martes, 7 de enero de 2020

Globos de Oro 2019: despelleje y amor a Brad Pitt

No me viene bien que los Globos de Oro coincidan con los Reyes Magos, no puedo estar a dos eventos tan importantes a la vez y puestos a elegir, estaba clara mi elección: los Reyes Magos, los regalos, el roscón, pasar el día entre papel de envolver y comer pularda rellena. Pensaba dejar pasar los Globos de Oro pero, pero, pero, he visto a Brad Pitt y no me puedo resistir.

Brad Pitt es como el vino bueno, como el aperitivo un sábado de otoño, como la siesta, cómo tener verduras en la nevera, como el silencio y una buena alcachofa de ducha, es algo que aprendes a valorar con la edad. Brad Pitt está tremendo y cada vez lo está más. A mí, de joven yo y de joven él, me parecía un poco blando, un poco «qué guapo soy, como me molo», ahora me parece que está cada vez mejor, cada vez más «soy un tío normal y resulta que soy así».  Y, además de todo, sabe llevar traje sin que parezca que el traje le lleva a él o que le pican las etiquetas o que no sabe que hacer con los botones.

Leonardo sigue siendo un no. Va bien vestido y es un gran actor pero a mí no me gusta nada de nada.

A mí Chris Evans me da una grima que me muero. Me parece un Madelman esquinado con unos brotes de Ken el novio de Barbie. No me gusta su cara, ni su pelo, ni su cuerpo y no me gusta como le queda la ropa, siempre demasiado prieta, demasiado «oh, mira se me escapan los músculos». A lo mejor dentro de un tiempo le pasa como a Brad. Lo dudo muchísimo y en cualquier caso este traje de terciopelo o de pana granate madrina de boda de pueblo es un horror.

Jason en fin se puede poner lo que quiera, llevar el pelo como le apetezca y mirarte con cara de estar calibrando cuánto empuje aguantarías.

Zoe Kravitz a mí no me engaña, esa mirada tan ridícula lleva horas de entrenamiento delante del espejo. Ya sé que para poner cara de «uhhh, mira que sofisticada y misteriosa soy» hay que tener mucho tiempo libre. Eso sí, el vestido es precioso aunque a ella parece que le da asco.   Este chico, sin embargo, tiene menos tiempo porque claramente ha ensayado poco la sonrisa de «estoy feliz de estar aquí» y está todavía en la sonrisa «me hago caca ¿me dices donde está el baño?»

Rooney Mara de suspiro decorado y Gwyneth de lo quiero todo. Quiero que se vea como me luce la tabla de ejercicios que hago pero que no me entre frío en los riñones, quiero llevar cuello alto pero ponerme el joyero y quiero que comprobéis sin ningún género de dudas que soy absurda. Es que además este vestido tiene pinta de coger polvo, de tener ese tacto que tienen los visillos de las casas de idealista que llevan meses a la venta.

Joaquin Phoenix, tremendo actorazo, esponjado y con querencia a José Feliciano.

Rachel Weisz yendo sobre seguro, muy bien. Cate Blanchett con estos pelos difusos que se llevan ahora y que a mí me parecen una manera de disimular que te estás quedando un poco escasa de pelo y con un traje color «no queremos saber si es niño o niña así que vamos a pintar la habitación de este color» y con demasiadas cosas y añadidos por todas partes.

Charlize y Reese saben chino. Llevan vestidos que se te van a olvidar según pases la foto pero que dicen claramente «nosotras ya sabemos jugar a esto».

A Phoebe lo que le pasa es que tiene demasiada cara para cualquier cosa que se ponga. Da igual la ropa que lleve porque la vista se te va siempre a su cara. No sé si son los ojos, la sonrisa, la boca o qué pero es una mujer que da igual lo que se ponga porque para verlo tienes que fijarte mucho. Es un fenómeno bastante peculiar.

Stellan va de sueco arrugado. ¿Por qué nadie asesora a estos hombres para que no se pongan trajes que están arrugados antes de les haya dado tiempo a sentarse?

Jennifer de paquete.  Le falta el ticket regalo. 

Estos van de divorcio inminente. Ese choque cromático no presagia nada bueno.

Vamos a ver Saorise, ¿qué es esto? ¿Por qué? ¿No viste en el set de Mujercitas que a ti te van los colorinchis, las cosas con mangas, algo que diga me mola vivir? A mí es que estos vestidos de sardinillas escurridas me dan tristeza y ganas de echarles una manta por los hombros. Lucy se marca un Helena Bonham Carter con la versión abrigada del vestido sardina con una combinación imposible de encaje y papel de aluminio. Si se propone llevar algo más horrible no lo hubiera conseguido.

Michelle Williams haciendo el bien de la humanidad y enseñando al mundo cual es el color menos favorecedor del mundo. No hay más que mirarle la cara para darse cuenta de lo poco que favorece y de que ella lo está haciendo por nosotros.

¿Soy yo o a Charlize le ha crecido el cuello?  Ha debido comer lo mismo que este chico que también tiene un cuello caleidoscopio.

Busy Philips viene de empalmada y no engaña a nadie.

Natasha, ¡Arsa y su abanico!

Las tres falsas, homenaje a Rubens en 120 kilos.

El vestido de Renée es el que más me gusta de toda la fiesta pero me da tristeza infinita que ella haya decidido abandonar la alimentación y optar por autoconsumirse.  Calculo que en un par de galas más el vestido podrá ir colgado de un palo de escoba.

Hombres que llevan reloj y barba de tres días y cara de estar sudando la resaca.

Salma embuchada y diciéndome a mí personalmente «¡complejo, complejo, lo que hay que hacer es sacar los complejos a pasear!» Me preocupa saber si ese minúsculo broche que sujeta todo el andamiaje salió disparado sacándole el ojo a alguien cuando Salma respiró.  También me preocupa el cuello, me apuesto una mano a que se acostó con una roncha roja en el cogote.

Yo de mayor quiero ser Helen Mirren y cruzo los dedos para no acabar siendo como Elton John. Pero mientras me hago vieja me pido ser  Sofia Vergara y llevar a ese señor del brazo. Es una mezcla perfecta de norueguismo y hombres que saben llevar traje.   Volved a mirar a Salma, que a su lado la Vergara parece plana.

A mi hija le gusta Nick Jonas y no sé en qué he podido fallar al educarlo, la verdad.

Everyone loves Jennifer. Pero mucho, la queremos mucho. 

Joshuah desubicado. Va tan imposible que lo peor no es color del traje. Ay madre esos botones dorados, no los veía desde la primera comunión de Joselito.

Necesito que alguien con conocimientos de estilismo me explique ¿Cómo es posible que esas mangas hayan vuelto? ¿Qué sucios trucos se usan para convencer a alguien de que llevar mangas que te rocen las orejas es buena idea? «Vas a sentir un cosquilleo en los tímpanos cada vez que te muevas, vas a ver qué ideal»

«Olivia, eres divina, puedes permitirte estas mangas, son elegantísimas». Olivia, cambia de amigas y de agente.

Kerry por el medioambiente, ahorrando tela.

A ver cómo digo esto, si te preguntas que si alguien notará que llevas el pelo sucio, la respuesta es siempre SÍ. Jason, ya lo sabes para la próxima vez, y no, mojarse el pelo en la ducha no cuenta como lavado.

Ramy Jousef de Primark. 

Vale, lo de los cuellos debe de ser tendencia y aquí todavía no nos hemos enterado. Aunque por la cara de Rose parece que duele.

El vestido de Naomi también está entre mis favoritos y ella en conjunto también: bien el peinado, bien el maquillaje, bien las arrugas de estos son los años que tengo y bien la mirada.

A mí Billy Porter me parece el típico amigo que le dices: « por allí viene mi jefe, por favor le saludo y seguimos andando con la excusa de que llevamos prisa» y acabas no sabes muy bien cómo comiendo con tu jefe y tomando pacharanes mientras tu amigo le cuenta a tu jefe como os emborrachabais con licor 43 y martini cuando tenías 18 años.

Ilusión óptica número 1 titulada: descubre si eres daltónico ¿qué número hay escondido en el estampado? 

Un caramelito, otro caramelito de sabor indefinido, el caramelito que queda en el salpicadero del coche porque nadie tiene claro desde cuándo lleva allí. Caminito de chuches y al final un merengue. 

Laura Graham, chica Gilmore, enmochada y con vestido rojo.

Ana de Armas peinada por su peor enemigo con un vestidazo de estrella de Hollywood espectacular y muy bien maquillada.

Hombres del mundo, repetid conmigo: «No, no estoy lo suficientemente bueno, ni soy lo suficientemente sexy, ni tengo tanto talento como para llevar un esmoquin de brocado tobillero»

Me voy a meter un fregado. A mí el cura de Fleabag no me gusta nada, no me parece sexy ni atractivo. Me daba la sensación de ser un Bambi a punto de caer en manos de la chica. Lo de que te guste un cura tampoco lo veo, son ganas de sufrir por alguien que probablemente tenga una técnica más que deficiente y encima venga con cargo de conciencia pero oye, es una serie y aceptamos lo que sea. Lo que me fascina es que el actor que hace de cura, cuando va de actor a una gala, parece un cura disfrazado de actor que va a una gala. Es todo muy loco y para mí completamente antilujuria. 

Bel, te la han jugado. Si quieres yo puedo ser tu amiga. Prometo decirte siempre la verdad o encerrarte en el baño para que no salgas de casa con esta pinta. 

Ilusión óptica número 2 titulada: Mírame fijamente y cae redondo del mareo. 

Zoey de «Salma, aquí no cabes»

Pierce Brosnan va de Iñigo Montoya va a los Globos de Oro. Me encanta porque se le ve feliz. Y tiene muchísimo mérito porque tiene dos hijos que son como avatares de un juego japonés. 

La versión Hacendado de Sofia Vergara. 

Lala Milan es una valiente, llevar esas uñas con ese vestido es un riesgo, en cualquier momento te enganchas y te arrancas la piel hasta el codo.

Ilusión óptica 3: ¿se mueven o no se mueven los dibujos?

Ay, que le den muchos premios a Brad Pitt, que le den todos los que haya: el Goya, el Oscar, el Nobel, el de relato corto de la biblioteca de mi barrio, el de leyendas del mazapán y que le hagan embajador del cava de Almendralejo para que todas podamos mirarle como le mira Jennifer. 


viernes, 3 de enero de 2020

Lecturas encadenadas. Diciembre

Es solo 3 de enero pero parece que el 2019 acabó hace semanas pero para cerrarlo definitivamente me queda escribir el último lecturas encadenadas del año, los libros de diciembre que de alguna manera han estado casi todos relacionados con el amor y que suman junto con todos los de los meses anteriores sesenta libros. En este enlace están todos listados y los que están en negrita son los que más me han gustado aunque si tengo que elegir alguno para recomendarnos serían: Claus y Lucas, Malherba, Fugitiva y Reina y mis amadísimos Cazalet. 

Al lío. 

El último tebeo del año fue Balada de la Costa Oeste de Manchette y Tardi. Es un tebeo con una historia muy muy negra de un empresario que tras verse involucrado en un tonto accidente de coche se ve metido en un lío increíble. Es Pulp Fiction y Reservoir Dogsy los Soprano con toques de Misión Imposible y Bourne. Aunque esté ambientada en la Francia contemporánea hay que enfrentarse a esta historia como si fuera una peli de Hollywood y comprar todo lo que te cuenta aunque, de vez en cuando, te encuentres pensando lo mismo que cuando ves a Bond: «anda ya, pírate con esta fantasma». Es entretenido, los dibujos son perfectos para la historia y es un tebeo finito con formato de los Mortadelo y Filemón de mi infancia y sin duda lo recomiendo. 

Elogio del zurdo de Jean Paul Dubois ha sido el último chasco del año. Un chasco que me ha dolido en el alma porque lo elegí a conciencia, no puedo echarle la culpa a la editorial por bombardearme con promoción, ni a un artículo en la prensa, ni a una lista de recomendados que viera por ahí. Esta lectura fue fruto de mi enamoramiento con Dubois tras leer Una vida francesa que me encantó y comprobar que es un señor francés, muy francés que está envejeciendo con mucha clase, como solo saben hacerlo los franceses. El caso es que Dubois ganó este otoño el premio Goncourt y me lancé a buscar otro de sus libros y encontré este y me hizo gracia. 

Dubois es zurdo y este libro es una defensa del zurdismo, cuenta anécdotas, historietas. Mitad crónica propia, mitad análisis de textos que analizan el hecho de ser zurdo, Dubois habla de la consideración de derecha e izquierda en distintas sociedades, en las religiones, en las culturas, en la vida diaria. Lo intenté con ahínco pero no conseguí cogerle el truco, ni que me interesara ni que me hiciera gracia así que lo dejé cuando me quedaban treinta páginas con un: Jean Paul te sigo queriendo pero esto no es para mí. 

Aún así, alguna esquina doblé porque Dubois es un tipo listo: 

«La incomodidad es, finalmente, un sentimiento menos tenaz que la curiosidad. La primera dura el tiempo de una exasperación. la segunda, al mantener el deseo de saber de que estará hecho el mañana, da el valor de morir demasiado joven». 

En mayo, en Nueva York, compré en Stand Books Between Them de Richard Ford. Este breve librito recoge los dos ensayos que Ford escribió sobre sus padres. El de su madre que leí hace años recuerdo siempre la cita sobre el momento en que descubrió que su madre era una persona independiente, era algo más que su madre. Me llamó la atención en su día porque creo que es algo por lo que todos pasamos en la vida y los que no lo pasan, que son algunos, son esos que pretenden ser siempre los cuidados, los protegidos, los irresponsables. 

«Yo tendría siete  o nueve años. Pero dije mi nombre - Richard Ford - exclamó: “Ah si, tu madre es esa señora de pelo negro, bajita, mona, que vive más arriba de esta calle.” Aquello me afectó y me afecta todavía. Creo que fue la primera imagen que tuve de mi madre como de otra persona, como alguien a quien los otros veían y describían: una mujer mona, no. (...) Sin embargo, recuerdo aquello como un momento significativo de mi vida. Breve pero importante (...) Desde entonces creo que nunca pensé en ella de otro modo, como Edna Ford, una persona que era mi madre y que también era alguien más.» (Mi madre in memorian. Richard Ford)

El de su padre lo escribió hace poco casi cincuenta años después de su muerte y es un texto precioso, lleno de mimo, de ternura de cariño. Ford maneja los escasos recuerdos de su padre, las sensaciones que de él ha guardado, los sentimientos que él le generaba de niño como figuritas de cristal increíblemente frágiles y delicadas. No ilumina esas figuritas, esos recuerdos, con grandes focos ni con luces que las embellezcan, no las coloca en grandes escenarios para hacerlos parecer más de lo que son, más de lo que fueron. No, son sus recuerdos, sus sensaciones y sentimientos y los describe con un amor y una emoción como las de un niño cuando te enseña su juguete más preciado. 

«I, however, have tried not to make grand claims of my parents. If anything, I've tried to be cautious, so that my own facts of telling about them and their influence on me not distort who they were. I've thus tried, as best I could, to write only about what I factually knew and did not know. My parent were, after all, not made of words»

Sobre su padre Ford escribe con amor y con distancia sintiendo el luto hacia delante. Su padre murió de un infarto, en sus brazos, cuando él tenía quince años, lo que recuerda de él lo recuerda siendo niño, cuando no era la persona que es ahora, la persona en la que se iba a convertir. Su padre es la seguridad que uno no sabe que tiene hasta que la pierde, hasta que se abre el vacío. 

«To write a memoir and to consider the importance of another human being is to try to credit what might otherwise go unmarked - partly by acknowledging that mysteries lies within us all, and by identifying within those mysteries, virtues.»

Es un libro precioso que recomiendo a todo el mundo para disfrutarlo y para reflexionar sobre nuestros padres. 

De amor trataba también el penúltimo libro del año, El placer del amor de Alain de Botton. De este autor llevo años leyendo cosas por internet, partes de sus ensayos, artículos, videos en los que explica distintos conceptos de filosofía y hace poco leí un ensayo sobre el final del amor que me encantó. A los dos días fui a Pantha Rei y mientras miraba las estanterías con la intención de resistir la tentación y no comprar nada me encontré con dos libros suyos y como yo no he venido a este mundo a sufrir los compré. 

El placer del amor es un libro raro, como si Alain de Botton no se atreviera a escribir una novela, no se viera capa de hilarlo todo en un relato continuo pero tampoco quisiera escribir un tratado con sus reflexiones sobre el amor. Así que se queda en terreno de nadie, en medio, narrando el enamoramiento de Claire y el narrador ¿el propio Alain? contándolo en distintos capítulos que se organizan en párrafos numerados. 

El narrador/enamorado reflexiona sobre el amor, sobre lo que siente, piensa e intenta entender sus sentimientos y el amor que siente de la forma más objetiva y analítica posible. Como relato/novela es un libro bastante fallido pero tiene numerosas reflexiones sobre el amor muy interesantes y muy ciertas. No es un libro para leer si estás en la cumbre del planeta del amor o tienes veinticinco años, cuando crees que lo que tú sientes no lo ha sentido nunca y que a ti jamás te pasará lo que a los demás. Es un libro para leer cuando ya sabes de qué va la historia y no te importa reconocer que todas las historias de amor se parecen y que la tuya no es especial. 

«Las personas de las que nos enamoramos a primera vista son tan maravillosas como una sinfonía compuesta mentalmente. Están tan libres de gustos opuestos en materia de zapatos o literatura como la sinfonía no ensayada lo está de violines desafinados o de flautas que entran a destiempo». 

Y esto tan cierto y tan trágico: 

«El que dos personas ya no sean capaces de convertir sus desacuerdos en bromas es un síntoma de que han dejado de amarse o al menos de que no desean hacer ese esfuerzo que constituye el noventa por ciento del amor.»

El último libro de año iba también de amor, de amor adolescente, de esos amores que creen que solo te han pasado a ti y a Romeo y Julieta, de los que crees que no acabarán nunca porque es imposible que algo así termine nunca y porque si se acaba te morirás. Esta novela, Eleonor & Park de Rainbow Rowell , la compré hace un par de años para mis princezaz pero creo que ellas no la han leído. El caso es que de repente me acordé de ella y decidí que podría ser una buena manera de terminar el año con algo bonito tranquilo, bonito y tierno. Y es lo que es esta historia de adolescentes de dieciséis años que descubren la magia de enamorarse, el vértigo que da y además lo difícil que es estar enamorado cuando no eres popular o tu familia es el infierno. Esta novela podría ser cursi pero no lo es, podría dar vergüenza ajena pero no la da y podría ser una película pero todavía no lo es aunque he mirado y están en ello para rodarla. Es una novela muy entretenida que recomiendo como lectura fácil y, desde luego, recomiendo para adolescentes. 


Un año.
Sesenta libros. 
Treinta y un autores, veintinueve autoras. 
Creo que diez españoles, catorce franceses, catorce estadounidenses, una húngara, una italiana, un colombiano, ocho británicos y una nigeriana.
Ocho tebeos. 

Y con este recuento final, hasta los encadenados de enero que han empezado fuertes. 


miércoles, 1 de enero de 2020

Propósitos alfabéticos imposibles

Creo que los propósitos de año nuevo deben ser todo lo imposibles que se pueda. No un poco imposibles o muy altamente improbables, hay que soñar a lo grande y pensar en cosas verdaderamente imposibles e irrealizables. Plantear cosas que no están a tu alcance ni en un millón de años te hace afrontar el año con tranquilidad y calma, con confianza en tus posibilidades, en tu incapacidad y en tu completa carencia de fuerza de voluntad. 

Tener propósitos imposibles no quita que seas ordenado así que yo he colocado los míos por orden alfabético. 

Amar el deporte sobre todas las cosas. Bordar una mantelería nueva con doce servilletas con blonda. Caminar a mi trabajo. Dormir doce horas seguidas del tirón y Despertarme con ganas de charlar (dos ds seguidas, la ambición es fundamental para conseguir la imposibilidad). Escribir una novela. Fugarme a vivir al norte. Ganar el Pulitzer con un podcast. Hacer un podcast. Ilustrar mi novela. Jugar a un deporte de equipo y que me elijan por lo buena que soy y no por descarte. Volver a comer Kale. Liderar una revuelta en mi trabajo.  Multiplicar los panes y los peces o siete por ocho sin dudar. Nadar entre tiburones. O Pervertir a Timothée Chamalet. Dejar de comer Queso. Reirme con los chistes de Broncano. Sudar mientras corro la Marathon de Madrid. Taladrar sin miedo a hacer estallar una tubería, provocar una explosión o tirar la pared. Usurpar el trono de hijo favorito, rey de la creación de manos de mi hermano. Vadear el Río Grande vestida de vaquera y fumando un Malboro.  Ligarme a un Wenceslao. Aprender a tocar el Xilófono. Y Zarandear por las solapas a un par de compañeros de curro como si yo fuera la Brigada Brutal.  

Ya está. 

No hay nada mejor para comenzar un año que esperar poco de él. 


lunes, 30 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (V)

Me ha pillado completamente por sorpresa el éxito de esta sección del blog, Podcasts encadenados, nacida de mi adicción a los mismos en los últimos cinco años. Lo que empezó como algo para entretenerme se ha convertido en algo casi tan necesario como la lectura y como soy una persona, según mi amiga Rosa, asquerosamente organizada, llevo un control sobre todo lo que escucho (un calendario anotado) y un excel dónde apunto todo lo que escucho y mis impresiones. Empecé a escribir esta sección porque me apetecía hablar de ello y he descubierto que interesa a mucha gente que ya los conoce y, además, interesa a gente que jamás había probado pero que ha decidido probar a ver qué es eso de los podcasts. 

Las recomendaciones de hoy, por eso de ser fin de año, las vacaciones y demás, son de cinco podcasts completos publicados en el 2019. Con podcasts completos quiero decir que empezaron y terminaron y que en principio no tendrán más temporadas, contaron una historia y la terminaron. Eso no quiere decir que sus creadores/presentadores no hagan más podcasts, pero aunque sean parecidos serán de otra historia. Espero haberme explicado. 

Vamos a ello: 

1.- The Missing Cryptoqueen es un podcast de la BBC presentado por Jamie Bartlett y producido por Georgia Catt. Catt, productora de radio, empezó a escuchar sobre crypto monedas a través de amigos suyos que habían invertido en algo nuevo llamado One Coin.  Se puso a investigar y descubrió a su creadora-gurú, la Doctora Ruja Ignatova, y la misteriosa desaparición de ésta en 2016.  Se dio cuenta, además, de que esta historia había sido poco investigada y contada en los medios y pensó que sería un buen tema para un podcast. Acertó. Junto con Jamie Bartlett, que es periodista de tecnología, han creado este podcast que a lo largo de diez episodios nos lleva a conocer los entresijos de una estafa a niveles nunca conocidos en el planeta. En esta historia hay malvados misteriosos como la Dr. Ruja, fuerzas aún más peligrosas detrás de toda la estafa, secretos sin descubrir y, sobre todo, lo más terrible: las esperanzas primero y desolación después de la gente estafada que ha perdido miles o cientos de euros. Hay un capítulo sobre la escala de la estafa en Uganda que es desolador. Además de todo esto, si no sabes nada de crytpomonedas o de las redes de marketing piramidal, Jamie y Georgina van explicándolo todo, descubriéndote un mundo nuevo de peligros, avaricia y engaños. 

«Maybe I'm living in the old world were the ideal of journalisms is that you present the facts and expose the wrong doing and Fred is living a new world where facts are irrelevant» 

Esto que comenta Jamie Bartlett en el último episodio resume muy bien la idea detrás de estas estafas. Da igual los hechos que tú le presentes a la gente, tanto el impostor como el comprador van a creer lo que les viene bien creer independientemente de lo que tú les muestres, en este caso que One Coin es una estafa y que han perdido su dinero. 

Un atractivo añadido de este podcast es el maravilloso acento inglés y la exquisita educación de los dos periodistas cuando entrevistan incluso a gente que les insulta o que les miente a la cara. Es un aspecto del periodismo que hemos perdido por completo en España. Son educados, permanecen calmados y nunca son agresivos aunque sean contundentes. 

Podcast: The Missing Cryptoqueen.
Episodios: 10
Duración:  40-45 cada episodio. 

2.- Uncover: The village. Uncover es un podcast canadiense de CBC Podcasts. Cada temporada (y llevan cinco) trata de un tema distinto. La que recomiendo hoy es la tercera, titulada The Village y que trata sobre una serie de asesinatos de hombres gays ocurridos en los años 70 en el barrio gay, The Village, de Toronto. En aquellos años hombres gays empezaron a desaparecer sin que nadie supiera de su paradero; de un día para otro sus amigos dejaban de verlos, no aparecían por los bares y nadie sabía nada de ellos. La policía, cuando por fin alguien denunciaba su desaparición, la achacaban a su modo de vida disoluto y archivaban el caso. En 2010 más hombres empezaron a desaparecer y en 2018 se arrestó a un sospechoso. El podcast presentado por Justin Ling reconstruye toda la historia, la de los hombres desaparecidos, la de la policia y sus errores, las familias y, sobre todo, traza un retrato muy muy crudo y muy vívido de cómo era la vida del colectivo gay en los 70 y cómo ha cambiado hasta nuestros días. Hay muchos testimonios de la época: representantes del colectivo que alzaron la voz para protestar por la inacción de la policia, amigos de los desaparecidos, familiares, policías, políticos. Es un podcast que podría considerarse de true crime pero que es más bien un retrato de una época que nos sirve para ver todo lo que hemos avanzado en derechos del colectivo LGTBI y todo lo que nos queda por avanzar. Los episodios en los que policías, ahora setentones, cuentan avergonzados cómo con 30 años al acudir a los bares no bebían nada "por si se les contagiaba algo" son muy reveladores. 

Episodios: 9
Duración: 40-50 cada episodio 


3.- La desaparición del Padre Gallego. Podcast colombiano de La no ficción presentado, creado, producido, investigado y mezclado por Juan Serrano. A Juan le falta cantar la sintonía para ser el hombre orquesta pero eso no quita para que este podcast sea maravilloso. El 9 de junio de 1971 el padre Héctor Gallego, un sacerdote colombiano destinado en una pequeña aldea de Panamá, fue secuestrado. Nunca más volvió a saberse nada de él. Los rumores sobre que los militares, la policía secreta o el gobierno lo habían secuestrado surgieron enseguida pero nadie pudo probar nada. Héctor Gallego se convirtió en un héroe para sus aldeanos, a los que había organizado en cooperativas que les permitían subsistir sin tener que depender de las tiendas de los caciques. Año tras año, y continúan haciéndolo, el 9 de junio realizan actos conmemorativos por su obra y por su desaparición. Juan Serrano conoció su historia y le sorprendió que alguien tan venerado en Panamá fuera un desconocido en su país. Se puso a investigar quién fue Héctor Gallego, cómo llegó a Panamá, qué hizo allí, por qué desapareció, lo que ocurrió después y lo que ha ocurrido ahora, el año pasado. 

Es un podcast maravilloso, con una historia que va mucho más allá de la desaparición de un cura progresista perseguido por un dictador.

¡Y es en español, claro! 

Episodios: 10
Duración:  23-40 

4.- Believed  Es un podcast de la radio pública de Michigan presentado por  Kate Wells and Lindsey Smith.  Éste se publicó a finales de 2018 pero lo he traído porque cuenta una historia que necesitamos conocer. El caso que explica es bastante conocido: el médico de la selección nacional de gimnasia artística de USA, Larry Nassar, fue acusado de haber abusado o agredido sexualmente a más de doscientas niñas y jóvenes durante varios años. Cuando la historia salió a luz, fue juzgado y condenado pero además la jueza permitió que durante una semana entera, niñas, jóvenes y mujeres subieran al estrado y hablaran con él, le contaran lo que su agresión, su abuso y el hecho de que nadie las creyera ha significado en sus vidas.  Es un podcast estremecedor y más si tienes hijos. Yo, como madre, lo escuchaba y se me ponía la carne de gallina sabiendo que posiblemente yo tampoco me hubiera dado cuenta si algo así le hubiera pasado a mis hijas porque los agresores sexuales no son ogros ni tíos del saco, son siempre gente en la que la sociedad confía. 

Podcast: Believed. 
Episodios: 8
Duración: 20-35 

5.- Scattered de la WNYC. Este podcast está presentado y dirigido por Chris García, un cómico de origen cubano que vive en California y que cuenta la historia de su padre.  García había hecho parte de su carrera con monólogos en los que su padre, Andrés, era muchas veces el protagonista, contando cómo había llegado a USA, imitando su acento, sus expresiones, su manera de ver la vida. Cuando su padre muere después de años de estar enfermo de Alzheimer, García se da cuenta de que no conoce prácticamente nada de la vida de su padre y se pone a investigar sobre la infancia en Cuba, cómo conoció a su madre, la vida bajo la dictadura castrista, la salida de Cuba primero hacia Madrid y luego finalmente a Estados Unidos. El podcast es muy emotivo porque es la búsqueda, la desesperada necesidad de atesorar todo lo que pueda sobre su padre muerto, intentar retenerlo de alguna manera para que siga vivo. Es un podcast curioso porque casi se puede escuchar sin saber inglés, Chris habla bastante en español y los diálogos con su madre son siempre en español. El podcast se llama Scattered  (dispersado) porque el punto final del podcast es el viaje a Cuba que realiza la familia para esparcir las cenizas del padre en el mar. 

Es un podcast muy tierno y que te hace replantearte cómo de desconocidos son nuestros padres. 

Podcast: Scattered
Episodios: 7
Duración: 30

Manejad estas recomendaciones con mesura porque ,ya os advierto, escuchar podcasts es adictivo. Pero si se os va de las manos, como a mí, y os encanta alguno venid a contármelo.