno más cercano por si acaso alguien ha tenido esos mismos síntomas y ha tenido la desfachatez de pasárselos a tu descendiente.
Comprobación de síntomas. Termómetro para la fiebre. Vistazo a la garganta para ver si tiene las anginas como dos sandías, tocamiento de tripa para ver si son gases, dolor o apendicitis, vistazo a los oídos por si ha pasado desapercibido pus saliendo por sus lindas orejitas…
El plan B está ya en fase 3. Mentalmente se renuncia a todo lo que hubiera hoy planeado.
Mirada comprobatoria. Al que no es padre le puede parecer que si el termómetro marca 39º, las anginas le salen por la nariz y la tripa le duele con el roce de una hoja (como a Abraracurcix) es evidente que el niño está malo de verdad.
Pues no. Lo que de verdad te indica que tu churumbel está enfermo…es su carita. Le miras, ves los ojitos con los párpados caídos, está pálido…y como ve que te estás acojonando...esboza una sonrisa en plan “no te preocupes mami, que no es para tanto”.
Es la sonrisa de la enfermedad. Tu hijo está malo.
El plan B pasa directamente a fase Defcon4. A tomar por culo el día, todo se va a la mierda, todo va a ser un caos.
Medidas de emergencia. Primero las drogas infantiles: apiretal y Dalsy. Ya lo he dicho aquí, pero si los adultos tomáramos Dalsy después de la resacas seríamos gente feliz…y alcohólica. Es un medicamente prodigioso, capaz de convertir a tu hijo el de la sonrisa triste en un gremlin alocado colgado de la lámpara en exactamente 20 minutos. Las drogas infantiles tienen un efecto tan milagroso que normalmente te encuentras dudando de tu criterio como padre experimentado en enfermedades infantiles….y piensas que tu hijo te ha tangado y el muy cabrón ha fingido la sonrisa de “no te preocupes”.
Después se llama al pediatra a la vez que se agarra una pata de conejo, se reza a San Cucufato, se hace vudú al consejero de sanidad de tu comunidad autónoma y se saca del herbario el trébol de 4 hojas ¿Todo esto para qué? Para ver si consigues cita antes de que tu niño tenga 18 años y pelos por todo el cuerpo. Porque sí, hay urgencias pero tú ya no eres un padre primerizo histérico que va a urgencias por cualquier memez.
Y después se llama a tu madre/ tu padre/ tus suegros/ tu hermana/ tu prima/ la vecina…o quien sea para ver si consigues alguien que se quede con tu churumbel mientras tú te tienes que ir a currar.
Culpabilidad y gasto de teléfono. Te vas a currar porque tienes que ir y te sientes fatal por este mundo de mierda en donde tu hijo está malo y tú le tienes que dejar para irte a hacer alguna estupidez por la que te pagan. Algunos se van a darle al on del sol…pero esos también se sienten culpables…un poquito eh...tampoco hay que ponerse en modo fundamentalista...tu niño tiene anginas o un virus estomacal...no es el fin del mundo.
Por supuesto se realizan llamadas de control cada cierto tiempo para ver cómo evoluciona el enfermo… ¿Cómo está? ¿Sigue dormido? ¿Tiene fiebre? ¿Cuanto hace que se tomó la medicina? Que no se enfríe. Que coma algo. Que coma solo lo que quiera. Que vea la tele si le gusta. Que no se acalore. Que beba mucho que lo importante es que no se deshidrate….
El plan B ha pasado ya a ser plan A…todo el día corriendo.
La sorpresa. Lo único bueno de la enfermedad de un hijo es que te descubre un superporder que tienes como padre y con el que flipas. Llegas a casa y está ahi...tumbado en el sofá o en la cama...pálido, con caruchilla. Realmente tú no sabes muy bien qué hacer con la enfermedad de tu hijo. Sabes la teoría y la práctica: preguntas, síntomas, medicina, arroparle, ponerle sus dibujos favoritos para que se distraiga…..pero no sabes cómo hacerle sentir mejor...como recuperar a ese niño tuyo que te saca de quicio, que no soportas y que no para ni medio nanosegundo.
Pero él si lo sabe:
- Qué bien que has vuelto…quédate a mi lado y me acaricias hasta que me duerma…y cuando me duerma no te vayas…quédate aquí leyendo...pero no te vayas.
Y flipas. Porque eres un fraude total como padre, no tienes ni idea de cómo has llegado a criar a alguien así, no sabes cómo ayudarle y sin embargo le quieres tanto que solo que estés cerca le hace sentir mejor y le cura.
El superpoder de reconfortar es la leche y mola mil aunque sea placebo.
21 comentarios:
Por mi experiencia, la visita al médico ha sido obligada. Será porque mis hijos nunca tenían nada que se curara sin antibiótico. Sin embargo, la fase de consuelo me duraba las veinticuatro horas. Es lo que tiene no trabajar fuera de casa. Un beso.
Cuando algo así sucede yo soy a la que toda la familia llama para preguntar. No se debe a mi experiencia con los hijos que no tengo, sino por la que tengo con mis pacientes y, en caso de que no sepa qué hacer, por mis contactos en el hospi. Aclararé que mi marido y yo somos los únicos médicos de toda la familia, y por supuesto a mi marido "no se le puede molestar por esas cosas". El caso es que a mí no me molesta (ni tampoco a él, si alguien llega a atreverse)
Yo ya tengo unos cuantos años, pero las poquitas veces que enfermo lo hago a lo grande, y me encanta esa sensación de quédate, porfa, que estoy malito ^^
Besos que no son placebo :)
Buenísimo!!!!
Son demasiadas las veces que escribes unos post tan buenos que hacen que a uno se le olvide la maravilla de los maternities, pero cuando retornan al post... ¡MY GOD!
Esta categoría SÍ que "...es la leche y mola mil..."
Excelente post para celebrar la centena...
(no, no se me ha escapado el detalle, que yo p'a esto soy muy mío y, además, me sabes muy incondicional de tus maternity)
Una amiga mia fingió un dolor de barriga para no ir al cole y la acabaron opernado de apendicitis. Palabrita del niño Jisú.
Y quien dice opernado dice operando, que estais de un quisquilloso... ;-p
Si es que cuando de pequeño estás malo, no hay nada que te haga sentir mejor que los "mimos" de unos padres jeje
Y el dedo-termómetro que solamente con posarse en tu frente medio segundo sabe tu temperatura y el grado de mimos justificados o no que necesitas y desarma esa cara que estás intentando poner de... ¡muero!
- Mamá, me encuentro muy mal.
- A ver (dedo a la frente)
- No tienes fiebre, come sardinas que suben el ánimo.
- Pero mamá.
- A ver (posa labios en la frente)
- No tienes. Anda ven (abracito). ¿Ya?
Esa es mi madre.
El poder de reconfortar NO es placebo
Estoy de acuerdo con Bichejo. Otra gran entrada modo conmovedor on.
No hay nada como el : sana, sana colita de rana....dicho por mamá.
Por cierto este debe ser un blog con comentaristas apañados y están la mayoría de vacaciones.
Camilo
Hace muuuuuuuuuuuuucho tiempo que te leo.. y nunca comento.. pero hoy tus dos últimas frases me han llegado al corazón...
Yo soy madre de tres churumbeles... y comparto esa sensacion de ser un fraude total que tan bien describes en tu última frase... de no tener ni idea de como has podido criar a alguién así... A alguien a quien tus mimos y caracias sanan...
Gracias porque a través de tus maternitys... has conseguido que no me sienta tan bicho raro... Cuando intento explicar a mi pareja esa sensación que a veces tengo de ser un fraude, de no creerme ni yo misma que pueda estar haciendo de madre de tres hijos geniales.... dice que no me entiende..
Y lo malo... o lo bueno es que esa sensación no desaparece con los años.. mi hijo mayo tiene ya once.. y continuo experimentando... continuo como dices "sin tener la más remota idea de que estoy haciendo... pero milagrosamente vamos acertando"
Maria
Yo también tengo esa sensación: una cosa me lleva a la otra, voy trampeando, van pasando los días y al final, me da la sensación que mi familia está bien, está organizada y está todo correcto gracias a la fortuna y la casualidad. Es difícil de explicar. Bueno, para eso ya está tu post. Besos.
Que bueno el maternity de hoy! Se me han empañado los ojos al final y todo. La verdad que el momento de coger el teléfono y llamar a mi madre para que se quede con la niña, al tiempo que reajustas el día es tal cual lo has contado. Y yo tambien me siento un poco fraude a veces, pero bueno, mi niña parece feliz, así que no lo estaré haciendo tan mal.
Serrat lo cantó muy bien:
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
En cuanto a mí, el remedio de la meva mare era: si estás enfermo, a la cama con la habitación casi a oscuras, una tostada con aceite y una manzanilla para desarunar y merendar. Para comer, una tortilla de un huevo, para cenar, jamón de yorj y una tostada. Que nadie entre a darte conversación, para no perturbar el proceso de curación.
Total, que si me levantaba sintiéndome a parir, me lavaba y vestía y me iba corriendo al cole antes de que me atrapara. Si tenía ganas de vomitar, en la calle lo podía hacer igual de bien.
Tres drogas magicas mas el polaramine, el ventolin y por supuesto el abrazo de oso
Ecdlc aqui en la playa
Pues mi madre tiene un termómetro en la palma de la mano. A día de hoy, rozando ya mi treintena, cuando le digo que me encuentro mal... Mano en la frente y: 38, 1ºC o 37,3ºC....
Coño! Ha acertado!! Cuando le pregunto: Cómo leches lo has adivinado? Ella sonríe. Lo que no sabía yo es que internamente debe pensar "ni puta idea".
Nán, qué bueno Serrat, esa canción es aplicable a casi todos los Maternity, a casi todos los padres.
Yo ayer tuve un festival completo justo en el día en que "aparcaba" a mis churums con mis padres. El mayor, tos metálica de perro; el mediano ídem más caída de un árbol. Pánico materno horas antes de coger un avión así que mucha mano-termómetro, muchos besos curativos y mucho equilibrio inestable para conseguir pediatra pre-abandono. Hoy, como rosas, aunque su madre luzca varias canas más. Eso casi siempre tampoco falla...
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